Páginas

viernes, 27 de enero de 2023

NOTHING’S GONNA CHANGE MY WORLD

 


La frase que sirve de título a esta reflexión está tomada de la canción de los Beatles “Across the Universe”, balada de 1968 —finales de la década prodigiosa de los 60 del siglo pasado— cuando el bienestar crecía de modo imparable y los peligros, que hoy ponen en riesgo nuestro modo de vida, no se habían iniciado.

        La realidad es que desde entonces todo ha cambiado y nuestro mundo sigue cambiando de forma geométricamente proporcional, y no sabemos a dónde nos conduce nuestra propia actitud.

        En esta reflexión voy a detenerme en un aspecto esencial que magníficamente ha sido tratado por Karl Popper en su obra “La Sociedad Abierta y sus enemigos”.

            Karl Popper comienza con su crítica sobre Hegel con la siguiente frase:

“El éxito de Hegel marcó el comienzo de la «edad de la deshonestidad» (como llamó Schopenhauer al período del idealismo alemán) y de la «edad de la irresponsabilidad» (como caracteriza K. Heiden la edad del modern unao totalitarismo), primero de irresponsabilidad intelectual y más tarde como consecuencia de irresponsabilidad moral: el comienzo de una nueva edad controlada por la magia de las palabras altisonantes y el irresistible poder de la jerigonza.”

       Pese a ello, reconoce Popper la enorme influencia de Hegel en la filosofía contemporánea, incluso más allá de la extrema izquierda y la extrema derecha.

       Y explica esa inmerecida influencia en considerar que Hegel constituye el renacimiento del “tribalismo” platónico, que justifica la adoración al Estado, la historia y la nación, platonismo de Hegel se caracteriza por la consideración de que la autoridad moral del Estado es absoluta y que es el Estado quien rige la moralidad personal y toda conciencia.

       Ello, a la postre, adelanta la inclinación del autor hacia el totalitarismo.

       Es muy interesante el análisis que hace Popper de la “dialéctica hegeliana” en relación con la “verdad objetiva”, otro paso hacia el totalitarismo.

Hegel comienza su trabajo con lo que sólo podría ser interpretado como una exigencia de la libertad de pensamiento y de su correspondiente protección por parte del Estado:

“El Estado —expresa Hegel— tiene al pensamiento por principio esencial, De este modo, la libertad de pensamiento y la ciencia solo pueden originarse en el Estado, La ciencia, por lo tanto, ha de buscar la protección del Estado puesto que la finalidad de la ciencia es el conocimiento de la verdad objetiva”

Y ¿Quién determina que es la “verdad objetiva”?

Para Hegel

«El Estado debe decidir…, por regla general, cuál debe ser considerada la verdad objetiva»

Ante semejante conclusión, la libertad de pensamiento y los derechos de la ciencia a establecer sus propios patrones se convierten, finalmente, en sus opuestos, principios que han sido miméticamente recogidos en su obra por Marx, con lo que llegamos así a la crítica de Popper al Marxismo.

Popper parte de analizar la afirmación de Marx de que

“No es la conciencia del hombre la que determina su vida, sino más bien la vida social la que determina su conciencia”

y nos dice que esta idea tiene también su origen en el colectivismo platonizante de Hegel, en su teoría de que el Estado y la nación son más «reales» que el individuo, que todo se lo debe a aquellos De este modo, Marx, en el plano histórico, desarrolló algunas de las ideas de Hegel con respecto a la superioridad de la sociedad sobre el individuo, lo que le lleva a afirmar que el hombre es, ante todo, el conjunto de sus relaciones sociales

"… la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de sus relaciones sociales".

olvidando el concepto esencial de la definición del ser humano que es su individualidad, sin la cual el ser humano, como tal, queda reducido hasta su desaparición para convertirse en esclavo del sistema político.

    Menos mal que a las bases de la izquierda radical, mucho menos cultivadas y más adoctrinadas, se les ve el plumero bolchevique y continúan actuando en el marasmo de la violencia como método revolucionario, negando el concepto de "libertad individual" y profundizando en la pretensión de eliminar a todo discrepante.

        Efectivamente su falta de preparación y su aborregado adoctrinamiento les ha impedido asumir las enseñanzas del propio Marx, quien nos dice que:

"La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal” 

afirmando que cada Revolución ha de tener su forma y su estética propias, las adecuadas al momento histórico en que se produzca y no imitando las actitudes de otras revoluciones anteriores, lo que no parece ser recordado por la NUEVA IZQUIERDA RADICAL que pretende encarnar PODEMOS, que no deja de ser un calco risible de los mensajes frentepopulistas de la España de los años 30 del s.XX. (Arderéis como en el 36 – Vamos a quemar la conferencia episcopal - La referencia permanente a la República- No Pasarán- La obsesión por Franco - etc…)

       Ideas todas ellas que en su momento ya expuse en mi reflexión PORQUE SOY ANTIMARXISTA, que podéis leer pinchando el el texto resaltado en color, y que doy aquí por reproducidas, que me reafirman en la conclusión de que gracias a la "Guerra Cultural" que no pienso abandonar, "NADA VA A CAMBIAR MI MUNDO" (NOTHING’S GONNA CHANGE MY WORLD).

       Y concluyamos esta reflexión con un nuevo video musical, en esta ocasión de los Beatles, como mi primera referencia a ellos en su título, con su canción “When I'm Sixty Four”, aunque yo ya los haya superado.

 


© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana



martes, 24 de enero de 2023

LA SOCIEDAD LABERINTO

 


Vivimos en una Sociedad que se va convirtiendo, a lo largo de nuestra vida, en un laberinto.

Y hablo de laberinto en el sentido de las acepciones que nos da, sobre este término, el DRAE

“Lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida

Cosa confusa y enredada.”

       Y ¿Porqué digo que nuestra vida se va enredando como un laberinto?

       Pues muy sencillo.

       A medida que nuestra vida avanza en un permanente presente, las circunstancias que nos van rodeando se modifican al tiempo que avanzamos, y nos obligan a representar mentalmente las opciones, alternativas o proyecciones ante el futuro que se hace “ahora” a cada instante.

       Y toda nuestra actividad dependerá de nuestra capacidad de memoria de lo aprendido o vivido —experiencia—, que nos permitirá imaginar el recorrido causa/efecto de nuestro comportamiento.

       Y solamente desde esa perspectiva hemos podido ir, como humanos, superando conscientemente los acontecimientos que nos van rodeando, haciéndoles frente o reaccionando con lo que hemos aprendido.

       Pero el futuro, que se hace presente a cada instante, no casa, en ocasiones, con las previsiones que nuestra experiencia nos había adelantado y ello nos conduce a caminos desconocidos, que incrementan la sensación de que cada paso de nuestra vida nos introduce, cada vez con más fuerza, en un laberinto por resolver.

       Ello me recuerda las palabras del poeta José Bergamín

El que solo busca la salida no entiende el laberinto y, aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido”

Y así, en nuestras vidas debemos no solo transitar por el laberinto en una permanente búsqueda de su salida, sino también recordar, siempre, la propia esencia del laberinto por el que transitamos, que no deja de ser para cada uno su “propio yo”, pues en otro caso, si abandonamos la atención hacia nuestro yo individual, caeremos en el estruendo del rebaño, un desorientado rebaño en el que la búsqueda deriva hacia una sinrazón que nos hará permanecer adocenados y encadenados dentro del mismo laberinto.

Y ese ha sido el significado que durante siglos se ha dado al laberinto como camino de iniciación y elevación del propio yo, como rito iniciático que nos obliga a conformar mentalmente el camino, con recuerdo de cada esquina doblada, de cada elección en las bifurcaciones, de cada experiencia, en fin,  vivida.

Pero el tránsito por ese laberinto existencial estará lleno de sorpresas, alegrías, tristezas, emociones, decepciones, sentimientos y realidades que deberán hacernos conscientes de que a lo largo del mismo se irá forjando nuestra personalidad como realidad única e individual, irrepetible y sagrada.

Y entre todas nuestras aspiraciones cobra especial significancia la “libertad”, el libre albedrío, que según Cicerón

“No consiste en tener un amo bondadoso, sino en no tener ningún amo”

Libertad que solamente puede alcanzarse desde el respeto a la individualidad de cada uno de nosotros, a la pluralidad de las ideas, pensamientos y realidades condicionantes de cada sujeto, sin aceptar las imposiciones pretendidas por ninguna “tribu”, por ningún “amo”, y forjando nuestra vida de conformidad con el sentir propio, con nuestra propia “mismidad”.

Y eso contra lo que luchamos es, precisamente, lo que nos encontramos en los totalitarismos y populismos hoy tan en boga.

Efectivamente y como ya adelantase Bastiat a mediados del s XIX

“Los totalitarios no pueden dejar a los hombres libertad alguna, pues creen que si ellos no ponen orden los hombres tienden a la degradación y desmoralización”

Y eso ocurre hoy con los discípulos de Gramsci, Laclau y Mouffe, y su doctrina de conquista de la “hegemonía cultural” a través del control de la “cultura de las causas dispersas”, es decir, de todos aquellos movimientos de defensa o difusión de las causas propias del izquierdismo woke, como nos recuerda reiteradamente Girauta, y que no es sino el conjunto de las ideologías de los progresistas radicales o de izquierda identitaria posmoderna, que se comporta con demasiado entusiasmo, agresividad, agitación, hipersusceptibilidad y poca sinceridad, y con tendencia a la censura de opiniones discrepantes, exacerbada hasta imponer la llamada "cultura de la cancelación".

A ellos ya se refirió Richard Dawkins —a quien ya cité en mi entrada DERECHOS COLECTIVOS POLÍTICAMENTE CORRECTOS— con quien no comparto su ateísmo militante, pero que acierta al describir el infantilismo e inmadurez de esta izquierda woke, al decir que:

«La Universidad no puede ser un “espacio seguro”. El que lo busque, que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver. Los estudiantes que se ofenden por escuchar opiniones contrarias a las suyas quizá no estén preparados para venir a la Universidad.

           Y así vamos caminando en esta “Guerra Cultural” que desde posiciones contrarias a ese izquierdismo woke, vamos algunos intentando, con la esperanza de nuestro empeño tenga éxito, que no será otro que no dejarnos arrastrar a un mundo sin valores, sin moral y sin esperanzas, sabiendo que los inútiles. los cobardes, los incapaces, los modernos woke, solo pueden sobrevivir a costa de injurias, mentiras, amenazas y conspiraciones contra los que moralmente les superan.

        Pues nuestra vida es resistente, como el árbol otoñal que Hermann Hesse nos describe en su obra Demián:

"Así van cayendo las hojas de un árbol otoñal, sin que él lo sienta; la lluvia, el sol o el frío resbalan por su tronco, mientras la vida se retira lentamente a lo más íntimo y lo más recóndito. El árbol no muere, resiste y espera."

         Y concluyamos, como es nuestra costumbre, con un nuevo video musical, hoy “EL AMANECER” de Edvard Grieg, dedicado a esa izquierda woke.


© 2023
Jesús Fernández-Miranda Y Lozana


viernes, 20 de enero de 2023

MALTHUSIANISMO DESHUMANIZADOR

 


    Vivimos en una Sociedad que desprecia hasta unos límites insospechados la vida humana.

      El "Malthusianismo" extremo, que teóricamente aboga por reducir la población mundial en beneficio de la supervivencia futura del ser humano, pero que responde a finalidades monstruosas de control político y económico de la población mundial, y que es defendida por la extrema izquierda marxista y por la extrema derecha ultra capitalista, está dejando en nuestro mundo una deshumanización preocupante.

     Los dos grandes ejes de este "Malthusianismo Extremo" asquerosamente defendido por la ONU, y por organizaciones "Supremacistas", son el aborto y la eutanasia.

    El ejemplo paradigmático de ello es el aborto, que se ve como algo "normal" cuando constituye el más vil de los asesinatos.

    La última y trágica noticia al respecto es que el Reino Unido avala abortar fetos con síndrome de Down hasta el momento del parto.

    Con carácter general, la ley británica permite abortar durante las primeras 24 semanas. Pero en caso de “riesgo sustancial”, este plazo se extiende hasta el parto. 

    Sobre la base de dicha norma, el Tribunal británico de Apelación ha fallado este viernes en favor de permitir el aborto de fetos con síndrome de Down hasta el momento del nacimiento.

    Heidi Crowter, una mujer de 27 años natural de Coventry, que tiene síndrome de Down, y Marie Lea-Wilson, madre de un niño, Aidan, que también padece esa afección, presentaron una demanda contra el Ministerio de Sanidad y Cuidado Social con la intención de que se eliminase esa disposición contemplada en la Ley del Aborto. 

    La Corte de Apelaciones británica manifestó que a su juicio, la legislación no interfiere con los derechos de los “incapacitados que están vivos”. Aunque reconoce que mucha gente con síndrome de Down y otras discapacidades se sentirán disgustadas y ofendidas por el hecho de que este diagnóstico de discapacidad grave durante el embarazo se contemple por la ley como justificación para el aborto, y que podrían considerarlo como que implica que sus propias vidas valen menos”, matizaron los magistrados. 

    El pasado julio, el abogado Jason Coppell, que representó a Crowter y Lea-Wilson, consideró que el lenguaje empleado en esa ley era considerado por algunas personas “ofensivo e inaceptable”.

    La mujer, que no descarta elevar su caso hasta el Tribunal Supremo ―máxima instancia judicial del país aseguró que seguirá “luchando” por esta causa al considerar que ya ha logrado “informar y cambiar los corazones y mentes y cambiado las opiniones de la gente sobre la ley”.

    La insensibilidad de nuestra Sociedad en relación con el tema del aborto, nos hace retroceder a los tiempos de la Grecia Clásica prerromana, y concretamente a Esparta donde se utilizaba el Monte Taigeto para la ejecución de los recién nacidos con defectos físicos, que eran arrojados desde su cima a los barrancos de su falda.

    En la actualidad, en todos los países occidentales desarrollados, se critica la esclavitud como una monstruosidad legal del pasado, y se persiguen los casos de esclavitud laboral y sexual sin misericordia, pero, sin embargo, se contempla con una enorme laxitud el aborto, sobre la desviada apreciación del feminismo extremista, según la cual el feto es parte del cuerpo de la embarazada con el que puede hacer lo que quiera.

"Nosotras parimos, Nosotras decidimos"

     Sin embargo, al igual que hasta finales del s XIX existían numerosos defensores de la esclavitud, hoy desaparecidos, gracias a Dios, existen hoy infinidad de defensores del aborto, que dentro de algunos años serán considerados por la Sociedad asesinos implacables y deshumanizados.

        No voy a hacer una argumentación en contra del aborto, pues ya hay grandes cabezas que defienden la idea "provida" a la que me remito.

    Solo quiero manifestar mi oposición frontal al infanticidio legalizado que supone, y afirmar que mi posición se fundamenta, efectivamente, en mi conciencia moral y religiosa.

        Y allá ellos, los que por tal motivo me critiquen...

     Pero este "progresismo" que no respeta la vida humana se extiende como una plaga.

     Así, es alarmante que el pasado 27 de noviembre, el gobierno canadiense de Justin Trudeau aprobase extender la ley de asistencia médica para morir (MAID) ―un sofisma para no decir eutanasia― a casos de problemas mentales, que incluyen la depresión, e incluso a problemas económicos, como quedarse sin vivienda.

     "Eliminemos a los locos y a los pobres" parece decir la propuesta.

      Pero esta corriente deshumanizadora no es algo excepcional.

       Leo en la prensa que la atleta paralimpica canadiense Christine Gauthier solicitó una ayuda estatal para instalar un salvaescaleras en su vivienda y la respuesta que obtuvo de la administración fue que

"ya que está usted tan desesperada, señora, podemos ofrecerle ayuda médica para morir"

     Klaus Schwab fundador y presidente del FME Foro Económico Mundial cuya reunión anual en Davos es un escenario perfecto para sus diatribas, acaba de decir, a través de su mano derecha Yuval Noah Harari, algunas lindezas cómo estás:

 "El FEM ha tenido tanto éxito en sus planes que está «adquiriendo poderes divinos de creación y destrucción»"

● "Jesús es una noticia falsa, Dios está muerto y no tienes alma. Eres un «animal hackeable» que no tiene la capacidad de libre albedrío."

●"Ha llegado una nueva religión mundial que une a toda la humanidad para adorar en el altar de la ciencia del clima, el eco comunismo y la eugenesia".

    En esta línea el FEM  es cada vez más hostil al cristianismo y las principales religiones. 

     El Foro Económico Mundial ha pasado décadas infiltrándose silenciosamente en gobiernos elegidos democráticamente, penetrando gabinetes y ejerciendo una enorme influencia en el mundo desde los pasillos del escondite suizo de Schwab en Davos.

     Estos intrigantes se han vuelto arrogantes y seguros de su propio éxito. Ya no se esconden en las sombras y tiran de los hilos de los títeres detrás de la cortina.

   Según Schwab, el papel del FEM es dar forma a la “transformación” del mundo en el período actual. Y, como era de esperar, admira el sistema chino de autoritarismo de control estatal.

     Con líderes mundiales y gabinetes firmemente bajo su control, la democracia occidental ha sido diezmada. 

     El Canadá de Trudeau se ha convertido en un páramo de control autoritario, y podría decirse que la Nueva Zelanda de Jacinta Ardern está aún más controlada por los tecnócratas de Davos.

    Hace algunos días Bil Gates, en su papel de falso salvador y aliado de Schwab, fue sorprendido diciéndole a los líderes mundiales que es hora de que los “paneles de la muerte ” decidan quién tiene derecho a vivir y morir.

    Por supuesto, los “paneles de la muerte” de Gates tienen mucho que ver con la obsesión Malthusianista de la élite globalista con la disminución de la población mundial. 

    Este es el mundo brutal y sin alma que Gates y el gobierno en la sombra del Foro Económico Mundial están decididos a implementar como parte de su Gran Reinicio, del que es engranaje motor la "Agenda 2030".

     Y mientras tanto, el Tirano Sánchez en Davos, atacando a Castilla y León, entregándose con "gustirrinín" a la mafia 2030, y declarando que el paro en España es el que mejor se comporta en la UE, cuando la OCDE dice que con un 12,5% de paro duplicamos la media de la UE. Es decir, Sánchez mintiendo como siempre.

   No podemos permitir que su malvado ultra materialismo, vestido de racionalismo extremo, se convierta en la nueva normalidad y controle nuestras vidas.

      Benedicto XVI ya advirtió contra ese ultra racionalismo materialista afirmando que:

"Es necesaria una relación correlativa entre razón y fe, razón y religión, que están llamadas a depurarse y redimirse recíprocamente, que se necesitan mutuamente y que deben reconocerlo frente al otro.

Esta regla básica debe concretarse en la práctica dentro del contexto intercultural de nuestro presente. Sin duda, los dos grandes agentes de esa relación correlativa son la fe cristiana y la racionalidad secular occidental. Esto puede y debe afirmarse sin caer en un equivocado eurocentrismo. Ambos determinan la situación mundial en una medida mayor que las demás fuerzas culturales. Pero eso no significa que las otras culturas puedan dejarse de lado como una especie de quantité négligeable (cantidad despreciable). Eso representaría una muestra de arrogancia occidental que pagaríamos muy cara y que, de hecho, ya estamos pagando en parte. Es importante que las dos grandes integrantes de la cultura occidental se avengan a escuchar y desarrollen una relación correlativa también con esas culturas. Es importante darles voz en el ensayo de una correlación polifónica, en el que ellas mismas descubran lo que razón y fe tienen de esencialmente complementario, a fin de que pueda desarrollarse un proceso universal de depuración en el que, al cabo, todos los valores y normas conocidos o intuidos de algún modo por los seres humanos puedan adquirir una nueva luminosidad, a fin de que aquello que mantiene unido al mundo recobre su fuerza efectiva en el seno de la humanidad."

      Despidámonos hoy con un nuevo video musical, en este caso la grabación de un concierto de piano tocado por un joven ciego y con Síndrome de Down, al que el extremista malthusianismo deshumanizador hubiera eliminado antes de su nacimiento..


© 2023 Jesús Fernandez-Miranda y Lozana 

martes, 17 de enero de 2023

VIENTOS Y TEMPESTADES



Como dijera Cicerón “Yo ya he visto otros vientos; y he afrontado otras tempestades”, lo que me permite afirmar, parafraseando a Chateaubriand, que a lo largo de mi vida he soportado tantas tempestades que, al final, no me quedan, como mesa de escribir, más que los restos de mis naufragios y en ellos me refugio y escribo sin otro aliciente que dejar el papel garabateado como cronista de mi pasado o autor de mis reflexiones.

En todo caso y como guía de dichas experiencias, siempre he pensado que si la vida sólo fuera, como pretende Albert Camus, la existencia corporal, sin otro espíritu ni alma más allá de la simple inteligencia, fruto de una mera evolución animal, entonces: ¿Para qué asumir sacrificios o sufrimientos y no limitarnos a asumir los mínimos riesgos existenciales, lo que sería lo propio de las personas juiciosas?

Se trataría entonces de ser simplemente “justos” en un sentido estrictamente Volteriano: La existencia del hombre quedaría justificada por sus “justas” aportaciones al resto de la humanidad, a los otros.

Sin embargo, aceptar esta concepción materialista sería tanto como abdicar de mis creencias y de los posos de mi educación. Mi Dios, omnipotente y misericordioso, sería apartado, abruptamente, de mis pensamientos y eso mi conciencia no me lo permitiría.

Y, hablando de los “justos”, ya lo decía Torcuato Fernandez-Miranda en su ensayo “Albert Camus y el testimonio de los cristianos”:

“Lo que pasa es que los justos, si tuviesen el poder que tiene Dios, serían omnipotentes, dictatoriales, se pondrían inmediatamente a evitar el mal, a impedirlo, a realizar esto o aquello. No comprenden que el Dios de los cristianos es, antes que nada, un Dios humilde, un Dios que respeta profundamente la individualidad, la personalidad, la libertad de todos los seres humanos, que no ejercita el poder, sino que se inclina humildemente ante la propia actitud del hombre, en sus miserias, pero en su sagrada libertad.”

Con los años uno se hace consciente de la complejidad de la vida y toma conciencia, desde aquella sagrada libertad, de las experiencias positivas y negativas de la existencia; como dicen los versos de Virgilio:

“Cuantas cosas horribles o gloriosas he visto y en cuantas de ellas he participado” (Eneida Libro Segundo, Versos 5 y 6)

        Y cada mañana, al mirarse al espejo, uno mismo ve claramente sus vicios y sus virtudes, sus yerros y sus aciertos, la vida, en fin, con sus alegrías y sus tristezas, los vientos y las tempestades o los momentos de paz y calma vividos, y siempre con la duda de que será lo que nos depare la fortuna.

        Aunque ya lo decía Goethe:

“Todo lo concede la fortuna a su favorito por completo, los gozos infinitos, las penas infinitas, por completo”

       Y el favorito de la fortuna, de Dios al fin y al cabo, es el hombre, a quien se le hace difícil, casi imposible, una existencia sin estridentes alegrías o deprimentes tristezas.

       Y esa paz ansiada, ese equilibrio entre ambos extremos, es la que sólo se logra en el esquivo silencio que domina la búsqueda de la felicidad.

       Por ello, no quiero concebir la vida, como se hiciera en el barroco español, como un «morir viviendo» que, inexorablemente, y llena de angustias y dolor, camina hacia la muerte.

      Tampoco quiero ser, como Quevedo, un fue, un será y un es cansado.

        Cierto que las alegrías no son la felicidad, pero pienso que si el hombre fuera capaz de encadenar alegrías en su existencia podría vivir una suerte de “pequeña felicidad”, sin esperar a la plena felicidad que se nos augura para después de la muerte, teniendo en cuenta que como nos dice Carl Jung

"Si no hubiera momentos de tristeza, no valoraríamos tanto las ocasiones de felicidad."

Y de esa manera, con una visión positiva de la vida,  desafiaríamos su concepción negativa propia del Cristianismo desde San Agustín, para quien el cuerpo es la cárcel del alma y el mundo el destierro del hombre, pues tal concepción negativa y de raíz Platónica, no se compadece con la idea manifestada en el Génesis

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y comprobó que era bueno en gran manera.” (Génesis 1,31)

           Así pues, la maldad, origen de la infelicidad, no se encuentra en la carne ni en el mundo, sino en el alma libérrima del hombre, que opta por decisiones contrarias a los mandatos de Dios, y no por desafiarle u ofenderle, sino por pensar equivocada y egoístamente que la conducta desviada es la más adecuada para alcanzar sus objetivos.

Por eso el canto del hombre debería limitarse al Miserere

Miserere mei, Deus,
secundum magnam 
misericordiam tuam

Misericordia, Dios mío,
por tu inmensa compasión
(Salmo 51 MISERERE)

Y concluyamos con nuestra costumbre de insertar un video musical para despedirnos. En esta ocasión el  MISERERE, interpretado por  Pavarotti, Zuchero y Bocelli.


 

© 2023 Jesús Fernández-Miranda y lozana


lunes, 9 de enero de 2023

LA LOCURA

 


¡Soplen, vientos, hasta reventar los carrillos; soplen con rabia! ¡Cataratas y trombas, diluvien hasta sumergir los campanarios y anegar las veletas, y los relámpagos, pensamiento y obra en un destello, precursores de los rayos que hienden los robles, chamusquen mi blanca cabeza, y los truenos que todo lo estremecen, aplasten la redondez del mundo, quiebren los moldes todos de la naturaleza y dispersen por siempre los gérmenes que hacen al hombre ingrato!

        Dice el Rey Lear de William Shakespeare, en plena vorágine de su locura, quejándose de la traición de sus hijas, a quienes ha dejado su reino, mientras él pierde la vida entre la locura y la desesperación por la traición sufrida y por el fallecimiento de todas ellas.

       Locura, esa es la consecuencia que para el hombre tiene, en ocasiones, la obsesión en el dolor, el arrepentimiento, el fracaso…

 Y Shakespeare lo representa maravillosamente en muchas de sus obras.

 Podríamos citar aquí la locura de Macbeth, o de su esposa; o la de Hamlet o su amada Ofelia.

Y ello sin hacer de menos a Cervantes y la locura de su “Caballero de la Triste figura”.

       Para Pascal:
"Los hombres están tan necesariamente locos que sería estar loco, por otro giro de la locura, no estar loco."
    Pensamiento que nos lleva a la conclusión de que la locura es un concepto meramente cultural, que parte de la idea de que el loco no usa la razón conforme a los postulados sociales existentes.
    Históricamente han existido comportamientos que hoy, para nosotros serían locura, y en épocas pasadas no lo eran.
    Igual que determinados comportamientos de otras culturas se consideran locura, cuando en el entorno de aquellas, son comportamientos "normales".
    Así lo veía Goethe, para quien:
"La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma."

    En definitiva estar loco es una forma diferente de cordura, aquella que, desde el punto de vista de la razón, se aparta de lo razonable, y en ello se resume la frase de Pascal anteriormente mencionada, pues todos, de una u otra manera, participamos en ese desvarío mental que en ocasiones nos aparta de lo "razonable" conforme a los códigos sociales o culturales del tiempo y del mundo en que vivimos. 

     Por otra parte, genialidad y locura viven íntimamente entrelazadas, de modo y manera que una y otra difícilmente se pueden diferenciar.

    Por eso hablamos siempre, con un punto de prejuicio, de la locura de quienes son almas excepcionales, al no entender, en muchas ocasiones, la "razón" que subyace bajo su genialidad, generalmente heterodoxa y alejada de los usos sociales imperantes.        

     El mismo Blaise Pascal nos lo explica cuando nos dice que

"El espíritu extremo es acusado de locura. Solo la mediocridad se considera buena."

    Así por ejemplo no entendemos la melancolía que, en numerosas ocasiones, acompaña a la creatividad genial, melancolía que no deja de ser un trastorno de la razón, una forma controlada de locura, melancolía que como dijera Víctor Hugo ―fuera de toda "razón" ortodoxa:

"Es la felicidad de sentirse triste."

extraña felicidad que debemos aceptar, pues tal y como nos dice Ernst Jünger 

"No podemos estar siempre exentos de dolores, no podemos estar sin sombra, tenemos que aceptar la melancolía. También allí hay dioses."

        Aunque no todo es aceptable en la locura, pues muchas veces, como piensa Sinclair en el "Demian" de Hermann Hesse:

"Los locos tienen unas intuiciones más profundas que la gente de la calle, pero no tienen la clave ni el timón (de sus vuelos mentales) y se despeñan en el abismo."  

     Y concluyamos ya esta breve reflexión con un nuevo video musical. Hoy con el Pasacalle de Henri de Bailly "Yo soy la locura".



© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
 forma