A diferencia de Chateaubriand hablo frecuentemente de mis intereses, de mis emociones, de mis trabajos, de mis ideas, de mis afectos, de mis alegrías, de mis tristezas, sin pensar en el profundo tedio que el francés temía causar a los demás hablandoles de si mismo.
Desde la República romana, hasta el Imperio, los más capaces eran nombrados para el ejercicio de los cargos públicos relevantes, tras su cursus honorum, o carrera público/política, donde se empezaba desempeñando cargos administrativos menores, se continuaba desempeñando cargos de oficialidad en el ejército.
En los últimos años de la República, hacia 81 a. C., Sila fijó el modelo consistente en un servicio militar previo seguido de los cargos de cuestor, pretor, cónsul y censor.
Durante la mayor parte de la Historia esa predilección por los hombres más preparados para el ejercicio de las funciones públicas fue una constante, hasta que, al llegar a nuestros días esa tradición no solo se ha perdido, sino que se desprecia.
Así podemos ver que el “mérito” no es una exigencia para ocupar cargos públicos, sino el colegueo, el amiguismo o la pertenencia a la “tribu”.
El ejemplo más claro de lo que decimos lo es el Ministerio de Igualdad, donde su titular Irene Montero pasó de cajera en un supermercado a líder de los perroflautas durante el 15 M y de ahí a Ministra del Gobierno sanchista, sin otros méritos que ser la pareja del líder de Podemos Pablo Iglesias.
Pero no queda ahí la cosa; La ministra Belarra no tiene pasado profesional conocido más que unas prácticas en actividades de asistencia social, la Secretaria de Estado de Igualdad, mano derecha de Irene Montero, la conocida como “Pam” —“la gorda” en los círculos feministas no podemitas— tiene un curriculum que no mejora el de las anteriores y es conocida por sus salidas de tono y ocurrencias, entre las que, la última, es promover la supresión de las matemáticas en el bachillerato, sustituyendo esta asignatura por la de educación sexual.
No sabe, indudablemente, que Platón colgó a la entrada de la Academia un cartel que decía:
“Nadie entre aquí sin haber estudiado geometría”
Y por geometría, en la Grecia de los tiempos de Platón, no se entendía otra cosa que las matemáticas.
En definitiva, que el “nuevo régimen” socio político impuesto por el progresismo de salón que nos gobierna, lo que quiere es que los políticos sean “ESTÓLIDOS”[i], que estén al servicio del sanchismo a cambio de un buen sueldo y los privilegios del cargo, pero que no tengan inteligencia suficiente como para amenazar o incordiar al “gran hermano”.
Y dicho esto me viene a la memoria ALBIAC, que en un reciente artículo comentaba:
“Pero, de verdad, ¿significan algo
los vocablos «progresismo» y «progresista»? En cualquier campo. ¿O son sólo
connotaciones afectivas, que ocultan preferencias sin otro fundamento que no
sea el arbitrario deseo de quien los pronuncia? El gran Gustavo Bueno solía
repetir, con aquella amable sonrisa suya que anunciaba la inmediatez de la
masacre, que el progresismo era el modo laico de disfrutar sin coste alguno de
la providencia divina. O sea, una monumental majadería. O mejor, una variedad
de ese infantilismo que exige tenerlo todo: laicidad más providencia.”
En fin, que los estólidos caen siempre en la estulticia [ii], sólo piensan en sus compañeros de tribu, imponen normas que son obligatorias para los demás, pero que a ellos no se aplican, les importa más imponer su ideología que buscar el bienestar de sus conciudadanos y se mueven, permanentemente, entre tics totalitarios.
Y mientras los oriundos de esas tribus progres de salón van de su muladar a su zahúrda, reconocen derechos a los animales, excepto al único animal que piensa y habla, para el que sólo existen obligaciones que se ajusten a su disparatada ideología, dando así más muestras de que un estólido sólo puede vivir inmerso en la estulticia.
Y concluyamos, como siempre, con un video musical, hoy “Tu eres Tonto” de Lolita
Garrido, que viene pintiparado al tema de esta reflexión
Menos mal que define usted lo que significa "estólido" y "estulticia" porque mucho me temo que deben de acudir al diccionario muchos de los que leen su fantástico artículo, aunque sólo sea por curiosidad. Otro gallo nos cantaría si nuestros estudiantes volvieran a cursar asignaturas como el griego, el latín, la filosofía y por supuesto las matemáticas y la tan denostada ortografía. Nuestros jóvenes son en su mayor parte, voluntariosos y estudiosos, pero si no se les exige la base y la raíz del conociendo, es inútil pensar que algún día puedan ser buenos políticos y oradores medianamente aceptables. Sin un papel delante, no saben ni enlazar una simple oración. Que lástima, con la de posibilidades que tienen. A veces pienso que mucha culpa es nuestra, de sus mayores.....
Menos mal que define usted lo que significa "estólido" y "estulticia" porque mucho me temo que deben de acudir al diccionario muchos de los que leen su fantástico artículo, aunque sólo sea por curiosidad. Otro gallo nos cantaría si nuestros estudiantes volvieran a cursar asignaturas como el griego, el latín, la filosofía y por supuesto las matemáticas y la tan denostada ortografía. Nuestros jóvenes son en su mayor parte, voluntariosos y estudiosos, pero si no se les exige la base y la raíz del conociendo, es inútil pensar que algún día puedan ser buenos políticos y oradores medianamente aceptables. Sin un papel delante, no saben ni enlazar una simple oración. Que lástima, con la de posibilidades que tienen. A veces pienso que mucha culpa es nuestra, de sus mayores.....
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