Torquato Accetto (1590-1640), un no muy conocido pero interesante escritor del XVII italiano, escribió un pequeño libro llamado “La disimulación honesta” cuya meditación versa sobre las técnicas con las que, en tiempos difíciles, la gente puede defenderse de los poderosos.
Según Accetto la cuestión no es simular lo que uno no es (pues sería engaño) sino disimular lo que uno es, a fin de no irritar en demasía a los otros —especialmente a los poderosos— con las virtudes propias (la cuestión no es saber cómo causar daño sino cómo no recibirlo).
El origen principal de estas meditaciones radica en el hecho de que no le gusta a los poderosos que los demás tengan ningún tipo de éxito o de virtud, ni siquiera los más ínfimos, y se consideran que es una manera de castigarlos u ofenderlos el tener éxito en algo en lo que ellos creen no tener igual, lo que en nuestro fuero interno sería una bella manera de desquitarnos.
En definitiva, en su ensayo subyace al atávico miedo de los hombres corrientes a los poderosos, ya políticos ya económicos.
Ante estas realidades Accetto aconseja a la mayoría silenciosa, a los “temerosos”, en una actitud de modestia y recelo propia de los tibios, ocultar nuestras virtudes y capacidades y usarlas discretamente y tan sólo en nuestro propio y exclusivo provecho y defensa.
Séneca, por su parte, le advertía al joven Lucilio que
"El hombre sabio se abstiene de provocar la ira de los poderosos, evita de este modo el poder que ha de dañarle, cuidando ante todo de no parecer que lo evita".
¿Son estas meditaciones aceptables?
Pues dependerá del carácter y fortaleza de cada uno.
Quevedo, por ejemplo, no se recataba en el momento de criticar a los poderosos, lo que le costó varios encarcelamientos y destierros, pero según el genial poeta:
No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Y lo cierto es que en estos momentos en los que se vuelve a hablar de “Regeneracionismo” como si a finales del XIX nos encontrásemos, y el poder se desliza peligrosamente hacia la tiranía, más parece tener razón el manchego que el napolitano.
Efectivamente, como he venido explicando en varios de mis posts o entradas de este blog, así como en varios artículos publicados en EL DEBATE, sostengo la necesidad de mantener, con constancia, una actitud de resistencia en la “guerra ideológica” o “guerra cultural” ante la degradación de nuestros derechos y libertades como consecuencia de las políticas falsamente “progresistas” de nuestros gobernantes de izquierdas socialistas y comunistas, que tratando de crear una “nueva” izquierda , no hacen sino copiar, con descaro, los fracasados paradigmas de la izquierda clásica, sin caer en la cuenta de que, como ya dijera el poeta inglés Samuel Johnson
"Casi todo lo absurdo de la conducta humana es consecuencia del deseo de imitar a aquellos a los que el imitador es incapaz de parecerse."
Y concluyamos con un nuevo video musical, hoy la “III. Sequentia” de la “Misa de Requiem” de Mozart.
© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
"Dime de que presumes y te diré de que careces" dice el refrán para sintetizar esos casos en los que una persona se atribuye una virtud, pero no tarda en dar señales que contradicen eso mismo que pregona.
ResponderEliminarTodo hombre posee tres variedades de carácter: el que realmente tiene; el que aparenta y el que cree tener. (Alphonse Karr). En realidad, esa persona no es consciente de ello, en el fondo su intención no es tanto convencer a otros, como persuadirse a sí mismo de que esto es verdad. A veces se presume en exceso de lo que uno quisiera ser, pero no es.
Magnífica lección de autores, citas y buena música que nos aporta hoy D. Jesús sobre el tema que nos ocupa