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sábado, 11 de enero de 2025

MAGDALENAS ASTURIANAS

 


    Antes de nada quiero comentaros que mi costumbre es escribir un Post los viernes, pero en esta ocasión he estado todo el día de médicos y por eso os público hoy sábado.

¿Qué es el Recuerdo Proustiano?

El recuerdo proustiano es la experiencia de revivir un recuerdo pasado a través de un estímulo sensorial, como un aroma, sabor, sonido o imagen.

En el primer Libro de Proust, de su obra “Por el Camino de Sawn” de su obra “En busca del tiempo perdido” ocurre que al saborear una magdalena mojada en té, se desencadena en su cabeza una seria de recuerdos de su infancia, y juventud en Illers- Combray, en casa de su tía Lèonie.

En mi caso esa magdalena la constituye el olor de la pación —hierva o pasto— recién segada, con su olor perfumado, frutal dulce e impresionante.

El primer recuerdo que me trae ese olor es el de la siega de la pación por los paisanos de la aldea y su carga en carros tirados por vacas, y se ayaba su carga con maromas, siendo el pasatiempo de la chavalería subirse a lo alto del carro, que tenía la peculiaridad de que el ronquido de su eje lo hacía inconfundible, de modo que todos los miembros de la parroquia sabían quién había subido a la siega y bajaba a casa con su carga.




      Al llegar a casa, la hierva era almacenada en la tenada —pajar situado sobre las cuadras— o se hacía con ella “Balagares”, los típicos pajares en forma de pera que se veían por toda la geografía asturiana.

 


Hoy, sin embargo la tradición se ha perdido y los pajares tradicionales han sido substituídos or esas terriles bolas negras que dominan los capos de Asturias.



 Asturias es, en cualquier caso es, una tierra peculiar, donde tanto el hombre del mar como el paisano de tierra adentro intercambian su lenguaje.

Así, el marinero dice que se forman borregos en las olas cuando la mar está picada, mientras que el paisano habla de olas causadas por el viento en la hierba de verano durante la siega de la pación.

Mis recuerdos de Asturias, mi “tierrina” familiar y atopadiza, me emocionan y abruman, transportándome a sensaciones primerizas de amor, conocimiento de la muerte, experiencias, y fragancias que en la juventud fueron marcando mi carácter, consideradas esenciales entonces e intrascendentes hoy en día, pero que hoy, en mi madurez, actúan como las magdalenas de Proust.

Y en el anaquel de mis magdalenas, tienen presencia especial infinidad de recuerdos.

Así, otra magdalena, esta visual, es la imagen del obispo arriano y hereje “Don Opas” convertido en piedra por la Santina como castigo a su traición a los cristianos, y que resiste incólume los siglos, en una peña cercana a Covadonga.


      Hasta aquí puedo decir que mis magdalenas asturianas han sido placenteras y agradables, sin embargo también me han deparado mi primer gran trauma existencial, la aproximación a la muerte.

En el verano, creo que de 1.974 o 75, dos amigos de la pandilla, Jaime “el mejicano” y “el ponticu” —que frecuentes son los apodos en Asturias— subían de Gijón a Somió por la carretera del Piles, en una moto Laverda 1.000 propiedad de Jaime.

En una curva “el ponticu”, que conducía, perdió el control, con tan mala suerte que se golpeó la cabezacontra una farola, muriendo en el acto.

Esa noche celebramos su velatorio en su casa y fue, para mí, la primera aproximación a la tremenda realidad de la muerte de una persona cercana, y me impresionó que al amanecer le hubiese crecido la barba.

También en Asturias experimenté pequeñas sensaciones negativas, como el primer desengaño amoroso, la primera pelea a puñetazos, las primeras copas de alcohol y su correspondiente resaca, el primer revolcón con una gran ola, el primer accidente en mi moto Derby50, pequeños acontecimientos, entonces importantes y hoy intrascendentes, que me ayudaron a madurar.

Entre otras cosas aprendí que, a pesar de no otorgar el perdón a mis enemigos, que soy incapaz de causarles perjuicio alguno; de tal modo que mi actitud es de rencor pero jamás he sido vengativo.

Recuerdo también la primera copa por la tarde en “La Pondala antes de subir a la discoteca “El Jardín”

 

 

      O las primeras tardes de toros en la plaza de “El Bivio”


    Y las primeras “Verbenas” en el Club de Regatas o en el Tenis.

 

Y finalmente la playa de San Lorenzo con sus casetas veraniegas que también conozco con el mar embravecida de Semana Santa



Y concluyamos esta “Reflexión Heteróclita” con una nueva pieza musical, como es mi costumbre, de modo que hoy os traigo el Movimiento I, Improvisación, del “Album de Proust” de Shani Diluka 

 




©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

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