Una de las señas de identidad de la progresía española de izquierdas, en lo que se retrotrae a la posición de los Nazis, es el de su antisemitismo, aunque su origen no se encuentra, como en la ultraderecha, en la influencia histórica de los movimientos fascistas de la primera mitad del siglo XX, sino en el antiamericanismo galopante propio de nuestra izquierda, como consecuencia de sus tendencias históricas filocomunistas, lo que les hace considerar un símbolo del imperialismo “Yanky” el apoyo a Israel y el desprecio hacia los “pobres palestinos”.
La extrema izquierda liderada por el dictadorzuelo Sánchez, se ha alineado con los países árabes y Palestina contra Israel.
En su disparate olvida varias cosas importantes, como el hecho de que Israel es el único país de la zona con un régimen democrático homologable con los occidentales, mientras que Palestina y sus terroristas de Hamás responden a principios teocráticos.
Que duda cabe que occidente ha cometido muchos errores
en relación con Israel, desde su forzada génesis, con desprecio evidente hacia
los palestinos desplazados de sus territorios como consecuencia de la creación
del Estado de Israel, hasta una evidente y reiterada miopía ulterior, que se ha
traducido en un odio visceral en los países islámicos hacia lo occidental por
culpa de no haber sabido establecerse un equilibrio adecuado entre el nuevo
Estado ―creado de la nada por presión de los “lobys” judíos americano
e inglés― y las poblaciones árabes que sufrieron el expolio de sus territorios
en aquel proceso de creación del nuevo Estado de Israel, hoy sumidas en la
absoluta miseria.
Tampoco puede olvidarse el origen violento del Estado
de Israel.
La violencia terrorista ejercida por los activistas
sionistas contra las autoridades coloniales británicas, como técnica de presión
para la obtención de los territorios del nuevo Estado, y contra los dirigentes
palestinos como forma de presión sobre la población cuyos territorios se debían
ocupar por los judíos, fue amplia e indiscriminada, lo que en gran medida
deslegitima moralmente, aunque no en la práctica política, al propio Estado de
Israel cuando critica la violencia terrorista de Hamás o Hizbolá. ―Quien a
hierro mata a hierro muere anticipa la cita bíblica―
No obstante, y pese a todos los errores cometidos en
el pasado, y los que continúan cometiéndose en el presente, no cabe duda de
que, hoy en día, Israel es la avanzadilla de occidente en un Oriente Medio
dominado por los movimientos teocráticos integristas sirios e iraníes, que,
aunque parezca una paradoja, también se extienden entre los pro americanos
saudíes o los emiratos del Golfo Pérsico.
En esa tan compleja situación geopolítica, y en el
contexto de la última crisis de Oriente Medio, nuestro ínclito Presidente
del Gobierno ha aparecido fotografiado con su gran sonrisa beatífica en el
último pleno del Congreso, afirmando que el día 28 reconocerá al Estado
Palestino, pese a las muchas imprecisiones que ese reconocimiento trae consigo,
como su capitalidad, su totalitarismo y la carencia de instituciones
democráticas.
Y esa imagen viene a completar el cúmulo de despropósitos que se han vertido sobre la reciente crisis de Oriente Medio desde las filas del Gobierno Sanchista, empezando por las declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Diaz que se ha dirigido al público con la consigna “Desde el rio hasta el Mar” que no es sino la frase de Hamás que implica el deseo de la desaparición de Israel
Y ayer mismo la ministra de d gensa, dando la peor cara extremista del Gobierno. Ha calificado de genocidio la acción defensiva de Israel.
O
las palabras de la Comunista Ione Belarra calificando de Genocidio las acciones
de defensa contra Hamás iniciadas por Israel, lo que ha provocado una nota
formal de protesta del Embajador Israelí.
O finalmente que sus socios de Gobierno SUMAR y BILDU, (¡¡¡BILDU!!!) han acusado reiteradamente a Israel de genocidio con olvido de que protagonizan una guerra defensiva, siendo inaceptable la reclamación de detención de Netanyahu y los líderes de Hamás por el Fiscal General del Tribunal de la Haya, el británico musulmán Khan, equiparando, inadmisiblemente, al primer ministro de un país democrático con el líder de una organización terrorista.
No deberían olvidar nuestros políticos que para analizar con seriedad el conflicto de Oriente Medio deberían comenzar por entender algo esencial: Todos los movimientos estratégicos, tanto políticos como militares, emprendidos por cualquiera de los gobiernos israelíes tienen como objetivo esencial el de la “superviviencia” de Israel, permanentemente amenazada desde los diferentes movimientos integristas islámicos como Hizbolá o Hamás, ejercicio que debería venir acompañado de un intento de desentrañar las relaciones existentes entre esos mismos movimientos terroristas islámicos e Irán y Siria.
En tal sentido nuestra ultraizquierda olvida que la actual guerra Israel Palestina ha sido provocada por Hamás con su incursión en Israel el pasado octubre con el resultado de más de 1.500 muertos y 200 secuestrados israelíes.
Es muy fácil, muy demagógico y muy clientelista,
mantener la actitud de nuestro Gobierno Socialista de criminalizar cualquier
acción militar Judio-americana, aunque su objetivo sea desarticular las cabezas
de puente, las bases de ataque, situadas en el sur del Libano, de aquellos
integristas con sus misiles, financiados por Irán y Siria, contra el territorio
de Israel y sus principales ciudades.
Lo correcto sería precisamente lo contrario,
posicionarse frente a esos movimientos terroristas islámicos, que no solamente
tienen en su punto de mira a Israel, sino al Occidente Democrático todo.
No obstante hemos de reconocer que adoptar esa
posición en política internacional no debe de resultarle fácil para Sánchez
después de haber propiciado, a bombo y platillo, ante la Asamblea General de
naciones Unidas, la famosa falacia de la “Alianza de las Civilizaciones”.
Y de esos polvos vienen ahora estos lodos.
Por mucho que se empeñe el ministro Albares —y caiga
en destempladas amenazas a un conocido empresario judío por acusar al Gobierno
de Antisemita— y en gran medida por culpa del propio Albares, la diplomacia
española se ha escorado peligrosamente, a lo largo de los dos últimos años,
hacia la defensa de las causas “antijudias” musulmanas de Oriente Medio, al
albur de la tradicional amistad hispano-árabe mal entendida, alineándose con el
club de los mal llamados países “no alineados”, que a la postre
no son sino los alineados en el antiamericanismo que tanto gusta o divierte a
Sánchez.
Lo verdaderamente difícil, en el contexto de la
compleja partida geopolítica que se está jugando en Oriente Medio, sería
conseguir que los países árabes partidarios de la paz, como Jordania o Egipto,
encontrasen el apoyo de occidente y de la Liga Arabe, para verse apoyados en
una política constructiva de desarrollo de Palestina y el Líbano, con
implicación de Israel.
Desgraciadamente esa política no será posible mientras
otros países como Irán o Siria sigan jugando sus bazas de influencia en la
región mediante la confrontación con Occidente y sobre la base de la
financiación y el uso de los movimientos terroristas islámicos.
Movimientos terroristas islámicos contra los que, nos
guste o no, nos parezca retrogrado o no, Israel tiene derecho a defenderse.
Claro que si la estrategia de nuestro gobierno y del
partido socialista para acabar con el terrorismo, con ETA, es el entreguismo y
la felonía de la negociación con Batasuna, tampoco ha de extrañarnos que
en materia de terrorismo
Otegui
y Permach (ETA) reunidos con Patxi López (PSOE)
internacional,
concretamente en la lucha contra Al Qaeda o Hizbulá, nuestros gobernantes estén
instalados en el entreguismo, la demagogia y la debilidad.
Y ello pese ha haber sido brutalmente atacados
por ese terrorismo integrista e internacional, el 11 M.
Aunque esa es otra historia en la que, además, me gustaría hacerle unas cuantas preguntas no ya al PSOE, sino a los servicios secretos Francés y Marroquí, pues estoy seguro de que los tres podrían contarnos muchas cosas, aún desconocidas, en relación con aquellos atentados, creo que tenemos razones para estar francamente preocupados por la ocultación oficial de los datos relativos a la intervención de ETA y de elementos de los servicios de seguridad del Estado, ya por acción ya por omisión, en los atentados del 11M.
Y Sánchez tirando balones fuera a golpe de Crisis con Argentina, Memoria Histórica, persecución de la prensa libre, coacción a jueces y magistrados, protección injustificada de su mujer, etc…
Es decir recorte de las libertades ciudadanas.rl
Y terminamos, como siempre, con una nueva pieza musical, hoy el Coro de los esclavos judíos de la Ópera Nabucco de Verdi.