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lunes, 30 de diciembre de 2024

VÍCTIMAS Y VÍCTIMAS, UNA MEMORIA HISTÓRICA SECTARIA

 


La Ley de Memoria Democrática, es una norma que carece de consenso político y que no cuenta con el respaldo de la mitad de los ciudadanos —incluso de una mayoría si atendemos a las últimas encuestas—.

Para su aprobación fue clave el apoyo de EH Bildu, partido que sigue sin condenar a ETA.

 La condición que ha puesto el grupo liderado por Arnaldo Otegi para darle sus votos a la propuesta del Gobierno es que la investigación de los crímenes del franquismo se prolongue hasta el 31 de diciembre de 1983, fecha en la que ya se había aprobado la Constitución de 1978 y gobernaba en España Felipe González.

El asunto es meter a los GAL en el ajo. Hay que recordar que, por ejemplo, Segundo Marey fue secuestrado en diciembre de ese año.

Pero también hay que añadir que el ex ministro del Interior, José Barrionuevo, y el ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, ya fueron condenados por ello.

Fuentes del Gobierno se han apresurado a puntualizar que la investigación sobre esos hechos "no tendrá consecuencias penales".

 Menos mal. Un poco más en la cesión a EH Bildu y vemos sentado en el banquillo al mismísimo González.

La clave, no nos engañemos, de este nuevo bodrio no es buscar criminales franquistas aún vivos, cosa que rayaría lo sobrenatural, sino modificar, erradicar, la base política sobre la que se edificó la Transición política.

Es decir, establecer un nuevo relato en el que se determina con claridad meridiana quiénes fueron los buenos y quiénes los malos.

Lo dijo sin pelos en la lengua Mertxe Aizpurua, la exetarra portavoz de EH Bildu en el Congreso, en una entrevista para Hamaika Telebista: "Hemos abierto un camino para poner en jaque el relato de la Transición".

Este revisionismo histórico tiene como objetivo colocar al centro derecha al otro lado de la legitimidad democrática.

Y eso nada tiene que ver con el pasado, sino con el más grosero presente.

La finalidad de esta ley no es consensuar un relato de hechos, sino situar a la derecha lo más cerca posible del dictador para deslegitimarla

El Gobierno —no olvidemos que Félix Bolaños. entre sus diversos ministerios lo es de la Memoria Democrática— ha negociado hasta el agotamiento con EH Bildu. E incluso con ERC, que le ha negado su voto porque entre sus pretensiones estaba la de borrar de un plumazo la ley de Amnistía de 1977.

Sin embargo, no ha destinado un segundo a pactar con el principal partido de la oposición una norma que establecerá un relato oficial —que se llevará a la enseñanza en la ESO y en el Bachillerato— de lo que sucedió en España desde 1936 hasta 1983.

No sólo es una barbaridad, sino un insulto a las víctimas de ETA, organización que no aparece en esa auscultación a los ataques a los derechos humanos.

Existieron los GAL, pero no ETA. está es una auténtica falsificación histórica.

Van a cumplirse, ya, 50 años desde la muerte de Franco y, por tanto, hay perspectiva suficiente para abordar lo que significó la dictadura.

Establecer que el levantamiento militar fue un golpe de Estado, que durante casi 40 años se vulneraron en España los derechos y libertades, se torturó y se persiguió a la oposición democrática, es de justicia.

 Reconocer el expolio, crear centros de interpretación histórica, rebautizar el Valle de los Caídos... son iniciativas que no tienen por qué abrir una brecha entre la izquierda y la derecha.

Pero es que a Pedro Sánchez una ley de Memoria Democrática de consenso no le interesa.

Su fin, insisto, no es consensuar un relato de hechos, sino fabricar una imagen de la derecha lo más próxima posible a la figura del dictador, para deslegitimarla.

El ideólogo de la teoría que consiste en arrinconar a la derecha para que el PSOE capitanee una mayoría social en compañía de la extrema izquierda y los independentistas no es otro que Rodríguez Zapatero.

Es verdad que la ley de Memoria Democrática surge de un compromiso programático con Podemos, pero también lo es que Sánchez sólo ha cumplido los acuerdos que a él le interesaban.

La influencia del anterior presidente socialista en este Gobierno es cada día mayor.

No sólo ha colocado a hombres suyos, como Oscar López o Antonio Hernando, en el núcleo duro de Moncloa, sino que él mismo se ha convertido en el mejor propagandista de las políticas del Gobierno.

Parece increíble cómo cambian las cosas. Zapatero, que hizo todo lo posible para echar a Sánchez del PSOE y del poder, ahora ha acabado por convertirse en su refugio. Otra prueba de que el PSOE, como partido, está en fase terminal.

En cualquier caso, lo más lamentable de la Ley es que omite, como inexistente, la represión, torturas y asesinatos cometidos por los republicanos durante los primeros años de la República y durante la guerra civil.

Nosotros no podemos olvidarnos de los más de 6.800 religiosos asesinados por los distintos grupúsculos que formaban el Frente Popular, como tampoco podemos olvidarnos de las más de 50.000 víctimas civiles, que en Madrid fueron torturados en las “Chekas” y asesinados posteriormente, siendo paradigmas de tales masacres el Cementerio de Víctimas de Paracuellos del Jarama, o el cementerio de Aravaca.

La izquierda radical sanchista, conglomerado de socialistas extremistas, comunistas y separatistas, además de herederos de terroristas, está empeñada en consagrar el concepto de MEMORIA HISTÓRICA, de carácter “colectivo”, es decir memoria del conjunto de los ciudadanos y no memoria individual.

    Para Gustavo Bueno la llamada «memoria histórica» no es propiamente memoria, sino selección partidista; por qué eclipsa de modo funcional aquello que no interesa y exagera y manipula el objeto de ensalzamiento, y por qué la «memoria histórica sólo puede aproximarse a la imparcialidad cuando deje de ser memoria y se convierta simplemente en historia.”

    Además, la aplicación del concepto de “Memoria Histórica” suscita notables discrepancias, especialmente al implicar la fijación de hechos y procesos históricos, de interpretación no unívoca, en algún tipo de "relato", alternativo a otros, que en casos extremos puede convertirse en una "verdad oficial" (cuya negación puede incluso ser perseguida legalmente) o en una verdad "políticamente correcta" o "pensamiento único" impuesto coercitivamente.

    Yo creo profundamente en la diferencia entre la historia y la memoria; permitir que la memoria sustituya a la historia es peligroso.

    Mientras que la historia adopta necesariamente la forma de un registro, continuamente reescrito y reevaluado a la luz de evidencias antiguas y nuevas, la memoria se asocia a unos propósitos públicos, no intelectuales.

    Estas manifestaciones mnemónicas del pasado son inevitablemente parciales, insuficientes, selectivas; los encargados de elaborarlas se ven antes o después obligados a contar verdades a medias o incluso mentiras descaradas, a veces con la mejor de las intenciones, otras veces no. En todo caso, no pueden sustituir a la historia.

    Y como decía Santos Juliá

«Imponer una memoria colectiva o histórica es propio de regímenes totalitarios o de utopías totalitarias».

Lo más grave de la “Memoria Histórica” sanchista es que oculta y niega la realidad de la violencia asesina y la persecución religiosa y civil cometida por los republicanos en el período 1931/1939.

Según Antonio Montero Moreno, las víctimas de la persecución religiosa republicana ascienden a ¡6.832!

Estas víctimas fueron 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos, y 238 religiosas.

Pero la persecución y el asesinato republicano no tuvieron solo por objetivo a la Iglesia, sino que afectó también a miles de civiles asesinados por “fascistas” y en muchas ocasiones apresados y torturados en las llamadas “Chekas”, cárceles propiedad de cada grupúsculo izquierdista con independencia de los demás, victimas que según muchos historiadores es cercana a las 100.000 personas.

Pero todo esto es ocultado en la “Memoria Histórica” sanchista que ha tenido, además, la desfachatez de decir que

«El único período de autentica democracia en España ha sido la II República»

La más reciente muestra del falsario espíritu de esta “Memoria” es el anuncio por parte de Sánchez de más de 100 actos, fastos y acciones en celebración del 50 aniversario de la recuperación de las libertades —que identifica sin razón alguna, ni argumento real, y por mero oportunismo, con el momento de la muerte de Franco—

Efectivamente Franco murió en 1975, pero lo hizo tranquilamente en la cama, después de haber ordenado la ejecución de 5 personas semanas antes, y la democracia no llegó a España hasta la aprobación de la Constitución de 1978, y gracias al proceso que realmente debería celebrarse, que es la llamada “Transición”, proceso que se inició con la victoria del ala aperturista —liderada por el Rey y Torcuato Fernández Miranda— frente al ala conservadurista del Movimiento, lo que permitió la promulgación de la Ley para la Reforma Política, que dio lugar a las primeras elecciones libres que, a su vez, dieron lugar a la Constitución, que consagró definitivamente un Estado Democrático pleno.

Y concluyamos, como siempre, esta “Reflexión Heteróclita” con una nueva pieza musical, hoy "Los Martires" de Gaetano Donizetti



©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

viernes, 27 de diciembre de 2024

CÓRDOBA CRISTIANA

 

 

Los musulmanes siguen dando la lata con su petición de que la Catedral de Córdoba acoja el culto Musulmán junto al culto Católico.

Frente a tal intención, debemos recordar que el Obispado de Córdoba y su Cabildo tienen títulos jurídicos fehacientes para mantener el uso exclusivo de la Catedral por la Iglesia Católica.

  Poseen, además, títulos históricos incontestables.

 Las excavaciones arqueológicas dirigidas por el arquitecto Félix Hernández en 1930 demostraron la existencia en el subsuelo de la actual Catedral de todo un complejo episcopal que puede datarse entre los siglos IV y VI. 

 Allí se encuentran los restos arqueológicos de la basílica visigótica dedicada a San Vicente Mártir, la domus episcopalis, y muy probablemente la escuela clerical y los servicios de caridad del Obispo.

En el año 2004, por iniciativa del Obispo y del Cabildo, se ha descubierto y expuesto a la contemplación de los visitantes y turistas, un pequeño sacellum o habitación donde se reservaba la Eucaristía para los enfermos.

Tanto los muros, construidos en el siglo VI, como la solería de mosaico, del siglo IV, están plagados de símbolos cristianos.

Todo este complejo fue destruido por los musulmanes tras la invasión en el año 711, aprovechando sus materiales para construir parte de la mezquita, cuya estructura arquitectónica básica se ha mantenido posteriormente gracias al celo de Obispos y Cabildos, ya que los cristianos conservaron y no destruyeron la Mezquita sino que la reformaron y santificaron convirtiéndola en Catedral.

La actual Catedral de Córdoba fue donada por el Rey Fernando III el Santo a la Iglesia tras la conquista de la ciudad en 1236, siendo consagrada, a continuación, por el Obispo de Osma D. Juan Domínguez. 

Es de advertir que todo el edificio es Catedral, pues todo él está consagrado. 

Como es bien sabido, adosadas a los muros perimetrales se han levantado a lo largo de los siglos un gran número de capillas devocionales, todas ellas de un gran interés artístico.

      En la Catedral de Córdoba, como en todas las catedrales, está el Señor en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Este dato fundamental hace inviable celebrar la oración de otra tradición religiosa en su recinto —como pretende la Asociación Musulmana de España—.

Las raíces cristianas de Córdoba y a su historia cristiana, diecisiete veces centenaria, merecen ser respetadas.

Los católicos cordobeses quieren vivir en paz con los creyentes de otros credos, pero no desean estar, continuamente, sometidos a presiones que no contribuyen a la concordia.

    Como afirmara en el mes de mayo de 2004 el Arzobispo Mons. Filtzgerald, ex presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, a raíz de una solicitud idéntica de la Junta Islámica:

“Es difícil promover la convivencia entre cristianos y musulmanes remontándose a la historia o queriendo revanchas. Es necesario aceptar la historia y seguir adelante”.

En cualquier caso, la pretendida convivencia de los Cristianos con los Musulmanes, es prácticamente imposible, pues es norma de obligado cumplimiento según el Corán, lo dicho en la sura  47, 38

«Cuando sostengáis, pues, un encuentro con los infieles, descargad los golpes en el cuello hasta someterlos. Entonces, atadlos fuertemente. Luego, devolvedles la libertad, de gracia o mediante rescate, para que cese la guerra. Es así como debéis hacer. Si Dios quisiera, se defendería de ellos, pero quiere probaros a unos por medio de otros. No dejará que se pierdan las obras de los que hayan caído por Dios»

O la Sura 8,39

«Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda todo el culto a Dios. Si cesan, Dios ve bien lo que hacen»

Es decir “someterlos” y “combatir contra ellos”, principios que no me parecen muy útiles para un dialogo sincero entre ambas religiones.

 Y tal sometimiento y combate ha de llevarse a cabo contra los cristianos, defensores de la Trinidad de Dios —Uno en su esencia y Trino en sus personas— y por tanto infieles y blasfemos como dicen

 La Sura An-Nisa 4:171

“Creed, pues, en Dios y en Sus mensajeros y no digáis: «Trinidad». ¡Deteneos! ¡Por vuestro propio bien! Dios es un solo Dios. ¡Gloria a Él! ¡Está muy por encima de tener un hijo! A Él pertenece cuanto hay en los cielos y en la tierra. Y Dios es suficiente como Administrador de los asuntos”.

O en la sura 5:73

 “Quien asocie a Alá a otros, Alá le prohibirá el Paraíso. Su morada será el Fuego. Y los impíos no tendrán auxiliadores”.

 O, finalmente la Sura 5:74


“Quienes dicen: «Alá es uno en una Trinidad», ciertamente han caído en la blasfemia. Sólo hay un Dios”.

 

      Así las cosas, defendamos nuestra fe y nuestras creencias esenciales, pidamos por los cristianos perseguidos, y no caigamos en la trampa de buscar un pacto estable Cristianismo Islam, por imposible, por ser un “Pensamiento Alicia” en palabras de Gustavo Bueno, que a tal efecto nos decía


«“El “Pensamiento Alicia” se caracteriza por la borrosidad de las referencias internas del mundo que describe y la ausencia de istancia entre el mundo irreal que describe y el nuestro.    Así, la pretendida “Alianza de Civilizaciones” —esencialmente referida a una mposible alianza Cristianismo/Islam — tiene todas las características de lo que hemos llamado “Pensamiento Alicia”, un pensamiento que nos ofrece la representación de un soñado futuro pacífico, feliz y a la mano, aunque sin decirnos los medios que podrían conducirnos a él.»

       Y como siempre, según mi costumbre, concluyo esta “Reflexión Heteróclita” con una nueva pieza musical, hoy "Esultate", de la ópera "Otello" de Giuseppe Verdi - Subtítulos en español

 

©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

miércoles, 25 de diciembre de 2024

CRISTO BAJO A LOS INFIERNOS ANTES DE RESUCITAR

 

El Triunfo de Cristo, Gerard Doré

 

    Hoy, día de Navidad, en el que celebramos el 2024 aniversario de la encarnación y nacimiento de Jesús Hijo de Dios, creo que es un momento apropiado para esta "Reflexión".

    Los Cristianos al rezar nuestro “Credo apostólico” rezamos unas estrofas que dicen, en relación con la muerte y resurrección de Jesús, fundamento y esencia de nuestra Fe:

Fue Crucificado, Muerto y Sepultado

Descendió a los Infiernos

Y al tercer día Resucitó de entre los Muertos.

     Y es precisamente en esta estrofa en donde radica el Misterio esencial de nuestra Fe, que no encuentra respuesta a las preguntas

1.- ¿Porqué Dios se hizo hombre para Morir en la Cruz como modo de salvar a los hombres?

2.- ¿Para qué “Descendió a los Infiernos”?

3.- ¿Es la resurrección de los hombres el objetivo del sacrificio del propio Dios?

    Hace algunos años escribí una serie de POSTS sobre el misterio de la muerte y el destino del hombre tras ella. 

    Hoy, es un buen momento para reiterar mi reflexión heteróclita y tratar de mejorar aquel POST, buceando el en misterio de Jesús Muerto y Depositado en Su tumba y descendiendo a los infiernos, como paso previo a Su Resurrección.

    Lo primero que se nos plantea en estas cuestiones es ¿Porqué tuvo Jesus que encarnarse en hombre y padecer su martirio y muerte en la Cruz para la salvación de los hombres?

    La respuesta ha de ser doble, y está vinculada al misterio mismo de la REDENCIÓN.

    En primer lugar, hemos de partir de la consideración de que “Deus Caritas est, (Dios es Amor)” y sus propias palabras, según las cuales a la redención del hombres pueden acceder todos ellos. 

    Así Juan en su evangelio recoge palabras de Jesús muy importantes, expresadas con ocasión de la muerte y resurrección de su amigo Lázaro:

Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. …

Juan 11:25-26.

    En cuanto a la cuestión de porqué Dios hubo de encarnarse en Jesucristo, cabría una explicación tal vez no muy ortodoxa, en cuanto que condiciona el principio de que Dios es Todopoderoso y Goza del don de la Ubicuidad, es decir la facultad de estar en todas partes al mismo tiempo.

    Esta explicación partiría del hecho de que hay un lugar en el que Dios no está, en el que no podría estar, pese a su carácter ubicuo y todopoderoso.

    Ese lugar es el infierno, pues el infierno es la pura negación de Dios, la total y absoluta falta de su presencia, pues si Dios estuviera en el Infierno, ya no serían tales, ni Dios ni el Infierno.

    Y partiendo de esa idea conceptualmente formal, aunque comprendo que discutible, o al menos difícilmente de aceptar, hemos de llegar a la conclusión de que si no puede estar en el Infierno no puede rescatar a las almas que están en él.

    Recientemente se ha publicado en Roma bajo el título “Porque Continuamos en la Iglesia”, una recopilación de artículos teológicos de Ratzinger antes de acceder al papado.

    En uno de dichos artículos, precisamente llamado “El infierno es estar solo” Ratzinger nos dice:

“Si existiese [después de la muerte] una suspensión de la existencia tan grave que en ese lugar [o situación] no pudiera haber ningún tú, entonces tendría lugar esa verdadera y total soledad que el teólogo llama infierno”

para concluir afirmando:

“Una cosa es cierta, hay una noche a cuyo abandono no llega ninguna voz; hay una puerta que podemos atravesar solo en soledad: la puerta de la muerte. La muerte es la soledad por antonomasia. Aquella soledad en la cual el amor no puede penetrar es el infierno. Sin embargo, Cristo ha atravesado la puerta de nuestra última soledad; con su Pasión ha entrado en el abismo de nuestro ser abandonado. Allí donde no se podía escuchar ninguna voz. Allí está Él. De este modo el infierno, la muerte que antes era el infierno, ya no lo es más.”

       Y ¿a cuento de que estas reflexiones? me pueden decir mis lectores, pues porque vienen a reforzar mi teoría.

       Si Jesús ha bajado a los infiernos, como efectivamente así lo proclamamos en nuestro “Credo”, anteriormente citado, lo hizo en su calidad de "hombre" ―aunque “Dios Verdadero”― que con su muerte “descendió a los infiernos” para redimir al género humano, pues, ya que como Dios Padre no podría hacerlo, según antes hemos querido explicar, tuvo que hacerlo el Hijo como Hombre ―insisto en que al mismo tiempo que hombre es “Dios Verdadero”― tal y como nos dice Ratzinger:

Cristo ha atravesado la puerta de nuestra última soledad; con Su Pasión ha entrado en el abismo de nuestro ser abandonado el Infierno

       Pero aún hay más: ¿Y por qué hubo de morir en un sacrificio cruento, bajo tortura y en la terrible muerte del crucificado?

        Esto, para mí, tiene más difícil contestación.

        Sin embargo, vamos a intentarlo.

      Según la teología oficial, es tal el dolor que los pecados de los hombres causan a Dios, que ese sufrimiento se muestra expresamente en el suplicio y muerte del Hijo.

      Otros teólogos afirman que el suplicio y muerte de Cristo es una prueba de la humildad de Dios frente a sus creaturas, frente al hombre, al manifestar su amor hacia su creación aceptando un sufrimiento que, difícilmente, un hombre, incluso un santo, estaría dispuesto a aceptar por sus semejante, y que en este caso alcanza su máxima expresión al ser el Dios creador y todo poderoso quien acepta aquella humillación, dolor y tortura en su muerte, como lección de amor hacia los hombres.

"Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.”

Juan 3, 16-21

Tal vez así, entendiendo que Cristo quiso mostrar al Hombre el sacrificio que era capaz de soportar para darnos la salvación, podríamos los cristianos acercarnos al misterio de la Muerte y Resurrección de Jesucristo y su poder salvífico.

Realidad que ha sabido expresar bellamente José Hierro en estos versos de su poema Alegría:

  “Llegué por el dolor a la alegría.

  Supe por el dolor que el alma existe”,

     Frente a este intento racional de explicar los misterios de mi religión, no puedo omitir una referencia a la frase:

    "Credo quia absurdum" 

    Frase latina que significa 

    “Creo porque es absurdo”.

y que es una paráfrasis de la escrita por Tertuliano "De Carne Christi"

“prorsus est credibile, quia ineptum est”,

que se puede traducir por:

“se cree precisamente, porque es absurdo”

frase que se vincula a la doctrina del fideísmo, entendido como “un sistema de filosofía que niega el poder de la razón humana para llegar a alcanzar la certeza, si no es en base a la fe, posición rechazada por Ratzinger, para quien fe y razón van inseparablemente unidos.

    Y para concluir esta reflexión, os pongo, como de costumbre, una pieza musical, en este caso el movimiento I “Inferno” de la obra “The Divine Comedy”, de Robert W. Smith

 



©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA



lunes, 23 de diciembre de 2024

MICROQUIMERISMO EN BELÉN

 

La Virgen con el Niño. Ferruzzi

    Soy profundamente creyente, y siempre he sigo devoto de la Virgen María, pero esa devoción se ha visto acrecentada con el reciente descubrimiento molecular que Juan Pablo II profetizó: 

El Microquimerismo y la Relación entre Jesús y María

La biología molecular ha revelado un fenómeno fascinante: durante el embarazo, madre e hijo intercambian células que permanecen en sus cuerpos para siempre.

Este hallazgo, conocido como microquimerismo maternofetal, da un nuevo significado a la relación entre la Virgen María y Jesús.

La relación entre madre e hijo ha sido representada a lo largo de la historia en el arte, la literatura y la psicología, mostrando su profundidad emocional y simbólica.

Sin embargo, más allá de lo espiritual, esta conexión tiene una base biológica sólida.

En 1996, la Dra. Diana Bianchi identificó que durante la gestación, madre e hijo intercambian pequeñas cantidades de células a través de la placenta.

Estas células, genéticamente diferentes, no desaparecen nunca de la madre, ni del hijo, después del parto, sino que permanecen en el organismo durante toda la vida.

Este fenómeno explica cómo partes físicas de cada hijo gestado persisten en el cuerpo de su madre, y viceversa.

La Dra. Bianchi utilizó el término quimerismo para describir este proceso, inspirado en la figura mitológica compuesta por partes de diferentes seres, destacando la singularidad y el poder de esta conexión celular.

Las investigaciones han demostrado que las células del bebé no sólo permanecen en la madre, sino que también pueden desempeñar funciones regenerativas.

En 2004, el Dr. Kiarash Khosrotehrani descubrió que algunas de estas células son pluripotenciales, capaces de integrarse en tejidos como el corazón, el cerebro, el hígado o la piel.

Además, se ha demostrado que contribuyen a la reparación de tejidos dañados, como en enfermedades hepáticas, cardíacas o cutáneas, según estudios de la Dra. Laurence Loubiere de la Universidad de Cambridge en 2006.

Este proceso sugiere que la presencia celular del hijo puede actuar como una forma de protección para la madre, ofreciendo beneficios fisiológicos sorprendentes más allá de la gestación.

La realidad del microquimerismo nos invita a reflexionar sobre su significado en el contexto de la vida de Jesús y María.

Si este intercambio celular ocurrió en la Virgen, como en cualquier madre, una parte física de Jesús habría permanecido en ella durante toda su vida, y viceversa.

Así, desde un punto de vista biológico, la presencia de María habría acompañado a Jesús de manera tangible, desde Beñén hasta el Gólgota.

Esta conexión no solo es emotiva, sino que tiene profundas implicaciones teológicas.

Si, como enseña la doctrina, María no experimentó la corrupción del cuerpo al ser asunta al cielo, las células de Jesús que residieron en su cuerpo también estarían presentes en su glorificación.

Esta realidad celular abre preguntas sobre su conexión con la Eucaristía.

¿Es posible que exista una asociación espiritual entre María y el cuerpo eucarístico de Cristo?

San Juan Pablo II, en su encíclica Ecclesia de Eucharistia (2003), intuyó esta relación al afirmar que María, al concebir a Cristo en su seno, anticipó sacramentalmente lo que los creyentes experimentan al recibir la Eucaristía, y en el "Cuerpo de CRisto" que comulgamos, estaría, también, Maria gracias al Microquimerismo.

El Papa destacó que, para María, recibir la Eucaristía habría sido como acoger nuevamente en su cuerpo aquel corazón que una vez latió al unísono con el suyo.

Así, la presencia de María en cada celebración eucarística subraya su vínculo inseparable con Cristo y la Iglesia.

El descubrimiento del microquimerismo maternofetal no solo confirma la conexión física entre madre e hijo, sino que aporta una nueva dimensión a la relación entre María y Jesús, iluminando aspectos profundos de la fe cristiana.

En palabras de Juan Pablo II, María está presente en cada Eucaristía, acompañándonos como Madre de la Iglesia y acercándonos al misterio de Cristo.

Este vínculo, tanto biológico como espiritual, resalta la unión indisoluble entre la maternidad divina y la redención humana.

Estas realidades puestas de manifiesto por la ciencia y por la teología, nos llevan a una conclusión sorprendente.

María alojaba en su cuerpo mortal y lo hace en su cuerpo incorrupto, asunto y santificado, células de Jesús, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad del Dios único en el que creemos, lo que, de alguna manera la hace participe de la misma esencia de Dios.

Y es precisamente esa integración biológica y espiritual entre María y Jesús, lo que incrementa mi devoción hacia el misterio de la especial santidad de María.

Y para concluir esta breve, pero especial, “Reflexión Heteróclita, y siguiendo mi costumbre, hoy os traigo una nueva pieza musical, en esta ocasión la “Salve Marinera” cantada por los marinos y cadetes de Marín al Papa Benedicto XVI en su visita a Santiago de Compostela.




©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

viernes, 20 de diciembre de 2024

MI INTIMIDAD

 


A veces me deslizo por derroteros íntimamente personalistas, incluso con matices, en ocasiones, excesivamente individualistas.

No sé si ello satisface o no a mis lectores, pero a mí me sirve de desahogo para mis sufrimientos emocionales y físicos.

Así, soy consciente de que durante mucho tiempo no me he dejado iluminar por la inspiración,  ni por la sagrada influencia de las musas.

Mis sentimientos se escondían en los rincones más recónditos de mi alma, posiblemente como consecuencia de los hados de la enfermedad padecida.

No obstante no he perdido las sensaciones que me permiten conectar con los demás, y he continuado con la lectura, la música y la escritura, aunque echo de menos el juego de croquet, actividades que alivian mis limitaciones intelectuales y físicas.

En cualquier caso no abandonaré la soledad ni la intimidad de mi “castillo”, pues, al fin y al cabo, con mi edad y mi salud, y abandonadas otras  actividades que desarrollaba en el pasado como cazar, montar a caballo, esquiar, o disfrutar del vino y la buena mesa, debo buscar mi paz y mi alegría en otras actividades como las relatadas.

Pese a todos mis achaques y enfermedades, sigo disfrutando de la vida como ya nos decía Sir Francis Bacon

“Vieja madera para arder

Viejos amigos para charlar

Viejos autores para leer”

     Y omito los “vinos añejos para degustar”, con los que tanto he disfrutado, pues los tengo medicamente proscritos, habiéndolos sustituido por un insulso vaso de agua con gas y limón.

       Mientras tanto, en este frío final de otoño, antes de que lleguen los rigores del invierno, el mundo gira —¿progresa?, lo dudo— y avanza, no se sabe bien hacia donde, bajo las amenazas igualitaristas, malthusianitas y comunistas, en fin, con las amenazas del Poder hacia los derechos y libertades de los ciudadanos.

      Por ello me refugio, muchas veces, en la Soledad e Intimidad de mi Castillo interior, con la certeza de que mis principios no podrán ser alcanzados por los macarras y matones del poder que intenta doblegarnos.

       Pero mi intimidad ha de considerarse compartida, pues me gusta la compañía y la conversación de las personas a las que quiero, familiares o amigos., concretándose su esencia en la exigencia de que los demás la respeten y sea, solamente yo, quien establezca las ventanas por las que pueda entrarse en ella.

       La intimidad personal ha sido a veces concebida como un recinto, como el más secreto y escondido recinto de nuestra vida anímica, que sería la cámara que alberga lo más recoleto y escondido de cada uno de nosotros.

Otras veces, la intimidad ha sido vista como un punto a la vez central y profundo de nuestra conciencia —y de nuestro subconsciente— del cual brotasen nuestras acciones más personales: sería, así, el centro emergente de nuestra vida y sus actos

  Finalmente, una tercera sería una concepción jurídico-moral de la intimidad, el «Fuero interno», es decir,  el ámbito de la vida en que al hombre le es dado existir sui iuris, conforme a su propio derecho, según su propio «fuero», o sea, el ámbito de la acción en el cual el sujeto es verdaderamente libre, y por tanto últimamente responsable.

     Recinto secreto del alma, surtidor de la vida más genuinamente personal, ámbito de libertad y centro de imputación de los actos morales.

 Sí, todo esto es la intimidad. Pero acaso sea más correcta otra visión de la vida íntima.

  Tal vez sea preferible verla como el modo de ser de los actos propios en el cual, y con el cual, mi vida se me hace real y verdaderamente propia.

  O, con otras palabras, verdaderamente «mía».

 Y para terminar esta “Reflexión Heteróclita, os traigo una nueva pieza musical, hoy “Barcarola” de Offenbach, en reconocimiento a uno de mis más fieles lectores.

 



©2024 JESÚS FERNÁDEZ-MIRANDA Y LOZANA

 

 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

APELLIDOS

 


Nos dice el Académico de la Historia José Godoy Alcántara en 1871, en su obra “Apellidos Castellanos”

El nombre, propiedad al abrigo de los caprichos y vicisitudes de la fortuna, es el lazo moral que liga, en la sucesión de los tiempos, la sucesión de los individuos y que parece responder a ese innato secreto anhelo del hombre por prolongar más allá del sepulcro su existencia de un momento.

El heroísmo debe sus más bellos ejemplos a ese sentimiento del honor del nombre, primero y último de nuestros bienes, que nos preocupa hasta después de nuestra muerte, no pareciéndonos excesivas las más minuciosas precauciones para evitar su extinción o salvarle del olvido.

El nombre de familia, el apellido no aparece sino con la sociedad romana. Hoy se ha demostrado que fue tomado de los etruscos.

 Ningún pueblo como el romano ha rendido culto tan especial a la memoria de sus antepasados bajo la denominación de lares y Penates; hizo de ellos divinidades en las circunstancias reales de la vida, les pedían Consejo y auxilio.

El nombre romano se componía del pronomen que se dio de cada individuo como Publio. El nomen, que era el de la familia, o gens como Cornelio y si era familia con muchas ramas , el cognomen, que era el de la rama familiar correspondiente como por ejemplo Publio Cornelio Léntulo. Finalmente se añadía, en ocasiones, una especie de sobrenombre particular o agnomen, como en los Escipìones “Publius Cornelius Scipió Africanus”.

Con la disolución del imperio fueron extinguiéndose los nombres hereditarios.

Con la invasión de los bárbaros, los nombres que tan poderosamente contribuyeron a la creación y conservación de la nacionalidad y la grandeza de Roma, confundiendo la gloria de la nación y de la familia, desaparecieron.

Los pueblos del norte traían nombres personales y significativos, nacidos de las ideas de audacia, fuerza física, poder fatal, poder material, intrepidez, rapidez, etcétera.

Los nombres germanos bastan por sí solos para dar una idea de la raza que los llevaban: hablan de guerra, combate, victoria, altivez salvaje, y con ellos nunca se incorporan expresiones malignas o despectivas tan frecuentes en el nombre romano.

El nombre romano, que refleja más el culto a las virtudes sociales, cede lugar al nombre germano, que significa independencia del individuo, confianza del guerrero en su fuerza, valor personal, pasión por los tesoros, nobleza, generosidad, protección al débil y que lleva en germen nociones e ideas que, depuradas más tardes por un sentimiento Cristiano, producirán las semillas de la caballería.

En la España visigoda se mezclan los nombres romanos y góticos, y a lo largo de los siglos VII y VIII se empiezan a usar como apellido, informalmente, toponímicos —Ermengol de Amaya— y comienzan a usarse los sufijos -iz y -ez unidos al nombre del padre como apellido con el significado de "hijo de"—Sancho Lopez ó Octavius Fernández—

No obstante estas formulas no se perpetúan y durante los siglos X a XVI no hay un orden real en materia de apellidos.

Los primeros registros conjuntos de empleo de los dos apellidos datan del siglo XVI, en especial entre la clase de buen linaje de Castilla, pero no fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando se extendió por el resto del territorio con la creación del Registro Civil (1857) y la obligación de inscribir a los nacidos con dos apellidos, el del padre y el de la madre.

Y, como siempre, para terminar esta “ Relexión Heteróclita” os traigo una nueva pieza musical, hoy “Nessun dorma” de la Ópera Turandot de Puccini, interpretada por Luciano Pavarotti, y en la que se contiene la frase “mi nombre nadie sabrá”

 

          

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