FRIO.
Hace frío, un frío no tan intenso como para clavarse en los huesos y las articulaciones como alfileres de hielo.
No tan duro como para hipnotizar, ni adormecer hasta la muerte, como el humo serpenteante de la lamparilla de aceite que ilumina la estancia.
No es como el frío que nos regaló a los mamuts hoy desenterrados del permafrost deshelado de las estepas siberianas, o que acabó con los triunfantes soldados del Emperador o los panzerdivisionenmänner alemanes en las llanuras rusas, o con Pepíyo, el de Triana, aquel invierno terrible del 38 en las no tan lejanas estepas de Teruel.
Es frío, a secas, frío y nada más… y nada menos.
Y eso que ya hemos superado el 40 de mayo...
Y ¿que otro vídeo podría acompañar mejor esta reflexión si no uno de Pavarotti cantando el aria "Che gelida manina" de La Boheme de Puccini?
No hay comentarios:
Publicar un comentario