Me impresiona la expresión de serenidad, incluso de alegría que refleja la cara del Sacerdote Martín Martínez momentos antes de ser fusilado en 1936, siendo conocedor de su inmediato destino.
Solamente la fe verdadera, la esperanza en la resurrección, la creencia sincera, pueden mantener a
un hombre en esa actitud de paz ante la proximidad de la muerte.
Se ha escrito mucho a cerca de esta foto y del sacerdote en
cuestión, pero yo la traigo aquí solamente como ilustración de la crítica que quiero dirigir a las
palabras recogidas en el suelto periodístico “LOS MEJORES Y LOS PEORES” de Javier
Marías, que al amparo de un apellido ilustre, nos ha castigado este pasado fin
de semana —20 de abril de 2014, en las páginas de El País— con un escrito
cargado de sofismas, en el más puro concepto del término: de falsedades
revestidas de apariencia de certidumbre.
Decir en su escrito “Los peores y los mejores” que:
“…no
hablemos de las fuerzas que acabaron imponiéndose en España durante la Guerra Civil y relegando a los “mejores” a la condición de meros espectadores
horrorizados, o de exiliados prematuros, o de leales al bando de la República –por ser el único legal– parcialmente a su pesar, es
decir, por decencia pero sin convicción”
es, en puridad una falacia, pues ni fueron los mejores
quienes defendieron no ya a la República, sino al “Frente Popular” bolchevique,
ni fue la República
—derribada por esos mismos bolcheviques— “legalidad” de género alguno, ni por su origen en unas elecciones municipales ganadas en computo nacional de votos por los Monárquicos, ni por la perpetración del fraude electoral masivo en las elecciones de 1936.
—derribada por esos mismos bolcheviques— “legalidad” de género alguno, ni por su origen en unas elecciones municipales ganadas en computo nacional de votos por los Monárquicos, ni por la perpetración del fraude electoral masivo en las elecciones de 1936.
Por otra parte es lamentable el ataque de Marías a las
religiones y su falta de respeto a quienes puedan profesarlas, al afirmar tan arteramente,
en una nueva perfidia del autor, que:
“Mucho
me temo que esa ha sido una de las principales funciones de las religiones:
encender mechas, ofrecer coartadas, prometer dichas ultraterrenas a los
asesinos por vocación.”
¿Asesinos por vocación amparados por las religiones?
No olvidemos que en España entre 1936 y 1939 y en la
retaguardia del bando republicano, se produjo una autentica, pavorosa y cruel
persecución religiosa que acabó con el asesinato, por mano de esos “mejores”
republicanos, de al menos 13 Obispos, 4.254 sacerdotes, 2.489 frailes y
religiosos, 283 monjas, 249 seminaristas y más de 3.000 seglares, cifra sin
embargo difícil de cuantificar. En total, unos 10.000 muertos por el delito de
ser católicos y no renegar de ello [ii] [iii] [iv] [v] [vi]
Y todos ellos
murieron pensando que es una impostura afirmar que
“…todos
tenemos solamente una vida, y que ninguna puede arruinarse por un abstracto
Bien Futuro.”
pues las suyas las entregaron en
búsqueda y defensa de ese “Abstracto Bien Futuro” —que los creyentes llamamos
Resurrección y Gloria— ante pelotones de milicianos que, sin creencia ni fe en ese, ni
en ningún otro “abstracto bien futuro”, sí que fueron asesinos, a secas, sin tan siquiera
vocación, ni respeto alguno hacia sus víctimas, a muchas de las cuales
torturaron antes de su muerte o cuyos restos profanaron después de ella.
[i] Fotografía de Hans
Gutmann Guster, también conocido como «Juanito»,o «Juan Guzmán» (Colonia, 28 de octubre de 1911 – Ciudad de
México, 1982), EFE. ed.; Siétamo (Huesca), agosto de 1936.- Sacerdote capturado
por las fuerzas republicanas, instantes antes de ser fusilado. efespseven981585
[ii] Andrés-Gallego, J., y Pazos,
A. M., La Iglesia en la España contemporánea, voL 11, 1936-1939. Madrid 1999,
p. 12.
[iii] CARCEL ORTÍ, V.; Historia de la Iglesia en la España
Contemporánea (ss. XIX y XX). Madrid
2002, p. 147
[iv] García Villoslada, R.; La Iglesia en la II República y en
la guerra civil 1931-1939.; Historia de la Iglesia en España, Madrid 1979. pp.
370-372.
[v] Montero Moreno, A.; Historia de
la persecución religiosa en España 1936-1939, Madrid 1999, pp. 749-768.