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miércoles, 23 de abril de 2014

¿LOS MEJORES Y LOS PEORES?



Me impresiona la expresión de serenidad, incluso de alegría que refleja la cara del Sacerdote Martín Martínez momentos antes de ser fusilado en 1936, siendo conocedor de su inmediato destino.

Solamente la fe verdadera, la esperanza en la resurrección, la creencia sincera, pueden mantener a un hombre en esa actitud de paz ante la proximidad de la muerte.

Se ha escrito mucho a cerca de esta foto y del sacerdote en cuestión, pero yo la traigo aquí solamente como ilustración de la crítica que quiero dirigir a las palabras recogidas en el suelto periodístico “LOS MEJORES Y LOS PEORES” de Javier Marías, que al amparo de un apellido ilustre, nos ha castigado este pasado fin de semana —20 de abril de 2014, en las páginas de El País— con un escrito cargado de sofismas, en el más puro concepto del término: de falsedades revestidas de apariencia de certidumbre.

Decir en su escrito “Los peores y los mejores” que:

“…no hablemos de las fuerzas que acabaron imponiéndose en España durante la Guerra Civil y relegando a los mejores a la condición de meros espectadores horrorizados, o de exiliados prematuros, o de leales al bando de la República por ser el único legal parcialmente a su pesar, es decir, por decencia pero sin convicción”

es, en puridad una falacia, pues ni fueron los mejores quienes defendieron no ya a la República, sino al “Frente Popular” bolchevique, ni fue la República
 —derribada por esos mismos bolcheviques—  “legalidad” de género alguno, ni por su origen en unas elecciones municipales ganadas en computo nacional de votos por los Monárquicos, ni por la perpetración del fraude electoral masivo en las elecciones de 1936.

Por otra parte es lamentable el ataque de Marías a las religiones y su falta de respeto a quienes puedan profesarlas, al afirmar tan arteramente, en una nueva perfidia del autor, que:

“Mucho me temo que esa ha sido una de las principales funciones de las religiones: encender mechas, ofrecer coartadas, prometer dichas ultraterrenas a los asesinos por vocación.”

¿Asesinos por vocación amparados por las religiones?

No olvidemos que en España entre 1936 y 1939 y en la retaguardia del bando republicano, se produjo una autentica, pavorosa y cruel persecución religiosa que acabó con el asesinato, por mano de esos “mejores” republicanos, de al menos 13 Obispos, 4.254 sacerdotes, 2.489 frailes y religiosos, 283 monjas, 249 seminaristas y más de 3.000 seglares, cifra sin embargo difícil de cuantificar. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello [ii] [iii] [iv] [v] [vi]

Y todos ellos murieron pensando que es una impostura afirmar que

“…todos tenemos solamente una vida, y que ninguna puede arruinarse por un abstracto Bien Futuro.”

pues las suyas las entregaron en búsqueda y defensa de ese “Abstracto Bien Futuro” —que los creyentes llamamos Resurrección y Gloria— ante pelotones de milicianos que, sin creencia ni fe en ese, ni en ningún otro “abstracto bien futuro”, sí que fueron asesinos, a secas, sin tan siquiera vocación, ni respeto alguno hacia sus víctimas, a muchas de las cuales torturaron antes de su muerte o cuyos restos profanaron después de ella.



[i] Fotografía de  Hans Gutmann Guster, también conocido como «Juanito»,o «Juan Guzmán»  (Colonia, 28 de octubre de 1911 – Ciudad de México, 1982), EFE. ed.; Siétamo (Huesca), agosto de 1936.- Sacerdote capturado por las fuerzas republicanas, instantes antes de ser fusilado.  efespseven981585

[ii] Andrés-Gallego, J., y Pazos, A. M., La Iglesia en la España contemporánea, voL 11, 1936-1939. Madrid 1999, p. 12.

[iii]  CARCEL ORTÍ, V.; Historia de la Iglesia en la España Contemporánea (ss. XIX  y XX). Madrid 2002, p. 147

[iv]  García Villoslada, R.; La Iglesia en la II República y en la guerra civil 1931-1939.; Historia de la Iglesia en España, Madrid 1979. pp. 370-372.

[v] Montero Moreno, A.; Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939, Madrid 1999, pp. 749-768.

[vi] Enrique Somavilla Rodríguez; LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA DURANTE LA II REPÚBLICA Y  LA GUERRA CIVIL; RELIGIÓN Y CULTURA, UV (2008), 191-526

miércoles, 16 de abril de 2014

ROMANTICISMO


Todo ideal romántico se hizo, hace tiempo, sospechoso de totalitarismo, confundiendo el ansia de superación intelectual con el hedonismo y el individualismo con la prepotencia, por no ser elemento común a los demás, por no ser colectivo, social.

Y si se habla de “élite cultural”, enseguida se sobrepone la idea del superhombre nietzscheano, cuando solo hay de común entre tales conceptos la idea de superioridad cultural, sin tener porqué aceptar ni la superación de la moral, ni abandonar la idea de trascendencia del ser humano.

O peor, se prefiere el término marxista de “Hombre Nuevo” esa utopía en la que se fundamenta el clímax de la ideología Comunista y que no sería sino:

“Un individuo superior, plenamente emancipado y desarrollado multifacéticamente en todos sus aspectos, es decir, perfeccionado espiritual, moral, física y estéticamente.”

Y ello no por vía de la libertad individual sino de la igualdad de todos, con lo que entramos en la clásica retorica “Libertad/Igualdad” que viene enfrentando a marxistas y liberales desde el siglo XIX, sin que aquel “Hombre Nuevo” se haya logrado materializar en ninguno de los ensayos del llamado “Socialismo Real”.

Incluso recientemente se ha venido en identificar “Romanticismo” con inmadurez, considerando que las características propias de este movimiento cultural filosófico son las propias de la adolescencia humana.

Sin embargo, no podemos olvidar, en una aproximación a la verdadera esencia del Romanticismo, que en su origen se trató de una reacción revolucionaria contra el racionalismo extremo nacido de la Ilustración, que lo encorsetó todo en las inamovibles reglas del empirismo y la razón.

El romanticismo, constituyó la extrema expresión de la sublimación del YO, entendido como entidad autónoma frente a la universalidad de la razón dieciochesca, que se consideraba restrictiva del propio YO y de sus capacidades individuales, como la fantasía o el sentimiento.

Se valoró así lo diferente frente a lo común, el liberalismo frente al despotismo, la originalidad frente a la tradición.

Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al YO fundamental.

Es precisamente esa afirmación del YO frente a la POLIS, del individuo frente al colectivo social, lo que ha hecho que el Romanticismo haya sido duramente atacado desde posiciones en las que prima la idea del grupo, de la Sociedad, frente a la del individuo, sin buscar elementos que hagan compatible la coexistencia de ambos conceptos.

No.

Se suprime el derecho a ser individuo —“YO”— en beneficio de la “alteridad” social; de todos los demás, de “los otros”.

Ahí se encuentra, en primera línea, el socialismo marxista.

Y ¿por qué?

Muy sencillo, porque basta la fantasía, la indisciplina, el genio individual, la originalidad, el inconformismo de un solo hombre, para desbaratar el proyecto utópico socialista de la igualdad, desencadenando el axioma “no es que yo sea diferente, es que los demás son todos iguales”.

Nietzsche, ya en sus últimos momentos de lucidez manifestó destempladamente esa idea, al afirmar:

La degeneración global del hombre, hasta rebajarse a aquello que hoy les parece a los cretinos y majaderos socialistas su «hombre del futuro», —¡su ideal! esa degeneración y empequeñecimiento del hombre en completo animal de rebaño (o, como ellos dicen, en hombre de la «sociedad libre»), esa animalización del hombre hasta convertirse en animal enano dotado de igualdad de derechos y exigencias son posibles, ¡no hay duda! Quien ha pensado alguna vez hasta el final esa posibilidad, conoce una náusea más que los demás hombres, ¡y tal vez también una nueva tarea!...—[2]

Ortega, en sus lecciones ¿Qué es la filosofía? [3], hace una reflexión interesante sobre la superación, por la filosofía, del racionalismo positivista propio de las ciencias del XIX, que contaminó la filosofía en los últimos años del siglo y que impuso una corriente que aceptó el «imperialismo de la física», tendencia iniciada por Kant.

“Como los problemas genuinamente filosóficos no toleran ser resueltos según el modo de conocimiento físico, los filósofos renunciaron a atacarlos, renunciaron a su filosofía contrayendola a un mínimum, póniendola humildemente al servicio de la física. Decidieron que el único tema filosófico era la meditación sobre el hecho mismo de la física, que filosofía era sólo teoría del conocimiento.

Kant es el primero que en forma radical adopta tal actitud, no se interesa directamente en los grandes problemas cósicos, sino que con un gesto de policía urbano detiene la circulación filosófica ―veintiséis siglos de pensamiento metafísico― diciendo: «Quede en suspenso todo filosofar mientras no se conteste a esta pregunta: cómo son posible los juicios sintéticos a priori». Ahora bien, los juicios sintéticos a priori son para la física, el factum de la ciencia fisicomatemática.”

Luego el propio planteamiento kantiano es absurdo.

La conclusión es que el filósofo debe superar aquellas limitaciones que le impone la “razón empírica” y tratar de contestar precisamente a otras cuestiones, lo que Ortega resume en su expresión, tomada de la misma obra:

“Superada la idolatría del experimento, recluido el conocimiento físico en su modesta órbita, queda la mente franca para otros modos de conocer y viva la sensibilidad para los problemas verdaderamente filosóficos.”

Lo que nos retrotrae, en definitiva, a valorar el pensamiento propio del YO, a la esencia de la originalidad de los planteamientos del YO romántico, más allá de las limitaciones “racionales/empíricas”, fruto del racionalismo ilustrado.




[2] Nietzsche; Más allá del Bien y del Mal -  Editorial Tomo (México) 2005 – Sección Quinta: Para la Historia natural de la Moral; Apartado 203, último párrafo.

[3] ¿QUÉ ES FILOSOFÍA? José Ortega y Gasset; Volumen VII, Obras completas, Alianza Editorial-Revista de Occidente, Madrid 1983

domingo, 13 de abril de 2014

CULTURETA: ¿POR QUÉ DEJAMOS QUE SE HABLE DE CULTURA CUANDO HABLAMOS DE OCIO?



En mi post “LUDIBRIA MORTIS” [1] recientemente publicado en este blog, hacía la siguiente reflexión:

“He de reconocer que es loable que la cultura, aunque realmente se habla de “Cultura para referirse al Ocio, sea extensible a todos…”

Hace unos días en el diario ABC se publicó una entrevista al Director de Orquesta Ricardo Muti, que se titula: “La Cultura ha sido abandonada a favor del entretenimiento”

La cuestión, que en principio podría parecer intrascendente es mucho más Importante de lo que podamos inicialmente pensar.

Efectivamente, hoy en día se nos llena la boca a todos con el término “CULTURA” para hablar de una realidad a la que los más críticos denominamos “CULTURETA” pues efectivamente no se habla de Cultura “stricto sensu” sino de manifestaciones menores de las diversas artes, que constituyen espectáculo o actividad de ocio para las gentes más o menos ilustradas, e incluso manifestaciones de entretenimiento puro y duro para parte de los ciudadanos que carecen en absoluto de la más mínima inquietud cultural.

Y no es una mera cuestión semántica.

De hecho en países más estructurados y desarrollados económicamente y culturalmente que nosotros, en los que el concepto de “subvención pública” se limita estrictamente a necesidades básicas de atención social, el concepto utilizado en torno a lo que en España llamamos CULTURA,  es simplemente NEGOCIO, en donde los participantes exponen su inversión y viven de sus ventas y no de ayudas del Estado.

CULTURA según la definición del DRAE es:

“El conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. O bien el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”

En relación con tal concepto el propio DRAE define lo artístico como:

“lo perteneciente o relativo a las artes, Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, especialmente a las que se denominan bellas, que según el propio diccionario son cada una de las que tienen por objeto expresar la belleza, y especialmente la pintura, la escultura, la arquitectura y la música.”

a las que podríamos añadir el teatro y el cine.

Pues bien, llegados a este punto, y por desgracia, hemos de afirmar que, contemporáneamente, el arte se ha convertido en un inmenso negocio de Ocio, su finalidad no es ya expresar la belleza [2] ni expresar una visión personal y desinteresada que interprete lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, sino constituirse en un mecanismo de entretenimiento de la gente en general y ser generador de ingresos para una determinada casta de ciudadanos “Los artistas” que, por el mero de serlo, consideran tener un status superior al resto de sus conciudadanos dentro de  la Sociedad, convirtiéndose en lo que ya he venido, en un post anterior, en llamar “Santones Intelectuales[3]

En conclusión podemos decir, sin equivocarnos, que la CULTURA, con mayúsculas, es la suma de los conocimientos y los saberes científicos, filosóficos, artísticos, literarios e históricos, que constituyen la sabiduría acumulada por el hombre desde que aprendió a escribir y a pensar. Y eso sólo interesa, también por desgracia, a una minoría de ciudadanos de las sociedades desarrolladas.

Y por lo tanto me inclino a dejar el apelativo de CULTURETA, para aquello a lo que los interesados dan en llamar cultura, que no es más que manifestación de entretenimiento para el público en general.

Hay, no obstante, en relación con todo esto, algo que me parece lo más grave y OBSCENO, y que no es otra cosa que el derroche de subvenciones con las que los sucesivos gobiernos, especialmente los socialistas, han venido retribuyendo el favor político de los “Gurús” de la CULTURETA.

Si un libro no se vende: pues que tenga una ayuda a su edición, que el cine español no llena las salas de exhibición,  por su deficiente calidad, pues que el Estado subvencione a los productores, que la música española no vende, pues es culpa del incremento del IVA, y así sucesivamente.

Pues mire Vd. escriba libros de calidad y verá como se venden, hagan cine atractivo (P.Ej.: “Ocho apellidos vascos”) y verá como recauda por vía de la venta de entradas, pero no me exija a mi, sufrido contribuyente, que siga financiando a esos paniaguados que si tienen éxito, se van a vivir fuera de España por motivos fiscales, que actúan como comunistas de caviar y que se venden al mejor postor político (de izquierdas) porque es lo que les resulta más rentable.

Visto lo cual voy a ver si me voy al cine a ver una película americana, termino de leer algún libro interesante, que seguro que no es éxito de ventas y me pongo un poco de música, alguna grabación de la Deutsche Grammophon, de un concierto de algún compositor centroeuropeo, y así mezclo CULTURA Y CULTURETA y no se me toma por un bicho raro.