La gran crisis sanitaria, social
y económica provocada por la negligente gestión de la epidemia de COVID 19, por
parte de nuestro Gobierno y los miembros de su “banda” ha hecho que los
profesionales del sector ya sean políticos profesionales, o profesionales del
panegírico, calienten el ambiente con reiterados fuegos de artificio.
Se trata de declaraciones,
actuaciones, gestos y comentarios que tienen por objeto definir posiciones, o
acotar el terreno de la controversia anticipando las materias que serán objeto
de atención prioritaria, política, judicial y social, en el caliente otoño
político que se avecina tras la apertura y fin del “Estado de Excepción”
impuesto por el Gobierno en forma de falso “Estado de Alarma”.
Sin embargo, las más de las
veces, aquellas declaraciones, actuaciones, gestos y comentarios, no dejan de
ser payasadas.
Así, el Presidente Sánchez,
conocido popularmente como “Pedro El Sepulturero” nos ha dejado varias frases
memorables en su última intervención parlamentaria del día 3 de mayo, como la
de afirmar que:
“Existe una preocupante crisis sanitaria, pero la
verdaderamente importante es la crisis climática”
con lo que deja arrinconados y sin importancia a los casi
50.000 fallecidos por el COVID19, pese a que estamos en declarado luto
nacional.
Aunque no se si es peor decir que;
“El Ministro Marlaska, con los ceses y reorganización
de la cúpula de la Guardia Civil, ha desarticulado lo que se podría llamar ˂˂Policía Patriótica››”
dando a entender que los cesados, entre ellos varios
tenientes Generales, eran unos “fascistas” que no se merecían otra cosa, y
tapando, al tiempo, el delito de inducción a la revelación de secretos cometido
por el propio Marlaska al presionar al Corones Pérez de los Cobos para que
revelase el contenido del informe elaborado en calidad de policía judicial,
sometido a reserva legal absoluta.
Todo ello viene
adobado por dos mantras del AGITPROP comunista
Por una parte, se sostiene que la
responsabilidad de los fallecidos por el COVID19 no es de la gestión del
Gobierno, si no de los recortes, inexistentes en la realidad, realizados por la
derecha en la Sanidad Pública durante los gobiernos de Rajoy.
Y en segundo lugar se jalea de
modo obsceno, la idea de que los partidos de la derecha son golpistas, como han
afirmado Iglesias, Echenique o la Montero, lideres de UNIDAS PODEMOS.
Es curioso que esta apología del
crimen y de las posiciones totalitarias de la izquierda encaje perfectamente en
la definición de los ciudadanos inmersos en sociedades cerradas sometidas a una
ideología incontestable ─muy propio de los movimientos nacionalistas─ que con
su peculiar lenguaje realiza Unamuno en su ensayo ”La Ideocracia”, donde nos dice:
“La ideocracia desemboca irremisiblemente en
una ideofobia. Dicho en otras palabras, el imperio absoluto de unas ideas determinadas
en una sociedad lleva aparejado el odio a todas las demás que no estén de
acuerdo con ellas. Cada uno de los ciudadanos de esa colectividad impersonal
ideocratizada seguirá, así, el expediente bien fácil de juzgar falsas y malas a
cuantas ideas no estén de acuerdo con las propias”
No olvidemos como Jacinto Benavente ya nos decía que
“Lo peor que hacen
los malos es obligarnos a dudar de los buenos.”
Y así, los comunistas en su campaña desestabilizadora se
centran en sembrar dudas a cerca de la legitimidad, buena fe y carácter democrático
de todas las fuerzas que no forman parte de su “banda” es decir, de los
partidos de derechas.
Pero no faltan
analistas que ven en la actitud radicalizada de los miembros del Gobierno y de
los partidos que conforman su “banda de malhechores” una reacción de temor ante
el incierto futuro judicial que pueda acosar a todos estos políticos de la izquierda
y partidos separatistas y terroristas, como consecuencia de su negligencia en
la gestión económica, social y sanitaria de la epidemia.
Decía Sun Tzu,
en su clásica obra «El arte de la guerra» que la mejor defensa es un buen
ataque, y las baterías políticas y mediáticas al servicio de aquellos, están
lanzando todo el fuego que son capaces para evitar que ese escenario llegue a
producirse.
Y así, nuestro
firmamento está plagado de fuegos de artificio, tendentes a lograr la
distracción de los que, inauditamente, continúan saliendo a sus ventanas a las
ocho de la noche a aplaudir al Gobierno, al tiempo que se trata de silenciar a
los cientos de miles de ciudadanos que, diariamente y a las 21 horas, salen a
las calles, o desde sus casas, protagonizando caceroladas acompañadas del
flamear de banderas rojigualdas, y muchas veces al son de la Marcha Real, o de
canciones patrióticas como el “Que viva España” de Manolo Escobar.
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