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viernes, 17 de marzo de 2023

SOLEDAD Y SILENCIO

 


¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
que no sea en el desordenado sufrir
de turbias y sombrías moradas.

John Keats

         La vida es, permanentemente, una lucha entre la compañía y la soledad, entre la sensación de necesaria soledad y la amenaza de los otros, que son multitud, luego masa.

    El poeta y pensador estadounidense Emerson, nos dice que

El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad”.

 No obstante, existen dos soledades diametralmente distintas.

    La soledad temida y la soledad querida.

  La soledad temida es la no deseada, en la que sentimos el abandono de los seres queridos, la familia, los amigos, bien porque vayan engrosando la lista de los desaparecidos, bien porque nos abandone su presencia por circunstancias de la vida.

Soledad, en fin, dolorosa.

La soledad querida, sin embargo, es la buscada a propósito, circunstancial y vivificadora, pues facilita la quietud que permite al alma el silencio necesario, ese silencio que alimenta al espíritu sin ser necesariamente compartido, salvo como nos dijera Erasmo en la amistad, donde el silencio parece ameno.

Por eso pienso que la soledad tiene nombre de mujer, y el olvido de viento... 

Como ya conté en otro post anterior, amo el silencio, amor al que se refiere Azorín en este pasaje de uno de sus ensayos:

 Cervantes, que tanto había andado por el mundo, amaba el silencio. Había vivido, en Valladolid, en un cuartito que se hallaba situado encima de una taberna ruidosa. Y mientras las voces resonaban en la soledad, turbando su sosiego, Miguel ansiaría cada vez más el silencio: el silencio sedante, el silencio dulce, el silencio que es compañero de los coloquios interiores del artista. Cuando Cervantes pinta en El Quijote la casa del caballero del verde gabán, recordad como hace notar que en ella reinaba el silencio. Recordad también como adjetiva ese silencio. Maravilloso silencio, escribe Miguel

     ¡Cuántas veces habremos añorado un poco de silencio, de maravilloso silencio! como lo hiciera Don Miguel en su cuartucho vallisoletano.

        Amo el silencio íntimo, “bálsamo de fierabrás” de nuestras dolencias espirituales, de nuestras ansias de recogimiento, de nuestra necesidad de meditación, nunca silencio, pues nos asaltan nuestros atronadores pensamientos.

         Amo el silencio de los campos paseados, nunca silencio, pues siempre queda roto por el rumor de la brisa entre la vegetación, los sonidos de animales y los gorjeos de las aves.

         Amo el silencio de los templos, nuca silencio, siempre hollado por los ecos de puertas y pisadas, de murmullos de confesión, de roce de cuentas de un rosario que se deslizan entre los dedos de alguien que reza, o del crepitar de las velas.

          Pero amo sobre todo el más placentero, para mí, de mis silencios, el silencio posterior a la plenitud de la tormenta, nunca silencio, cuando el viento amaina y tan solo se escuchan el goteo de los restos de lluvia, deslizándose desde las ramas de los árboles o desde los aleros de los tejados, y la lejana trepidación, ya apenas audible, de la tormenta que se extingue en la distancia.

Me refiero a Los silencios imperfectos, acogedores, “atopadizamente” protectores, humanos; no a los silencios absolutos, pues esos solo los habrá más allá de la muerte y para ellos deberemos esperar, deseo que por largo tiempo, a nuestro ocaso.

    En cualquier caso, la idea del hombre, aislándose para defender su obra o su alma contra los que le rodean, es una idea nietzscheana. 

Decía Nietzsche que donde quiera que se establece una tiranía se odia al filósofo solitario, por eso todos los hombres que tienen algún valor viven abandonados y sin que nadie les apoye.

Porque la filosofía proporciona al hombre un refugio donde el despotismo no puede alcanzarle con sus esbirros, desde cuyo interior el solitario sortea a los sicarios del tirano; es la caverna del mundo interior, donde solamente el "yo" tiene acceso.

Y en esa situación del "yo" en soledad, en intimidad, vive —en secreto— el misterio, el tesoro del más particular saber, que descansa en, y se nutre del, atopadizo silencio que es su patria y su alimento. 

Schopenhauer, en esta línea, nos recuerda que un hombre sólo puede ser él mismo mientras está solo; si no ama su soledad no amará su libertad, porque únicamente cuando está solo es realmente libre

Y concluyamos con un nuevo video musical, hoy "Regnava nel silencio", de la Ópera Lucia di Lammermoor, de Donizetti, interpretada por María Callas.



© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana

martes, 14 de marzo de 2023

EL FUTBOL - INCONGRUENCIA EXISTENCIAL

 


Uno de mis problemas es que he tenido demasiadas aficiones y entretenimientos a lo largo de la vida.

Bien que la lectura y la escritura, junto con la música clásica, sean mis aficiones prioritarias, pero también me gustan los museos y exposiciones, la ópera, el cine y el teatro, así como los viajes, preferentemente si tienen contenido artístico, gastronómico o cultural; y tradicionalmente he practicado, con mayor o menor pericia, diversos deportes como la caza, el esquí, la equitación, el pádel, el golf y ahora, más intensamente, el croquet, juego que me apasiona, aunque sea todavía principiante; me gustan los juegos de naipes y me considero un buen gourmand muy aficionado a la buena mesa y al vino, bebida sagrada en nuestra cultura, sin el cual no podrían celebrarse los ritos esenciales de mi fe.

Ya Blaise Pascal explicaba la necesidad de los entretenimientos o divertimentos, al decirnos en sus "Pensamientos" que:

"El hombre, por muy lleno de tristeza que esté, si se puede obtener de él que se embale en algún divertimiento, helo feliz durante este tiempo; y el hombre, por feliz que sea, si no está divertido y ocupado por alguna pasión o por alguna diversión que impida desbordarse al aburrimiento, pronto estará triste y desgraciado. Sin divertimiento no hay alegría, con el divertimiento no hay tristeza."

    Aficiones todas ellas que no evitan que me siga refugiando en mi castillo, en mi guarida, entre mis plumas y mis libros al son de mi música, pues volviendo a Pascal, no quiero que por ser incapaz de quedarme quieto en mi habitación me alcance la infelicidad;  mientras que, como el protagonista del pasado efímero de Machado, me inclino a ser melancólico, taciturno y algo hipocondriaco, me aburre verme como un prisionero en la Arcadia del presente, y que en mi serio rostro sólo el humo del tabaco simule algunas sombras.

En cualquier caso, y como dice una canción de Los Secretos, la realidad es que en el fondo “Solo soy un simple chaval que se vuelve vulgar al bajarse de cada escenario.”

    Y como tal, os tengo que reconocer que, entre otras cosas, sigo en TV la temporada de Formula 1 y la Liga de Futbol americano, y soy, también, muy futbolero y forofo del Real Madrid, lo que constituye para muchos —aunque no para mi—, una incongruencia existencial.

Y desde esa popular afición me indigna, aunque no me extraña, el escándalo de corrupción de los trencillas, amparados todavía hoy por su capo Medina Cantalejo, bajo el paraguas de Rubiales, escándalo personificado por Negreira y el Barcelona.

Pero es que, siendo madridista, es difícil considerar que hoy no exista corrupción arbitral, pues eso me llevaría a pensar que nuestros árbitros no son unos golfos, sino unos incompetentes, y no sé qué sería peor.

Hay una evidencia clara de lo que digo y no es sino el magnífico y profesional trato lo lo arbitral que el Madrid recibe en la Champions League y el habitualmente penoso que recibe en las competiciones nacionales.

Y el desastre arbitral tiene dos manifestaciones claras.

La primera es que el Madrid es habitualmente castigado con penaltis que no lo son y no se le pitan a su favor los que si lo son .

La segunda es la constante persecución a sus delanteros —especialmente a Vinicius Jr.— por los defensas contrarios, con faltas permanentes que no son castigadas con tarjeta, pese a que cortan jugadas prometedoras y son violentas en muchas ocasiones y que se saldan, siempre, con tarjetas al jugador madrileño por sus razonables protestas ante el desamparo arbitral que sufre.

En definitiva, el Madrid sufre jornada tras jornada, en los partidos de las competiciones nacionales, la sucia violencia de sus contrarios, consentida por los árbitros, que provocan resultados injustos, como si hubiese un acuerdo no escrito entre las instancias arbitrales y federativas, para que el Madrid no gane más Ligas o Copas del Rey.

Los aficionados manifiestan cada vez con más ardor, sus protestas e indignación, pero la Directiva de nuestro Club mantiene su silencio al respecto, y se equivoca al no actuar con contundencia frente a esta situación con la disculpa de un “señorío” mal entendido.

Y mientras tanto, el Barcelona sigue recibiendo favores arbitrales, cometiendo penaltis que no son pintados, o con penaltis que se pitan a su favor sin serlo.

Pero basta de lamentaciones.

Pese a todo el Real Madrid continúa ofreciendo un gran espectáculo con su juego.

Y concluyamos esta reflexión con un nuevo video musical, que no puede ser otro que el “Hala Madrid y Nada Más”, himno del Centenario o de la décima Copa de Europa —y ya van 14—, cantado a capela por más de 70.000 espectadores en el Estadio Santiago Bernabéu.




© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana


viernes, 10 de marzo de 2023

HISTORIA DE UCRANIA

 


Algunos de mis amigos lectores me han comentado, en relación con mi última reflexión HOLOMODOR, EL HOLOCAUSTO OLVIDADO, que porqué hablo de la independencia de Ucrania si esta ha sido siempre, al igual que Crimea, parte de Rusia.

Con esa pregunta, mis lectores no se dan cuenta de que están asumiendo las tesis de los nacionalistas catalanes, que insisten en que no entienden porqué la comunidad internacional defiende la pretensión de respeto a la independencia de Ucrania y no la pretensión de defensa de la independencia histórica de Cataluña.

La razón fundamental está en que conocen la verdadera historia de ambos territorios europeos y no sé dejan influenciar por la falsa historia inventada por los separatistas, sobre la, en realidad, inexistente  independencia de Cataluña, pues a diferencia de Ucrania, Cataluña es una región española que nunca fue ni independiente ni soberana.

En mis reflexiones  HISTORIA DE CATALUÑA y  LA MARCA HISPÁNICA VERDADERA HISTORIA DE CATALUÑA cuento la verdadera historia de esta región netamente española y hoy voy a contaros la de Ucrania para que se conozcan las diferencias.

Durante el s. V a.C. se produjo la migración hacia los territorios que hoy son Ucrania, de diversas tribus eslavas que fueron integrándose unas con otras durante los siglos siguientes hasta formar el estado medieval de la Rus de Kiev en el año 882, en la llanura europea oriental.

Después de la invasión de la Rus de Kiev por parte del kanato Mongol de la Horda de Oro, en 1240, tras la desintegración del Imperio Mongol, el Rus se desintegró y fragmento en diversos feudos como el reino Ruteno.

Las tierras occidentales de la Rus, en adelante Rutenia, como se llamó a Ucrania, fueron reunificadas por el Gran Ducado de Lituania, que, buscando aliados en la lucha contra los moscovitas (actuales rusos) y los alemanes del Báltico, se unificó dinásticamente con el Reino de Polonia; tras esto Rutenia formaría parte de la Mancomuniad lituano-polaca.

Ante la necesidad de protección de Rutenia de las incursiones tártaras en el sur, se formó un bastión militar ruteno, los cosacos, que mantuvieron a raya a las tropas tártaras frente a la Mancomunidad lituana-polaca. 

En 1648, Bogdán Jmelnitskyi, con el apoyo de la población ucraniana y los cosacos, se rebeló contra Polonia reclamando el reconocimiento de un Estado independiente.

La rebelión ucraniana triunfó y se estableció el “Hetmanato” cosaco con la Sich de Zaporiyia como su centro administrativo.

Durante un corto período de tiempo la nación ucraniana disfrutó de independencia pero se encontraba en una situación delicada entre los tártaros de Crimea, en el sur; los polacos, en el oeste y los moscovitas (Rusos), en el este.

Ante la incapacidad de defenderse ante tres potencias, el Hetmanato se vio obligado a firmar un tratado de vasallaje con el Zaráto moscovita. El Hetmanato fue perdiendo gradualmente su autonomía hasta que los moscovitas, en adelante rusos, anexionaron completamente su territorio en 1764 y Ucrania pasaría a ser dividida entre Polonia y Rusia.

La cultura ucraniana fue desarrollándose paralelamente y de forma diferente en las zonas ocupadas por el Imperio ruso y el Reino polaco, más tarde imperio austriaco.

Pese a la rusificación y los intentos de asimilación de la población ucraniana, la República Popular Ucraniana declaró su independencia de Rusia en 1917 y la República Popular Ucraniana Occidental declaró su independencia de Austria y Polonia en 1918; dando inicio la guerra de independencia de Ucrania, en el transcurso de esta, las dos Ucranias se unificaron en el acta de Zluky.

A pesar de ello, igual que en el pasado, Ucrania se encontraba entre dos potencias, la República Polaca y la Rusia bolchevique. Teniendo que ceder la región occidental y aliarse con Polonia, Ucrania perdió la guerra de independencia, fue nuevamente dividida y Rusia se anexionó varias regiones del norte y este de Ucrania, además de los territorios de Kubán y Crimea, asignando el territorio restante a la República Socialista Soviética de Ucrania.

La Unión soviética instauró la ucranización para ganar la confianza de la población escéptica hacia el comunismo, pero tras la llamada “Gran Ruptura” se intensificó la rusificación de Ucrania prohibiéndose el idioma ucraniano en las escuelas y produciendose el Holodomor de 1932-1933 del que os he hablado en mi anterior reflexión ya citada.

Tras 70 años de rusificación e intentos de independencia, Ucrania renació una vez más como una república independiente el 24 de agosto de 1991. Sin embargo, a raíz de la caída del gobierno del traidor proruso Víktor Yanukóvich, resultante de la revolución ucraniana de febrero de 2014, una crisis de secesión comenzó en la península de Crimea, que tiene un número significativo de ciudadanos rusófonos.

El 1 de marzo de 2014, Yanukóvich pidió a Rusia el uso de fuerzas militares «para establecer la legitimidad, la paz, la ley y el orden, la estabilidad y la defensa de las personas de Ucrania», sólo le faltó decir que le repusieran en el poder que había perdido.

El mismo día, el presidente ruso, Vladímir Putin, solicitó y recibió la autorización del Parlamento de Rusia para desplegar tropas rusas en Ucrania, tomando el control de la península de Crimea ilegalmente al día siguiente. 

Occidente no hizo nada frente a la agresión Rusa y el 18 de marzo de 2014, Rusia y Crimea firmaron el tratado de anexión de la República de Crimea y Sebastopol a la Federación Rusa.

Mientras tanto, comenzaron disturbios pro rusos en las regiones del este y del sur de Ucrania. En varias ciudades de las regiones de Donetsk y Lugansk se organizaron milicias locales pro rusas que se apoderaron de los edificios policiales, gubernamentales y de las comisarías de policía especiales.

Cuando se hizo evidente que el candidato Petró Poroshenko había ganado las elecciones presidenciales la noche electoral del 25 de mayo de 2014, Poroshenko dijo: «mi primer viaje presidencial será a Dombás», donde los rebeldes pro rusos armados habían declarado la autonomía de las repúblicas separatistas de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, y tomado el control de una gran parte de la región.

El 11 de mayo, fueron realizados referéndums sobre el estatus político de Donetsk y Lugansk.

     El 20 de junio, Ucrania anunció un alto el fuego unilateral de una semana con un ultimátum simultáneo a los mercenarios pro rusos y militantes locales para que abandonaran el país, ultimatum que fue frustrado por la introducción de tropas regulares de Rusia. Con la ayuda de los países occidentales, Ucrania consiguió congelar la guerra en la línea de demarcación y Rusia consolidar el estado de incertidumbre permanente en el Donbás.

No obstante, el conflicto continuó y, tras el derribo del vuelo 17 de Malaysia Airlines el 17 de julio por misiles antiaéreos —según la OTAN misiles rusos disparados por las fuerzas pro rusas de Donetsk o Lugansk— la Cruz Roja de Ucrania consideró que había estallado la guerra civil.

     En abril de 2019, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, ganó el actual Presidente Volodímir Zelenski y en las elecciones anticipadas del 21 de julio  obtuvo la mayoría absoluta.

     El 28 de julio en Lublin, Lituania, Polonia y Ucrania lanzaron la iniciativa de promover la adhesión de Ucrania a la UE y la OTAN.

     Esta solicitud de adhesión fue considerada una provocación occidental por parte de Rusia y dio lugar a la invasión de Ucrania y la guerra hoy en marcha, en donde Ucrania, con apoyo de Occidente demostró la incapacidad de Rusia de cumplir su objetivo de conquistar el país en una semana.

     Y llevamos un año de guerra.

"Entre el fúsil del combatiente y el sórdido degolladero, los ucranianos han elegido. 

Entre esas dos tragedias se juega el tenue margen de la libertad humana. O de la dignidad: son lo mismo."

     Nos recuerda Albiac en su artículo Libertad de Ukrania,  publicado en EL DEBATE el pasado día 12 de diciembre de 2022.

  Como tantas otras cosas en Ucrania, tras el derrumbe de la URSS las autoridadesde Kiev volvieron a mirar a su propia historia para reconstruir su presente y su futuro. Una de las cosas que cambió fue el himno nacional.

 Lo que hicieron las autoridades nacionales tras la independencia del bloque soviético en 1991 fue establecer como himno nacional una canción que había sido muy popular en el tiempo de la independencia de Ucrania entre 1917 y 1920, pero que fue prohibida por la Unión Soviética a partir de 1922, cuando Ucrania se integró en la URSS.

     La letra del himno nacional de Ucrania, escrito en el siglo XIX contra el invasor ruso, es más actual que nunca.

El compositor Mikaylo Verbitski hizo la música en 1863 y el poeta Pavló Chubinski (1839-1884) se encargó de la letra, titulada “Ucrania aún no ha muerto”. La letra habla sobre la lucha de los ucranianos por la independencia y contra sus enemigos.

    Las palabras del himno reivindican la fuerza del pueblo y la identidad de Ucrania como pueblo. 

    Una idea que contrasta con el mensaje lanzado por el presidente Vladimir Putin en su discurso del 24 de febrero para justificar la invasión del país vecino, en el que dijo que la idea misma de Ucrania es una ficción. 

    Creo que la Historia de Ucrania que os he relatado desmiente la afirmación de Putin, Ucrania, desde su nacimiento medieval como Rus de Kiev y hasta nuestros días, ha luchado permanentemente por su independencia, reiteradamente conquistada y reiteradamente arrasada por sus enemigos.

Así, vemos como Rusia no conquistó las regiones del este ucraniano hasta principios del siglo XVIII y su parte occidental hasta 1939, zona en la que el ejercito insurgente ucraniano siguió combatiendo a lo que ellos llamaban “los ocupantes rusos” hasta los finales de la década de 1950.

En 2003 se le incluyó al himno una letra con unos pequeños cambios redactados por el parlamento de Kiev sobre la redacción de Chubinski firmada en el siglo XIX; el cambio se hizo sobre la primera estrofa para incluir: “La libertad de Ucrania aún no ha perecido, ni su gloria”, en lugar de “Ucrania aún no ha muerto, ni su gloria o libertad”.

Esta es la letra del himno de Ucrania en Español:

“La libertad de Ucrania aún no ha perecido, ni su gloria,

Aún a nosotros, hermanos ucranianos, nos sonreirá el destino.

Nuestros enemigos se desvanecerán, como el rocío bajo el sol,

Gobernaremos nosotros, hermanos, en nuestra propia y libre tierra.

El alma y cuerpo sacrificaremos por nuestra libertad

Y mostraremos que nosotros, hermanos, somos de la nación cosaca.

Resistiremos la lucha por la libertad, desde el Syan al Don

No dejaremos que otros manden en nuestra madre patria.

El Mar Negro sonreirá y el abuelo Dniéper se regocijará

Ya que en nuestra Ucrania la fortuna florecerá de nuevo.

Nuestro empeño y nuestro sincero esfuerzo será recompensado

Y la canción de la libertad resonará en toda Ucrania

Haciendo eco en los Cárpatos, y retumbando a través de las estepas

La gloria y la fama de Ucrania serán conocidas por todas las naciones

Aún no ha muerto la gloria ni la libertad de Ucrania

Aún a nosotros, hermanos compatriotas, nos sonreirá el destino.

Se desvanecerán nuestros enemigos, como el rocío bajo el sol

Gobernaremos nosotros, hermanos, en nuestra propia tierra

El alma y el cuerpo sacrificaremos por nuestra libertad

Y mostraremos que nosotros, hermanos, somos de la nación cosaca.”

Y como video musical os traigo hoy este himno interpretado por la Orquesta y Coro de la Ópera de Kiev


© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana


viernes, 3 de marzo de 2023

REFLEXIÓN SOBRE LA VIDA


Cuando uno va entrando en edades ya avanzadas y se hace consciente de que el tiempo vivido es mayor que el tiempo que le queda por vivir, tiende a reflexionar sobre su propia vida.

Y resulta, al menos difícil, reflexionar sobre la propia vida sin tener en cuenta los fracasos, derrotas o equivocaciones, pues aunque el hombre está dotado de una infinita capacidad de autojustificación y de una muy práctica memoria selectiva, cuando se sumerge profundamente en su propia conciencia, la sombra de aquellos aflora al mundo de los recuerdos inopinadamente.

Como nos cuenta Zweig, el poeta alemán Hölderlin era de los pocos hombres que no tenía el convencimiento de ser invulnerable a los dardos del destino, como Sigfrido; y de los pocos que no se consideraba victorioso o triunfante.

Pero es precisamente el recuerdo de los fracasos, las derrotas y las equivocaciones, lo que siempre da, en la lucha de la vida, una fuerza grandiosamente heroica.

En cualquier caso ya nos lo recuerda Chateaubriand en sus "Memorias de Ultratumba"

"Cuando se ha cometido alguna acción reprobable —y yo añado: cuando se han tenido fracasos y derrotas el cielo nos impone como castigo a los testigos de las mismas; en vano los antiguos tiranos del pasado los hacían desaparecer, pues tras descender a los infiernos, esos testigos entraban en los cuerpos de las furias y retornaban"

       Hay dos momentos del día, los amaneceres y los atardeceres, que me emocionan, y que he disfrutado, siempre, como momentos mágicos.

Me encanta el amanecer, sobre todo en el campo, cuando la media luz naciente presagia la aurora y los colores conquistan el leve color de la mañana y permiten comenzar a distinguir las formas sin sombra de cada objeto.

Sin embargo los amaneceres son momentos que generalmente se disfrutan poco, pues habitualmente se viven como final de una noche que se extingue o como comienzo, laborioso, de un nuevo día.

El atardecer, por contra, es momento de paz, de reflexión, de resumen del día que se extingue, y su juego de luces, invirtiendo el ciclo de la mañana, difumina la imagen de los objetos, que poco a poco se disuelven en la oscuridad que va avanzando en el gris de la luz difuminada y se extasía con los colores rojos, amarillos, malvas o rosados con que se adornan la nubes impregnadas por la luz del sol que se extingue estremecidamente.

 Dijérase que el sol juega a ser decorador de nubes.

Generalmente el alma se adormece en estas situaciones placenteras pues como dice Oscar Wilde “los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados”.

La vida está llena de amaneceres y atardeceres, pero no solamente los referidos al nacimiento y ocaso del día, sino también los que representan el nacimiento y la desaparición de experiencias, situaciones, sentimientos o realidades vividas, pues todas ellas nacen y se extinguen como el día, y todas recordamos en esas reflexiones postreras sobre nuestra vida.

Y transitamos por la historia de nuestra vida de dolor en dolor, de pequeña alegría en pequeña alegría, entre esfuerzos y anhelos; entre retos, triunfos y derrotas, para llegar al destino común a todos.

Al final, como nos dijo Montaigne, la filosofía consiste, tan solo, en aprender a morir, y nada sabríamos de la vida si no fuésemos conscientes de ese inevitable y doloroso final.

Por ello pienso que al final me iré como he venido, sin avisar, sin despedirme, como hojarasca de otoño recién caída.

Acierta así Gabriel Albiac cuando nos dice:

“No hay realidad humana sin la danza laberíntica y cruelmente hermosa del miedo y la esperanza. Lo demás es barbarie”

Y concluyamos, según nuestra costumbre, con un nuevo video musical: "Quando m'en vo", el Waltz de Musetta, de la ópera La Bohème de Puccini interpretada por Olga Kulchynska.


         © 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana


viernes, 24 de febrero de 2023

HOLOMODOR, EL HOLOCAUSTO OLVIDADO

 



    Ahora, que se cumple un año del inicio de la Guerra de Ucrania, provocado por la injustificada invasión rusa, pese a que Putin culpa a Ucrania y a la OTAN, vemos que en algunos medios de comunicación se habla, aunque tangencialmente, del HOLOMODOR, es decir del holocausto por hambruna de la población ucraniana cometido por Stalin en la década de los años 30 del s. XX
    Creo que este trágico acontecimiento merece una explicación detallada para su mejor conocimiento por todos los ciudadanos occidentales, y especialmente por las izquierdas radicales que defienden al presidente ruso Putin.
    Y ello porque mientras occidente es plenamente conocedor del holocausto judío cometido por los nazis, la historia del holocausto ucraniano cometido por los comunistas —con más víctimas que el Judío— ha sido sistemáticamente omitido e ignorado.

    En 1932, el líder soviético Stalin decidió forzar a millones de agricultores independientes de Ucrania a que adoptaran la agricultura soviética colectivizada, y aplastar, al mismo tiempo, el creciente espíritu nacionalista de Ucrania.
    Ante la resistencia a la colectivización, Stalin, desató el terror y envío 25.000 jóvenes fanáticos militantes del partido en Moscú para forzar a 10 millones de campesinos ucranianos a que se organizaran en granjas colectivas. Y así comenzaron ejecuciones selectivas de los agricultores recalcitrantes.
    Dado que los guardias rojos de Stalin no tuvieron mucho éxito entre el inmenso número de los agricultores ucranianos afectados, Stalin ordeno comenzar las ejecuciones en masa.
    Pero simplemente no había suficientes sicarios comunistas para matar a tanta gente, por lo que Stalin decidió sustituir las balas por un medio mucho más barato para matar: el hambre.
    Todas las reservas de semillas, grano y forraje para los animales fueron confiscadas de las granjas de Ucrania.
  Agentes del OGPU o Directorio Político Unificado del Estado —que fue la policía secreta de la URSS hasta 1934— y soldados del Ejército Rojo sellaron todas las carreteras y líneas de ferrocarril.
    Nada entró o salió de Ucrania. Se realizaron búsquedas en las explotaciones agrícolas y se confiscaron alimentos y combustible.
    Los Ucranianos rápidamente comenzaron a morir de hambre, frío y enfermedades.
    Cuando el OGPU fracasó en el cumplimiento de las cuotas semanales de ejecución, Stalin envió a Lazar Kaganovitch para destruir la resistencia ucraniana.
    Kaganovitch ―el Eichmann soviético― cumplió las cuotas, asesinando a más de 10.000 ucranianos semanalmente. El ochenta por ciento de los intelectuales ucranianos fueron ejecutados. Un miembro del partido comunista ruso llamado Nikita Khruschchev ayudó a supervisar la masacre.
 Durante el amargo invierno de 1932-33, la hambruna creada por Khruschchev, Kaganovitch y el OGPU estaba en pleno vigor.
 Gran Bretaña, los EE.UU. y Canadá eran plenamente conscientes del genocidio ucraniano de Stalin de los años 30 que se convirtió en aliado contra Hitler en los años 40.
 El número preciso de los ucranianos asesinados por Stalin con la hambruna provocada y los escuadrones de la OGPU, según la labor reciente de historiadores rusos, indica que por lo menos se produjeron siete millones de muertos.
 Los historiadores ucranianos creen que murieron al menos nueve millones de personas.
 El veinticinco por ciento de la población de Ucrania fue exterminado.
 Stalin le dijo a Winston Churchill que había liquidado a 10 millones de campesinos durante la década de 1930. Hay que añadir las ejecuciones en masa por la OGPU la propia Rusia, así como en en Estonia, Lituania y Letonia, el genocidio de tres millones de musulmanes, las matanzas de cosacos y alemanes del Volga…

 El genocidio de Ucrania ocurrió entre ocho y nueve años antes de que Hitler comenzara el Holocausto Judío y fue cometido, a diferencia de los crímenes nazis, ante la mirada del mundo.
  Pero el asesinato de millones de personas por Stalin fue simplemente negado u ocultado por una conspiración izquierdista de silencio que continúa hasta el día de hoy. En la extraña geometría moral de los asesinatos en masa, sólo son culpables los nazis.
  Izquierdistas ilustres como Bernard Shaw, Sidney y Beatrice Webb y el Premier Edouard Herriot de Francia, durante una gira por Ucrania entre 1932-33 proclamaron que los informes de la hambruna eran falsos.

  Ninguno de los asesinos soviéticos que cometieron el genocidio fue llevado ante la justicia.
   Lazar Kaganovitch murió pacíficamente en Moscú hace unos años, todavía conservaba la Orden de la Unión Soviética y disfrutaba de una generosa pensión del Estado.

   Y las izquierdas comunistas occidentales no entienden que Ucrania quisiera ser una nación independiente como consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética.
    El 24 de agosto de 1.991 el parlamento ucraniano declaró la independencia, que fue ratificada el 1 de diciembre de 1991 mediante un referéndum.
     En el año 1994, Ucrania cedió todo su arsenal de armas nucleares a Rusia a cambio del reconocimiento por parte de Rusia de la Soberanía e Independencia de Ucrania.
    Sin embargo el presidente ruso Putin no respetó ese reconocimiento con la anexión a Rusia de la península de Crimea en 2014, el posterior reconocimiento de los movimientos independentistas de los territorios ruso parlantes ucranianos de Donetsk y Luhansk, y la posterior invasión rusa de Ucrania con la disculpa de apoyar a los rusos de dichos territorios y de “desnazificar” Ucrania.
    Sin embargo el pueblo ucraniano ha respondido con una ferocidad no esperada por unas tropas rusas mal equipadas, mal entrenadas y desmoralizadas, y además está recibiendo ayuda militar occidental y apoyo logístico desde la sombra por parte de la OTAN, lo que ha hecho que Rusia haya perdido ya el 40% de sus carros de combate, con cuyo uso pretendía una corta guerra, y más de 200.000 soldados.
        El desenlace de la Guerra está aún por ver, pero el gran riesgo de una derrota ucraniana estaría en la amenaza rusa sobre las repúblicas bálticas exsoviéticas, Polonia y, en definitiva, sobre los países de la OTAN, que si se ven atacados desencadenarían una guerra global contra Rusia.

        Y concluyamos, como es nuestra costumbre, con un nuevo video musical, en esta ocasión del compositor Sergey Prokofiev, el “Vals” de la ópera “La Guerra y la Paz”


© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana