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jueves, 11 de junio de 2020

LA AMISTAD



    La amistad es un concepto que, a lo largo de toda la Historia, ha hecho correr ríos de tinta, utilizando una frase muy poco original pero muy expresiva.

    Muchos tratados de moral, e incluso muchas obras literarias, desde las más inteligentes a las más nimias, desde los griegos hasta los autores contemporáneos, gran parte de las obras escritas a lo largo de la Historia han dedicado alguna reflexión a esta realidad, e incluso podemos encontrar infinidad de menciones a la misma en los refraneros populares:

Amigos son esos extraños seres que nos preguntan como estamos y se esperan hasta que les damos una contestación.” Ed Cunningham

La verdadera amistad existe cuando el silencio entre dos parece ameno.” Erasmo de Rótterdam

Los amigos que tengas y cuya amistad hayas ya puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero.”   William Schakespeare

La prosperidad hace amistades, la adversidad las pone a prueba.”  Anónimo

La amistad es animal de compañía, no de rebaño.”  Plutarco

Cada hombre muestra lo que es en los amigos que tiene.” Gracián

Etc…

    Para mi, sin embargo, la descripción literaria mas bella que he leído a cerca de la amistad es la de Saavedra Fajardo:

“El mayor bien que tienen los hombres es la amistad, espada segura siempre al lado en la paz y en la guerra, con ella los prósperos sucesos son más espléndidos y los adversos más ligeros. Pero cuanto más fina y de más valor es la amistad, menos vale si llega a quebrarse, una vez rota la espada, no admite soldaduras.”

    Siempre he sido reacio a las declaraciones de amistad, a los amores declarados, a las complacencias compartidas.

        El afecto por los amigos creo que ha de ser silente y presente, percibido pero no manifestado, cómplice pero no expresamente participado.

        Sólo así adquiere su plenitud y su máxima expresión.

        Lo otro son chantajes emocionales “ya que somos amigos....”, “pórtate como amigo...”, “hazme un favor de amigo...”, “lo hago porque soy tu amigo…” etc...

       En cualquier caso, uno de los comentarios más estúpido a cerca de la amistad que conozco es el hecho por el estúpido periodista de izquierdas Manolo Saco, que me remite un amigo:

“Creo que ir a los entierros de los amigos es hacer el primo, pues estoy convencido de que ellos, una vez muertos, ya no piensan corresponderme acudiendo al mío.”

    A diferencia de este autor, al que es la primera vez que oigo mencionar, no creo en la amistad interesada, eso no es amistad, eso es correspondencia, compromiso “quid pro quo”.

    El desinterés, la confianza, la lealtad, la fidelidad y la tolerancia son los elementos esenciales para que la amistad exista y permanezca.

    Lo que no quiere decir que la amistad no necesite ser “correspondida”, aunque no en todas las ocasiones suceda de esta forma.

    En cualquier caso, la amistad es un concepto referido a un sentimiento de afecto, de amor, hacia otro, pero de contenido puramente afectivo y no sexual, por lo que, según algunos, carece de la pasión propia del amor carnal y por lo tanto tiene menos viveza, aunque como contrapartida sea más estable y esté menos sometida a los reproches de los celos, aunque no siempre sea así.

    Se dice, por otra parte, que la amistad solo es posible entre seres de educación o inquietudes culturales afines, pero, se da muy frecuentemente entre personas de diferentes educaciones o de distintos estratos sociales o culturales.

    Todas estas declaraciones tienen, por tanto, un valor simplemente relativo.

    Efectivamente, si partimos de considerar que entre los varios miles de millones de seres humanos que viven o han vivido en este mundo, ninguno ha sido, es, ni será igual a otro,  las manifestaciones de sus sentimientos y sus comportamientos serán igual de múltiples y variados, por lo que difícilmente se podrán establecer reglas generales (universales) en relación con sus conductas y por tanto en relación con la amistad.

    No obstante, las similitudes que imponen en los comportamientos humanos las identidades culturales ---su substrato---, o la misma educación, permiten, para un mismo grupo social, nacional o cultural, elaborar una serie de hipótesis de comportamiento comunes a todos ellos que permiten acercarse a formulaciones de reglas, si no universales, si al menos de amplia aplicación, aunque todas opinables.

    En definitiva la búsqueda de tales reglas, de tales formulaciones teóricas, que expliquen, que permitan comprender, los mecanismos del comportamiento del ser humano y sus sentimientos, es a lo que, en gran medida, se han dedicado los pensadores y filósofos a lo largo de gran parte de la historia del pensamiento occidental, que se inició, en la Grecia Clásica, como un intento de comprender todo lo que sucedía en el entorno del hombre y sus consecuencias.

    No obstante, la filosofía contemporánea se desarrolla en terrenos de una complejidad tal, semántica y conceptual, que es difícilmente asequible para el noventa por ciento de quienes,  teniendo alguna inquietud en estos terrenos, carecemos de la preparación adecuada.

    Veamos un ejemplo:

“Las teorías las definimos como “sistemas de concatenaciones (clasificaciones, correspondencias, implicaciones) de conceptos” (concatenaciones que arrastrarán a los fenómenos, en una proporción mayor o menor, según la “potencia” de la teoría). Los “sistemas de conceptos” se mantendrán, en principio, en la “inmanescencia” del contorno del campo de los fenómenos felicitarios, es decir, en su “dintorno”.

    Cierto es que al extraer la cita de su contexto   ---el libro “El mito de la felicidad” de Gustavo Bueno--- aquella se hace más ininteligible, pero no me negará el lector la dificultad de desentrañar su mensaje.

       En cualquier caso, a lo mejor, la amistad no hay que “pensarla” tanto y nuestra obligación sea, simplemente, disfrutarla más, así que estoy pensando irme a tomar unas gambas y unas cañas con algún amigo.

    Y tal vez, esta noche, cuando repose mi cabeza cansada en mi almohada, tal vez entonces, vuelva a entretener mis neuronas con reflexiones más profundas, que a modo de ovejitas saltarinas y como medio de convocar al dios Morfeo, me ayuden a conciliar el reposo necesitado

    Y hablando de amistad, os adjunto un video con el aria cantada por Luciano Pavarotti, "Ah! mes amis" de la Ópera "La hija del Regimiento" de Donizetti





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