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miércoles, 22 de septiembre de 2010

ADOCTRINAMIENTO

Llueve sobre Madrid, intensamente, y ha refrescado. Se nota que estamos ya en otoño. Y entre chubasco y chubasco leo la entrevista que se publicó el viernes 17 de septiembre en ABC, en la que la “Gran Maestre” de la Logia masónica “El Derecho Humano”, Paloma Martínez, trata de convencernos, cual si de monja clarisa se tratase, de que la masonería no es más que un club de gente “que no practica el secretismo, sino la discreción” y que no es anticlerical, sino laica, aunque propugna que “la religión se limite al ámbito privado” y que “la Iglesia se quede donde se debe quedar” aunque no nos diga donde es ese lugar. En “la Tercera” del mismo diario y fecha se publica un artículo firmado por David Cameron, en la que el Premier Británico valora positivamente la controvertida visita del Papa al Reino Unido, muy criticada en los círculos laicistas y el papel de la Iglesia Católica en el mundo, con una perspectiva muy diferente a la de los masones; en él nos dice: “… la visita del Papa tiene que ser bien recibida no sólo por los católicos del Reino Unido, o por los creyentes en general, sino por todos los que valoramos las contribuciones de los credos religiosos a nuestra sociedad, y por quienes comprenden que la fe es un don que se debe abrazar, no un problema que se tenga que superar. Quizás no siempre estemos de acuerdo con la Santa Sede, pero eso no debe impedirnos reconocer que el mensaje general de ésta puede ayudar a plantearnos preguntas sobre nuestra sociedad y la forma en que nos tratamos nosotros mismos y a los demás”. Estos dos sueltos periodísticos me dan pié a abordar, en esta nueva “reflexión heteróclita”, el problema del intervencionismo moral y sociológico en que incurre reiteradamente nuestro gobierno sobre la base de la “laicidad” y la “igualdad” que quiere imponer en nuestra Sociedad. ¿Pero qué es exactamente lo que se quiere? Pues una mezcla de resultados deseados históricamente desde el marxismo y desde la masonería. Y aunque les suene a mis lectores a “remedo” de la "conspiración judeomasónica” de la que ya advirtiera reiteradamente el “Invicto”, lo cierto es que desde posiciones democráticas liberal conservadoras, mucho me temo que nos encontremos ante algo más que una mera sospecha. No han faltado en los últimos tiempos quienes han criticado la opción de nuestro gobierno de implantar la “educación para la ciudadanía” como una muestra más del tradicional “adoctrinamiento marxista”. En parte tienen razón, pues si bien el propio Marx se declaró contrario a la “Educación de Estado”, también propugnaba la no intervención de la Iglesia en los procesos educativos; así, efectivamente, en sus “Glosas críticas al programa de Gotha [del Partido Obrero Alemán]” Marx nos dice: "...eso de "educación popular a cargo del Estado" es absolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y, como se hace en los Estados Unidos, velar por el cumplimiento de estas prescripciones legales mediante inspectores del Estado, y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo! Lo que hay que hacer es más bien substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia.... por el contrario, es el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa...." Pero junto con esta tesis del origen marxista de la pretensión adoctrinadora del Gobierno de Rodríguez, no podemos olvidar, tampoco, la influencia masónica de sus planteamientos. En La Conferencia Interamericana de la Masonería, Jorge Eliécer Salazar Avenia, Gran maestre de la Masonería Venezolana, citó al escritor uruguayo Jaime Monestier como adalid de la educación laica, ya que según él: “La educación laica es piedra angular y arco de resistencia en la construcción de la estructura filosófica de la masonería”. Por su parte, el Congreso Masónico internacional, reunido en París en 1889, el Gran Oriente de Francia, manifestó que: “La Masonería, que preparó la Revolución de 1789, tiene el deber de continuar su trabajo, tendente a la implantación de la república social universal, en la que, después del derrocamiento de toda clase de tiranía espiritual y política, de los poderes dinásticos y "teocráticos" y de los privilegios de clase, reinará la más grande libertad individual posible y una igualdad social y económica en conformidad con los ideales Masónicos, verdaderos objetivos finales de esta labor social.” Pero si estas declaraciones procedentes de la propia masonería son significativas, centrémonos también en los hechos que nos hacen profundizar en nuestro convencimiento: Hace pocas semanas un poeta mediano como es Gamoneda, amigo personal del Presidente Rodríguez y actual presidente de la logia masónica en la que sirvió su abuelo, ha sido galardonado con el premio Cervantes de Literatura. ¿A qué responde ese premio inmerecido a un poeta menor: a sus discutibles meritos literarios o a su cualidad de Masón ejerciente? Y la opinión ni es tan solo mía, ni es una invectiva. Como muestra dos botones: El Premio Nacional de Poesía Felipe Benítez Reyes define a Gamoneda como un hombre tosco, con mucho complejo de inferioridad, y que además se ha creído un gran poeta cuando es un poeta del montón”. Por su parte, el Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Granada, el profesor Luis García Montero declaró no hace mucho en Canal+ que “si premiaron a Gamoneda fue por razones políticas, es un “Cervantes sin lector”. Por otra parte el autor encargado por la editorial SM para elaborar el libro de texto de de esta editorial para “Educación para la Ciudadanía” es José Antonio Marina, que da la casualidad de que es el portavoz oficioso del Ministerio de Educación en estas materia. Marina sostiene abiertamente que: “Es necesario superar el monopolio que las religiones han ejercicio sobre la moral” Un discurso abiertamente masónico, aunque no pueda afirmar que Marina abrace la disciplina masónica. Pero es que además, Marina defiende que la educación: “…debe ayudar al educando a forjar su identidad nacional, sexual, etc. Es decir, no se nace español o francés; ni hombre o mujer, sino que el educando va construyendo su propia identidad a su antojo". Estos datos confirman la tesis de algunos estudiosos del tema, que sostienen que la imposición desde el Gobierno de la Educación para la Ciudadanía es lo más masónico de los años de gobierno de Rodríguez, Gobierno cuyos miembros, sean o no masones, actúan como tales. Finalmente y como nuevo dato no olvidemos las palabras recién pronunciadas por el Ministro de Educación, Sr. Gabilondo, conforme a las cuales: “No creo que haya elementos educativos exclusivos de la familia, como para no contaminarse. La educación afectiva, de sentimientos sexuales, para la vida en convivencia, lo tenemos que hacer conjuntamente entre las familias y la comunidad educativa. Es una declaración ideológica”. Por lo visto es “cuestión ideológica” para el ministro no respetar la libertad educativa de los padres en materia moral y religiosa, que se establece en el artículo 27.3 de nuestra Constitución, conforme al cual: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.” Hace algunos meses el escritor Cesar Vidal comentaba en una tertulia radiofónica las conclusiones que el Gran Oriente de Francia, máxima autoridad de la Francmasonería, había publicado en un documento denominado “Libro Blanco de la Laicidad” , que pueden ustedes consultar en este vinculo de la página Web del Gran Oriente de Francia en el que se contienen las siguientes afirmaciones-recomendaciones: 1.- “la laicidad pretende liberar al niño y al adulto de todo lo que aliena o pervierte, especialmente el orden religioso”. 2 “La moral laica es esencial en la construcción de la armonía social y el reforzamiento del civismo democrático.” 3. “la educación laica” es una de las condiciones para la igualdad en la sociedad “ 4. “la escuela laica debe ser preservada de toda penetración confesional” 5. “si las iglesias quieren existir, la religión debe convertirse en un asunto privado y las iglesias no pueden estar dotadas de status oficial”. 6. La regulación legal del “nacimiento, la vida y la muerte” no deben ser consideradas “bajo el ángulo de la religión” lo que abre la puerta a fenómenos legales como la ampliación del aborto o la legalización de la eutanasia. 7. “los progresos de la ciencia deben verse libre de toda influencia… especialmente de grupos religiosos” lo que es una manera apenas oculta de abogar por la experimentación biológica sin restricciones. 8. “la laicización del estatuto del cuerpo (amor y sexualidad, muerte, enfermedad) no está concluida” considerándose como meta la regulación de “las modalidades sociales de la vida de las parejas y de las familias”, un eufemismo para el matrimonio de homosexuales. 9. Finalmente, en este documento del Gran Oriente de Francia, se indica la necesidad de evitar influencia religiosa en la cultura y la creación artística y en la información y la comunicación. Continuando con este análisis de las posiciones de la francmasonería, vemos como en documento emanado del Gran Oriente de Francia y fechado el 31 de octubre de 2007, esta obediencia masónica se refiere a la ley de memoria histórica señalando que: “en la hora en que España se apresta a cumplir con valor el examen de uno de los períodos más sombríos de su historia, el Gran Oriente de Francia quiere manifestar su apoyo a este necesario trabajo de memoria”. En este mismo documento, el Gran Oriente de Francia manifiesta: “Lamentamos que el Vaticano haya beatificado a cerca de quinientos religiosos víctimas de la guerra civil española” e indica que “mientras que la decisión del gobierno español debería ser saludada por todos, algunas corrientes – entre las más reaccionarias – trabajan para reafirmar la actualidad de ideologías que no pueden sino inquietarnos”. Finalmente, a la hora de interpretar la crisis económica, en otro documento de fecha 17 de octubre de 2008, el Gran Oriente de Francia, la atribuye a que: “el viento del liberalismo sin freno arrastraba todo a su paso” y señala la solución en la “refundación de un estado providencia” Documentación toda ella que puede consultarse en el siguiente vínculo: PAGINA DEL GRAN ORIENTE DE FRANCIA Todo lo anterior nos lleva a considerar conclusiones importantes: 1. La asignatura de Educación para la ciudadanía reproduce una extraña mezcla de los modelos educativos marxista y masónico, con lo que se quiere excluir cualquier influencia de los principios religiosos en la educación infantil, con flagrante violación del derecho constitucional de los padres de elegir la educación moral y religiosa que deseen para sus hijos. 2. La ampliación del aborto y la legalización de la eutanasia, preconizadas por los sectores de la “secta” progresista dogmática e intolerante que, de la mano de Rodríguez, tiene secuestrada al PSOE, se encuentran entre las metas de la masonería, e implican una absoluta desconsideración hacia la vida humana, inadmisible en una sociedad que se quiere llamar desarrollada. 3. El matrimonio de homosexuales defendido por la masonería ha sido uno de los proyectos estrella del Gobierno de Rodríguez, provocando una equiparación inadmisible con los matrimonios heterosexuales, base no solo moral, sino incluso demográfica, de nuestra enferma Sociedad. Reconózcanse derechos civiles a las parejas homosexuales, pero no se las equipare al “matrimonio”. 4. La ofensiva laicista del Gobierno Socialista se corresponda milimétricamente con los planes expresos de la masonería, que pretende reducir los principios religiosos al ámbito de la intimidad de los ciudadanos con olvido, o aún peor, con persecución, de la trascendencia social de los principios religiosos. 5. La pretensión de que se dé vía libre a los experimentos científicos sin ningún tipo de barrera moral, que defiende el socialismo español, se corresponde con las tesis de la masonería y abre la peligrosa puerta de la eugenesia. 6. El análisis erróneo y demagógico de la actual crisis económica que realiza Rodríguez es el mismo que propugna la masonería, ambos equivocados y con efectos nefastos para nuestra economía, abocada a una “japonización” preocupante. 7. La masonería respalda sin ambages el proyecto parcial y sectario de la denominada memoria histórica, que rompe los acuerdos reconciliadores de la “Transición”, volviendo a la división de las “Dos Españas” y tratando de reescribir la historia, con falsedades, como vía para que la izquierda gane la “Guerra Civil” que perdió en el s.XX. Se me puede acusar de alarmista, de que todo lo relatado no tiene importancia; se me puede decir que el mundo de los “principios” ocupa hoy una posición secundaria en el ranking de las preocupaciones de los ciudadanos, atenazados por sus preocupaciones económicas. Sin embargo es precisamente el mundo de los “principios” el único que puede aportar savia nueva a nuestra sociedad, nuevas ideas y nuevos planteamientos que procuren, no solo, una regeneración moral de la sociedad, sino que, como consecuencia de ese rearme moral que deseamos, la Sociedad busque ser más justa, más libre, más creativa, menos adoctrinada y adocenada y en consecuencia tenga mayores instrumentos para solventar sus problemas materiales. Solo desde la libertad del individuo, la limitación de la excesiva intervención del Estado y el respeto mutuo a las “creencias” de cada individuo, seremos capaces de superar las graves crisis, moral, económica y de identidad, que afectan a nuestra Sociedad enferma.

domingo, 5 de septiembre de 2010

MEMORIA HISTRIÓNICA


Un tribunal argentino ha dictado sentencia reabriendo la investigación del “Genocidio Franquista y los crímenes cometidos por el régimen entre 1936 y 1977”.

Echo de menos en la resolución un talante democrático y pluralista, pues me pregunto porque se dejan a parte y no se pretende la investigación de los crímenes cometidos por el Frente Popular, el Maquis o los terroristas entre 1931 y 1977, que fueron muchos y todavía están muchos por investigar.

La izquierda radical y revanchista, que pretende reescribir la historia omitiendo la barbarie de sus miembros, está intentando salirse con la suya.

La verdad es que sería necesaria una investigación a fondo, de abrirse la que se pretende, de los crímenes cometidos por hombres como Largo caballero (impulsor del movimiento revolucionario de 1934), Santiago Carrillo, (determinando sus verdaderas responsabilidades en los asesinatos de Paracuellos del Jarama), etc.

Creo que, sin embargo, lo más inteligente, los más racional y lo más ético sería cerrar esa triste página de nuestra historia y mirar hacia el futuro.
Todos los presuntos implicados en aquellos crímenes están muertos y por lo tanto se trata más de un juicio político con intención de reescribir nuestra historia que un
deseo de restablecer ninguna justicia.

Sin embargo es esta una petición que caerá en el saco roto de la izquierda resentida, revanchista y que quiere ganar en los falseados libros de la nueva historia una guerra que perdieron por su ineficacia, inutilidad y malas artes.

En un reciente post recordaba las palabras de Marcelo Pera:

“Recordamos continuamente los crímenes del nazismo, del fascismo o del franquismo, y con mucha más facilidad olvidamos los del comunismo. Los intelectuales de izquierda siguen pensando que la idea en que se inspiraba el comunismo era buena, pero que en la práctica se realizó mal. La utopía sigue obrando dentro de la cultura de izquierda, aunque no produce ninguna idea nueva.”

Creo que son de plena actualidad en relación con los comentarios contenidos en esta “reflexión heteróclita.”
Por cierto no dejen ustedes de ver el video que les dejo, en que contesto a "los de la Ceja"

sábado, 4 de septiembre de 2010

DESMOND TUTU, TARARÍ TATÁ

Siempre lo he dicho, no hay nada en este mundo peor que la demencia senil o el gagaísmo. Y parece que a este señor le ha llegado con los 80. El arzobispo anglicano surafricano y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, a preguntas sobre ETA ha manifestado, en su visita a España que: “Hay que tener mucho cuidado al usar el término terrorista, también en su momento llamaron terrorista a Nelson Mandela.” ¿Pero sabrá este anciano de lo que habla? Él mismo y Nelson Mandela luchaban contra un régimen racista y no democrático, mientras que “esos chicos de ETA” que diría el impresentable de Arzallus, son terroristas asesinos que luchan con la violencia contra un Estado Democrático internacionalmente reconocido como tal, con una Constitución democrática y elecciones libres. Aunque pensándolo mejor y con pleno respeto al Sr Tutu, lo más probable es que se haya metido, imprudentemente, en un jardín que desconoce y peor que la senilidad es la ignorancia.

jueves, 2 de septiembre de 2010

TENDRÁ TRUCO, PERO ES LOBO

Al albur del escándalo que ha supuesto esta fotografía en la que, al parecer, su autor contrató a un lobo amaestrado para hacer las tomas que después presentó a un concurso de fotografía sobre la naturaleza, me surgen dos reflexiones.
La primera es que, amaestrado o no, el lobo es un lobo y la foto es bellísima.
La segunda es la de percatarnos de hasta qué punto damos importancia en nuestra Sociedad a las normas, que nos organizan, enmarcan, encuadran, etiquetan, prohíben u obligan de tal modo que salirse del marco normativo, o de los hábitos sociales, impuestos por lo políticamente correcto, nos convierte inexorablemente en seres abyectos, inmorales o rechazables, nada que ver con aquella protesta frente al igualitarismo:
NO ES QUE YO SEA DIFERENTE, ES QUE TODOS LOS DEMAS SON IGUALES.”
No trato con este post de justificar la trampa; si en las bases del concurso se prohibía la utilización de animales amaestrados, bien está que hayan descalificado la fotografía en cuestión.
Pero miren ustedes: Es que hay demasiadas normas que afectan a nuestro entorno vital más íntimo, y yo soy contrario a ellas, contrario a la permanente presencia del Estado, o de cualesquiera entes normativos, regulando hasta el más mínimo detalle de mi existencia, prohibiéndome determinadas conductas porque se apartan de lo que la mayoría, siempre coyuntural, considera adecuado y por tanto se prohíben para alcanzar la sociedad perfecta; o imponiéndome conductas que pese a ser contrarias a mi criterio, a mi forma de pensar, se consideran buenas porque son, igualmente, las de la mayoría política imperante, por cierto mayoría coyuntural y de nivel cultural desgraciadamente no muy elevado.
Baruch De Spinoza nos dice, en el Capítulo I de su Tratado Político:
Me he esmerado en no ridiculizar ni lamentar ni detestar las acciones humanas, sino en entenderlas. Los filósofos conciben a los hombres no como son, sino como ellos quisieren que fueran.”
Lo cierto es que en mis “Reflexiones heteróclitas” siempre he procurado hacer lo contrario, pues estimo que a los hombres es imposible entenderlos como realmente son, pues todo estudio sobre los mismos parte, inevitablemente, de condicionamientos subjetivos y como consecuencia de ello es imposible entenderlos objetivamente y tan solo somos, fruto de nuestras limitaciones, capaces de ridiculizar, lamentar o detestar las acciones humanas, en tanto y cuanto que en la crítica a las mismas no haremos sino oponer frente a tales comportamientos lo que a nuestro juicio quisiéramos que los mismos fuesen.
La consecuencia de dicha subjetividad de nuestros análisis hace, según el mismo Spinoza que:
“… las más de las veces, [los filósofos] hayan escrito una sátira en vez de una ética, y que no hayan ideado jamás una política que pueda llevarse a la práctica, sino otra que o debería ser considerada como una quimera, o sólo podría ser instaurada en el país de Utopía o en el siglo dorado de los poetas, es decir, allí donde no hacía falta alguna.”
A mi juicio las apreciaciones de Spinoza son lamentablemente erróneas, puesto que da por hecho que los filósofos han de procurar entender al hombre tal como es y no tal y como según el analista quisiera que fuese, y con ello olvida que los hombres nunca son espíritus puros desligados de sus propias circunstancias externas e internas, lo que nos lleva a la conclusión de que el hombre no es en su misma esencia nada específico, sino que es siempre circunstancial y mutable según las influencias endógenas y exógenas a que esté sometido y que por lo tanto nunca podríamos hablar del hombre “como es” sino del hombre “como debiera ser” en atención a aquellas circunstancias, conclusión que por otra parte no es nada novedosa y que ya Ortega definió en su conspicua frase:
Yo soy yo y mis circunstancias
Por tanto, y aún cometiendo la osadía de apartarme de los mandatos de tan sabio autor, voy a proseguir con mi línea crítica en estas mis “reflexiones heteróclitas” tratando de ridiculizar, lamentar o detestar determinadas acciones de los hombres por considerar que no sean como “debieran ser”, aunque con ello me arriesgue, según las conclusiones del Holandés-Sefardí, a no escribir nunca un tratado de ética sino una mera sátira y mis conclusiones respecto de la política nunca puedan llevarse a la práctica, ya que serían una simple quimera, o sólo podrían ser instauradas en el país de Utopía o en el siglo dorado de los poetas, es decir, allí donde no harían falta alguna.
En cualquier caso no lamento discrepar de Spinoza, puesto que sus postulados ultra racionalistas y su proximidad al ateísmo mecanicista, monista y determinista, son muy contrarios a mi concepción de la libertad humana, bien absoluto base de nuestra propia esencia y a la realidad trascendental del alma humana.
He traído, como segunda ilustración de este post, una fotografía de un anciano Darwin imponiendo silencio con su gesto a quienes le observan, en actitud de: “cállense, que ustedes no saben de qué va esto” y me recuerda al verso de Quevedo que he usado recientemente en otro post: No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? Supongo que algunos de mis lectores se estarán preguntando, a estas alturas de este post que tendrán que ver su título e ilustraciones con su contenido, que hasta el momento se ha centrado, fundamentalmente, en una mera discrepancia con Spinoza. Pues bien, tiene más que ver de lo que piensan. Desde el siglo XVII los intelectuales europeos, y americanos, fundamentalmente los filósofos, han sido autores ciertamente innovadores pero muy preocupados, en la práctica, en desmontar las doctrinas de sus oponentes, esencialmente los filósofos religiosos católicos, al tiempo que iban creando su propio “Corpus Doctrinal” y en su conjunto han ido articulando un complejo intelectual de corte ateo y racionalista con la suma de las construcciones progresistas de unos y otros. Al tiempo se han ido creando mitos intelectuales de gran valor propagandístico pero inaceptables, de los que es un ejemplo típico el propio Darwin, que no se limitó a elaborar la teoría de la evolución, clave en el entendimiento de nuestro mundo evolucionado y variopinto, sino que se empeñó en tratar de demostrar la inexistencia de Dios sobre la base de que el evolucionismo es, a su juicio, irreconciliable con el creacionismo, aparte de ser un declarado malthusianista y un acérrimo defensor de la eugenesia. Sin embargo, frente a esta coordinación de los movimientos intelectuales progresistas, los conservadores no solo no tuvieron la valentía de movilizarse frente a las posiciones progresistas, sino que evitaron, acomplejadamente, la controversia y la confrontación y dejaron prácticamente libre el camino a los progresistas, ante los cuales se plegaron en muchas ocasiones, o valoraron en alta estima intelectual, sin refutar sus errores dogmáticos. Solo algunas excepciones muy honrosas rompieron, ya en la segunda mitad del s.XX, esta complicidad con la izquierda y el racionalismo materialista, que es en lo que se convirtieron, como categorías genéricas, los movimientos intelectuales progresistas. Por mi parte, modestamente, desearía contribuir a ese renacimiento de lo que podría definirse, también genéricamente, como pensamiento intelectual conservador, y para ello me amparo en la frase publicada por Hermann Hesse en su obra “Saber y Consciencia” “No tengo ningún arma defensiva contra las inteligencias agudas ni contra la técnica intelectual súperejercitada, y menos aún poseo armas para la réplica y el ataque. Pero tengo cierta intuición para saber si detrás de las palabras y escritos de un hombre hay alguna convicción. Con esta ingenua varita consigo superar mis encuentros con las filosofías de nuestro tiempo.” Porque lo cierto es que luchamos no solo contra la orquestación y movimiento coordinado de los intelectuales y pseudointelectuales de la izquierda o el racionalismo materialista, sino contra el adocenamiento del pueblo. Ya lo dijo Rousseau en su “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres”: “Un pueblo acostumbrado a la dependencia, al descanso y a las comodidades, consiente en que se incremente su servidumbre con tal de fortalecer su tranquilidad.” En suma, los intelectuales y pseudointelectuales de la izquierda, más allá de la razón que pueda asistir a sus argumentos, anclan los mismos en el adocenamiento de la Sociedad; en la ventaja que les reporta una Sociedad que consiente la merma de sus libertades a cambio de mantener sus comodidades y su mínimo esfuerzo. Lamentablemente el ciudadano medio se contenta con que la seguridad Social atienda sus dolencias, la Televisión le entretenga y anestesie su criterio, y la “Providencia Gubernamental” —pues cada gobierno vende como dádiva generosa y no consecuencia de los derechos creados por el propio sistema del Estado del Bienestar, las pensiones, subsidios de desempleo, rentas del PER y otras minucias por el estilo— mientras que el alimento diario, la hipoteca del piso y el préstamo del coche lo van trampeando como pueden…, generalmente con el sueldo que alguno de los miembros de la familia gane o mayoritariamente con la mezcla de las “rentas sociales” con que el “Gobierno les premia”. Y sabiendo esto, nuestro Gobierno, dominado por la secta progresista dogmática e intolerante que tiene secuestrado al PSOE con una mezcla de principios propios de la izquierda radical y del racionalismo materialista masón, no se recata en mermar las libertades de los ciudadanos, ordenando su vida al uso ideológico deseado a base de prohibiciones y obligaciones inasumibles desde posiciones liberales. Se me podrá decir que exagero, pero ¿qué sino restricción de la libertad de los ciudadanos son las siguientes medidas?: - El reconocimiento y amparo del catalanismo lingüístico de la generalidad de Cataluña pese a la reciente sentencia del Tribunal Constitucional. - La imposición de una Ley de “Salud Sexual” que legitima el sistema de aborto más permisivo de los países de nuestro entorno, excluyendo incluso la libertad de conciencia de los padres que no pueden restringir el “derecho al aborto” a las hijas mayores de dieciséis años, que sí necesitan, sin embargo, permiso paterno para casarse, fumar un cigarrillo o beber un vaso de vino. - La absoluta prohibición de fumar en lugares públicos, vetando incluso la libertad de crear locales de fumadores. - Es absolutamente innecesaria una ley de cultos con la que el Gobierno nos amenaza; ¡¡¡que cada uno rece donde quiera, a quien quiera y como quiera, o que no rece y no crea!!!, su conciencia le mantendrá suficientemente tranquilo como para no necesitar que el Estado regule tal derecho. - La connivencia socialista en la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, que no prohíbe sin embargo sus típicos toros embolados o de fuego, festejos en los que los animales sufren una humillación y sufrimiento físico mayor incluso que en un ruedo. - La restricción de la libertad de expresión sobre la base de prohibir cualquier crítica a la política sexual del gobierno con la pretensión incluso de penar las conductas o expresiones pretendidamente “homofóbicas” o la objeción de conciencia frente al aborto. - La falacia del revisionismo histórico que implica la “ley de memoria Histórica” que no es sino una ley embudo, válida para las reivindicaciones de las “Víctimas del Franquismo” pero no de las “Víctimas del Frente Popular”. Baste como ejemplo la orden fulminante del Gobierno para tapar la fosa con restos humanos encontrada en el Cuartel de Paracaidistas de Alcalá de henares ante la sospecha de que entre los restos encontrados apareciesen los de Andreu Nin, fusilado por los Republicanos (los “rojos” como ellos mismos se llamaban) por orden de Moscú. - La permanente descalificación de cualquier crítica que se formule frente a las políticas del gobierno como posiciones propias del fascismo o la “caverna”. - Las amenazas y persecuciones frente a los medios de comunicación que no se pliegan a la política informativa del Gobierno, nos gusten o no, como es el caso del Grupo intereconomía: Recordemos la frase de Voltaire: “Detesto lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo”. O la de George Orwell “Si la libertad significa algo, es el derecho a decirles a los demás lo que no quieren oír.” - La prohibición de la presencia de crucifijos en las aulas y demás edificios públicos mientras se consiente por “tolerancia” el velo islámico. - La equiparación entre religiones minoritarias en España, como el Islam, al Catolicismo, imbuidos del espíritu de la “Alianza de Civilizaciones”, ese irreal proyecto definido por Gustavo Bueno como el Pensamiento Alicia que reniega de las raíces cristianas de nuestra Sociedad y apuesta por el Multiculturalismo y al que podeis acceder haciendo clik en el resaltado. - Y hasta la ridícula prohibición de vender bollos industriales en los Colegios porque “hay demasiados niños gordos” En definitiva se trata a los ciudadanos como a menores de edad que precisan de instrucciones gubernamentales para adecuar su vida a lo “políticamente correcto”, a la concepción coyunturalmente adecuada de la Sociedad según la opinión de la mayoría política de turno. En conclusión, mi liberalismo va frontalmente en contra de toda norma que se extralimite de la estricta regulación de los poderes y los servicios públicos, en tanto y cuanto todo lo demás es entrar en el ámbito de mi libérrima capacidad de decisión y de acción en un mundo pretendidamente democrático, mientras que la izquierda quiere regularlo todo, someter al individuo a su disciplina y criterio desestimando, ignorando, o aún renegando de la libertad individual de los sujetos. Lo que ha venido pasando con la izquierda intelectual europea y los complejos de la derecha lo resume muy gráficamente el intelectual italiano Marcelo Pera en su Libro “Porqué debemos considerarnos cristianos”. En el que recoge las siguientes ideas: “Recordamos continuamente los crímenes del nazismo, del fascismo o del franquismo, y con mucha más facilidad olvidamos los del comunismo. Los intelectuales de izquierda siguen pensando que la idea en que se inspiraba el comunismo era buena, pero que en la práctica se realizó mal. La utopía sigue obrando dentro de la cultura de izquierda, aunque no produce ninguna idea nueva.” Para continuar afirmando: “Soy muy pesimista respecto de Europa que hoy tiene dos crisis a la vez. Una moral y espiritual, porque no reconoce sus orígenes, su historia, el valor de la religión cristiana. Y otra crisis económica notable, que pone en entredicho el Estado democrático y social. Europa corre el riesgo de hundirse y ser presa del islam. La crisis espiritual produce el multiculturalismo y el relativismo, que es un elemento de debilidad espiritual frente al islam. La crisis económica supone otra fragilidad. Hoy ya no somos un continente protagonista". “La tesis del multiculturalismo es que todas las religiones son iguales y todas deben ser eliminadas de la esfera pública. Lo cual es un error, porque Europa no se funda sobre la igualdad de todos los mensajes religiosos. Debemos respetar todas las confesiones, pero los principios fundamentales en que se basan nuestras constituciones, como la tolerancia o la laicidad, derivan de la tradición cristiana [Dadle a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar]. Si eliminamos los símbolos religiosos, si abolimos el cristianismo, perdemos la memoria de este legado, y ya no sabremos cómo defender los derechos fundamentales.”La democracia se basa en el principio fundamental de que las personas son todas iguales porque todos hemos sido creados iguales, somos hijos del mismo Dios, somos hermanos, pertenecemos a la familia humana. La democracia se basa en este concepto cristiano. No podemos aceptar que un grupo o comunidad diga: estos derechos no valen para nosotros; para nosotros la mujer vale menos que el hombre; las leyes solamente son válidas si respetan los mandatos del Corán. El multiculturalismo no acepta derechos inviolables, esto es lo que no comprende la cultura de izquierda, que hoy en Europa defiende el multiculturalismo y el relativismo, niega la identidad europea y entrega Europa al islam.” Y es precisamente ante dicha encrucijada en donde el pensamiento intelectual no multicultural ni relativista, alcanza su mayor proyección, se hace imprescindible en la recuperación del espíritu occidental base de nuestra cultura y civilización. Lo demás, el multiculturalismo, el relativismo y la negación de la razón, son barbarie. En cualquier caso el dilema continúa hoy siendo el mismo que hace doscientos años, la lucha entre quienes son partidarios de la primacía de la igualdad y quienes lo son de la de la libertad. El progresismo radical, la izquierda apalancada en el pasado a que se refiere Marcelo Pera, continúa pensando, tal y como pretenden algunos intelectuales como Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, que: “La Humanidad necesita, más que nunca, ser salvada, debido a la agravación de las desigualdades” Si bien, tal y como nos recuerda Antonio Escohotado: “El sistema democrático no pretende salvar al infeliz ni guiar al descarriado, sino perseguir el crimen y los privilegios, para ir ensanchando el autogobierno en general. En nuestras sociedades el lucro sólo tiene los límites del delito, que empiezan a complementarse estableciendo pautas ecológicas para la producción y el consumo. Esto viene de que no queremos abolir sino preservar la libre competencia, pues la igualdad que deseamos no es igualdad de ideas, costumbres, rentas o empleo del tiempo, sino igualdad ante la ley.” Ya Thomas Jefferson advertía –en 1781- que pedir otra igualdad distinta de la “Igualdad ante la Ley” conduce al lecho de Procusto 1: “Como hay peligro de que los hombres grandes ganen a los pequeños hágase a todos del mismo tamaño, estirando a los segundos y cortando a los primeros”. Así, como nos recuerda Escohotado, según el mismo Jefferson: “Reiterados intentos de establecer uniformidad –ideológica, material o de ambos tipos- han atormentado a incontables seres humanos desde el principio de los tiempos. El resultado ha sido hacer de una mitad del mundo estúpidos, y de la otra mitad hipócritas”. En último término tan solo merece realmente la pena la defensa de la libertad, sobre la base del principio de igualdad ante la ley, pues solo ella permitirá al hombre su completo y feliz desarrollo. Ya lo decía Nietsche: “La igualdad hace disminuir la felicidad del individuo, pero abre la vía para la ausencia de dolor en todos. Al final de la meta estaría, ciertamente, la ausencia de dolor, pero también la ausencia de felicidad.”
1: [1]En la mitología griega, Procusto era un hermoso bandido y posadero del Ática que invitaba a los viajeros solitarios a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarle.

domingo, 15 de agosto de 2010

IZQUIERDA ESPAÑOLA E ISLAM

La crisis económica, que lo llena todo, nos está cubriendo como un velo tupido e intencionadamente tendido sobre la sociedad, como un inmenso “burka”, que nos oculta la realidad, moralmente descompuesta, languideciente, sociológica y éticamente, así como los múltiples problemas que se digieren sin una conciencia clara de lo que estamos tragando. Hoy debo confesaros, en esta reflexión heteróclita, que los propalestinos no dejan de sorprenderme. ¿A cuento de que viene eso de la “flotilla de la libertad” como denominación para un conjunto de barcos que tratan de penetrar, ilegalmente, en la franja de Gaza sin control alguno sobre la carga de los mismos? ¿Cree alguien por muy antisistema y propalestino que sea que un Estado como Israel, en permanente lucha por su supervivencia, iba a permitir la entrada incontrolada de una flotilla de barcos propagandísticamente fletados por hamás sin control alguno? La izquierda, despistada desde la caída del imperio Comunista Soviético no gana para despropósitos y se olvida que serían incapaces de sobrevivir, en su esencia, en cualquier país musulmán. Muchos de los líderes de este pro palestinismo, “Cerolo” y compañía por ejemplo, serían lapidados, ahorcados o decapitados, según el país islámico en que se encontrasen, por practicar lo que el Islám considera una conducta sexual desordenada y físicamente punible como es la homosexualidad, pero además lo sería también la apostasía y la libertad de pensamiento, ¿o es que en alguno de estos países tan democráticamente propalestinos como Iran, por ejemplo, creen que podrían manifestar su “pensamiento libre” sin ser brutalmente perseguidos?. Es lamentable que ciudadanos españoles, aunque sean unos descerebrados minoritarios y extremistas, caigan en ese juego antiisraelí. ¿Acaso los “propalestinos” no se declaran “libertarios y pacifistas”? Pues no son ni lo uno ni lo otro; al menos si consideramos que están de acuerdo con los líderes palestinos a los que defienden y que, por lo general, suelen decir estas lindezas que os transcribo. Munir Maqdah, responsable en Líbano del partido mayoritario palestino Fatah, tras promover la entrada por la fuerza de los movimientos “propalestinos” en Israel, violentando sus fronteras, acaba de declarar que "La causa palestina necesita muchos más esfuerzos y más sangre" Eso implica que “nuestros propalestinos” lo que nos proponen es que defendamos la causa palestina y a sus líderes, ergo… “más esfuerzos y más sangre”. Tampoco le viene a la zaga el Presidente Iraní Mahmud Ahmadineyad, quien ha arengado a sus masas diciéndoles: "Miles de flotillas similares en todo el mundo navegarán con luchadores por la libertad para acabar con el régimen sionista y traer la paz y la libertad a toda la humanidad" Finalmente Alí Shirazí, asesor del ayatolá supremo Alí Jameneí. Manifestó hace unos días que "Si el líder supremo lo ordena, la fuerza naval de la Guardia Revolucionaria hará lo que esté en su mano para garantizar la seguridad de los barcos. Es deber de Irán defender al inocente pueblo de Palestina. La fuerza naval de la Guardia Revolucionaria está totalmente preparada para utilizar su capacidad en la escolta de las flotillas libertarias y pacíficas que se dirijan a Gaza.” Vayamos por partes: La “flotilla de la Libertad” se ha publicitado como defensora de los derechos humanos de los palestinos, presuntamente pisoteados por Israel. Sin embargo ninguno de estos tan libertarios propalestinos que atacan, hasta físicamente, a unos empresarios israelíes que iban a dar una conferencia sobre energías renovables en la Universidad Autónoma de Madrid, quiere enterarse de que el concepto de “derechos Humanos” en los países musulmanes difiere mucho de su concepción occidental.
En el año 1990 la 19ª Conferencia Islámica, formada por 45 países musulmanes, promulgó la “Declaración de Derechos Humanos en el Islam”, como respuesta a la declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948. En esta “Declaración de Derechos Humanos en el Islam”, se establecen principios que son esclarecedores en relación con la filosofía de fondo que subyace en el Islam y en su relación con el resto del mundo. Así, en primer lugar, su artículo 10º nos dice: “El Islam es la religión indiscutible” Y como corolario de ello el artículo 22 de la misma declaración añade: “a) Todo ser humano tiene derecho a la libertad de expresión, siempre y cuando no contradiga los principios de la Sharía. b) Todo ser humano tiene derecho a prescribir el bien, y a imponer lo correcto y prohibir lo censurable, tal y como dispone la Sharía Islámica. c) La información es una necesidad vital de la sociedad. Se prohíbe hacer un uso tendencioso de ella o manipularla, o que ésta se oponga a los valores sagrados [del Islam] o a la dignidad de los Profetas. Tampoco podrá practicarse nada cuyo objeto sea la trasgresión de los valores, la disolución de las costumbres, la corrupción, el mal o la convulsión de la fe. Recordemos que la Sharía es la ley islámica, contenida en el Corán y en la tradición de los “hazid” —hechos o dichos del Profeta ratificados en su autenticidad por los Ulemas— y que en palabras de Jomeini: «El gobierno islámico está sometido a la ley del Islam, que no emana ni del pueblo ni de sus representantes, sino directamente de Dios y su voluntad divina. La ley coránica, que no es otra que la ley divina, constituye la entidad de todo gobierno islámico y reina enteramente sobre todas las personas que están bajo ella.» La consecuencia fundamental de esos preceptos es que la libertad de expresión queda sometida a la Ley Coránica. Y puesto que “El Islam es la religión indiscutible”, cualquier defensa de otra fe, o de cualquier idea ajena a las enseñanzas de “El Profeta”, no puede quedar amparada por el derecho a la libertad de expresión. Por otra parte, profundizando en la misma idea, el apartado c del artículo 22 de esta declaración prohíbe expresamente que la información pueda oponerse a los valores sagrados [del Islam] o a la dignidad de los Profetas. Según Pedro Buendía en su comentario a la declaración de Derechos Humanos en el Islam, publicada en la página Web del Grupo de Estudios Estratégicos, (www.gees.org): “La parte más grave de la Declaración es aquella que afirma "Todo ser humano tiene derecho a prescribir el bien, y a imponer lo correcto y prohibir lo censurable". Bajo esta filantrópica expresión alcoránica (al-amr bi-lma'ruf wa-n-nahi 'ani-l-munkar, 3:104), la Declaración oculta un concepto islámico de la moral pública que, en el plano práctico, equivaldría a autorizar a todo el mundo a fiscalizar la vida de su vecino y, en última instancia, a emprender particularmente la acción política represiva. "Imponer lo correcto y prohibir lo censurable" es, en efecto, una parte esencial del programa político del yihadismo internacional, y desde luego es una conducta que han aplicado los regímenes musulmanes más represivos, como el sudanés, el talibán, el iraní o el de Arabia Saudí, donde incluso hay departamentos de policía moral con ese nombre "Al-amr bi-l-ma'ruf wa-n-nahi 'ani-l-munkar". Pues bien, si consideramos estos principios, que aparecen en el mundo islámico como esencia de la filosofía que debe presidir la vida de todo “buen musulmán” y su relación con los no creyentes, difícilmente podrá nunca llegar a concretarse un entendimiento razonable entre Occidente y el Islam. Pero es que, además, y aunque la cita del “Libro” me ponga en el punto de mira de los integristas, lo que no me va a arredrar para ejercer mis derechos de occidental a la libertad de pensamiento y de expresión, es el propio Corán el que insta a la violencia contra los cristianos y lo hace, esencialmente en varios versículos de la Sura “Al taueba” (El arrepentimiento), o Sura 9ª, entre los que podemos citar los siguientes: “9,5 Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes!” “9,38 ¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Alá!» permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de acá a la otra? Y ¿qué es el breve disfrute de la vidad de acá comparado con la otra, sino bien poco...?” “9,39. Si no vais a la guerra, os infligirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os sustituya, sin que podáis causarle ningún daño. Alá es omnipotente.” “9,41. ¡Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! ¡Luchad por Alá con vuestra hacienda y vuestras personas! Es mejor para vosotros. Si supierais...” No faltan estudiosos, incluso sabios ulemas, que interpretan el concepto coránico de “yihad” no como “guerra” sino como “lucha espiritual” que se impone al musulmán frente a la mentira y la descreencia, lucha que ha de estar encaminada a lograr el bien y la sintonía con las enseñanzas de Alá, conocidas por boca del Profeta. Por desgracia estas posiciones moderadas no ocupan el sentir de la mayoría en el mundo Islámico, en el que las posiciones fundamentalistas siguen ganando adeptos desde Marruecos hasta Filipinas, en todo el Orbe Musulmán. Por otra parte, mucho se ha hablado de la cercanía del Islam a las otras religiones del “Libro”, Judaísmo y Cristianismo y la deslegitimación de la “yihad” emprendida contra Occidente, ya que aquella solo sería legítima frente a politeístas y animistas, pero nunca contra los miembros de las religiones monoteístas. A tal efecto se cita el versículo 62 de la “Sura Al Bacara”, del Corán, que dice: “Los creyentes, los judíos, los cristianos, los sabeos, quienes creen en Alá y en el último Día y obran bien. ésos tienen su recompensa junto a su Señor. No tienen que temer y no estarán tristes.” Sin embargo, la opinión más extendida entre los fundamentalistas, por desgracia mayoritarios, es que el Corán ha de interpretarse en el sentido de que los “asociadores”, a los que reiteradamente se refiere, son todos los politeistas, y que los cristianos, en cuanto que defienden el Dogma de la Santísima Trinidad, declaran la divinidad de Jesús y elevan a sus santos a los altares, han de ser considerados politeistas y por tanto “asociadores”, ya que tales creencias son contrarias al principio esencial del Corán de que “Dios es Uno”. En tal sentido se citan varios versículos de la ya citada Sura “Al taueba” (El arrepentimiento), concretamente: “9,30. Los cristianos dicen: «El Ungido —Jesús— es el hijo de Alá». Eso es lo que dicen de palabra. Remedan lo que ya antes habían dicho los infieles. ¡Que Alá les maldiga! ¡Cómo pueden ser tan desviados!” “9,31. Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María, como señores, en lugar de tomar a Alá cuando las órdenes que habían recibido no eran sino de servir a un Dios Uno. ¡No hay más dios que Él! ¡Gloria a Él! ¡Está por encima de lo que Le asocian!.” versículos que se argumentan como demostración de la “desviación” en que han caído los cristianos en la interpretación, errónea según Mahoma, del papel y la realidad de Jesús —tan solo un profeta más— que en modo alguno puede considerarse hijo de Dios ni ponerse en pié de igualdad con “El Profeta”. Desviación que todo buen musulmán debe combatir conforme a las enseñanzas coránicas transcritas. Y, ¿a dónde nos lleva esta perspectiva islámica del mundo? Pues a la conclusión de que no solo no cabe Alianza alguna entre ambos mundos, sino que el Islam, al menos el mayoritario Islam fundamentalista, no está dispuesto a renunciar a su guerra contra Occidente, contra su “inmoralidad”, su “herejía” y su “corrupción”. Y en ello no cejarán, pese a que zapatero reciba al líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, en Moncloa condenando el ataque israelí a la “flotilla de la Libertad”, prometiéndole plena colaboración para el desbloqueo de Gaza y la creación de una “Comisión Interministerial” Hispano-palestina, no sé muy bien con que finalidad Y mientras tanto Occidente, debilitado en su esencia, en sus creencias, en sus principios, acobardado desde sus posiciones extremistamente “pacifistas”, adormecido en el reconocimiento de su propia identidad, se empeña en el dialogo, la alianza, el pacto, con quienes no lo desean en absoluto, presa de un nuevo impulso del concepto de “appeasement” . En esta línea se incardinan las recientes manifestaciones propalestinas y antisionistas. No quiero concluir estas líneas sin una referencia al problema de la inmigración musulmana que ha crecido exponencialmente en Europa durante las últimas décadas. La inmigración es un fenómeno complejo, que por si solo requeriría un análisis detenido y profundo; pero en lo que ahora nos concierne no dejo de pensar en las corrientes ideológicas robustecidas últimamente en Europa, en ocasiones peligrosamente cercanas a los postulados del Fascismo, que nos previenen de la instrumentalización “islamista” de la inmigración musulmana a Europa. No se si será un planteamiento simplista, pero desde el “yihadismo” internacional no parece descabellada la idea de financiar en Europa Mezquitas, centros culturales o instituciones de asistencia cultural y social a los musulmanes —en gran medida procedentes de la monarquía wahabista Saudí, uno de los movimientos más intransigentes del Islam— en vez de que las ingentes cantidades de dinero destinadas a tales fines se inviertan en programas de ayuda al desarrollo de naciones musulmanas esencialmente exportadoras de inmigrantes. Y esa proliferación de instituciones musulmanas en Europa no parece responder sino a un deseo de reforzar la presencia del Islam en la vida social, política y cultural europea, en un deliberado intento de acabar con el “monopolio” del cristianismo en la sociedad Occidental. Es más, ¿acaso todo ello no es un síntoma de la existencia de una decisión concertada y oculta, dirigida a la “conquista” de occidente a través de la emigración que se está produciendo desde los países musulmanes y el fortalecimiento social del Islam en nuestra sociedad?. —Una prueba de ello serían las reiteradas campañas en defensa de las peculiaridades sociológicas musulmanas derivadas la aplicación de las normas del Corán, como por ejemplo el uso del chador o velo que año tras año se plantean en Francia o Inglaterra— No deberíamos olvidar que el Corán mismo impulsaría, desde esa interpretación “yihadista”, la idea que apuntamos, pues no en balde el versículo 20 de la Sura Al taueba, nos dice: “Quienes crean, emigren y luchen por Alá con su hacienda y sus personas tendrán una categoría más elevada junto a Alá. Ésos serán los que triunfen”. Ciertamente, si no queremos vernos empapados por el persistente goteo de la intransigencia religiosa y política musulmana, de la dilución de los principios filosóficos del humanismo cristiano, de la desaparición de la esencia de Occidente y de la cada día mayor influencia de lo musulmán en las sociedades occidentales, deberíamos ser capaces de reaccionar frente a la amenaza del islamismo, no solo del radical, activo y terrorista, sino también de ese islamismo sordo, cultural y sociológico, que nos invade poco a poco, y, abandonando las tentaciones del “appeasement”, profundizar en la defensa de los principios y valores que conforman el ser y la conciencia occidental. Los principios de libertad y tolerancia, el respeto a “los otros” no pueden, nunca, ser coartada para permitir que esos otros cercenen nuestros derechos y nuestra libertad. Frente a esta consideración fundamental, se nos plantea la cuestión del crecimiento de las comunidades musulmanas en Europa y la cada día mayor influencia, a través de ellas, de lo islámico en nuestras sociedades. De esta realidad se derivan, necesariamente, algunas cuestiones que voy a abordar en este nuevo escrito. El 30 de junio de 2006 el “Financial Times” publicó un artículo de Jonh Lloyd en el que su autor formulaba una pregunta clave para tratar de definir las relaciones del Islam y Europa: ¿Puede un musulmán devoto ser leal a un Estado laico? O dicho con otras palabras: ¿Será posible que los musulmanes europeos puedan separar, de modo expresamente diferenciado, el ámbito de su fe y la piedad con la que la defienden y practican sus ritos, y el ámbito de sus derechos y obligaciones civiles impuestas por la legislación del Estado en el que residen o del que formen parte? La cuestión es efectivamente crítica, y las consecuencias derivadas de ella, inmensas. Una de las consecuencias es que al igual que los musulmanes exigen respeto a su fe y libertad para su práctica, deberían corresponder, pues tales son las leyes de las sociedades occidentales, con un pleno respeto hacia las posiciones religiosas o filosóficas de los demás, especialmente de aquellas para las que el Islam exige una mayor beligerancia y falta de respeto. Y junto a ello, pues nuevamente es consecuencia de los principios inspiradores de las sociedades occidentales modernas, debería exigirse a todo musulmán respeto hacia los musulmanes disidentes o críticos con las interpretaciones mayoritarias del propio Islam, favoreciendo así un necesario proceso de adaptación de la fe islámica a las sociedades desarrolladas occidentales en las que está integrada. La cuestión que todas estas preguntas plantean es la de si es posible aventurar la emergencia de un Islam moderado capaz seducir a los musulmanes y ofrecer alguna perspectiva de libertad y respeto hacia quienes tienen creencias incompatibles con las del propio Islam, propiciando así la coexistencia del Islam con los no musulmanes. No faltan expertos que piensan que sería perfectamente posible, ya que afirman que el Corán no avala ninguno de los comportamientos antiéticos (desde el punto de vista occidental) que caracterizan los sistemas legales intransigentemente apoyados en la Sharía ---v.g.: la pena de muerte y otros castigos físicos para delitos como el adulterio o la conversión a otra religión--- y ciertamente no existe la menor razón que nos impida creerlo. Dado que tampoco los Evangelios incitan a la violencia y ello no fue óbice para que, durante un largo período de nuestra historia, su interpretación sesgada fuera utilizada como coartada para justificar las cruzadas o para quemar herejes, muchos sostienen que es posible una evolución modernizadora de las sociedades musulmanas similar a la modernización de las sociedades cristianas acaecida a partir de la revolución francesa. Sin embargo es preciso tener en cuenta que esa modernización choca contra la creencia, incontrovertida en las distintas ramas del Islam, de la infalibilidad del Profeta y la inamovilidad de los principios derivados del Corán y la Sunna. A diferencia de los evangelios cristianos, que constituyen una relación de hechos y dichos de Jesús ---fundamentalmente de sus enseñanzas, pasión, muerte y resurrección, en los que se basan los elementos de su fe--- redactados por sus discípulos los evangelistas, el Corán es, según los propios musulmanes, la revelación de Alá, la palabra de Alá revelada directamente al profeta por el arcángel Gabriel. Esta diferencia plantea una cuestión fundamental, los cristianos creen que son ciertos los hechos relatados en los evangelios y las enseñanzas del Maestro, pero que no son sino los relatos reproducidos por sus discípulos, los cuatro evangelistas, por lo que, sin negar esa autenticidad, se ha discutido en el seno de la cristiandad la posibilidad de interpretaciones diversas de su contenido, lo que dio lugar históricamente a las llamadas corrientes protestantes, frente a la interpretación “verdadera” de la Iglesia católica, divergencias que contribuyeron positivamente a la evolución sociológico-filosófica de Occidente. Por el contrario los musulmanes creen que el Corán contiene mandatos dictados por el propio Alá, y por tanto, según la interpretación integrista mayoritaria, tales mandatos son inamovibles y solo son susceptibles de interpretación limitada sobre la base de los dichos del profeta transmitidos, sin ruptura del enlace histórico, de ulema a ulema: las llamadas “hazid”. En tal sentido, si consideramos que la ley del Islam, no emana ni del pueblo ni de sus representantes, sino directamente de Dios y su voluntad divina. La ley coránica, así, no es otra que la ley divina y todo gobierno islámico y toda Sociedad, están bajo ella.» Esta consideración elimina toda posibilidad, en las sociedades musulmanas —partidarias mayoritariamente de una interpretación integrista del Corán— de llegar a una efectiva división de los poderes religioso y político, que ha sido una de las constantes de la evolución político-histórica en los países occidentales, y uno de los hitos de la evolución de nuestras sociedades hacia lo que hoy conocemos como sociedades democráticas desarrolladas. En esta línea son interesantes las conclusiones manifestadas por el candidato a la Presidencia de la Republica Francesa Nicolás Sarkozy en su libro, que ha de publicado la editorial Gota a Gota de la fundación FAES, bajo el título “La República, las religiones, la esperanza” De este libro se deducen las siguientes conclusiones. Los Estados deben garantizar el respeto y la promoción del culto de las distintas religiones que se practiquen en sus territorios, pero, en el caso de la Unión Europea, deben mostrar una especial sensibilidad hacia el cristianismo, que no solo es una religión, sino que es la base de nuestra cultura. Entre los sistemas defendidos en distintos países europeos en relación con le Islam, el “multiculturalismo” y la “asimilación” y pese a reconocer los fallos de ambos sistemas, Sarkozy defiende la exigencia de integración de los musulmanes a la cultura occidental para evitar la formación de “getthos” culturales o la deriva de los ciudadanos europeos musulmanes hacia la violencia del “yihadismo” integrista. Su pensamiento se puede resumir en la frase dirigida por Sarkozy, en un programa televisivo, a una defensora del uso del velo o “chador” por las jóvenes musulmanas en las escuelas francesas: “Al igual que los cristianos tienen que quitarse sus zapatos, por respeto a las tradiciones musulmanas, al entrar en una mezquita, las musulmanas se tiene que quitar el velo, por respeto a nuestra tradición de escuela laica, al entrar en un colegio.” Solo un proceso de “integración” cultural del Islam en los esquemas sociológicos y de derechos y libertades Occidentales permitiría la coexistencia de Islam y cultura occidental, del modo en que es posible la coexistencia entre cultura occidental y cristianismo. Algunos estudiosos defienden que esa posibilidad existe ya en el seno del Islam, en el que no podría obviarse la inexistencia de una uniformidad de interpretación del Corán y la Sunna. En ese sentido, y como muestra de la evolución del Islam se señala, por ejemplo, la diferente redacción que se propugna entre las corrientes integristas y las más moderadas, del último inciso del versículo 34 de la Sura An-Nisáa (Sura 4ª La mujer): “En relación con aquellas mujeres de las que tengáis pruebas de su hostilidad, hacedlas entrar en razón, evitad su intimidad e imprimid en ellas la necesidad de un cambio” (Versión moderada) “Respecto de aquellas mujeres de las que temáis que no os serán sumisas, reñidlas, relegadlas a sus habitaciones, y golpeadlas” (versión Integrista) En cualquier caso, con ser groseras las diferencias entre una y otra versión, se olvida que lo esencial de la cuestión no se encuentra en este último inciso del versículo, si no en su primer inciso, que ambas corrientes declinan de modo idéntico: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan.” Lo que implica una sumisión de la mujer al hombre contraria a los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos y difícilmente conciliable con ella. Son estas, y otras cuestiones fundamentales referidas a la falta de respeto por parte del Corán a aspectos concretos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, las que dificultan una verdadera integración del Islam en la cultura occidental, no solo las posiciones más integristas, si no su esencia general que, hoy por hoy, dificulta la conciliación de pensamientos entre los postulados de las sociedades laicas occidentales y la concepción teológica de la existencia y la presencia de los postulados del Corán en todas las esferas y en todos los aspectos de la vida pública y privada de los musulmanes. Y mientras tanto, seguimos presenciando nuevas muestras de la debilidad de la sociedad occidental frente a las presiones y amenazas del Islam. Así, los alcaldes de diversas localidades del Levante español, en las que son tradicionales las llamadas “Fiestas de Moros y Cristianos” han decidido alterar las tradiciones de esas fiestas eliminando de su programa la tradicional “quema de Mahoma” con el fin de “no herir a la sensibilidad de los musulmanes”. Aunque nadie se ha escandalizado de que Bisbal, en el vidioclip de presentación de su nuevo disco se presente “crucificado” colgando de una soga, en una estética de imitación de la crucifixión que, no se muy bien porqué, encanta a nuestros faranduleros. Por otra parte, los inmigrantes musulmanes retenidos en las instalaciones de acogida de Tenerife, se han amotinado contra la policía porque siendo “Ramadán” se les han repartido bocadillos a la luz del sol, contraviniendo así sus preceptos del ayuno y a nadie se le ha ocurrido decirles que se coman sus bocadillos, cada uno de ellos, cuando sus convicciones religiosas personales se lo recomienden. Y Marruecos se niega a aceptar que varias decenas de vehículos todoterreno, regalados por España, entren en su territorio por la frontera de Melilla, pues eso sería tanto como aceptar que Melilla es Español y que hay una frontera legítima, mientras que nuestro Gobierno acuerda con las autoridades de Gibraltar abrir un centro del Instituto Cervantes en el Peñón, reconociendo de facto su cualidad de territorio extranjero. Y así vamos viendo pequeñas, pero constantes muestras de lo que es un permanente intento de islamización de nuestra sociedad: Los aragoneses discuten la eliminación de las cuatro cabezas de moro que aparecen en su escudo desde la Edad Media; en Granada se piensa eliminar de sus fiestas la exposición y el flameo del pendón de los Reyes Católicos, que recuerda su reconquista, tal y como se ha venido haciendo desde 1492; en Córdova se insiste en realizar una oración musulmana colectiva en la mezquita pese a que sea templo cristiano desde hace casi 800 años, concretamente desde 1236, año de la conquista de la ciudad por Fernando III; etc... Y fuera de España se suspende la representación de la Opera “Idomeneo” porque en su montaje hay escenas que pueden ofender al Islam, pero nadie suspende el estreno de obras de cine o teatro que ofenden los sentimientos cristianos, (v.g. la obra “Cospus Christi” del autor Terence McNally que presenta a un Jesucristo homosexual y que va a estrenarse en Broadway) y salvo a los ortodoxos rusos, a nadie se le ocurre quejarse de la crucifixión (nuevamente) de Madona. No podemos seguir en esta dinámica, Occidente tiene la obligación de defender los esquemas de su Sociedad laica, liberal y democrática, creada sobre la base del pensamiento cristiano, si no quiere verse arrastrada a una situación de islamización de consecuencias impredecibles. Lamentablemente los últimos treinta años los intelectuales han estado presididos en Europa por la vuelta al sentimiento de “appeasement” como lo demuestras las siguientes frases de Saramago: Parece que tenemos mala memoria porque lo que están haciendo los musulmanes, lo hicimos los cristianos en el pasado con la Inquisición que también fué una organización tan criminal como la actual [¿Cuál de ellas Hammas, Hizbolá, Los Hermanos Musulmanes…?]. Lo que pasa ahora es consecuencia del desprecio que los occidentales, los blancos, los guapos y los cultos que creemos que somos todos, hemos usado con los árabes y asiáticos como a los demás ". Por lo que parece también Saramago, aparte de ser un dogmático intolerante disfrazado de alma pura, debía tener muy mala memoria, puesto que el Cristianismo ha evolucionado, abandonando prácticas como las Cruzadas (Yihad) o como la Inquisición (Polícia de Moral Publica existente en muchos países musulmanes), y además ha vivido una reforma y contrarreforma que ya me gustaría que viviera el Islám.