Nuestra Sociedad está dominada por una ideología de extrema izquierda defensora de la muerte como leitmotive.
Está obsesión por la muerte se concreta en dos realidades. El aborto y la eutanasia.
El
aborto es un tema que ha generado
intensos debates en todo el
mundo, abarcando aspectos éticos, legales, médicos y sociales.
Las
posiciones a favor y en contra del aborto son diversas y complejas, reflejando
valores profundamente arraigados con el AGITPROP feminista
Uno
de los principales argumentos de los defensores del aborto es el derecho de las
mujeres a tomar decisiones sobre sus propios cuerpos.
Este
enfoque se basa en el principio de autonomía personal, que sostiene que cada individuo
tiene el derecho a decidir lo que es mejor para su vida.
El
acceso al aborto se considera parte integral de los “derechos reproductivos” de
las mujeres.
Esto
incluye no solo el derecho a decidir sobre la maternidad, sino también el
derecho a acceder a información y servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva.
Uno
de los argumentos más prominentes entre los opositores al aborto es la creencia
en el valor intrínseco de la vida fetal.
Muchos
sostienen que desde el momento de la concepción, el feto tiene derecho a vivir
y que interrumpir ese proceso es moralmente inaceptable.
Este
argumento se basa no sólo en convicciones éticas, o religiosas, sino también
científicas, sobre cuándo comienza la vida.
Algunos opositores argumentan que si bien una
mujer tiene derecho a tomar decisiones sobre su cuerpo, también debe considerar
las implicaciones éticas relacionadas con el feto.
En
lo referente a la eutanasia, el debate se refiere a la práctica de terminar deliberadamente con la vida de una persona para
aliviar su sufrimiento, generalmente en el contexto de enfermedades terminales
o condiciones que causan un dolor insoportable.
Uno
de los argumentos más fuertes a favor de la eutanasia es el principio del
derecho a la autodeterminación.
Los
defensores sostienen que cada individuo debería tener el derecho de decidir
sobre su propia vida y muerte, especialmente en situaciones donde el
sufrimiento es intolerable.
Este argumento se basa en la idea de que las personas
deben tener control sobre su propio destino, incluyendo el derecho a elegir una
muerte digna.
Uno
de los argumentos más comunes entre los opositores a la eutanasia es el valor intrínseco
de la vida humana.
Muchos
creen firmemente que toda vida tiene un valor fundamental y que no corresponde a
los seres humanos decidir cuándo debe terminarla.
Este
argumento está frecuentemente respaldado por convicciones religiosas o filosóficas.
Los
opositores también expresan preocupaciones sobre el potencial abuso o mal uso
del proceso de eutanasia.
Temen
que permitirla pueda llevar a situaciones donde las personas vulnerables, como
ancianos o personas con discapacidades, sean presionadas para optar por ella
debido a factores económicos o sociales, lo cual podría comprometer su
bienestar.
Pero
la cuestión fundamental tanto en e caso del aborto como en el de la eutanasia
es el de preguntarse:
¿Existen derechos fundamentales
de necesaria de defensa en estas dos figuras?
Yo
creo que no.
Según
mi criterio, la defensa de aborto y de la eutanasia responden, en nuestra
moderna sociedad, a criterios puramente economicistas y mathusianistas.
Y
todos estos criterios propios se fundamenten en la oposición al Malthusianismo,
defendido a ultranza por el Foro Económico Mundial de Davos con su presidente Klaus
Martin Schwab, a la cabeza, y por la ONU.
Estas
Organizaciones defiende nel malhusiansmo, que en sencillas palabras significa
la necesidad de la reducción de la población de planeta por razón de la
incapacidad de la tierra de mantener a su población actual y al crecimiento
exponencial que sufrirá la misma.
En
esencia se piensa que el mantenimiento, por una parte, de poblaciones
envejecidas o incapaces —y no productivas— representa un coste excesivo para
las arcas públicas, fundamentalmente en las Sociedades desarrolladas, donde
estos cuidados están muy institucionalizados, al tiempo que sustraen recursos
necesarios para el mantenimiento de generaciones productivas.
Por
su parte es también, según el maltusianismo, necesario reducir el crecimiento exponencial
de la población de las sociedades subdesarrolladas, lo que exige la aplicación
tanto de la eugenesia como del aborto.
Ahora
bien esta aplicación sería políticamente incongruente e inapropiada, si se
aplicase tan sólo en los países de tercer mundo y no en las sociedades occidentales,
y por eso, —cínicamente— se justifican como derechos fundamentales en nuestras
sociedades para evitar la vergüenza de aplicarlas en el tercer mundo y no en la
sociedades desarrolladas y ricas.
No
existen en esta materia, como hemos dicho, derechos fundamentales
necesitados de defensa, sino mero oportunismo economicista.
Y para terminar esta “Reflexión Heteróclita” incorporo, tal y como es mi costumbre, una nueva pieza musicad, hoy Scheherazade op.35, de Rimsky-Korsakov
©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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