Lo
cierto es que las feministas woke son culpables de muchos de los males que castigan
a los hombres, tanto en la tierra como en el infierno, y la solución a esta
realidad no está, desde luego, en las medidas que sobre vida y milagros de los
seres humanos aplican quienes se han acreditado como unas ignorantes
descerebradas.
En
la Tierra tales castigos se concretan en la eliminación, respecto de ellos, de
la constitucional presunción de inocencia, la implantación de penas agravadas a
los hombres frente a las más benignas a las mujeres por los mismos delitos, o
las cuotas reforzadas —discriminación positiva— en favor de las mujeres en el
acceso a puestos de trabajo en la Administración, situaciones contrarias al
constitucional principio de igualdad ante la Ley, etc.
En cuanto a los castigos en el
infierno, traigo un resumen de la única obra literaria que se conoce de
Maquiavelo, su “Belfagor Arcidiavolo”, fábula satírica que recoge los tópicos
medievales de la misoginia y el del «diablo burlado» y de la que os traigo
una sinopsis
“Las
infinitas almas de los míseros mortales que morían en desgracia de Dios, iban a
parar al infierno, y todos los hombres condenados, o la mayor parte de ellos,
se quejaban de que se habían condenado a las penas infernales por culpa de las
mujeres. Ante tales quejas los príncipes del Infierno decidieron que era
preciso mandar al mundo a alguien que, bajo forma de hombre, conociera
personalmente esta verdad y Belfagor, arcidiavolo, antes de su caída del cielo,
Arcángel, fue el designado para tal misión.
De vuelta en el infierno, Belfagor dio fe de los males que a los hombres producía la mujer.”
Fábula que podéis leer completa pinchando en este enlace "BELFAGOR ARCIDIAVOLO" Sin embargo he de
llegar a la conclusión de que la culpa no es de modo genérico de “las mujeres”,
sino de algunas de ellas, concretamente de las feministas perroflautas o
podemoguers a quienes ya he definido como “ignorantes descerebradas”, a
quienes, desde luego, ya no respetan ni las más aguerridas feministas que
podríamos llamar “clásicas” o “racionales”, de izquierdas y de
derechas, pues en todo el espectro político las hay de uno u otro cariz.
Y todas aquellas
“feministas woke”, encabezadas por jóvenes e incultas ministras, sin poso
cultural alguno y carentes de toda experiencia profesional ni laboral, son las que están
montando un autentico desaguisado con sus pretensiones incluidas en la dichosa
Ley del “SI es SI”, las leyes de equiparación de genero en donde se mezclan sin
pudor beneficios tan solo para quienes no sean heterosexuales, que son la
mayoría de los ciudadanos, o los proyectos de legislación de la transexualidad,
cuyos negativos efectos de desequilibrio psicológico han sido denunciados por
la inmensa mayoría de los especialistas en la materia, o las leyes de
protección a la infancia que transitan entre el aborto y la grosera
manipulación educativa, hasta el adoctrinamiento sexual, político y social de
nuestros niños.
Lo malo es que estas
“feministas woke” constituyen el núcleo duro de las “pijoprogres de la
cuhipandi woke”, que van a hacer inmenso daño a nuestra sociedad con
iniciativas que van desde la de protección de los animales, que podría
llevarlos a su extinción por los caprichos de animalistas urbanitas,
desconocedores de la realidad del campo —que solo pisan en sus escapadas de “finde
ecosostenible”—, en donde la aplicación de sus mantras progres puede ser
demoledora, hasta la legislación sobre la “desmemoria Histórica”, el continuo
ataque a los ricos, a los empresarios, los profesionales que quieran ampararse
en su libertad de conciencia, a sus críticos o a sus oponentes, a todos los cuales
aplican tajantemente su “cultura de la eliminación”, que no es sino censura
pura y dura.
Desengañémonos, ―ya lo he dicho en una reflexión anterior― a la
izquierda marxista no le interesa la “CULTURA” entendida como el conjunto de
modos de vida, costumbres, conocimiento y grado de desarrollo artístico,
científico o industrial en una época, grupo social, territorio, etc.…
Lo que realmente le
interesa al neo marxismo, es el uso de esa “CULTURA” como instrumento político
al servicio de la meta de alcanzar la “Supremacía” gramsciana, en definitiva “EL
PODER”.
Por eso, frente a esa
actitud, hablo de “Guerra Cultural”, consistente en argumentar con sentido
frente a esa utilización torticera de la “Cultura”, que se materializa en
ocasiones con meras estupideces sin sentido, como la última gansada de Ione Belarra de decir que “la obligación de usar sujetador es otra
imposición del heteropatriarcado que constituye, también, una forma de
violencia de género”.
Tontería a la que ya he contestado con este mensaje de Twiter con una foto de sus pezones marcados en su jersey:
“No Juana Hierba
Con su imagen
queda claro que lo del sujetador no es una obligación impuesta por el
heteropatriarcado, sino por la estética y el buen gusto.
Aunque la fea se vista de seda fea se queda”
Insistamos pues el la rebeldía frente a la "estupidez institucionalizada" siendo Rebeldes en el sentido definido por Camús:
¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice "no" ... y ese "no" afirma la existencia de una frontera ... opone al orden que oprime una especie de derecho a no ser oprimido más allá de lo que puede admitir ... planta cara ... opone lo que es preferible frente a lo que no lo es".
Y para concluir os traigo otro video musical, creo que adecuado para esta “Reflexión” “El Trino del Diablo” de Giuseppe Tartini - Violin Sonata in G Minor.
© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
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