Me resisto enormemente a
despedirme de vosotros por un periodo de tiempo incluso menos al fin de semana,
durante el cual le da tiempo a recuperarse de su cansancio incluso a Pedro
Sánchez.
Lo lamento por
quienes creyeran que os iba a dejar en paz por más tiempo; En fin, que si no
escribo me aburro y si me aburro me cabreo, y si me cabreo mi mujer y mis hijas
no me soportan.
Así que en beneficio de la armonía familiar
prefiero seguir dandos el coñazo a vosotros y no incomodar a mi sufrida
familia.
Aquí os va uno breve,
para no cansaros demasiado.
Este va de
numerología.
Ya sabéis ─y si no aquí os lo cuento─ que
según la cábala judía el 7 es el número de lo perfecto, mientras que el 6,
portador de la carencia “-1” respecto de lo perfecto, es la representación
numérica de lo imperfecto, del mal. Finalmente el tres representa la plenitud.
Ello explica porque
el Apocalípsis se refiere al la bestia haciéndole mención por su número, el
“666”. Es decir, es la plenitud de la imperfección. El mal absoluto.
Pues, sabéis que hace
poco hemos vivido el día 666, el día del “número de la Bestia” anunciado por el
Apocalípsis?.
Efectivamente, el seis de
junio del año seis de nuestro milenio fue el día 6.6.6, y algunos esotéricos
creen que era el día del anunciado del comienzo de la maldad absoluta en el
mundo.
Aunque lo cierto es que la humanidad ya ha vivido otros varios días 6.6.6. y en ninguno de ellos pasó nada.
El transcurso del tiempo y su computo presentan curiosidades numéricas de vez en cuando, pues como me contaba un amigo, hace poco hemos vivido el instante cósmico 1,2,3,4,5,6; concretamente a la una hora, dos minutos y tres segundos del día cuatro del mes cinco del año seis.
Los números han sido
siempre refugio de misterios, arcanos insondables, hechicería o alquimia, hasta
que tras la ilustración y la implantación de la lógica científica fueron
perdiendo aquel carácter, pasando a ser mero instrumento de la vida cotidiana o
de las ciencias, pero lo cierto es que pese a ello, siguen existiendo números
que presentan facetas realmente interesantes.
Así, voy a detenerme un
poco en el llamado “Número Áureo”, que es resumen o compendio de la perfecta
simetría
Su valor numérico, mediante radicales o decimales es:
φ= (1+√5)/2=1,6180339887…
Se trata de un número
algebraico, descubierto en la antigüedad, que posee muchas propiedades
interesantes y que implica una relación de proporción que se encuentra tanto en
algunas figuras geométricas y en la naturaleza, como ocurre en las nervaduras
de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de
un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc…
En el mundo del arte son
numerosos los ejemplos de aplicación de este número, como garantía de una
perfecta proporción, desde el Partenón hasta La Gioconda.
Incluso hay autores que
afirman que la Biblia está salpicada de referencias a este concepto. Citándose expresamente
las instrucciones para el Arca de la Alianza que dio a Moisés, que pide unas
proporciones 5x3 que dan como resultado 1,666, suficientemente cercano a phi
como para engañar al ojo.
Y para no aburriros mucho
terminaré esta reflexión con una pieza de música clásica, pues todos sabemos
que música y matemáticas están íntimamente relacionadas
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