A diferencia de Chateaubriand hablo frecuentemente de mis intereses, de mis emociones, de mis trabajos, de mis ideas, de mis afectos, de mis alegrías, de mis tristezas, sin pensar en el profundo tedio que el francés temía causar a los demás hablandoles de si mismo.
En ocasiones me aparto, en estas Reflexiones, de cuestiones
sociológicas, filosóficas, políticas o divulgativas, y entretengo mi espíritu
con cuestiones más personales.
Así, de vez en cuando vuelvo a mi castillo y medito sobre mi
mismo, mis alegrías y mis tristezas, mis ilusiones y mis frustraciones, mi vida,
en fin, humana y perfectible.
En invierno me acompaña el amoroso fuego de la chimenea bajo
una manta.
En verano, desabrigado, juego con las corrientes de aire, y
no con esos aparatos acondicionadores que resecan los pulmones y todas las
mucosas del sistema respiratorio.
Y acompañado por alguna pieza musical, con la que sublimar
mis sensaciones, medito en silencio, antes de trasladar lo pensado a negro
sobre blanco.
Muchos pensaran que mis meditaciones se referirán a asuntos
trascendentes, pero también trato de huir de ellos, centrándome en cuestiones
más mundanas, más apegadas al tránsito de mi ser complejo, de cuerpo y alma, por
este mundo, aunque en ocasiones me desvíe hacia lo trascendental, pues no otro
es el destino del hombre que su final trascendente, haya fe o no la haya.
Pero no me limito a la soledad de mi torre o castillo, sino
que también me gusta pasear por el campo, prefiriendo los caminos rodeados de
arboledas que los de las llanadas mesetarias, más monótonos y por tanto más
tristes.
En estos paseos la música es sustituida por los sonidos de la
naturaleza, como el viento, el canto de los pájaros o el susurro de los riachuelos,
y el papel y la pluma por una pequeña grabadora, siendo el resultado el mismo
que el que alcanzo en mis retiros.
En su libo “Caminar” de Thoreau, encontramos esta preciosa
frase:
"Cuando un viajero pidió a la criada de Willian Wordsworth
(uno de los más importantes poetasrománticos ingleses) que le mostrase el estudio de su patrón, ella le contestó:
«Esta es su biblioteca, pero su estudio está al aire libre»."
Aunque Thoreau en su “Caminar”, nos diga:
"¿Qué pinto yo en los bosques si
estoy pensando en otras cosas?
Pues creo que, al
igual que yo mismo hago en mis salidas al bosque, él haría, también, lo
esencial, pensar en todo, en todas las cosas que me afecten o interesan.
Incluso pienso en
cuestiones políticas, aunque estas sean un estrecho campo al que conduce un
camino aún más reducido.
Y así me veo
reflejado en la perdiz, a la que le encantan los guisantes, salvo aquellos que
le acompañan en la cazuela.
De la misma manera
me gusta a mi los asuntos políticos, salvo aquellos acontecimientos que me afecten como
ciudadano libre, restringiendo mi libertad.
No es fácil reconducir
a escrito las reflexiones que en ocasiones asaltan mi cerebro, y me resulta más
sencillo relatar sensaciones, como las que hoy os transmito, que acertar con la
expresión acertada de ideas elaboradas.
Y yo, que desde que
tengo recuerdos, amo la naturaleza, tengo dos estaciones preferidas; La
primavera, con su insultante explosión de belleza, y el otoño con la bella
decadencia de las plantas y la explosión de vida de las piezas de caza.
En uno y otro caso,
encuentro lo que no me permiten disfrutar el frio el inverno o el calor del
verano, estaciones en las que me refugio en mi castillo.
Y es esa combinación
de soledades la que me permite, en ocasiones, escribir los POST que forman
parte de mis “Reflexiones Heteróclitas”
Para tener compañía
ya tengo el Croquet o las reuniones de amigos.
Y concluyo con una
nueva pieza musical, hoy el “Paseo por los bosques” de Richard Clayderman
Cuando me enfrento a mis Reflexiones Heteróclitas parto de
dos ideas básicas:
1.-Mis posts tienen por objetivo reflexionar
sobre mis orígenes, mi infancia, mi vida universitaria, mis afectos, mis
pasiones, mis penas, mis alegrías, mis miedos y mis esperanzas y el modo en que
mis ideas fueron evolucionando hacia una de las causas que considero importante en si misma: La
defensa de lalibertad, desde
concepciones liberalesque Alberto Benegas Lynch (hijo) define al
decirnos:
«El liberalismo es el
respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de
no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad»
2.-
La conclusión de que, conforme a la
sabiduría romana clásica: [Non natus est qui cogitat, factus est]. El pensador
no nace, se hace, y se hace a base de su curiosidad, sus lecturas, sus
conversaciones y sus observaciones. Su interés, en fin, sobre la realidad que
le rodea.
Así, en gran medida, las ideas de cada pensador se
fundamentan en las de otros pensadores anteriores, siguiendo así la estela
señalada por Adam Smith en su obra “La Teoría de los Pensamientos Morales”
donde nos dice que
“Conceder aprobación a las opiniones ajenas, es adoptar esas
opiniones, y adoptarlas es aprobarlas"
Así pues, he venido elaborando un análisis de la LIBERTAD
sobre la base de los escritos de terceros autores, que quiero desarrollar a lo
largo de esta reflexión.
En esa línea parto de la diferencia que Javier Milei
establece entre el liberalismo clásico y el liberalismo libertario contemporáneo,
al decirnos en su libro “El Camino del Libertario”:
"El liberalismo clásico veía al Estado
como un alguacil cuya función legítima era mantener el orden público: respetar
la libertad de los ciudadanos, proteger su propiedad privada y acaso actuar de
manera subsidiaria en tareas que supuestamente el mercado o la sociedad civil
no ejecutaban con eficiencia (como la regulación de las infraestructuras, los
contenidos mínimos del currículum nacional o la provisión de asistencia social
para casos extremos).
El liberalismo moderno, en cambio, desconfía del Estado:
es consciente de que su origen es violento e ilegítimo; es consciente de que no
persigue el bien común sino el interés particular de aquellos grupos
organizados que logran controlarlo; es consciente de que la competencia entre
las élites por alcanzar el poder estatal tiende a encumbrar a los más
manipuladores e inmorales; y es consciente, en suma, de que el Estado, lejos de
defender la libertad y la propiedad de los ciudadanos, puede convertirse en su
peor enemigo."
Quiero hablar, pues, del “Liberalismo del s. XXI”, y no del
liberalismo, cuyo padre teórico es Loke, de cuño ilustrado, materialista y
antirreligioso propio de de Voltaire o de los prerrevolucionarios, ni tan
siquiera del liberalismo económico capitalista y materialista de la postguerra
mundial, de los años 60 del siglo XX, sino del liberalismo contemporáneo, que basado
esencialmente en las formulaciones del liberalismo clásico, debe evolucionar de
modo esencial no hacia el Neoliberalismo, corriente a nuestro juicio repudiable
por racionalista y materialista, sino tratando de encontrar claves que nos
permitiesen hablar de un “nuevo liberalismo”.
La defensa de la conciencia individual, del libre
pensamiento y del misterio de la dignidad humana en si misma, me parecen
imprescindibles en el momento actual, para hacer frente a las amenazas más
radicales a las libertades individuales, que son fruto de una imposición
ideológica, la de “la superioridad moral del pensamiento de izquierdas”,
presunción que ni liberales ni conservadores han sabido contrarrestar
durante los últimos 70 años.
En palabras del profesor Armando Pego, debemos de
defender esa libertad individual con firmeza, pues
“El Estado no tiene la autoridad ─aunque pueda
tener el poder─ para dar el derecho a nacer, a casarse, a educar a los hijos o
a morir."
Desde que Karl Marx formulase sus teorías en el último cuarto del s. IX, hasta
nuestros días, el concepto de libertad individual ha sido criticado y negado
por los que pudiéramos llamar “intelectuales de izquierdas” de modo que la
dinámica de la confrontación ideológica se ha movido en la lucha de los
defensores de la igualdad contra los defensores de la libertad.
Ya Mounier, fundador de la corriente filosófica
“Personalista” afirmaba:
“La laguna esencial del marxismo es haber
desconocido la realidad íntima del hombre, la de su vida personal.”
Torcuato Fernandez-Miranda, en esta línea, nos
dice:
"La vida humana es radical intimidad,
mismidad, destino propio, peculiar, infungible, intimo. Así como nadie puede
morirse por mí, soy yo el que tengo que morir mi muerte, así de la misma manera
sólo en mi radical intimidad puede mi vida ser vivida. Renunciar a esta radical
intimidad, al propio destino de nuestra vida infungible, para asumir un destino
ajeno, enajenar nuestra vida, es dimitir del modo más absoluto de la vida
humana y aceptar la peor de las esclavitudes".
Frente a tal concepción de la libertad como
elemento esencial de la vida humana, el socialismo marxista amenaza tanto la
libertad cuanto algo más radical: La intimidad, la posibilidad de vivir cada
uno dentro de sí mismo, en ese castillo interior que es el alma y la vida del
hombre.
La intimidad implica que cada hombre tiene su
propio destino, su vocación específica, infungible. Y así, al igual que nadie
puede vivir nuestra propia muerte, así tampoco nadie puede imponernos como
vivir nuestra propia vida.
Pretender, por tanto, estandarizar al hombre,
uniformar su vida bajo la igualdad es desconocer lo que la vida tiene de
infungible en su intimidad individual.
En conclusión, si el hombre quiere serlo plenamente, debemos luchar en defensa
de esa libertad individual, que alcanza su máxima expresión en la intimidad
propia de cada sujeto, en donde se manifiestan sus principios, sus creencias,
sus aspiraciones y sus sentimientos.
Volviendo a Armando Pego:
“Es una pretensión tiránica intentar relegar al
ámbito privado la disconformidad de los ciudadanos por razones morales y/o
religiosas con esa usurpación de facto, obligándoles a un asentimiento público
por acción u omisión.”
Y eso es, precisamente, lo que está pretendiendo la izquierda radical que hoy
nos gobierna, tachando de “fascista” al discrepante,
condenando como “golpista” al disidente, desautorizando
todo comentario o expresión de crítica a las acciones de la mayoría gobernante,
e imponiendo la “supremacía cultural de izquierdas” como
verdad única e indiscutible.
Y
no podemos olvidar, en cualquier caso, que ello está ocurriendo como
consecuencia de una demoledora propaganda incrustada en el AGITPROP marxista de
nuestros gobernantes, que ha traído como consecuencia, unos medios de
comunicación que participan en esa estrategia ciegamente, bien engrasados con
subvenciones y publicidad institucional que les salva de su quiebra.
Téngase
en cuenta que en una Sociedad como la nuestra, en la que las gentes más
sencillas temen a la libertad, pues realmente no saben que hacer con ella, y
prefieren someterse a los dictados del "Estado Paternalista"
que les organiza su vida y les evita el "sacrificio de tener que tomar
decisiones", los mensajes televisivos son uno de los instrumentos más
temibles de manipulación de la opinión pública, de conformación del pensamiento
mayoritario de la Sociedad, frente a lo cual habremos de defender que serán
más, pero que la razón está con nosotros.
Llegado así
el momento de defender el “LIBERALISMO” del s. XXI frente a las tendencias
marxistas ancladas en el XIX. Y Hay varios autores que han contribuido a la
formulación de lo que he venido en llamar “nuevo liberalismo” o “Liberalismo
Libertario”.
En un artículo titulado “¿Qué
significa ser liberal?”, publicado por Carlos Alberto Montaner el 6
de febrero de 2009, en la Web CATO —cuya lectura recomiendo en el enlace
destacado— encontramos varias reflexiones interesantes, entre las que
destacaría la siguiente:
“El liberalismo parte de una hipótesis
filosófica, casi religiosa, que postula la existencia de derechos naturales que
no se pueden conculcar —ni limitar por el poder— porque no se deben al Estado
ni a la magnanimidad de los gobiernos, sino a la condición esencial de los
seres humanos”.
En
cualquier caso, en esta “REFLEXION EHETERÓCLITA” quiero hablar, también,
de la enorme confusión que ha introducido la Iglesia Católica en relación con
el Liberalismo en la muy cristiana Europa, desde su condena por el Papa
Gregorio XVI en la Encíclica "Mirari vos" (1832) y, más
específicamente, por Pío IX en la "Quanta cura" (1864) acompañada de
la Syllabus complectens praecipuos nostrae aetatis errores (Listado
recopilatorio de los principales errores de nuestro tiempo) y Pío X en la
"Pascendi Dominici Gragis" (1907). Ahora bien, es preciso situarnos
en el contexto temporal de dichas condenas, que no son contra el liberalismo
económico, ni contra la defensa, frente a toda opresión, de la libertad —valor
fundamental y constitutivo del hombre como ser racional así creado por Dios—
sino contra desviaciones y errores dogmáticos y morales derivados del
liberalismo filosófico, basado en una supuesta defensa de la autonomía del
hombre ante Dios y ante la ley moral objetiva como norma última de conducta.
Este liberalismo racionalista es el que de nuevo condenó Pablo VI en la Carta
Apostólica
"Octogesima adveniens" (1971), cuando dice que:
"En su raíz misma el liberalismo filosófico
es una afirmación errónea de la autonomía del individuo en su actividad, sus
motivaciones, y el ejercicio de su libertad".
Pensemos,
en todo caso, que estas condenas del liberalismo encuentran su origen en la
polémica decimonónica de la Separación entre la Iglesia y el Estado y en torno
a conceptos como la “Libertad de Pensamiento” o la “Tolerancia interreligiosa”,
hoy superados en la Sociedad e incluso en el seno de la propia Iglesia. Así, la
“Syllabus complectens praecipuos nostrae aetatis errores” que se publicó
simultáneamente con la encíclica “Quarta Cura” en 1864, considera errores,
relativos al liberalismo, cuestiones que si la Iglesia tratase hoy de defender
serían un escándalo.
Benedicto
XVI, en una carta enviada al filósofo y Senador Italiano Marcello Pera, desde
Castel Gandolfo el 4 de septiembre 2008, en relación con su libro “Por qué
tenemos que llamarnos cristianos. El liberalismo, Europa, la ética”, le
dice:
“(En su libro)… Con un conocimiento estupendo de
las fuentes y con una lógica contundente, usted analiza la esencia del
liberalismo a partir de sus fundamentos, mostrando que en la esencia del
liberalismo se encuentra el enraizamiento en la imagen cristiana de Dios: su
relación con Dios, de quien el hombre es imagen y de quien hemos recibido el
don de la libertad”. Para
continuar diciéndole: “Usted muestra que el liberalismo, sin dejar de
ser liberalismo, más bien para ser fiel a sí mismo, puede referirse a una
doctrina del bien, en particular a la cristiana, que le es familiar, ofreciendo
así verdaderamente una contribución para superar la crisis”.
En
esencia esta carta rectifica la posición intransigente de la Iglesia respecto
del Liberalismo, y admite la existencia de un liberalismo que, siendo fiel a sí
mismo, puede referirse a la doctrina cristiana, como doctrina del bien, sin
conflicto. La carta, que duda cabe, ha levantado ampollas en los sectores más
conservadores de la Iglesia, que han llegado de acusar al Papa de defender
ideas ya condenadas por la Iglesia en
las encíclicas anteriormente citadas, llegándose a considerar que:
“La errónea opinión personal del Papa Benedicto
XVI en esta materia no altera en absoluto la condena del liberalismo hecha por
Papas anteriores.”
Mi
primera reacción frente a tales intransigencias no puede ser sino la de un
liberal católico, lamentando la intransigencia y la estrechez de miras
intelectual de quienes así se posicionan. Lo más sorprendente de esto es que
quienes así se manifiestan son quienes han venido defendiendo históricamente la
muy equivocada “Doctrina social de la Iglesia” trufada de concesiones
reiteradas a sindicatos y economistas de la izquierda marxista; y quienes se
han mostrado más beligerantes frente a la economía de mercado y más han
defendido el “intervencionismo” estatal en la materia, ocasionando, desde su
equivocada buena fe, más daños de los que han tratado de evitar, como de modo
brillante explica el economista católico norteamericano Thomas E. Woods en su
libro “Porqué el Estado SI es el problema”, en el que nos dice:
“Siento el más profundo respeto por los papas
anteriores al Vaticano II cuyos comentarios económicos lamento haber tenido que
criticar en el presente estudio. Eran hombres buenos, santos y valientes que
gobernaron la Iglesia con gran habilidad y coraje y de cuyos escritos me he
beneficiado inmensamente. Pero por grandes que fueran, por el mero hecho de
ocupar el sillón de San Pedro no heredaron una perspectiva económica superior a
la que pueda poseer cualquier persona medianamente inteligente.”
En
cualquier caso el punto esencial de la cuestión que pretendo esclarecer en esta
“Reflexión Heteróclita” es el de contestar a la pregunta: ¿Qué pretende el
liberalismo? Pues esencialmente de lo que se trata es de defender la libertad
individual frente a las injerencias del Estado en todos los ordenes de la
actividad humana, desde su más estricta intimidad a su comportamiento y
relaciones sociales, y esencialmente en el orden moral y económico. El poder ha
tratado siempre de intervenir en la conducta de los ciudadanos, primitivamente
en beneficio propio de los poderosos, y en épocas más modernas, en la teórica
defensa de los más débiles de la Sociedad. Sin embargo, como ya señalara el
economista de la Escuela Austriaca, Ludwig Von Mises, el pensamiento económico
liberal ilustrado descubrió ya en el s. XVIII que:
“Los esfuerzos por mejorar el bienestar de
determinados grupos sociales —los más débiles— a través de la intervención de
los gobiernos, puede tener efectos perjudiciales y a menudo consecuencias
totalmente contrarias a los deseos expresados por sus defensores.”
En la
misma línea se manifiestan los recientes premios Nóbel de Economía 2010, los
profesores Peter A. Diamond (Massachussetts Institute of Technology, EEUU),
Dale T. Mortensen (Northwestern University, EEUU) y Christopher Pissarides
(London School of Economics, Reino Unido), que han analizado el perverso papel
que pueden jugar los subsidios de desempleo en la destrucción de empleo en los
países desarrollados con altas tasas de desempleo. Así efectivamente, los
trabajos de Diamond, Mortensen y Pissarides analizan los efectos de políticas
económicas de protección del trabajador y fomento del empleo, como subsidios al
desempleo, salarios mínimos, impuestos salariales, subsidios a la creación de
puestos de trabajo, etc…, y concluyen que, en general, cualquier política puede
tener virtudes y defectos. Así, los subsidios al desempleo, si bien son
herramientas absolutamente necesarias para proteger a las familias que sufren
el drama del desempleo, también pueden generar efectos adversos como la
disminución de los incentivos a buscar trabajo, lo cual puede producir un
incremento del desempleo. Esta es, en definitiva, la clave fundamental en la
que, en materia económica, se sustenta el liberalismo, en el convencimiento de
que solo el mercado libre y las leyes económicas actuando en libertad, pueden
generar el enriquecimiento y el progreso de las sociedades, que no se produce
cuando la intervención de los Gobiernos en el mercado, en la vida económica,
introducen efectos distorsionadores del funcionamiento del propio sistema. Pero
como el tema es muy largo, creo que debo dejar aquí esta introducción, para
continuar en próximos post explicando el porqué de esta afirmación y realizar
un análisis de los fundamentos éticos y morales del liberalismo político, no
estrictamente económico, que puede llevarme bastante espacio. Así que ya nos
veremos más adelante.
Y como
siempre concluyo con una pieza musical, hoy el “Canto a la Libertad” del Nabuco
de Verdi, en versión en español de Nana Mouskuouri
No es fácil hacer un análisis acertado de lo ocurrido en las elecciones europeas del domingo.
Unos defienden que el PP ha consolidado su posición electoral con una ventaja de más de 4 puntos sobre los resultados de las generales del 23 de julio.
Otros consideran que la corrupción que afecta a Sánchez y su entorno familiar, así como la generalizada entre socialistas, influye poco en el votante de izquierdas y que el PSOE ha sufrido un desgaste menor del esperado.
Sin embargo hay una tercera opción de análisis que lo es por bloques, donde la derecha ha superado a la izquierda claramente.
Lo que augura ya un resultado de mayoría absoluta al bloque conservador si es capaz de llegar a pactos de gobernabilidad, lo que exigiría que se centrasen en lo que les une o ideológicamente coinciden, y no en lo que les separa.
En todo caso, no debemos olvidar que, según las encuestas, el PP comenzó la campaña electoral con una diferencia de 10 puntos, y el sábado esa diferencia en las encuestas se había reducido a2 puntos, lo que, sin duda, tiene su origen en una nefasta campaña de Feijoo en la que afirmó estar dispuesto a una moción de censura con el JUNTS de Puigdemón, o manifestar que podría haber un empate, lo que sin duda caló en muchos de sus potenciales votantes que se quedaron en la abstención.
Muchos analistas consideran, no obstante, que lo fundamental sería la flexibilidad del PP para pactar un gobierno de coalición con VOX, no olvidando que el PSOE, pretendidamente demócrata, sustentó su gobierno en la extrema izquierda comunista y la derecha fascista separatista.
Sin embargo, lejos de reconocer su derrota, el PSOE se mea sobre los ciudadanos y despliega todo un repertorio de excusas y poses para maquillar su clara derrota.
Entre otras, la manifestada por su portavoz, que ha dicho que "Resistir es también una forma de vencer" y que queda gobierno de Sánchez para rato, ello después de haber perdido por el doble de votos de diferencia que en las generales de julio -700.000- y por cuatro puntos, el triple que entonces,
Hoy proliferan las extrapolaciones del resultado del domingo para resolver la gran pregunta: si hoy se celebraran elecciones generales, ¿el PP estaría en condiciones de obtener los cuatro escaños que le faltaron a Feijóo en septiembre para ser investido presidente? Las más optimistas dan a la suma del PP y Vox 177 escaños. Las menos dejan a ambos a las puertas de la mayoría absoluta y por lo tanto en situación muy incierta.
Y finalmente quiero referirme a la sorpresa que para mi supone que Alvisé y su partido SE ACABÓ LA FIESTA, haya conseguido 3 escaños en el Parlamento Europeo, cuando ese partido antisistema representa la posición más extrema y beligerante en la extrema derecha antisistema contra la izquierda, y que duda cabe que robando votos al PP y a VOX.
Y como siempre terminaré este POST con una nueva pieza musical, hoy "Agitata de Due Venti" de la Ópera Griselda de Verdi, interpretada por Cecilia Bartoli.
Con este soneto de Quevedo quiero
hacer patente, en esta “Reflexión Heteróclita”, los sentimientos que me
embargan, a mi y a una mayoría significativa de la ciudadanía española, sobre
la aprobación de la Ley de Amnistía por el Congreso, con el voto que soporta al
Gobierno Social Comunista Separatista del narcisista, dictadorzuelo y traidor Sánchez.
La malhadada Ley viola el principio
constitucional de igualdad de los españoles ante la Ley (art 14), así como la, también
constitucional, prohibición de indultos generales establecida en su art. 62.-i.
Sin embargo a Sánchez le
compensa violentar la Constitución con tal de mantenerse en el poder con el
apoyo de comunistas, separatistas y herederos de terroristas.
Y la mayoría de los
ciudadanos, contrarios a la amnistía, se ven obligados a tragar con los
caprichos de ese golfo que tenemos por Presidente del Gobierno, cuya corrupción
es generalizada, desde la mentira preelectoral a los votantes de no aceptar la
amnistía, a los casos de corrupción con las mascarillas para el COVID que
implica a numerosos altos cargos del PSOE, y los inmorales tejemanejes y
negocietes turbios de su esposa.
Y todo ello, junto con el
curriculum corrupto y homicida del PSOE desde su fundación, hace que esa
mayoría social se vaya consolidando y movilice su voto en los términos de la pancarta
aparecida durante las últimas elecciones generales, y que reproduzco.
Llegados a este punto nos
preguntamos:
¿Qué
pueden hacer la ciudadanía y la sociedad civil para desenmascarar y retirar del
gobierno de la Nación a este corrupto?
Para quienes tengan capacidad
para darla, profundizar en la “Batalla Cultural” contra la imposición de las
doctrinas marxistas como única verdad, como única posición ideológica admisible.
Para quienes no se
consideren preparados para ello, o no les apetezca, el voto en las elecciones
es fundamental.
Y, en cualquier caso,
confiar en que la justicia española, o europea, pongan pie en pared contra el
abuso de la aprobación de una Ley que no solo conculca nuestra Constitución,
sino también las normas fundamentales de la Unión europea.
Y como siempre termino con
una nueva pieza musical, hoy “Triste España sin Ventura", música medieval sobre
un poema de Juan del Encina.
Dicen que soy siempre frío ante la muerte de otro.
No es frialdad.
La muerte del prójimo me impresiona de tal forma, que mi alma tiende a
refugiarse en el silencio, la desolación, y la tristeza.
Os aseguro que el llanto más
doloroso es aquel que carece de lágrimas, de lamentos y de palabras.
En la ópera “El Trovador” de Verdi, Manrico, en medio de una gran confusión,
se da cuenta de que van a matar a su madre, una bruja.
Y entre el alboroto de exclamaciones, dice “Madre. Infeliz, corro a
salvarte. O por lo menos corro a morir”.
Cuando escuchaba esta aria, no podía menos que imaginar la alegoría de esta
muerte, o al menos la proximidad de la muerte en relación con la muerte de la
patria.
Aquellos que, en plena bronca política, vemos esta muerte lenta y agónica la
sufrimos, la sentimos entre los dientes, se vuelve visceral, se vuelve síntoma
corporal de desgaste y depresión, pues vemos cada síntoma de esa muerte minuto
a minuto.
Y vamos descubriendo la proximidad al abismo inevitablemente,
irreversiblemente.
Más de uno nos sumaríamos al grito de Manrico, en un ejercicio activo
frente a la destrucción; una posición movilizante.
Pero ¿Dónde está hoy la Patria? ¿Qué es hoy la Patria?
¿Hay alguna esperanza después de la desesperanza repetida e infinita?
Pues hay algunos ejemplos de tal esperanza y esta en:
1.- La movilización de las derechas.
2.- La permanencia (aunque menor) de medios de comunicación
independientes.
3.- La existencia de pensadores y escritores que
continúan dando la batalla cultural, sin aceptar la máxima ultraizquierdista de
que “sólo es válida y defendible la propia ideología y condenables todas las
demás”.
Es la idea Nietzcheana de aislarse para defender su pensamiento amenazado
por las Tiranías, donde se odia al filósofo libre, y de mantener insomne al
dragón que se utilice de custodio.
Porque la filosofía proporciona al hombre un refugio en donde el despotismo
no puede alcanzarle con sus esbirros. Desde cuyo interior el solitario pensador
le hace la higa a los esbirros desde su caverna, su castillo (su mundo interior).
No olvidemos que estos son malos tiempos en los que los hijos no obedecen a
sus padres y todo el mundo escribe libros, o posts, y que la realidad de los
hombres es siempre peor que su apariencia.
En esta línea, desearía que la jornada electoral del próximo domingo día 9,
suponga una victoria significativa a la derecha, con a que se inicie el definitivo
declive del Sanchismo y su defenestración política
Y terminemos con Manrico y su aria “Di quella pira” de la Opera “Il
Trovatore” de Verdi, interpretada por Luciano Pavarotti en el Metropolitan Opera de New York en1988.