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viernes, 27 de enero de 2023

NOTHING’S GONNA CHANGE MY WORLD

 


La frase que sirve de título a esta reflexión está tomada de la canción de los Beatles “Across the Universe”, balada de 1968 —finales de la década prodigiosa de los 60 del siglo pasado— cuando el bienestar crecía de modo imparable y los peligros, que hoy ponen en riesgo nuestro modo de vida, no se habían iniciado.

        La realidad es que desde entonces todo ha cambiado y nuestro mundo sigue cambiando de forma geométricamente proporcional, y no sabemos a dónde nos conduce nuestra propia actitud.

        En esta reflexión voy a detenerme en un aspecto esencial que magníficamente ha sido tratado por Karl Popper en su obra “La Sociedad Abierta y sus enemigos”.

            Karl Popper comienza con su crítica sobre Hegel con la siguiente frase:

“El éxito de Hegel marcó el comienzo de la «edad de la deshonestidad» (como llamó Schopenhauer al período del idealismo alemán) y de la «edad de la irresponsabilidad» (como caracteriza K. Heiden la edad del modern unao totalitarismo), primero de irresponsabilidad intelectual y más tarde como consecuencia de irresponsabilidad moral: el comienzo de una nueva edad controlada por la magia de las palabras altisonantes y el irresistible poder de la jerigonza.”

       Pese a ello, reconoce Popper la enorme influencia de Hegel en la filosofía contemporánea, incluso más allá de la extrema izquierda y la extrema derecha.

       Y explica esa inmerecida influencia en considerar que Hegel constituye el renacimiento del “tribalismo” platónico, que justifica la adoración al Estado, la historia y la nación, platonismo de Hegel se caracteriza por la consideración de que la autoridad moral del Estado es absoluta y que es el Estado quien rige la moralidad personal y toda conciencia.

       Ello, a la postre, adelanta la inclinación del autor hacia el totalitarismo.

       Es muy interesante el análisis que hace Popper de la “dialéctica hegeliana” en relación con la “verdad objetiva”, otro paso hacia el totalitarismo.

Hegel comienza su trabajo con lo que sólo podría ser interpretado como una exigencia de la libertad de pensamiento y de su correspondiente protección por parte del Estado:

“El Estado —expresa Hegel— tiene al pensamiento por principio esencial, De este modo, la libertad de pensamiento y la ciencia solo pueden originarse en el Estado, La ciencia, por lo tanto, ha de buscar la protección del Estado puesto que la finalidad de la ciencia es el conocimiento de la verdad objetiva”

Y ¿Quién determina que es la “verdad objetiva”?

Para Hegel

«El Estado debe decidir…, por regla general, cuál debe ser considerada la verdad objetiva»

Ante semejante conclusión, la libertad de pensamiento y los derechos de la ciencia a establecer sus propios patrones se convierten, finalmente, en sus opuestos, principios que han sido miméticamente recogidos en su obra por Marx, con lo que llegamos así a la crítica de Popper al Marxismo.

Popper parte de analizar la afirmación de Marx de que

“No es la conciencia del hombre la que determina su vida, sino más bien la vida social la que determina su conciencia”

y nos dice que esta idea tiene también su origen en el colectivismo platonizante de Hegel, en su teoría de que el Estado y la nación son más «reales» que el individuo, que todo se lo debe a aquellos De este modo, Marx, en el plano histórico, desarrolló algunas de las ideas de Hegel con respecto a la superioridad de la sociedad sobre el individuo, lo que le lleva a afirmar que el hombre es, ante todo, el conjunto de sus relaciones sociales

"… la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de sus relaciones sociales".

olvidando el concepto esencial de la definición del ser humano que es su individualidad, sin la cual el ser humano, como tal, queda reducido hasta su desaparición para convertirse en esclavo del sistema político.

    Menos mal que a las bases de la izquierda radical, mucho menos cultivadas y más adoctrinadas, se les ve el plumero bolchevique y continúan actuando en el marasmo de la violencia como método revolucionario, negando el concepto de "libertad individual" y profundizando en la pretensión de eliminar a todo discrepante.

        Efectivamente su falta de preparación y su aborregado adoctrinamiento les ha impedido asumir las enseñanzas del propio Marx, quien nos dice que:

"La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal” 

afirmando que cada Revolución ha de tener su forma y su estética propias, las adecuadas al momento histórico en que se produzca y no imitando las actitudes de otras revoluciones anteriores, lo que no parece ser recordado por la NUEVA IZQUIERDA RADICAL que pretende encarnar PODEMOS, que no deja de ser un calco risible de los mensajes frentepopulistas de la España de los años 30 del s.XX. (Arderéis como en el 36 – Vamos a quemar la conferencia episcopal - La referencia permanente a la República- No Pasarán- La obsesión por Franco - etc…)

       Ideas todas ellas que en su momento ya expuse en mi reflexión PORQUE SOY ANTIMARXISTA, que podéis leer pinchando el el texto resaltado en color, y que doy aquí por reproducidas, que me reafirman en la conclusión de que gracias a la "Guerra Cultural" que no pienso abandonar, "NADA VA A CAMBIAR MI MUNDO" (NOTHING’S GONNA CHANGE MY WORLD).

       Y concluyamos esta reflexión con un nuevo video musical, en esta ocasión de los Beatles, como mi primera referencia a ellos en su título, con su canción “When I'm Sixty Four”, aunque yo ya los haya superado.

 


© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana



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