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martes, 30 de junio de 2020

FUEGOS DE ARTIFICIO



La gran crisis sanitaria, social y económica provocada por la negligente gestión de la epidemia de COVID 19, por parte de nuestro Gobierno y los miembros de su “banda” ha hecho que los profesionales del sector ya sean políticos profesionales, o profesionales del panegírico, calienten el ambiente con reiterados fuegos de artificio.

Se trata de declaraciones, actuaciones, gestos y comentarios que tienen por objeto definir posiciones, o acotar el terreno de la controversia anticipando las materias que serán objeto de atención prioritaria, política, judicial y social, en el caliente otoño político que se avecina tras la apertura y fin del “Estado de Excepción” impuesto por el Gobierno en forma de falso “Estado de Alarma”.

Sin embargo, las más de las veces, aquellas declaraciones, actuaciones, gestos y comentarios, no dejan de ser payasadas. 

Así, el Presidente Sánchez, conocido popularmente como “Pedro El Sepulturero” nos ha dejado varias frases memorables en su última intervención parlamentaria del día 3 de mayo, como la de afirmar que:

“Existe una preocupante crisis sanitaria, pero la verdaderamente importante es la crisis climática”

con lo que deja arrinconados y sin importancia a los casi 50.000 fallecidos por el COVID19, pese a que estamos en declarado luto nacional.

    Aunque no se si es peor decir que;

“El Ministro Marlaska, con los ceses y reorganización de la cúpula de la Guardia Civil, ha desarticulado lo que se podría llamar ˂˂Policía Patriótica››”

dando a entender que los cesados, entre ellos varios tenientes Generales, eran unos “fascistas” que no se merecían otra cosa, y tapando, al tiempo, el delito de inducción a la revelación de secretos cometido por el propio Marlaska al presionar al Corones Pérez de los Cobos para que revelase el contenido del informe elaborado en calidad de policía judicial, sometido a reserva legal absoluta.

          Todo ello viene adobado por dos mantras del AGITPROP comunista

Por una parte, se sostiene que la responsabilidad de los fallecidos por el COVID19 no es de la gestión del Gobierno, si no de los recortes, inexistentes en la realidad, realizados por la derecha en la Sanidad Pública durante los gobiernos de Rajoy.

Y en segundo lugar se jalea de modo obsceno, la idea de que los partidos de la derecha son golpistas, como han afirmado Iglesias, Echenique o la Montero, lideres de UNIDAS PODEMOS.

Es curioso que esta apología del crimen y de las posiciones totalitarias de la izquierda encaje perfectamente en la definición de los ciudadanos inmersos en sociedades cerradas sometidas a una ideología incontestable ─muy propio de los movimientos nacionalistas─ que con su peculiar lenguaje realiza Unamuno en su ensayo ”La Ideocracia”, donde nos dice:

“La ideocracia desemboca irremisiblemente en una ideofobia. Dicho en otras palabras, el imperio absoluto de unas ideas determinadas en una sociedad lleva aparejado el odio a todas las demás que no estén de acuerdo con ellas. Cada uno de los ciudadanos de esa colectividad impersonal ideocratizada seguirá, así, el expediente bien fácil de juzgar falsas y malas a cuantas ideas no estén de acuerdo con las propias”

No olvidemos como Jacinto Benavente ya nos decía que

“Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.”

       Y así, los comunistas en su campaña desestabilizadora se centran en sembrar dudas a cerca de la legitimidad, buena fe y carácter democrático de todas las fuerzas que no forman parte de su “banda” es decir, de los partidos de derechas.

       Pero no faltan analistas que ven en la actitud radicalizada de los miembros del Gobierno y de los partidos que conforman su “banda de malhechores” una reacción de temor ante el incierto futuro judicial que pueda acosar a todos estos políticos de la izquierda y partidos separatistas y terroristas, como consecuencia de su negligencia en la gestión económica, social y sanitaria de la epidemia.

       Decía Sun Tzu, en su clásica obra «El arte de la guerra» que la mejor defensa es un buen ataque, y las baterías políticas y mediáticas al servicio de aquellos, están lanzando todo el fuego que son capaces para evitar que ese escenario llegue a producirse.

       Y así, nuestro firmamento está plagado de fuegos de artificio, tendentes a lograr la distracción de los que, inauditamente, continúan saliendo a sus ventanas a las ocho de la noche a aplaudir al Gobierno, al tiempo que se trata de silenciar a los cientos de miles de ciudadanos que, diariamente y a las 21 horas, salen a las calles, o desde sus casas, protagonizando caceroladas acompañadas del flamear de banderas rojigualdas, y muchas veces al son de la Marcha Real, o de canciones patrióticas como el “Que viva España” de Manolo Escobar.

            Pieza musical que hoy protagoniza el vídeo de cierre de esta reflexión.


lunes, 29 de junio de 2020

ATADO Y BIEN ATADO



        Nos dice Erasmo de Rótterdam, en la dedicatoria que le dirige a Tomas Moro “desde el campo” el día 9 de junio de 1508, de su “Encomio de La Estulticia”, conocido generalmente en España, como consecuencia de una mala traducción, como el “Elogio de la Locura”, que:

“Quienes se den por ofendidos por la ligereza y las bromas del asunto (que voy a tratar), piensen que esto no es de mi invención, sino cultivado de antiguo por grandes autores, pues hace muchos siglos que Homero se divirtió con la Batracomiomaquia; Virgilio con el mosquito y el almodrote, y Ovidio con una nuez”

Para continuar afirmando que:

“Así como nada hay más tonto que tratar en broma las cosas serias, tampoco lo hay más divertido que disertar sobre necedades de modo tal que a nadie le parezca que lo sean.”

        Y a ese empeño, no desdeñable, de abordar el análisis de la estulticia humana como si de algo serio se tratase, quiero dedicar mis próximas líneas, aunque, seguro, seré incapaz de acertar en el envite, como lo lograse, en su momento, el sabio de Róterdam.

        Una de las más abultadas necedades de los hombres se encuentra en su empeño de considerar importantes todos los asuntos a los que dedica su tiempo, aunque sean baladíes. Y así, el gasto del propio tiempo viene a ser el criterio conforme al cual, desacertadamente, juzgamos la importancia de nuestros empeños, de nuestras dedicaciones.

        De este modo juzgamos importante todo aquello que, según nosotros mismos, requiera un mayor esfuerzo de nuestra parte, o una mayor dedicación de nuestro tiempo, sin valorar que, en ocasiones, ese dispendio de tiempo o de esfuerzo se debe a nuestra incapacidad y no a la altura de la meta ansiada.

            Esto es especialmente frecuente entre los políticos, que dedican su tiempo, con gran dedicación y empeño, no a las cosas realmente importantes, aquellas que preocupan a los ciudadanos, a quienes sirven desde el gobierno de la “cosa pública”, sino a aquellas otras cuestiones que a su propio gremio de los políticos importan y que generalmente no importa sino a ellos mismos.

        Y es a esa clase de empeños estultos a la que pertenece la afirmación, realizada en su día por el general Franco, de que el futuro de España había quedado, con sus “Leyes Fundamentales”, “Atado y Bien Atado”.

        Y al mismo género de necias afirmaciones corresponde la pretensión de nuestro actual Presidente del Gobierno, Señor Sánchez, de hacer una España en la que la desaparición de la epidemia que nos asola, en gran medida por su ineficacia y su interés político, antepuesto a las necesidades de los ciudadanos, nos lleve a una “Nueva Normalidad” concepto teñido de resonancias marxistas sin duda relacionadas con el concepto del hombre nuevo, cuando los españoles lo que quieren es volver a su “normalidad de siempre” a los hábitos y los criterios esenciales y habituales de nuestro comportamiento social, porque ni la pretendida  modernidad ni el buen talante son artículos que menudeen en las actuaciones de la izquierda, por mucho que sus glosadores las cataloguen de tales.

        Efectivamente, el “nudo gordiano” que conformaba el entramado de las llamadas “Leyes Fundamentales” ─al menos el General tuvo la honradez de no llamar Constitución a las normas que configuraban su modelo de Estado, sin caer en la desfachatez de otros politicastros, como el venezolano Chaves─ aquel nudo, digo, pudo ser desanudado sin necesidad de acudir, cual Alejandro, a un golpe de su espada “Kopis”, bastando, en nuestro caso, con la habilidad taumatúrgica de algunos, pocos, hombres, entre los que se cuenta uno de nombre al menos tan complejo como el de aquella espada, cuya identidad me permitiréis que deje solo apuntada, dada la proximidad de su sangre con la mía. 


        Por su parte, Sánchez, sin que lleguemos a saber, ciertamente, si lo hace adrede o por casualidad, pero en un papel cada día más parecido al del Gran Hermano de la novela 1984 de George Orwell, nos está poniendo las cosas francamente complicadas con sus insensatas actuaciones, ─claudicación ante los violentos; desintegración de España; alineamiento con el tercer mundo; enfrentamiento con EEUU y sometimiento a los intereses internacionales de Francia; enfrentamiento con la Iglesia Católica; adoctrinamiento educativo; sectaria reinvención de la historia; nefasta gestión de la epidemia de COVID19 con cerca de 50.000 muertos, destrucción del empleo y de la economía en general, etc.…─ y no se quien será, en este caso, el mago capaz de deshacer los entuertos que, de cara a nuestro futuro, está pergeñando el socialista entregado a los comunistas

        En todo caso habremos de convenir que necio empeño es ese de dejar las cosas atadas para el futuro, pues no es infrecuente que, llegados a ese momento futuro, alguien haya que quiera desatar lo anudado en el pasado y ello porque los nudos que se encuentre los considere inconvenientes para los intereses de los hombres de esa época futura, que el anudador consideraba venideras y el desanudador entenderá como presentes.

        O dicho de otro modo, nada hay más necio que el político a quien, no bastándole con tratar de resolver los problemas que hoy presente la sociedad que gobierna, trate de conducir el comportamiento de esa sociedad en el futuro con pretensiones de inalterabilidad, pues no se nos debe ocultar la dificultad existente en conciliar los deseos que cualquiera tenga hoy en relación con el mañana, con los que mañana tengan los que, entonces, ocupen la posición de los que hoy, neciamente, se preocupan de diseñar aquel mañana futuro, siempre lejano.

        Y el ejemplo de las ya mencionadas “Leyes Fundamentales” y los “Inmutables Principios” del llamado “Movimiento Nacional”, que a la postre no resultaron ser tan inamovibles, debe hacernos reflexionar a cerca de lo hasta ahora comentado.

        Así, me reconforta la idea de pensar que, al igual que fue pasajera la preeminencia de aquellos principios, sea igualmente pasajero, una mera migraña, el sentimiento de conciencia comunista con su deseo de derrocar el sistema constitucional del 78 y convertirlo en una república bananera de corte chavista comunista, que, cual marea emocional, se extiende desde las cumbres de los Pirineos hasta las Sierras Nevada y de Grazalema, confines últimos de lo que siempre fueran territorios castellanos o aragoneses ─peculiares, con personalidad y problemáticas propias, pero castellanos o aragoneses─ y no Nación, hasta que, tal vez contagiado por las de Sabino Arana, se produjeran las aberrantes ensoñaciones de Blás Infante o las de Companys, y por causa de estos chalados, se tornasen en tierras ambiciosas de identidad histórica propia, las que no fueran en su propia historia sino parte de los reinos castellano o aragonés, tanto Andalucía como las Provincias Vascongadas y Cataluña, como si tal ambición de identidad nacional fuera una especie de bálsamo de Fierabrás, capaz de curar todos los males de los pueblos que la acogen como objetivo político deseado.

        Aunque a veces me asalta la duda de si no nos encontraremos, nuevamente, con un deseo de los políticos, que no de los ciudadanos, que permita encontrar acomodo laboral y económico para los amigos, los próximos o cercanos y los familiares de los mismos políticos, dentro de las enormes estructuras que, al albur del concepto de "Comunidades Autónomas", se han montado ellos mismos bajo la escusa de la "identidad histórica" y otras zarandajas similares.

        Del mismo modo quiero pensar que un necesario, imprescindible y creo que inevitable, renacimiento moral en nuestra decadente Europa llevará al lugar que les corresponde, que no habrá de ser otro que el de la condena social, a prácticas tan aberrantes como los asesinatos de inocentes en forma de aborto o eutanasia, o la exaltación de lo homosexual como alternativa más legítima incluso que lo heterosexual, no siéndolo por mucho que los lobbies rosas lo pretendan, pues no olvidemos que los ciudadanos que se auto catalogan como "divergente" bajo las siglas LGTBI, no alcanzan el 8% de la población española, por lo que cualquier privilegio que se les se reconozca, no dejará de ser una discriminación al restante 92% de nuestros conciudadanos.

    Y al final, llegados a este punto, habréis de convenir conmigo que he cumplido mi propósito de disertar sobre las necedades de nuestros políticos tratándolas como si su actuar henchido de estulticia no fuera algo necio, sino que fuera cosa seria, poniendo así de manifiesto como, los discursos a cerca de la estulticia o estupidez del hombre, no dejan de ser el principal objeto de nuestros divertimentos intelectuales.

Y para mayor divertimento aquí os dejo una nueva pieza musical, en este caso el tercer movimiento del “Divertimento in D major, K. 136” compuesto por Mozart en 1772.



MIS ESPACIOS INTERIORES


             A la manera de Proust algunas noches trato de dormir infructuosamente.

              Después de un rato de sueño, me despierto agitado por mis ensoñaciones, mezcla de recuerdos y pesadillas, y en el acogedor silencio de la oscuridad de mi habitación vuelvo a dormirme, no sin antes acurrucarme en mi cama en busca del sueño que me esquiva.

         Y, en esos momentos de duermevela, mezclo los recuerdos de mi infancia o juventud con mis frustraciones, ilusiones y deseos de adulto, hasta que, recobrada la conciencia, dejo los pensamientos que me entretienen , los reconozco como obsesiones de mi alma y tras respirar profundamente vuelvo a la paz del sueño, generalmente no por mucho tiempo, pues la experiencia se repite, una y otra vez, hasta el alba.

          Otras noches, a la manera de Hermann Hesse, empiezo de pronto a recitar versos o a formular pensamientos demasiado perfectos para que yo hubiera podido crearlos, y que a la mañana siguiente se han borrado de mi mente, aunque, espero, como esperaba "El Lobo Estepario", que permanezcan guardados en mí interior como la nuez sana y hermosa dentro de una cáscara rugosa y vieja.  

        No obstante, si hacemos caso a Nietzsche, esas experiencias fantásticas, habrán venido a contribuir a la formación de mi “yo”, con idéntica fuerza que mis experiencias “reales”, de tal modo que mi propio ser, tal y como está hoy configurado, sería el resultado de la combinación de mi vida real y de mi vida onírica, lo que no deja, al menos, de ser poético.

        Sin embargo en esas noches de insomnio acabo, en muchas ocasiones, cogiéndole miedo a mis “espacios interiores”, esos recovecos del alma en los que habitan m
i memoria, mi razón y mis principios, que se expanden y lo llenan todo, dominando mis pensamientos.

            Mi memoria, con los recuerdos de lo aprendido, con mis experiencias, mis ilusiones, y mis decepciones –soñadas o reales− tamizadas todas ellas, a través de la razón, por mis principios, mis creencias y mis convicciones, conforman no solo mi forma de pensar, sino también, y por consecuencia, mi forma de ser y de actuar.

                 Al final llego a una conclusión tranquilizadora:

         Si la vida solo fuera, como pretende Camus, la existencia meramente corporal, sin un alma o espíritu más allá de la mera inteligencia, fruto de una pura evolución animal, entonces ¿para que asumir el sufrimiento y no adquirir más riesgos que los propios de las personas juiciosas?

                No se trataría de ser “justo”, en el sentido peyorativo cristiano, sino tan solo “volteriano”: La existencia del hombre, la mía propia, quedaría justificada, simplemente, por las aportaciones hechas a los otros, por mis actuaciones meramente materiales.

         Sin embargo ello sería tanto como abdicar de mis creencias y de mi educación.

          Dios, misericordioso y omnipresente, sería apartado abruptamente de mi ser y de mi conciencia, y esta no me lo consentiría.

                Y me reconforto con una frase de Quevedo:

"Dichoso serás y sabio habrás sido, si cuando la muerte venga no te quitare sino la vida solamente".
 
         Y recito con devoción a Tertuliano, que condensa el concepto de la fe del creyente

Crucifixus est Dei Filius, non pudet, quia pudendum est;
et mortuus est Dei Filius, prorsus credibile est, quia ineptum est;
et sepultus resurrexit, certum est, quia impossibile.
— (De Carne Christi V, 4)

que puede traducirse como:


"El Hijo de Dios fue crucificado, no hay vergüenza, porque es vergonzoso;
Y el Hijo de Dios murió, es por eso por lo que se cree, porque es absurdo;
Y sepultado y resucitado, es cierto porque es imposible."

            Al final, la idea que Tertuliano defiende es que lo que creemos no está dentro del alcance de la razón humana y, en tales condiciones, la fe es el único recurso posible.

"Credo quia absurdum"
 
"Creo porque es absurdo"

                        Y concluyo con el "Credo" de la misa de Coronación de Mozart 



 

 

domingo, 28 de junio de 2020

NUESTROS ANCIANOS



        Según los "datos oficiales" de fallecidos por la pandemia del COVID19, el 75% de los fallecidos en España por esta enfermedad lo han sido ancianos de más de 70 años, lo que es una verdadera hecatombe.

        No voy a entrar en el análisis de las culpabilidades sobre dichos fallecimientos, pero si quiero poner el acento en que esta epidemia ha sido, en España, la mayor causa de mortandad entre personas de la tercera edad a lo largo de toda nuestra Historia, y que la responsabilidad sobre las Residencias de Ancianos fue asumida directa, activa y voluntariamente por el Vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, resultando que las Residencias se quejan, hoy, de que a sus peticiones de ayuda sólo fueron respondidas con la recepción de productos de sedación. 
           
            Buscaban la muerte y nada más.


        Pero centremos nuestra reflexión, poniendo de relieve como los datos recientemente hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística en relación con la esperanza de vida de los españoles son aterradores, y no porque vivir más no sea una bendición del cielo, siempre y cuando sea “vivir” que no “vegetar”, sino por los devastadores efectos económicos que ese alargamiento acabará teniendo para nuestra Sociedad del llamado “Bienestar”. 

        La primera advertencia del estudio viene a decir que la esperanza de vida de los españoles al nacimiento se sitúa ya en 84 años en el caso de las mujeres, y casi 78 para los hombres. 

        Pero lo más preocupante de la información que proporciona el INE —al menos en términos económicos— se refiere a la esperanza de vida de los españoles a partir del momento que cumplen los 65 años. 

        La importancia del dato radica en el coste que para la Sociedad representa la vida de un ciudadano a partir de su edad de jubilación, y no solo en forma de pensiones, sino que además, a partir de esa edad, comienzan a operar de forma abundante otras prestaciones sociales cuyo coste se dispara, como los costes sanitarios o de dependencia, y determinadas bonificaciones o exenciones que se aplican en determinados servicios públicos como el transporte, el uso de instalaciones deportivas o culturales, etc… 

            Pues bien, dicho lo anterior y según los datos del INE, si una mujer cumple 65 años, lo probable es que viva 21,65 años más, hasta los 86,65 años. Y si es hombre, su esperanza de vida respecto a la edad de jubilación se sitúa en 17,68 años, hasta los 82,68 años. 

        Eso quiere decir que la esperanza de vida entre los pensionistas ha crecido en dos años desde 1991. La cifra puede parecer pequeña, pero para comprender mejor su importancia económica hay que tener en cuenta que la nómina mensual de pensiones asciende a 6.517 millones de euros. O lo que es lo mismo, dos años de pensiones (sin incluir las pagas extraordinarias) suponen el abono de 156.408 millones de euros; es decir, alrededor del 15% del PIB. 

        La información del INE no acaba ahí. El aumento de la esperanza de vida provocará un aumento del número de nonagenarios sin parangón en Europa. Y es que, según Estadística, si un hombre llega a los 85 años, lo más probable es que viva hasta los 90,74 años, mientras que en el caso de las mujeres su esperanza de vida es mayor: hasta los 91,66 años. Pero si alcanza los 95 años, es muy probable que viva hasta los 98,07 años, o 98,12 años en el caso de las mujeres.

     Otros datos oficiales confirman la longevidad de los españoles. Las estimaciones del INE calculan que en estos momentos hay en España 7.283 ciudadanos con cien años o más. Y de ellos, 5.439 son mujeres, cuya esperanza de vida ha ido convergiendo en los últimos años con la de los hombres. Se ha pasado, en concreto, de 7,22 años de diferencia en 1996 a 6,34 años en 2007, último ejercicio con cifras definitivas. 

        Para hacerse una idea de lo que avanza la esperanza de vida en España hay que tener en cuenta que en 1901 se situaba en 34,76 años, con escasa diferencia -apenas 1,85 años- entre hombres y mujeres. 

        Medio siglo más tarde, la esperanza de vida creció hasta los 62,10 años, y desde entonces ha aumentado hasta los 80,94 años. 

        Esto quiere decir que en poco más de cien años se ha multiplicado por 2,3 veces. 

        Ante esta realidad del envejecimiento preocupante de nuestra población el progresismo dogmático intolerante de la izquierda radical establece soluciones arbitrarias y unilaterales como la ley del aborto, que efectivamente a demás de consagrar como “legitimo” el asesinato de los no nacidos, no va a contribuir en manera alguna al rejuvenecimiento de nuestra población, sin todo lo contrario. 

        Mientras tanto “El País” publica —no sin cierta sorna— una noticia que habría de hacernos pensar en el drama de nuestros ancianos desatendidos, mientras que el estado no aporte los medios económicos que reclama la puesta en funcionamiento de la bienintencionada pero, al día de hoy, inútil “Ley de Dependencia”. Esa noticia dice: 

“El  25 de enero de 2009 el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó una orden, de 22 de diciembre de 2009, por la que se procedía a la inscripción en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Sanidad y Política Social de una fundación llamada Marquesa de Balboa Ancianos Solitarios Venidos a Menos. Sin embargo, de la lectura de lo publicado en el BOE, no es el nombre de la fundación lo más llamativo, sino sus fines. Así, se lee: "Los fines de la Fundación consisten en: «atender y cuidar a pobres vergonzantes y ancianos solitarios venidos a menos, que vivan solos o en condiciones precarias, con su familia o con personas a quienes también estorban, o en residencias que tienen deficientes condiciones de higiene y en donde, además les traten mal, atendiendo primero a las mujeres, y preferentemente a las que tuvieron una buena posición, con preferencia a las personas de la condición social que tuvo la extinta Excma. Sra. Marquesa de Balboa, que necesitan ayuda y no se atreven a solicitarla o no lo consiguen»". El Patronato de la Fundación está constituido por Leticia de Borbón de Rojas, Condesa de Torrellano, en calidad de presidenta; la vicepresidenta es Oliva de Borbón y Rueda, Marquesa de Villamantilla de Perales; la secretaria, Cristina de Figueroa Borbón; y la vocal, Beatriz Bullón de Mendoza Gómez de Valugera. La fundación se constituyó en noviembre de 2009 en Madrid según lo dispuesto en su testamento por Isabel de Borbón y Esteban de León, Marquesa de Balboa. La dotación inicial de la organización es de 601.012, 10 euros aportados por la fundadora, Isabel de Borbón, y depositados en una entidad bancaria a nombre de la Fundación Marquesa de Balboa Ancianos Solitarios Venidos a Menos."

        En definitiva una muestra más de la reacción de la sociedad civil ante la inoperancia de las instituciones públicas, y que responde a la iniciativa de la que encontramos numerosos ejemplos en el pasado. 

         Así, allá por finales del s XIX y principios del XX Luis Felipe de Orleáns, a la sazón Rey de Francia en el periodo 1830-1848, y propietario del Chateau de Amboise, mandó habilitar parte de sus pisos superiores para que en ellos pudiesen acomodarse damas de la nobleza que por consecuencia de los avatares de la Revolución y el Bonapartismo hubieran perdido hacienda y medios de subsistencia y tuviesen el suficiente pundonor para no permitirse suplicar limosna. 

     Lo mismo hizo Celeste Buisson, que sería esposa de Chateaubriand desde 1792 hasta su muerte en 1847, fundando en 1819 “L’Infirmerie Marie-Thérèse” asilo para sacerdotes ancianos y damas nobles, al que dio nombre en honor a su íntima amiga Maria Teresa, hermana de Louis Henri de Bourbon-Condé, Duque de d’Enghien, fusilado injustamente por Bonaparte, hijo del Príncipe de Condé, Louis Henri II y de Louise Marie Thèrése Bathilde, hermana a su vez de Felipe Igualdad, Duque d’Orleáns y padre del Rey Luis Felipe de Orleáns antes mencionado. 

         Claro que aquellos eran otros tiempos en donde la autoestima, el honor y la dignidad hacían perfectamente comprensible la figura del “pobre vergonzante” que no es sino un pobre que no lo era, un hombre venido amenos, arruinado por mor de los avatares de la vida y que se avergüenza de serlo en su dignidad herida pero incólume. 

             Y, claro está, esa figura choca con las concepciones de nuestros tiempos, de nuestra sociedad impregnada de las ideas del “progresismo dogmático intolerante” de la izquierda radical de nuestros gobernantes, “justos” que se creen omnipotentes y que desde el poder tratan, dictatorialmente, de evitar el mal, de impedirlo a toda costa, de imponer a la Sociedad “su” concepto del “bien”, pero desde equivocadas posiciones meramente igualitaristas, absolutamente ineficaces y plenamente displicentes con la sagrada libertad humana. 

         Como ya nos dijo NIetzche:

"La espiritualidad elevada e independiente, la voluntad de estar solo, la razón, son ya sentidas como peligro; todo lo que eleva al individuo por encima del rebaño e infunde temor al prójimo, es calificado, a partir de este momento, de malvado; los sentimientos equitativos, modestos, sumisos, igualitaristas, la mediocridad de los apetitos alcanzan ahora renombre y honores morales."
 
            Y claramente meridiano está, también, que ese problema que representan para el futuro nuestros “viejos” me temo que sea camino abonado para profundizar en la práctica aberrante de las “sedaciones terminales” allanando el camino hacia la eutanasia, con olvido personal de nuestros gobernantes de que la vejez no es sino el destino al que casi todos —ellos incluidos— nos dirigimos.

             Realidad que se desprende de la anécdota que creo haber contado ya alguna vez: 

            Caminaba un anciano por la calle con su paso cansino, ayudado por su bastón, cuando un mozalbete que andaba apresurado le exclamó 

“Apártate viejo que llevo prisa”

a lo que el impasible anciano contestó: 

“¿Viejo?, Ya llegarás tu a ello si el diablo no te lleva antes”.

            Y concluyamos esta reflexión con la interpretación de "la Mamma Morta" de Andrea Chenier de Giodiano, cantada por María Calas, patética rememoración de los miles de madres muertas por la Pandemia.


sábado, 27 de junio de 2020

TRUENOS, RAYOS Y CENTELLAS



        Recupero una vieja reflexión, publicada hace muchos años y que la mayoría de los amigos a quienes mando estos escritos, hoy en día, no habrán leído.
        Y lo hago aprovechando que mis musas, tal vez cansadas después de celebrar la Noche de San Juan, se muestran perezosas a la hora de susurrarme nuevos temas para estas reflexiones.
        Y la encabezo con un vídeo que retrata una tormenta de grandes truenos, junto con su carga de rayos y relámpagos.
        Siempre me ha hecho gracia la expresión que titula esta reflexión, típica del Capitán Haddock, el más íntimo compañero de aventuras de Tintín, posiblemente por la subyugación que sobre mi espíritu han producido, desde mi niñez, las tormentas con mucho ruido y mucho aparato eléctrico, con sus relámpagos refulgentes, sus rayos de trayectoria impredecible y sus truenos llenos de resonancias y ecos, en ocasiones, o de compactos, trágicos y secos estampidos en otras.
    Los hombres antiguos pensaban que las tormentas, por su grandiosidad aterradora, eran cosa de los Dioses, ya de la laboriosidad de Thor en su mansión celestial de “Bilskirnir”,  golpeando el yunque con su martillo “Mjolnir” y produciendo chispazos y gran ruido, en la mitología nórdica, o del enfado de Zeus lanzando sus atronadores truenos, rayos y relámpagos ---regalos de los Cíclopes Brontes (‘el que truena’), Estéropes (‘el que da el rayo’) y Arges (‘el que brilla’)--- contra la faz de la tierra, Gea, la primigenia Diosa, su antigua protectora...

        Uno de los sonidos de la naturaleza que más me sobrecogen es el del principio de la tormenta, antes de que descargue su lluvia sobre nosotros, con sus truenos prolongados, roncos, que parecen permanecer en el ambiente más tiempo del imaginado; sobre todo al atardecer, cuando el sonido de la tormenta se acompaña por la luz de los relámpagos, que inunda el cielo con destellos luminosos entre las débiles luces del sol que, al tiempo que cae, se oscurece por efecto de las densas nubes.
        En muchas ocasiones esas tormentas eléctricas no son solo ruido y luz, si no que vienen acompañadas de otras sensaciones placenteras, como el olor intenso del ozono, justo antes de que descargue la lluvia, o el fresco olor de la tierra mojada después de su paso, cuando renace el silencio, la paz, el sosiego...
 
      La compensación de mi amor por el estruendo soberano de las tormentas, que de todo se enseñorea, está en mi amor por el silencio, amor al que se refiere Azorín en este pasaje de uno de sus ensayos:

“Cervantes, que tanto había andado por el mundo, amaba el silencio. Había vivido, en Valladolid, en un cuartito que se hallaba situado encima de una taberna  ruidosa. Y mientras las voces resonaban en la soledad, turbando su sosiego, Miguel ansiaría cada vez más el silencio: el silencio sedante, el silencio dulce, el silencio que es compañero de los coloquios interiores del artista. Cuando Cervantes pinta en El Quijote la casa del caballero del verde gabán, recordad como hace notar que en ella reinaba el silencio. Recordad también como adjetiva ese silencio. Maravilloso silencio, escribe Miguel”

¡¡¡Cuantas veces habremos añorado un poco de silencio, de maravilloso silencio!!! como lo hiciera Don Miguel en su cuartucho vallisoletano ---yo no me atrevo a tutearle, eso solo le está permitido a los miembros del Club de los Genios---
        Amo el silencio íntimo, “bálsamo de fierabrás” de nuestras dolencias espirituales, de nuestras ansias de recogimiento, de nuestra necesidad de soledad y de meditación.
 
        Amo el silencio de los campos paseados, nunca silencio, pues siempre queda roto por el rumor de la brisa entre la vegetación, los sonidos de animales domésticos o no, o los gorjeos de las aves.
 
        Amo el silencio de los templos, nuca silencio, siempre hollado por los ecos de puertas y pisadas, de murmullos de confesión, de roce de cuentas de un rosario que se deslizan entre los dedos de alguien que reza, o del crepitar de  las velas.
 
         Pero amo sobre todo el más placentero, para mí, de mis silencios, el silencio posterior a la plenitud de la tormenta, nunca silencio, cuando el viento amaina y tan solo se escuchan el goteo de los restos de lluvia, deslizándose desde las ramas de los árboles o desde los aleros de los tejados, y la lejana trepidación, ya apenas audible, de la tormenta que se extingue en la distancia.
Me refiero a Los silencios imperfectos, acogedores, “atopadizamente” protectores, humanos; no a los silencios absolutos, pues esos solo los habrá más allá de la muerte y para ellos deberemos esperar, deseo que por largo tiempo, a nuestro ocaso.
Terminemos esta reflexión con Maria Callas cantado el aria "Regava nel Silenzio" de la opera Lucia di Lammermoor de Donozetti




viernes, 26 de junio de 2020

DE XANAS Y CASTAÑAS


        El día 24, por la noche, se celebró en Asturias la "Noche de San Juan", noche mágica por excelencia en las sociedades que hunden sus raíces en la cultura Celta,

    Cuenta la leyenda celta, enrizada profundamente en la cultura de mi tierra asturiana, que los paseantes que se acercan en la noche de San Juan a las fuentes, corren el riesgo de ser atraídos por bellas jóvenes rubias desnudas ---aunque otros que afirman haberlas visto las describen envueltas en túnicas blancas--- que se afanan en tejer una madeja de hilo de oro sentadas en las rocas cercanas al manantial, son las ninfas astures de las aguas, las “Xanas”.

Según la mitología asturiana las Xanas tienen dos comportamientos peculiares:

1.- Se empeñan en cambiar a sus hijos, los “xaninos”, por los hijos recién nacidos de las mujeres que se acercan a los ríos a lavar la ropa, aprovechando el descuido de estas, enfrascadas en sus menesteres.

Al parecer lo hacen porque los “xaninos” son criaturas débiles y enfermizas, cuya vida se extingue inexorablemente y en breve tiempo, pero nada consiguen con el cambio, pues al llevarse a los niños raptados al fondo de las cuevas en que habitan, aquellos también mueren, alejados de la luz del sol, del aire fresco y del contacto humano.

Aunque también hay quien dice que la razón del cambio no es otra que la de conseguir que sus hijos sean bautizados, con lo que quedarían desencantados.

2.- La noche del 24 de junio, la noche de San Juan, a la que el cristianismo trasladó la celebración del solsticio de verano que ocurre entre el 21 y el 22 del mismo mes, las Xanas burlan la vigilancia de las “cuélebres” o dragones que las vigilan ---aunque otros afirman que ellas mismas son el propio dragón, pues esa dualidad es parte de su encantamiento--- y se hacen visibles a cualquier hombre que se acerque a las fuentes o manantiales en cuyas riberas habitan, prometiéndoles contraer matrimonio con ellos y ofreciéndoles grandes tesoros si son capaces de desencantarlas, lo que se lograría deshilando, sin romper el hilo, la madeja de oro que sostienen en su mano, hazaña que hasta la fecha nadie ha sido capaz de conseguir y fracaso que es penado con la muerte del osado que lo hubiera intentado, que es arrastrado por el cuélebre, ya sea Xana defraudada que se transmuta o guardián alertado, a las profundidades de la tierra.

Debo aquí hacer mención a una singularidad que presenta la celebración del festividad del Bautista en esta fecha mágica, pues se conmemora el día de su nacimiento, lo cual es excepcional, ya que lo normal en el cristianismo es celebrar la festividad de los Santos en el día de su muerte, lo que otorga a este día una cualidad especial que le acerca aún más a sus componentes mágicos. No obstante la Iglesia celebra también el día de la degolladura del Santo el 29 de agosto, otra peculiaridad interesante.

Pero volviendo a las Xanas, debemos anotar que, al igual que todas las figuras mitológicas, las Xanas no son otra cosa que la personificación de un afán humano, en este caso el de conseguir riquezas sin esfuerzo, pero no se limitan a ser ninfas de las aguas, sino que son engendradoras de linajes antiguos.

Tirso de Avilés (1517-1599), en su obra “Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Principado” cuenta que las xanas son forjadoras de linajes de naturaleza mágica, como el apellido asturiano de los Miranda.

Así nos relata cómo el fundador de la casa de Miranda casó con "una doncella encantada, en demasía hermosa, y que en ciertos días del año se tornaba en sierpe, en la cual tuvo un hijo y una hija, y al cabo de algún tiempo supo él cómo se tornaba sierpe, y aguardola y viola en esa tesitura y ella por entender que él la había visto en aquella figura, tomó los hijos debajo de los brazos y huyó y pasando un río acaeció que se le cayó la hija, que el padre recuperó y de la cual vienen los del linaje de Miranda".

Así que ya veis como mi linaje de los Miranda asturianos está íntimamente ligado a las sierpes, cuelebres o dragones, y no solamente por la leyenda de su origen, sino también por la de sus armas.

Efectivamente, el escudo del linaje de Miranda presenta en orla dos dragones o sierpes entrelazadas, que envuelven a cinco doncellas colocadas en aspa tapadas con una venera de oro.

El origen de estas armas de Miranda, se encuentra en la historia, iniciada con el Rey Mauregato, del tributo de las cien doncellas, que se entregaban a los moros para mantener la paz en los territorios cristianos.

Dice la leyenda que en las estribaciones entre León y Asturias y en el entorno de las postrimerías del s.VIII, un caballero llamado Alvar Fernández de Miranda que volvía a sus tierras después de una peregrinación en romería a Compostela para honrar al Santo Apóstol, viendo como unos moros, representados por los dragones, afrentaban y llevaban cinco doncellas capturadas en pago del malhadado tributo, no pudiéndolo permitir entró en combate con aquellos, las liberó y las devolvió a sus respectivas aldeas.

A continuación y en unión de otros caballeros del reino solicitó al Rey Ramiro que aboliese el tributo aceptado por su antecesor, lo cual hizo el Rey, provocando la ira de los moros que vinieron contra él intentando restaurar el tributo, lo cual no lograron, pues fueron vencidos en la batalla que tales sucesos ocasionó, y que no fue otra que la de Clavijo, en la que el mismo apóstol Santiago ayudó a los cristianos a lograr su victoria.

Pues resulta que doce siglos después de aquellos sucedidos me voy a tener que ver obligado a renunciar a mis leyendas familiares en aras a una mal entendida “corrección política” y para contribuir al éxito de la tan cacareada “alianza de civilizaciones”.

Así que a partir de ahora ni moros, ni dragones, ni doncellas, ni Santiago Mata Moros, ni Santiago y Cierra España, pues es nuestra obligación ser “justos” y “benéficos”, como ya reclamase la Pepa, y andemos todos juntos por la senda de la confraternización, no sea que nos regañen por no atender a los dictados del Gobierno en la materia, como ya hicieran con el empresario judío Hachuel, tras recriminar este a nuestros gobernantes por sus actitudes, sino antijudías, si al menos propalestinas.

Aunque la verdad es que no me resigno ---les pese o no a los descendientes de Ismael, al nuestra ministra de exteriores y a su jefe Sánchez--- y no solo pienso seguir entregándome con denuedo a denunciar los peligros que el Islam y la condescendencia con él representan para nuestra identidad cultural ---tal vez por herencia genética de los impulsos de mi ancestro Alvar contra las malas prácticas de los moros consentidas por Mauregato--- sino que desde hace algunas semanas paseo por cada fuente que conozco, por cada manantial que me indican, y trato de recorrer hacia su origen cada regato de agua que encuentro en los bosques que transito, tratando de adivinar donde pueda encontrarme con las Xanas el próximo verano.

Sin embargo temo que en mi empeño me anden distrayendo los “Busgosos”, duendecillos burlones de los bosques asturianos, siempre empeñados en despistar a quienes penetran en sus selvas, pues cada vez que me adentro entre sus sombras no acierto a recorrer los caminos otrora andados, todos los recodos del bosque me perecen nuevos y no acierto a dar dos veces con los riachuelos o fuentes visitados, por mucho que lo intente.

Sin embargo he de reconocer que no lo lamento, pues en otoño el bosque siempre nos premia con el hallazgo de algún “ablanu” cargado de sus frutos, aún escondidos en sus “garapiellos”, y los castaños dejan caer sus “oricios” en los que palpitan, ya maduras, las castañas, hoy despreciadas por los nietos de quienes las cuidasen antaño como parte esencial de su dieta.

Si a nuestros bisabuelos les dijésemos que el 80 por ciento de las castañas producidas se pudren anualmente en el suelo de los bosques asturianos, no lo creerían.

Llegó a ser tan importante este fruto en el sustento de las gentes que dio lugar a instituciones curiosas, como el “derecho de poznera”, que permitía la plantación y usufructo de los castaños en terrenos comunales, permaneciendo el terreno común, mientras que el árbol, su madera y sus frutos pertenecían a quien los había plantado. 

Estos árboles se denominaban “entrepolaos”, se marcaban con las iniciales del dueño en la corteza y eran registrados ante notario para evitar toda duda.

Pero el maíz y la patata primero ---llegadas de América, nutritivas y fáciles de cultivar--- y la vida ciudadana después, unidas a la dureza del “pañau” o recolección de este fruto, han hecho que el “amagüestu”, o fiesta de la castaña, se haya convertido, tan solo, en una fiesta folclórica, y pocas son las casas que se afanan ya en preparar las castañas secas, o “mayucas”, para que aguanten comestibles todo el año.

O sea, que los tiempos van cambiando, y al igual que nuestra atmósfera va perdiendo su capa protectora de ozono, nuestros bosques van perdiendo sus Xanas y sus castañas, con gran regocijo de los “busgosos” que juegan con quien se atreva a hollar sus dominios, cada día más insondables y abandonados por el hombre.

En cualquier caso, si la peste de “la tinta” ---enfermedad causada por el hongo Phytophthora cinnamomino--- no acaba con nuestros bosques de castaños, lo hará sin duda el “ocalito” ---Eucalyptus globulus---, cuya expansión en los montes norteños, en detrimento de las especies autóctonas, es casi tan peligrosa como el olvido de nuestras tradiciones y nuestras leyendas.

y acabemos con la "Polca Les Xanes" de Xuaco Amieva



jueves, 25 de junio de 2020

DESTINO, LIBERTAD Y MIEDO


Los Burgueses de Calais - Rodin


¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás? […]


    Segismundo se lamenta de su destino y de su falta de libertad, en los bellísimos versos transcritos de la obra dramático-filosófica de Calderón de la Barca “La vida es sueño” (1635)

En estos versos se condensan dos de las cuestiones esenciales que agobian al ser humano, las referentes a su propio destino y a su propia libertad personal.

A la misma situación se refiere la composición escultórica de Rodin cuya imagen abre esta Reflexión, pues se trata de rememorar en ella la rendición de la ciudad de Calais por seis de sus ciudadanos más distinguidos ante el cruel Rey Eduardo III de Inglaterra, tras su sitio en 1346, quien dominado por la ira pensó ahorcar a los desdichados tras la rendición, lo que se evitó por la intercesión de la Reina Felipa de Hailnautt.  

Todos nos hemos preguntado, alguna vez, porqué el destino nos ha premiado o castigado con nuestras alegrías y tristezas, nuestros desvelos y nuestras ilusiones, nuestros éxitos y nuestros fracasos, y todo lo ligamos, además, a nuestra situación de libertad o sujección en todo cuanto hacemos.

Y generalmente, esas preguntas se convierten en obsesión en los malos momentos, cuando la realidad que nos circunda, las experiencias que vivimos, los momentos por los que atravesamos, no son los más favorables.

En un interesante libro de influencia tántrico budista llamado “Cuando Todo se derrumba” con el subtítulo “Palabras sabias para momentos difíciles” de la norteamericana Pema Chodron, podemos leer:

La oportunidad más preciosa para abrirnos o cerrarnos a la vida se nos presenta cuando llegamos a ese lugar donde pensamos que no podemos con lo que está pasando, que es demasiado, que las cosas han ido demasiado lejos”.

Efectivamente, en esos momentos de desánimo, de desconcierto, de perturbación del espíritu, es cuando más fuertes debemos hacernos y más firmemente actuar.

Son, esos, momentos de introspección y reflexión; Ya lo decía Pascal:

Hay que conocerse a uno mismo, aunque ello no sirva para encontrar la verdad, servirá, por lo menos, para arreglar la propia vida y nada más justo que esto”.

Sin embargo es el propio Pascal quien pone de manifiesto la tendencia del hombre a no entrar en razón, sino a encubrir sus preocupaciones con meras ocupaciones banales, cuando nos dice:

Nuestra naturaleza está en el movimiento; el reposo completo es la muerte. Nada es tan insoportable para el hombre como estar en pleno reposo, sin pasiones, sin quehaceres, sin divertimiento, sin aplicación. Siente entonces su nada, su abandono, su insuficiencia, su dependencia, su impotencia, su vacío. Inmediatamente surgirán del fondo de su alma el aburrimiento, la melancolía, la tristeza, la pena, el despecho, la desesperación. […] Que hombre, por muy lleno de tristeza que esté, si se puede obtener de él que se embale en algún divertimiento, helo feliz durante este tiempo; [...] Sin divertimiento no hay alegría, con el divertimiento no hay tristeza.”

Pero, ¿a que es debida esta debilidad del espíritu humano, esta tendencia a frivolizar la vida ocupándola en cosas triviales?

Según Erasmo de Rotterdam en su “Encomio de la Estulticia” o “Elogio de la Locura” —pues de ambas formas es conocida su obra satírica—, el motivo estaría en la estupidez que preside la vida del hombre, así en el Capítulo XVI de su obra, por boca de la propia “Estulticia”, nos dice:

[…] volvamos a la Tierra para ver en ella que nada hay alegre ni feliz que no se deba a mi favor. Observad primeramente con cuánta solicitud ha cuidado la naturaleza, madre y artífice del género humano, de que nunca falte en él el condimento de la estulticia. En efecto, según la definición de los estoicos, la sabiduría no es sino guiarse por la razón y, por el contrario, la estulticia dejarse llevar por el arbitrio de las pasiones, pero Júpiter indujo en la vida humana más inclinación a las pasiones que a la razón para que ésta no fuese irremediablemente triste y severa. ¡¡¡En tanta medida difiere media onza de una libra!!! Además relegó a la razón a un angosto rincón de la cabeza, mientras dejaba al resto del cuerpo al imperio de los desórdenes. Así pues enfrentó a dos tiranos violentísimos: la ira que domina en el castillo de las entrañas y hasta en el corazón, fuente de la vida; y la concupiscencia, que ejerce dilatado imperio hasta lo más bajo del pubis.”

Es decir que el hombre sería, así, una criatura gobernada por las pasiones, esencialmente la ira y la concupiscencia, cuya felicidad y alegría no serían sino fruto de la estupidez que gobierna su mente, pues la razón habría quedado, por designio de los Dioses, relegada a un angosto rincón de su cabeza.

Me niego sin embargo a mostrar mi acuerdo con los clásicos.

Puede que esa descripción alcance al común de los mortales, pero creo que existen hombres que difieren de comportamiento tan irracional y se esfuerzan por conseguir que la razón gobierne sus vidas.

Hombres a los que la Razón y la Fe ayudan a superar sus miedos, sus desgracias, sus fatalidades.

Serán, tal vez, los menos, pero se apartan del rebaño Nietzeiano, ajustan su comportamiento a los dictados de la razón y responden a la máxima de considerar que el problema no es que ellos sean distintos, sino que todos los demás son demasiado iguales.

Y ellos serán, en definitiva, los triunfadores, aunque no tengan el reconocimiento de sus semejantes, pues habrán alcanzado su equilibrio interior, incluso ante las adversidades.

Y lo lograrán, incluso, ante la mayor de las adversidades posibles, que es el anuncio de la propia muerte.

La psiquiatra suiza-americana Elisabeth Kübler-Ross, en su libro “On Death and Dying” publicado en 1969 y en el que define el conocido “Modelo de los cinco estados de lamento” frente a las adversidades, lo concreta de modo magistral en esta frase:

Quienes aprenden a conocer la muerte, más que a temerla y luchar contra ella, se convierten en nuestros maestros sobre la vida.”

El Modelo Kübler-Ross, define los siguientes estados emocionales frente a la adversidad:

1.Negación — "Me siento bien."; "Esto no me puede estar pasando, no a mi." La negación es solamente una defensa temporal para el individuo

2.Ira — "¿Por qué a mi? ¡No es justo!"; "¿Cómo me puede estar pasando esto a mi?"; Cuando el individuo reconoce que la negación no puede continuar, le invaden sentimientos de ira, resentimiento y envidia

3.Negociación — " Señor, Déjame vivir para ver a mis hijos graduarse."; "Haré cualquier cosa por un par de años más."; Etapa que involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna forma posponer o retrasar la muerte

4.Depresión — "Estoy tan triste, ¿Por que hacer algo?"; "Voy a morir, ¿Cuál es el punto?"; "Extraño a mis seres queridos, ¿Por qué seguir?"; Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. No es recomendable intentar alegrar a una persona que esta en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado, pues conduce a la última y definitiva etapa.

y 5.Aceptación — "Todo va a estar bien."; "No puedo luchar, debería prepararme para esto."; Con ella llega con la paz y la comprensión de que la muerte está acercándose irremediablemente.

El modelo es adaptable a cualquier adversidad importante y, aunque en su descripción no se hable ni de Razón ni de Fe, ambos conceptos son componentes esenciales en el proceso.

Solo desde la aceptación racional de la realidad en que consista la adversidad, podrá esta enfocarse adecuadamente, ya se trate de la muerte, frente a la que el hombre se prepara para abandonar en Paz el mundo terrenal, hasta cualquier otra adversidad, pues solo desde su aceptación, solo desde su interiorización reflexiva podrá buscarse una solución realista y aceptable.

Y solo desde la fe, el desapego y la resignación, podremos construir un nuevo estado de ánimo que nos permita enfrentarnos a nuestros problemas.

Desde luego y aunque tratemos de engañarnos, cegados por la “estulticia”, ninguna adversidad podrá ser superada buscando quehaceres banales o el divertimento, pues transcurrido el breve espacio de nuestro tiempo en que la distracción nos ocupe, la angustia, el temor, la melancolía, la tristeza, la pena, el despecho, la desesperación, EL MIEDO, todos estos sentimientos volverán a conquistarnos.

Y que mejor, para concluir esta reflexión, que escuchar este maravilloso fado "Medo" cantado por Mariza