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martes, 22 de noviembre de 2016

¿TIENE QUE VER ALGO LA VICTORIA DE TRUMP CON EL HARTAZGO GENERAL FRENTE A LA CORRECCIÓN POLÍTICA?




La “CORRECCIÓN POLÍTICA”, creo que magníficamente reflejada en las dos viñetas que abren esta “Reflexión Heteróclita”, es considerada por sus defensores como un intento de eliminar del idioma ─aunque se expande a los contenidos ideas y pensamientos─ expresiones pretendidamente discriminatorias para grupos étnicos, religiosos o de tendencias minoritarias en la sociedad (sexuales, alimenticias, estéticas o de cualquier otra naturaleza).

Para sus detractores no es más que un invento del “establishment” para ocultar el hecho mismo de la discriminación, que pervive en los comportamientos de la Sociedad, es decir, esconder como los avestruces la cabeza en un hoyo, imponiendo a los demás la idea de que no expresando la existencia de una discriminación esta desaparece.

Como dicen los Periodistas JAVIER BENEGAS y JUAN M. BLANCO en el Digital VOXPOPULI[i]

La corrección política es producto de ese pensamiento infantil que cree que el monstruo desaparecerá con solo cerrar los ojos. Pero la maduración personal consiste justo en lo contrario, en descubrir que el mundo no es siempre bello ni bueno, en la toma de conciencia de que el mal existe, en llegar a aceptar y encajar la contrariedad, el sufrimiento. Y, por supuesto, en aprender a rebatir los criterios opuestos

En el mismo artículo se nos recuerda que el actor y director norteamericano Clint Eastwood afirmaba que:

 “La corrección política nos está llevando hacia una sociedad adolescente”

Tal y como nos cuentan los periodistas ya citados, JAVIER BENEGAS y JUAN M. BLANCO en su artículo ¿Y si Clean Eastwood tuviera razón?[ii] En el digital VOXPOPULI:

“En la genial novela de Philip Roth, La mancha humana, la vida del decano universitario Coleman Silk se desmorona tras interesarse por dos estudiantes que han faltado a todas sus clases, “¿Conoce alguien a estos alumnos? ¿Tienen existencia sólida o se han desvanecido como negro humo?” pregunta en el aula. Desgraciadamente para Coleman, uno de los aludidos resulta ser afroamericano y, cuando llega a sus oídos la pregunta, la interpreta como un ataque racista. Aunque no había ánimo ofensivo en sus palabras, puesto que jamás había visto al estudiante, Silk es acusado de racista, cesado como decano y despedido.”  

Durante las últimas décadas, numerosos profesores universitarios han padecido los excesos de la corrección política ─nacida precisamente en las universidades americanas como teoría para evitar la discriminación de grupos marginales o minoritarios mediante el uso del lenguaje “correcto”─ y se encuentran ante una población de estudiantes y profesores que en la aplicación del concepto manifiestan dos graves problemas:

1.- La infantilización y sobreprotección de los alumnos,pues se trata de evitar, a toda costa, hablar de cuestiones que puedan afectar a su sensibilidad.

2.- La rigidez de los defensores de la doctrina, que se ha convertido en una auténtica censura que ataca la libertad de expresión y cátedra.

Estos abusos han hecho ya que algunos intelectuales hayan saltado en contra de esta imposición no ya sólo del lenguaje, si no que se ha extendido de forma implacable a los contenidos.

Así, Richard Dawkins profesor de biología evolutiva de la Universidad de Cardiff ─cuyas doctrinas ateas no comparto─ advirtió a sus frente a esta lacra, diciéndoles:

"La universidad no puede ser un 'espacio seguro'. El que lo busque, que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver. Los estudiantes que se ofenden por escuchar opiniones contrarias a las suyas, quizá no estén preparados para venir a la universidad".

El problema ha sido que esa “corrección política, nacida en el ambiente universitario se ha trasladado a la sociedad en su conjunto. Así, la represión se extiende como mancha de aceite, prohibiendo palabras, términos, actitudes, estableciendo una siniestra policía del pensamiento.

La corrección política es una forma de censura, un intento de suprimir cualquier oposición al sistema. Y es además ineficaz para afrontar las cuestiones que pretende resolver: la injusticia, la discriminación, la maldad. No es más que un recurso típico de mentes superficiales que, ante la dificultad de abordar los problemas, la fatiga que implica transformar el mundo, optan por cambiar simplemente las palabras, por sustituir el cambio real por el lingüístico.

Renunciar al libre discurso, al libre pensamiento, para evitar herir la sensibilidad de algunos es peor que estúpido: es peligroso porque pone en cuestión los principios de la democracia. Debemos ser respetuosos con todo el mundo, por supuesto. Pero también expresar con libertad nuestras ideas y argumentos. Si alguien se molesta, se rasga las vestiduras, es muy probable que esté mostrando su talante inmaduro, su carácter infantil e intolerante.

Lo advirtió George Orwell en su novela 1984:

 "La libertad es el derecho de decir a la gente aquello que no quiere oír".

En los países con convenciones democráticas consolidadas, con una sociedad civil desarrollada y consciente de sus derechos y obligaciones, celosa de sus principios y convicciones, el avance de esta mentalidad ha sido lento, aunque inexorable. En España, sin embargo, carente de tradición democrática, con una mayoría que cree que la democracia consiste solo en votar, la ortodoxia de lo políticamente correcto progresó a una velocidad vertiginosa, convirtiéndose en dogma de general aceptación a izquierda y derecha en tiempo récord.

Pero, tarde o temprano, estos sistemas, como cualquier otro basado en la mentira, acaban saltando por los aires. Fundamentalmente por el hartazgo de muchas personas cansadas de tanta trampa y marrullería oponiéndose a ciertas reglas censoras, vistas como absurdas y arbitrarias por reprimir conductas e ideas que el sujeto considera justas y lícitas.

No voy a entrar en el análisis gramatical, semántico o lingüístico del dislate de la corrección política cuyo culmen se encuentra en la expresión “Todos y todas” negando la función del plural genérico propio de nuestro idioma, ello daría para una tesis y si alguien está interesado recomiendo la lectura del artículo “Los demonios lingüísticos de la corrección política” de Ylmer Aranda, en su BLOG “SABUDURÍA HERÉTICA” [iii]

En la misma línea es francamente interesante el libro “Sentimentalismo Tóxico” [iv] escrito por Theodore Dalrymple, pseudónimo bajo el que se oculta el escritor y psiquiatra británico Anthony Daniels, que es realmente recomendable, aunque los lectores más “sensibles” puedan llegar a considerar que las ideas expuestas en el mismo pueden llegar a parecerle escandalosas.
El subtítulo con el que presenta la obra Alianza Editorial (De cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad) resulta indicativo de la tesis central que sostiene Daniels, que:
 «el sentimentalismo es la expresión de las emociones sin juicio. Quizás es incluso peor que eso: es la expresión de las emociones sin darnos cuenta de que el juicio debe formar parte de nuestra reacción frente a lo que vemos y oímos. Es la manifestación de un deseo de derogar una condición existencial de la vida humana, a saber, la necesidad ineludible y perenne de emitir un juicio». A partir de tal afirmación, el problema del sentimentalismo no es tanto su traducción en las relaciones personales -en las que resulta inevitable-sino su influencia en las políticas públicas, influencia que el autor estima profundamente negativa: «Es poco probable que se consiga nada bueno permitiendo al sentimentalismo desbordarse hacia la esfera de las políticas públicas».
Y es para demostrarlo para lo que el autor de Sentimentalismo tóxico escribe un libro cuya conclusión es que nuestra sociedad tiende a difuminar los límites entre lo permitido y lo no permitido y a convertir en axioma el principio de que:
«siento rabia, por tanto, tengo razón»
Los efectos del sentimentalismo en la esfera pública, que están mucho más de actualidad de lo que pudiera parecer (piénsese en la situación de los desahucios en España o en la ola inmigratoria que vive Europa) son, para Daniels, indudables, pues el sentimentalismo permite a los gobiernos hacer concesiones sociales en lugar de afrontar los problemas de una forma racional, si esta resulta impopular o controvertida. Además, cuando el sentimentalismo «se convierte en un fenómeno de masas, se vuelve agresivamente manipulador», pues se exige que lo asuma todo el mundo, expulsando del círculo de los virtuosos a los que, echando mano de la racionalidad, se niegan a compartirlo.
Pero no es esto lo peor: lo verdaderamente tóxico del sentimentalismo es que «distorsiona nuestras percepciones y obstruye el pensamiento racional y la compresión». El sentimentalismo que analiza el doctor Daniels afecta en fin, de una manera decisiva a la dialéctica entre juicio y sentimiento, entre Sense and sensibility, por decirlo echando mano del título de la célebre y maravillosa novela de Jane Austen.
Por su parte el catedrático de Historia del pensamiento Político, Demetrio Castro El Imparcial, 24 de junio de 2014 [v] profundiza en la tesis de que “LA CORRECCIÓN POLÍTICA PERJUDICA SERIAMENTE LA LIBERTAD”
El autor, tras encomiar la labor y calidad de la Universidad Norteamericana, manifiesta sin ambages que:

Para confirmar, sin embargo, aquello de que las mejores intenciones empiedran el camino al infierno, la universidad americana (aunque no sea la única) viene acusando hace tiempo con daño para su solvencia los efectos perversos de la corrección política. Es decir, de los mecanismos formales e informales de reprobación y punición de actitudes, comportamientos, expresiones que pueden resultar ofensivos o despectivos para cualquier persona y sus peculiaridades sean éstas somáticas, culturales o étnicas, de género o de preferencias en materia de sexo.
Un acontecimiento reciente nos proporciona un nuevo ejemplo de hasta qué punto llega la situación. Hace un par de semanas Naomi Schaefer Riley, una periodista que se licenció en Harvard y está especializada en cuestiones de enseñanza universitaria, publicó en The Chronicle of Higher Education un artículo en el que sugería la posibilidad de suprimir los Black Studies como especialidad universitaria y aducía para respaldarlo varios ejemplos de tesis doctorales recientes de las que destaca su “cháchara de victimismo izquierdista”. El griterío indignado ha sido imponente y tras las consiguientes presiones, The Chronicle, posiblemente la publicación especializada de mayor circulación, ha dejado de contar con Schaefer Riley y también ha dejado de contar con algo de respetabilidad.

Centrado, pues el tema de la “Corrección Política” y sus peligros vayamos al enunciado de este POST:

¿TIENE QUE VER ALGO LA VICTORIA DE TRUMP CON EL HARTAZGO GENERAL FRENTE A LA CORRECCIÓN POLÍTICA?

Para analizar esta pregunta y darle una respuesta me he permitido beber en las fuentes y me voy a referir al artículo “The end of Identity Liberalism” de Mark Lilla, profesor de Humanidades de Columbia, publicado por el New York Times el pasado día 18 de noviembre de 2016 [vi], en el que se recogen algunas conclusiones que creo que darán luz al respecto., interesante artículo del que reproduzco los principales párrafos en los que, tras elogiar la diversidad cultural y étnica de la Sociedad Americana y la tendencia de los políticos a elogiarla como una verdadera conquista social, hace un análisis de los problemas del liberalismo actual, que son las causas de la derrota de Hilary Clinton:

“Hillary Clinton estaba en su mejor y más estimulante momento cuando habló acerca de los intereses americanos en asuntos del mundo y cómo se relacionan con la comprensión de la democracia. Pero cuando llegó a la realidad sociológica en los EEUU, durante su campaña, perdió esa gran visión y cayó en la retórica de la diversidad, llamando explícitamente a los votantes afroamericanos, latinos, L.G.B.T. y mujeres en cada parada. Ello fue un error estratégico. Si mencionaba a los grupos étnicos y sociológicos americanos debería de haber mencionado a todos ellos. Si no, los no mencionados se sienten excluidos. Y eso, como demuestran los datos, fue exactamente lo que sucedió con la clase obrera y agricola blanca y con los americanos con fuertes convicciones religiosas. De este modo dos tercios de los votantes blancos sin títulos universitarios votaron por Donald Trump, así como más del 80% de los evangélicos blancos.”

Por último, los demócratas han acusado a quien se opone a su política de “Corrección Política” de ser revisionistas de las tesis igualitarias y de estar profundizando en un nuevo racismo. Esta postura les resulta muy conveniente porque absuelve a los liberales de tener que  reconocer que ha sido su propia obsesión con la diversidad la que ha alentado a los ciudadanos blancos, rurales, o religiosos estadounidenses a pensar que serlo es para ellos una desventaja, y que su identidad está siendo amenazada o ignorada.

En definitiva habremos de concluir que la “Corrección Política” de los Demócratas y su empeño en establecer distinciones de grupos sociales “discriminados”, ha llevado a las mayorías a sentirse abandonadas por ellos y a girar su voto hacia un Republicano “atípico” como es Trump. A partir de aquí deberemos de esperar a ver los frutos de esta nueva etapa.



[i] http://www.vozpopuli.com/opinion/Clint-Eastwood-razon-sociedad-adolescente-correcion-politica_0_973103229.html
[ii] http://www.vozpopuli.com/opinion/Clint-Eastwood-razon-sociedad-adolescente-correcion-politica_0_973103229.html
[iii] https://sabiduriaheretica.wordpress.com/2015/03/13/los-demonios-linguisticos-de-la-correccion-politica/
[iv]Sentimentalismo tóxico: Theodore Dalrymple; Alianza Editorial - Colección: Alianza Ensayo 2016; I.S.B.N.: 978-84-9104-405-5
[v] http://www.elimparcial.es/noticia/104170/opinion/
[vi] http://www.nytimes.com/2016/11/20/opinion/sunday/the-end-of-identity-liberalism.html?_r=0

martes, 25 de octubre de 2016

VUELVE EL OTOÑO CON LA BERREA

Vuelve el otoño, y llega cargado de sinsentidos y disparates; con nuestra sociedad cada día más desarraigada y perdida; con una paliza de 50 de “esos muchachos” -que decía Arzallus- a dos guardias civiles y sus acompañantes, en Alsasua; con una niña de 12 años brutalmente agredida por una pandilla de inmigrantes musulmanes -hecho al que las autoridades quitan hierro-.

Vuelve el otoño y vuelve Iceta, inquieto y dolorido por la resaca de aquellos bailes en los que se embriagaba de federalismo asimétrico; vuelve Correa destapando a todos sus cómplices en la corrupción, en un intento de obtener el perdón al arrepentido, olvidando que Roma nunca paga a traidores, pero sabiendo que los traicionados difícilmente volverán a la escena política y, por ello, gana más que pierde acusando al Lazarillo -dos a dos-; vuelven los homenajes independentistas a Companys, ese golpista y asesino, que los separatistas presentan como ejemplo Dios Mío!!! de catalanidad.

¿Y con estas, y otras muchas más desventuras, como carajo quieren ustedes que no me asalte la melancolía? Sobre todo cuando “la berrea” se ha contagiado, en lo ruidoso, de los venados a los políticos.

Según nos dice Herman Hesse en “El lobo estepario”, en el pecho del hombre anida una miríada de distintas personalidades, fruto de nuestras propias experiencias, que aleatoriamente se manifiestan, según las circunstancias, dando esencia al complejo ser del arma inabarcable.

Pues bien, en este momento de todas esas criaturas, mi alma se encuentra dominada por un venado, ese Rey de los bosques, majestuosamente coronado, a la vez curioso y asustadizo, que huye en cuanto ve algo anormal en su mundo, al no querer saber nada de la basura que todo lo domina.

Hace un par de noches comencé a pergeñar este post, pero me dio pereza levantarme de la cama para escribirlo y en gran parte se me ha olvidado, aunque sé que permanece en mi interior como los versos de Harry Haller, y que del mismo modo que a él, imagino que sus retazos permanecen escondidos en mi interior como una nuez dentro de una cáscara rugosa y vieja.

Trataré, a fuerza de constancia, sacarlos a la luz y disfrutarlos.

Son muchos los acontecimientos ocurridos en este otoño como para centrarse solamente en uno de ellos, pero como sería imposible abarcar todos los dislates que ocurren en nuestra sufriente Patria, voy a céntrame solamente en uno de ellos, amplio y complejo, que no es sino espejo de lo que ocurre, todo, en nuestra enferma sociedad, y que no es sino el comportamiento de ese Jefe supremo de la manada podemita, Pablo Iglesias.

Y la primera reflexión que me asalta es la de su parecido, tal vez intencionado, con las actitudes de aquel malhadado Social/Comunista que fuera Largo Caballero, instigador del intento de Golpe de Estado de 1934, antidemócrata, frentepopulista declarado y defensor de la dictadura del proletariado marxista.

Son proverbiales sus declaraciones en un miting en Linares el 20 de enero de 1936, durante la campaña de las elecciones de febrero del mismo año en las que la izquierda protagonizó un verdadero golpe de Estado con el pucherazo de que dio el poder, ilegalmente, pero de facto, al Frente Popular:

Quiero decirles …que si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos

Para reiterar poco después sus soflamas:

“... la clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”.

Pues miren ustedes por donde, nuestro ínclito Pablo Iglesias acaba de decir públicamente:

“Si se produce la investidura de mariano Rajoy como Presidente del Gobierno, convocaremos una Huelga General y nos apoderaremos de la calle. La política no se hace solo en el Parlamento, sino también en la Calle”

Vamos, que Podemos vuelve a transitar iguales bravuconadas y alardes de sentimiento antidemocrático propios de la izquierda radical comunista. Y la primera de las convocatorias, que Podemos niega haber hecho, pero que es evidente que es suya, es la de rodear ─“sitiar”─ el Congreso de los Diputados el día en que se celebre la Sesión de investidura de Mariano Rajoy, si esta llega a producirse por la abstención del PSOE, con vulneración de la Ley, pues no olvidemos que el art. 494 del Código penal dice que:

“Incurrirán en la pena de prisión de seis meses a un año o multa de doce a veinticuatro meses los que promuevan, dirijan o presidan manifestaciones u otra clase de reuniones ante las sedes del Congreso de los Diputados, del Senado o de una Asamblea Legislativa de Comunidad Autónoma, cuando estén reunidos, alterando su normal funcionamiento.”

Lo malo es que en 1936 aquellos alardes condujeron a una guerra Civil, cosa que veo harto improbable hoy en día, pero la toma de las calles, la inseguridad, los actos de coacción de las libertades de los demás (escraches) y el talante navajero tabernario y fasciocomunista nos amenazan de nuevo.

Por otra parte, quiero comentar también, aprovechando que la alcaldesa populista de Barcelona “La Colau” ha sacado de los almacenes municipales una estatua ecuestre de franco, decapitada tal vez por el miedo de las valientes hordas populistas a su fiera mirada, para su escarnio pueril, después de 40 años de su muerte en su cama, para referirme a la presencia de una estatua del fascicomunista Largo caballero, que tanto me recuerda a “pablemos”, en las calles de Madrid.

En marzo de 2005 el Gobierno Socialista presidido por el Sr. Rodríguez Zapatero decidió, en un acto más de su campaña por la recuperación de la Memoria Histórica, retirar la estatua ecuestre de Francisco Franco situada en los jardines de la plaza de San Juan de la Cruz de Madrid, frente al Ministerio de la Vivienda.

A la vuelta de la esquina, en el Paseo de la Castellana, y en el bulevar lateral situado delante del edificio de los Nuevos Ministerios, se encuentra el monumento a Largo caballero cuya fotografía reproducimos.

¿Fue acaso Largo caballero más demócrata que Franco como para merecer que su estatua perdure en las calles de Madrid después de haber sido retirada la de Franco?

Sinceramente, creo que no.

Si el argumento para la retirada del monumento del general es que en nuestras calles no deben perdurar monumentos a “antidemócratas”, la estatua de Largo Caballero debería seguir el mismo destino que la de Franco: ser retirada de la calle y arrumbada en un almacén.


Y voy a explicar el porqué de esta mi reflexión heteróclita.


LARGO CABALLERO RESPONSABLE DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934
En el año 1934, tras largos y concienzudos preparativos, Largo Caballero lideró en la sombra el golpe de Estado contra la legalidad de la República. A tal efecto y desde el 3 de febrero de 1934 presidió el Comité Nacional Revolucionario-

Por todo ello fue considerado como uno de los máximos responsables de la revolución de Asturias de octubre de 1934. El balance del tristemente famoso golpe de Estado socialista fue casi de 1.400 muertos en 26 provincias.

 Fervoroso defensor del marxismo y la dictadura del proletario, el golpe de Estado de Largo Caballero y el PSOE, es considerado por muchos historiadores como el inicio de la Guerra Civil de 1936-1939.

El 3 de diciembre de 1933, las elecciones fueron ganadas por las derechas, siendo la consecuencia inmediata la nueva distribución de los escaños del Congreso, ya que ahora los partidos de la derecha ocupaban 217, de los cuales 115 pertenecían a la CEDA; 160 a los partidos de centro-derecha, y 96, a los de izquierdas. Por primera vez habían participado las mujeres, mientras que los anarquistas se abstuvieron.

Ese mismo día Largo Caballero instaba a la Directiva del Partido a concretar:

un movimiento revolucionario a fin de impedir un régimen fascista”.

 Así pues, el alzamiento de 1934 no fue una consecuencia, como a veces se ha intentado hacer creer, del abuso de la derecha en el Gobierno durante su mandato, ya que éste aún no había tomado posesión y el golpe ya se estaba preparando.


LARGO CABALLERO IMPULSOR DEL FRENTEPOPULISMO BOLCHEVIQUE TRAS LAS ELECCIONES DE 1936


Largo Caballero difícilmente podía ser más explícito sobre las intenciones del PSOE de cara a las elecciones de 1936.

 Ya hemos comentado algunas las expresiones inequívocamente antidemocráticas del personaje. Pero hay más:

El 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa, Largo Caballero volvía a insistir en sus tesis:

“... la transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas... estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”.

Para afirmar finalmente:

“Yo declaro... que, antes de la República, nuestra obligación es traer al socialismo... Hablo de socialismo marxista... socialismo revolucionario... somos socialistas pero socialistas marxistas revolucionarios... ¿Procedimiento? ¡¡El que podamos emplear!!»...

Y así fue, provocando el levantamiento de los militares y la guerra civil con sus desmanes.

Tras las elecciones de 1936, según datos aportados por Cesar Vidal en un artículo publicado en la Bitácora “Rabos de Pasa”, en las elecciones los resultados fueron los siguientes:

9.716.705 votos emitido
4.430.322 fueron para el Frente popular
4.511.031 para las derechas
682.825 para el centro91.641 emitidos en blanco o resultaron destinados a candidatos sin significación política.

Sobre estas cifras resulta obvio que la mayoría de la población española se alineaba en contra del Frente popular.

Sin embrago, y según relato del que fuera presidente de la República, Alcalá Zamora, al diario Journal de Geneve, publicadas en 1937:

“A pesar de los refuerzos sindicalistas, el "Frente Popular" obtenía solamente un poco más, muy poco, de 200 actas, en un Parlamento de 473 diputados. Resultó la minoría más importante pero la mayoría absoluta se le escapaba. Sin embargo, logró conquistarla consumiendo dos etapas a toda velocidad, violando todos los escrúpulos de legalidad y de conciencia.
Primera etapa: Desde el 17 de febrero, incluso desde la noche del 16, el "Frente Popular", sin esperar el fin del recuento del escrutinio y la proclamación de los resultados, lo que debería haber tenido lugar ante las Juntas Provinciales del Censo en el jueves 20, desencadenó en la calle la ofensiva del desorden, reclamó el Poder por medio de la violencia. Crisis: algunos Gobernadores Civiles dimitieron. A instigación de dirigentes irresponsables, la muchedumbre se apoderó de los documentos electorales: en muchas localidades los resultados pudieron ser falsificados.
Segunda etapa: Conquistada la mayoría de este modo, fue fácilmente hacerla aplastante. Reforzada con una extraña alianza con los reaccionarios vascos, el "Frente Popular" eligió la Comisión de validez de las actas parlamentarias, la que procedió de una manera arbitraria. Se anularon todas las actas de ciertas provincias donde la oposición resultó victoriosa; se proclamaron diputados a candidatos amigos vencidos. Se expulsaron de las Cortes a varios diputados de las minorías. No se trataba solamente de una ciega pasión sectaria; hacer en la Cámara una convención, aplastar a la oposición y darle mayoría absoluta al Frente Popular.”

En consecuencia, no podemos sino denunciar la responsabilidad de los líderes del Socialismo español de los años 30 en el desencadenamiento de la Guerra Civil, de la que, con toda desfachatez, culpan a la derecha.

En atención a todo lo relatado, que evidencia el talante antidemocrático y bolchevique de Largo Caballero, no veo razón para que se mantenga su monumento en nuestras calles.

       Su sola presencia hiere mi sensibilidad democrática.

Pero como la conciencia y la memoria populares son obtusas, manipuladas y adoctrinadas, tendré que aguantarme, y recordar lo que decía Marcelo Pera:

“Se recuerdan continuamente los crímenes del nazismo, del fascismo o del franquismo, y con mucha más facilidad se olvidan los del comunismo. Y ello porque, en gran medida los autoproclamados “intelectuales de izquierda” siguen pensando que la idea en que se inspiraba el comunismo era buena, pero que en la práctica se realizó mal. La utopía sigue obrando dentro de la “cultura ─cultureta─ de izquierda”, aunque lo cierto es que esa pervivencia no ha producido ninguna idea nueva.”

Ni ha sido capaz, añadiría yo, de encontrar fórmulas para lograr alcanzar sus metas y superar sus errores para llegar a la creación de su quimera del “hombre nuevo”, porque en esencia es imposible encontrar soluciones para lo que son errores teóricos de base ─insuperables─ del marxismo/comunismo, como he tratado de explicar en mi blog PORQUE SOY ANTIMARXISTA, errores entre los que destaca, esencialmente, el desconocimiento por parte del el marxismo/comunismo, del misterio más hondo del ser humano, el enigma y la realidad innegable de LA LIBERTAD que habita en él y que hace imposible reducir al hombre a un mero conglomerado de determinantes sociales y económicos; libertad que no admite ser sometida o limitada en aras de una pretendida y falsa igualdad, pues al serlo queda destruida la esencia y dignidad del ser humano.

       Mientras tanto Pablo Iglesias, aventajado discípulo de los antidemocráticos miembros del Frente Popular de los años 30 del siglo pasado, manifiesta con ardor que “Ve con buenos ojos” la manifestación “Rodea el Congreso”, si no convocada por él mismo si por sus círculos, como verá con buenos ojos la reciente toma de la Asamblea Legislativa Venezolana por los chavistas, la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques, el asalto al cuartel de la montaña por las turbamultas anarquistas o comunistas, la quema de iglesias o cualquier otro acto brutal y antidemocrático que a ustedes pueda ocurrírseles.

Mientras tanto recuperemos la paz espiritual, al menos en privado, escuchando esta pieza musical 




Hojas Muertas de Fausto papetti

lunes, 9 de mayo de 2016

POSTCAPITALISMO: LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO



Según el catedrático y economista Peter F. Drucker:

 "Si quieres hacer algo nuevo, tienes que dejar de hacer algo viejo"

Cada X cientos de años, en la historia occidental se produce una fuerte transformación. En unas pocas décadas, la sociedad, su cosmovisión, sus valores básicos, sus estructuras sociales y políticas, sus instituciones claves, se reorganizan a sí mismas... En efecto la sociedad deja de hacer lo que le era habitual (algo viejo) y enfrenta la realidad desde perspectivas diferentes (algo nuevo), desde una forma nueva de hacer.

La caída del imperio romano y la invasión de Europa por los bárbaros; La desaparición del feudalismo y la aparición de las Naciones modernas; la Reforma en el cristianismo; La revolución francesa y Napoleón; La caída de las Monarquías y el transito al Estado democrático moderno; el enfrentamiento de los totalitarismos con la democracia; los procesos de emancipación colonial; etc… Son algunos ejemplos de esos procesos de transformación.

Cincuenta años después de concluido cada proceso de transformación, surge un nuevo mundo, y las personas entonces no imaginan como era el mundo en que vivieron sus abuelos...
En estos momentos esa transformación se centra en el tránsito de la La sociedad capitalista a la sociedad del conocimiento y la comunicación.
En un sistema capitalista, el “capital” es el recurso de producción crítico y está totalmente en oposición, hasta en “lucha” con el “trabajo”.
En la sociedad postcapitalista, hacia donde nos estamos dirigiendo muy rápidamente, será el “saber” ─ que no puede ser comprado con dinero ni creado por capital de inversión─ y no el capital, el recurso clave.
Ello dará lugar a una economía diferente, la economía del conocimiento y la comunicación, cuyo protagonista será el operador del conocimiento y las comunicaciones, y todo ello con unas implicaciones mayores de las que podemos pensar en la actualidad.
Entre otras consecuencias decisivas está la desaparición de la dialéctica de la lucha entre “capital” y “trabajo”, con las inmensas consecuencias que ello tendrá a efectos de “reorganización” del “equilibrio entre poderes” que se centrará en la dialéctica “Conocimiento vs Ignorancia” frente a la dialéctica “Capital vs Trabajo” en que hemos vivido desde mediados del s.XIX.
Por ello la crítica del neomarxismo al sistema capitalista es ya algo completamente desfasado, aunque siga durante años dando coletazos, la dialéctica no va a volver a ser la pugna “Capital vs. Trabajo” y las posiciones anticapitalistas de los partidos de izquierdas, completamente desnortados ante una Sociedad que ha logrado las cotas de nivel de vida y bienestar que actualmente se disfrutan en occidente ─jamás soñadas en el pasado─ se diluirán como un bloque de hielo en una corriente primaveral, al no entender que el tránsito histórico que vivimos y el mundo que nos depara el futuro, es precisamente el de la “Sociedad del Conocimiento y la Información”, que permitirá mejorar aún más las condiciones de vida, de todos los ciudadanos del planeta, con los avances tecnológicos y sociales que del conocimiento van a desprenderse.
Sin embargo, este nuevo paradigma social no estará exento de críticas y de enemigos.
Los operadores del conocimiento y la información serán élites que dominarán en la práctica todos los recursos de la Sociedad, y naturalmente, en una tendencia nefastamente humana, la de la ambición y la codicia, se constituirán en una nueva clase dominante, y no lo serán a título individual, sino a través de grandes corporaciones e instituciones multinacionales de ámbito global.
Ya lo hemos comentado en nuestro Post “NUEVA IZQUIERDA vs NUEVA SOCIEDAD LIBRE”:
Los marxistas contemporáneos consideran que La esclavitud se realiza hoy en una sociedad fuerte y rica, que permite al hombre desenvolverse y satisfacer mejor que nunca las necesidades materiales y culturales. Por eso el socialismo tiene que hacerse hoy más utópico que nunca, tiene que afirmar que su ruptura es una ruptura total con la historia, un rompimiento radical, un ir hacia el reino de la libertad que solamente puede lograrse si destruimos de raíz la sociedad actual, con todos sus fundamentos culturales. Hoy luchar contra la sociedad opulenta es precisamente intentar abolir los sistemas constituidos de servidumbre. Y eso sólo pueden hacerlo mediante la afirmación de los valores cualitativos. La sociedad moderna, en todo su desarrollo, significa la transición de la servidumbre de la miseria a una servidumbre que esta Nueva Izquierda considera peor: la servidumbre voluntaria, que acepta, con los valores, maneras y formas de vivir que la sociedad opulenta ofrece, y consideran que todo ello puede llevar al peligro de que el hombre se resigne a ser dócil y obediente y abandone su actitud radicalmente negativa, negadora, revolucionaria, única actitud capaz, según ellos, de movernos hacia el futuro.
Lo que ocurre es que esa actitud es que ─para la Nueva izquierda, que aún no es consciente del cambio drástico a que nos enfrentamos─, una sociedad que satisface crecientemente las necesidades del hombre es una sociedad represiva, contraria a la auténtica libertad, porque al crear una existencia humanamente satisfactoria, destruye en el hombre su capacidad de negación, su actitud negativa ante los valores que ellos llaman burgueses, que son los valores de la civilización occidental, que son, en último término, los valores humanistas, los valores cristianos, los valores cuya defensa habría de unirnos de cara a defender nuestro futuro como sociedad libre.
En tal sentido debe advertirse como el socialismo marxista pretende destruir los poderes económicos y sociales para asegurar la libertad a todos los seres humanos y el medio que utiliza es una política de dirección e intervención estatal que conduce a la radical funcionarización de la vida humana y esa funcionarización tiene una consecuencia de radical gravedad: El abandono del propio destino.

"La vida humana ─escribe Torcuato Fernández-Miranda- es radical intimidad, mismidad, destino propio, peculiar, infungible, intimo. Así como nadie puede morirse por mí, soy yo el que tengo que morir mi muerte, así de la misma manera sólo en mi radical intimidad puede mi vida ser vivida. Renunciar a esta radical intimidad, al propio destino de nuestra vida infungible, para asumir un destino ajeno, enajenar nuestra vida, es dimitir del modo más absoluto de la vida humana y aceptar la peor de las esclavitudes".

El socialismo marxista amenaza tanto la libertad cuanto algo más radical: La intimidad, la posibilidad de vivir cada uno dentro de sí mismo, en ese castillo interior que es el alma y la vida del hombre.

"El concepto de intimidad quiere subrayar esto: Cada hombre tiene su propio destino, su vocación específica, infungible. Pretender, por tanto, funcionarizar al hombre, estandarizarlo, uniformar su vida bajo la igualdad de una normatividad igualitaria, es desconocer lo que la vida tiene de infungible y hacer imposible la vida concreta de cada hombre para designar la cual hemos empleado la palabra intimidad.” (TFM)

Al final es otra forma de sojuzgar al hombre en Sociedad, despersonalizarlo, hacerlo número y masa gobernable por la élite neomarxista instalada en el aparato del Estado, y ello con una finalidad, la imposición de un “pensamiento único” que adocene y someta al individuo negándole su “libre albedrío” en aras de una igualdad utópica de todos.

Y la “Sociedad del Conocimiento” es un nuevo escollo para esa doctrina, pues el acceso de todos a la información, a la cultura, al conocimiento, los hará no cada vez más iguales, sino cada vez más libres, salvo que se unifique el mensaje, se dosifique y adoctrine el pensamiento mediante el control de esa Sociedad, mediante el control de los “Trabajadores del Conocimiento”, lo que ya ha comenzado a intentarse, afirmando que la verdadera cultura es de izquierdas, que el verdadero conocimiento es el previamente sometido a censura y legitimado por la izquierda, retorciendo torticeramente la “realidad histórica” para legitimar, sólo, “Su” verdadera historia.

Y es aquí donde los “demócratas” debemos esforzarnos en la defensa de la libertad de conciencia, la libertad religiosa, la libertad de Cátedra, la libertad de expresión, la libertad de información, la libertad de creación artística y cultural; en definitiva, de los derechos fundamentales que garanticen la libertad del conocimiento, rechazando las sectarias mentiras, el adoctrinamiento y la censura.

Deshacer, en definitiva, el velo de control de esas libertades que desde la nueva izquierda se nos quiere imponer.

Y el camino no será fácil.

domingo, 27 de marzo de 2016

NUEVO MARXISMO vs NUEVA SOCIEDAD LIBRE

Pablo Iglesias, Líder de PODEMOS, representante actual de la NUEVA IZQUIERDA española


No debemos caer en la equivocación de considerar que el marxismo del s. XXI es idéntico al marxismo inicial del s.XIX, ni que las contribuciones del materialismo histórico de Marx son las que continúan siendo la base ideológica de la autoproclamada NUEVA IZQUIERDA.

Efectivamente los postulados comunistas formulados por Karl Marx en el s. XIX responden a una situación sociológica y económica propia de un Capitalismo primitivo en donde se cosifica no solo el resultado del trabajo si no el trabajo mismo, arrebatando al hombre su dignidad y provocando lo que Marx definió como “alienación del individuo”.

Pero desde el s XIX a nuestros días el capitalismo ha evolucionado de modo exponencial.

Sin embargo hagamos una advertencia previa: El propio Marx ya criticaba a los revolucionarios hoy al uso con estas palabras, descriptivas y premonitorias:

"La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal”

Afirmando que cada Revolución ha de tener su forma y su estética propias, las adecuadas al momento histórico en que se produzca y no imitando las actitudes de otras revoluciones anteriores, lo que no parece ser recordado por la NUEVA IZQUIERDA que pretende encarnar PODEMOS, que no deja de ser un calco risible de los mensajes frentepopulistas de la España de los años 30 del s.XX. (Arderéis como en el 36 – Vamos a quemar la conferencia episcopal - La referencia permanente a la República- No Pasarán- etc…)

Dicho esto, entremos en materia.

El capitalismo de los años treinta era todavía el capitalismo decimonónico sobre el que había fijado su aguda mirada Carlos Marx. EI marxismo era todavía el marxismo que se nutría directamente de las tesis fundamentales de Carlos Marx.

Hoy el capitalismo no es ya aquel capitalismo, hoy el marxismo no es ya aquel marxismo.

El marxismo que hoy se pasea por la llamada Europa libre, que se manifiesta y estalla en actitudes como la revolución de mayo del 68, o se expresa en las definiciones de la nueva izquierda a través de partidos de carácter demagógico/populista como PODEMOS, no es el marxismo de entonces. Como tampoco el capitalismo actual es el capitalismo de aquellos años.

El análisis marxista del capitalismo clásico se concretaba en esto: la propiedad privada, combinada con el sistema industrial y de mercado, característico del modo burgués de producción del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, consistía en la explotación sistemática del trabajo del obrero.

Precisamente por su carácter básico, la estructura de este fenómeno económico determinaba la estructura de la sociedad capitalista. De esa suerte, no sólo los objetos creados por el trabajo eran mercancía, sino que lo era el trabajo mismo La expresión mercado de trabajo expresaba realísticamente aquel hecho. El trabajo humano se podía comprar y vender. Era, por lo tanto, una mercancía, y no solamente era una mercancía el trabajo, sino que, siendo éste Inseparable del hombre que lo prestaba, el obrero era convenido también en una mercancía.

La sociedad burguesa o capitalista de aquella época se definía no solamente por su sistema de producción, sino por el proceso histórico a que estaba sujeta y la determinaba. Por eso Marx formula, desde el análisis de aquel capitalismo, la teoría o ley de la acumulación capitalista. De esa ley se deducían dos postulados fundamentales: la concentración del capital y la creciente y progresiva miseria de la clase explotada, de la clase trabajadora.

La acumulación capitalista, o sea la acumulación de bienes más elementos de producción para el aumento de la productividad, era inevitable causa de la competencia en la sociedad de libre mercado. La economía capitalista, competitiva, producía una creciente acumulación de capital a través de la competencia, arruinaba crecientemente a los capitalistas no suficientemente poderosos, y al mismo tiempo, creaba una masa cada vez más amplia, más miserable, la masa del proletariado, en condiciones cada vez peores de trabajo, con sueldos cada vez más bajos, cada vez más abandonada a sí misma, convertida en el inmenso rebaño del proletariado miserable; que no tendría más escape que la revolución, arrebatándole a la burguesía la propiedad de los medios de producción, creando el Estado socialista, creando la dictadura del proletariado y acabando con la “alienación” del proletariado.

¿Quién puede sostener hoy, sin más, que éste sea el proceso del capitalismo actual?

¿Acaso la llamada SOCIEDAD OPULENTA, que es la nueva forma del capitalismo, no ha creado una prodigiosa riqueza, que ha contribuido también al avance del socialismo, a la adopción de medidas socialistas?

Hoy son realidad toda una gama de medidas de protección. Los seguros sociales, la mejor distribución de la renta, las reformas fiscales crecientemente socializantes, las políticas de empleo, los seguros de desempleo, una vida a nivel más alto para todos, con posibilidades reales de disfrute de los bienes por masas antes marginadas, que hacen de la sociedad opulenta una sociedad mejor para las masas trabajadoras, realmente insospechada e impensable a comienzos del siglo XX; y ha ganado batallas decisivas a la miseria, que no sólo no avanza, como pretendía la tesis del marxismo original, sino que claramente retrocede.

Por eso los teóricos marxistas de la nueva izquierda han tenido que cambiar sus dispositivos de combate y surge la paradoja de que al enemigo ya no es la miseria, sino la misma SOCIEDAD OPULENTA.

¿No afirman los doctrinarios de la nueva izquierda que en la sociedad actual el proceso de la libertad ya no es un proceso contra la miseria, sino un proceso contra el poder de la sociedad opulenta, que adormece al hombre (a la gente) al darle, con un sinfín de bienes y servicios, un alto nivel de vida?

¿No ha tenido que recurrir a la teoría de los sistemas secundarios al decirnos que la lucha de la nueva izquierda no es la lucha contra la miseria, sino la lucha contra la sociedad de consumo, que mecaniza y automatiza a los hombres, negándoles una libertad más profunda. Es decir, manteniendo su “alienación” de la que han de ser liberados?

¿Quién podría pensar en la primera mitad del s.XX, que la gran objeción marxista a una sociedad en pleno desarrollo y riqueza, no estaría precisamente en la afirmación de que crea grandes masas miserables, sino a todo lo contrario?

Los teóricos marxistas de la nueva izquierda afirman que la elevación del nivel de vida adormece al hombre, lo materializa y lo hace un mero robot, incapaz de vivir la verdadera libertad, los valores auténticos del vivir humano.

Ahora bien, ¿Cuáles son esos auténticos valores para la nueva izquierda? Al final los mismos que para la más rancia y antigua: La inexistencia de autoridad y la desaparición de los valores considerados burgueses, lo que hace que nos encontremos ante nuevos planteamientos, que en la realidad no son tales.

No obstante, algo ha cambiado fundamentalmente: Los frentes son distintos; la actitud frente a Capitalismo y Marxismo tiene que ser distinta.

Prestemos un poco de atención al significado de las cosas y los hechos. Permitidme que recuerde aquí algunas afirmaciones de la llamada "nueva izquierda", la que se presenta como la expresión más perfecta del marxismo.

Permitanme que repita palabras de algunos de los teóricos de esa nueva corriente.

Ahora, se nos dice, "ya no nos enfrentamos con la situación del capitalismo clásico. Ya no podemos interpretar las cosas simplemente en la forma histórica en que las interpretara el socialismo nacido inmediatamente de Marx. Hoy nos enfrentamos a una situación nueva en la Historia, porque hoy tenemos que liberarnos de una sociedad que funciona bien, es rica y poderosa. Tenemos hoy que plantear nuestra liberación como liberación de la sociedad opulenta".

"La esclavitud —añaden— se realiza hoy en una sociedad fuerte y rica, que permite al hombre desenvolverse y satisfacer mejor que nunca las necesidades materiales y culturales. Por eso el socialismo tiene que hacerse hoy más utópico que nunca, tiene que afirmar que su ruptura es una ruptura total con la historia, un rompimiento radical, un ir hacia el reino de la libertad que solamente puede lograrse si destruimos de raíz la sociedad actual, con todos sus fundamentos culturales. Hoy luchar contra la sociedad opulenta es precisamente intentar abolir los sistemas constituidos de servidumbre. Y eso sólo podemos hacerlo mediante la afirmación de los valores cualitativos. La sociedad moderna, en todo su desarrollo, significa la transición de la servidumbre de la miseria a una servidumbre peor: la servidumbre voluntaria, que acepta, con los valores, maneras y formas de vivir que la sociedad opulenta ofrece, el mayor peligro de que el hombre se resigne a ser dócil y obediente y abandone su actitud radicalmente negativa, negadora, revolucionaria, única actitud capaz de movemos hacia el futuro”.

El CAMBIO que se busca ya no es un cambio cuantitativo, como lo era antaño.

Hoy el cambio consiste en una transformación cualitativa, una auténtica liberación.

Esta es la nueva versión de la actitud marxista en la Europa libre; para ella una sociedad que satisface crecientemente las necesidades del hombre es una sociedad represiva, contraria a la auténtica libertad, porque al crear una existencia humanamente satisfactoria, destruye en el hombre su capacidad de negación, su actitud negativa ante los valores que ellos llaman burgueses, que son los valores de la civilización occidental, que son, en último término, los valores humanistas, los valores cristianos, los valores cuya defensa habría de unirnos de cara a defender nuestro futuro como sociedad libre.

¿Pero cómo es posible que cuando el hombre está en trance de lograr triunfos espectaculares contra la miseria, resulte ahora que el marxismo haga un giro de 90 grados y afirme que la liberación de la miseria engendra mayor servidumbre?

¿Cómo cabe esa posición en una actitud materialista que hacía de la economía el gozne de la Historia?

El giro es tan sorprendente que los mismos doctrinarios de la nueva izquierda tienen que formularse esta pregunta:

¿Por qué necesitamos liberarnos de una sociedad si ella es capaz de vencer la miseria, de reducir la pobreza en un grado superior a lo alcanzado hasta ahora por cualquier otra, de reducir el esfuerzo y el dolor en el trabajo, de reducir el propio tiempo del trabajo y facilitar el ocio, de elevar el nivel de vida, de hacer más amplias las posibilidades de libertad del hombre, para decidir sobre su propia existencia?

La contestación radicalizada que nos ofrecen es ésta:

“Porque esta sociedad tiene el enorme peligro de adormecer al hombre, de hacerle satisfecho y contento, con lo que asegura y robustece los valores que pretendemos destruir. Sólo en la medida en que destruyamos los valores clásicos, los valores de la llamada civilización, que no son otros que los valores burgueses, seremos capaces de liberar al hombre"

Es necesario —añaden— tener el valor radical de hacer esta afirmación. Porque subyace en esa sociedad toda una serie de conceptos, como el de honor, el de sacrificio, el esfuerzo, el valor, la fe religiosa, etc., que conducen al militarismo, al imperialismo, a la creación de estructuras represivas.

Así habla la nueva izquierda marxista.

Frente a ella, el capitalismo moderno, cuyos certeros planteamientos técnicos son una realidad, comete el error de creer que los hombres carecen de alma, y que los logros materiales pueden crear, en su dinamismo, un paraíso en donde los goces y el placer, la libertad sin trabas, pueden saciar en el hombre el hambre del espíritu, creando sucedáneos de libertad, incapaces de fomentar, estimular o proteger los valores que el hombre necesita como persona.

Ante esta situación doctrinal del Marxismo y del Capitalismo,  no podemos contentanos, ciertamente, con una sociedad de consumo deshumanizada, ni con la respuesta planteada por el Nuevo Marxismo.

La técnica, la industria, la ciencia, el esfuerzo, el trabajo, construyen una sociedad mejor que buscamos para nuestra Sociedad; pero con harta frecuencia la sociedad industrial vende su alma al diablo, o lo que es peor es una sociedad sin alma, cuando lo deseable sería que el desarrollo creciente de la sociedad sea base y fundamento de una sociedad con alma.

Tampoco podemos caer en la trampa de la nueva Izquierda y de las nuevas expresiones neomarxistas, en tanto pretenden deslegitimar a la sociedad desarrollada, que nos han permitido lograr una mejor situación, una organización mejor, un nivel industrial, técnico y económico, que hacen posible una vida humana más valiosa, y que nos permite una vida mejor para un cada día mayor número de ciudadanos.

Hemos de defender pues una sociedad en donde sea posible de modo inequívoco la defensa de los valores que han constituido a lo largo de la Historia nuestra manera de ser: ciertamente, queremos vivir mejor, pero queremos vivir a nuestro modo, a la manera occidental, desde los valores radicales que dan al ser humano la dignidad de su propio vivir, los valores que definen nuestra Sociedad como Sociedad formada por hombres no sólo liberados de los condicionamientos de la miseria, si no, también,  en la plena libertad de su espíritu como personas.

En tal sentido debe advertirse como el socialismo marxista pretende destruir los poderes económicos y sociales para asegurar la libertad a todos los seres humanos y el medio que utiliza es una política de dirección e intervención estatal que conduce a la radical funcionarización de la vida humana y esa funcionarización tiene una consecuencia de radical gravedad: El abandono del propio destino.

"La vida humana ─escribe Torcuato Fernández-Miranda- es radical intimidad, mismidad, destino propio, peculiar, infungible, intimo. Así como nadie puede morirse por mí, soy yo el que tengo que morir mi muerte, así de la misma manera sólo en mi radical intimidad puede mi vida ser vivida. Renunciar a esta radical intimidad, al propio destino de nuestra vida infungible, para asumir un destino ajeno, enajenar nuestra vida, es dimitir del modo más absoluto de la vida humana y aceptar la peor de las esclavitudes".

El socialismo marxista amenaza tanto la libertad cuanto algo más radical: La intimidad, la posibilidad de vivir cada uno dentro de sí mismo, en ese castillo interior que es el alma y la vida del hombre.

"El concepto de intimidad quiere subrayar esto: Cada hombre tiene su propio destino, su vocación específica, infungible. Pretender, por tanto, funcionarizar al hombre, estandarizarlo, uniformar su vida bajo la igualdad de una normatividad igualitaria, es desconocer lo que la vida tiene de infungible y hacer imposible la vida concreta de cada hombre para designar la cual hemos empleado la palabra intimidad.

En su obra Torcuato Fernandez-Miranda reitera que la vida humana tiene como dimensión esencial la libertad y analiza el proceso de la libertad en la edad contemporánea, a través de tres momentos:

1.- Libertad como autonomía frente al poder, como esfera en la que se ejerce la propia decisión, sin injerencias ni limitaciones por parte del poder.

2.- Libertad como participación en el poder, lo que equivale a la historia del proceso hacia el sufragio universal.

Y 3.- Libertad como poder, como libertad efectiva y no meramente formal, como lo eran las libertades formales de la democracia decimonónica, exclusivamente burguesas.

Ahora bien: El ejercicio de las posibilidades que la libertad reconoce exige una situación social previa, una presencia eficaz en la sociedad.

"Si las libertades formales del régimen liberal fueron vacías e inoperantes, no fue debido a que fueran falsas, que no lo eran, sino a la inanidad de la situación de las clases inferiores, privadas de todo poder social, de toda posible participación en la sociedad y. como derivación obligada, de toda presencia activa en el Estado"...

"La libertad significa, antes que nada, estar en situación de libertad y esta situación es primordialmente social: toda libertad, para ser real y efectiva, ha de poseer los fundamentos sociales que la determinan: sin tales fundamentos, la libertad es puro vacío, estéril e inoperante".

Y tales fundamentos son:

1º.- "La cultura”:  es decisiva en la incorporación de todos los miembros de una sociedad al conjunto de bienes y soluciones que ésta ofrece. El analfabetismo es una grave miseria, porque significa el exilio de la cultura. En el concepto de cultura se incluyen la del ocio y la cultura cívica.

2º.- “La profesión” o "Trabajo": es el cauce de mayor virtualidad para la conquista de las posiciones sociales más altas y el acceso a ella está condicionado por la posibilidad del estudio y del aprendizaje. El origen del derecho a la educación y el estudio está en la dignidad de la persona humana.

3º.-“La propiedad”: entendida como síntesis de la situación económica, es también cauce determinante de la situación que se ocupa y de las posibilidades que se tienen en la sociedad.

4º.- “La asociación social”: como determinante de fuerzas que aseguren colectivamente, allí donde la fuerza individual desvalida es por naturaleza inoperante, la presencia de los ciudadanos en la sociedad y en los órganos del Estado.

Este es el camino que deberíamos recorrer, reforzar esos fundamentos de la libertad en nuestra Sociedad, sin dejarnos caer en el fácil populismo denunciado por Zweig al decir:

“No cabe duda de que en el fondo de la naturaleza humana hay un misterioso anhelo de autodisolución en la colectividad. Nuestra ancestral ilusión de que podría forjarse un determinado sistema religioso, nacional o social que brindara a toda la humanidad la paz y el orden definitivos, es indestructible.

El Gran Inquisidor de Dostoievski demuestra con cruel dialéctica que, en el fondo, la mayoría de los hombres teme la propia libertad y que, de hecho, ante la agotadora variedad de los problemas, ante la complejidad y responsabilidad de la vida, la gran masa ansía la mecanización del mundo a través de un orden terminante, definitivo y válido para todos, que les libre de tener que pensar.

Esa nostalgia mesiánica por una existencia libre de problemas constituye el verdadero fermento que allana el camino a todos los profetas sociales y religiosos. Cuando los ideales de una generación han perdido su fuego, sus colores, un hombre con poder de sugestión no necesita más que alzarse y declarar perentoriamente que él, y sólo él, ha encontrado o descubierto la nueva fórmula, para que hacia el supuesto redentor del pueblo o del mundo fluya la confianza de miles y miles de personas.”


(Post basado en documentos, escritos y discursos de Torcuato Fernandez-Miranda)