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martes, 21 de febrero de 2017

VULGAR ergo LEY

Uno de los más graves problemas que se presentan a los espíritus libres, cultivados o no, en la Sociedad contemporánea, es la sumisión permanente, que respecto a ellos se pretende, desde las corrientes de pensamiento mayoritarias de la propia Sociedad.

Pero el problema se agrava, más si cabe, en el momento en que esas corrientes de pensamiento mayoritarias nacen, generalmente, de la intoxicación de las mentes menos preparadas, por parte de los mass media y del mundo, sin leyes ni fronteras, que son las redes virtuales, Internet. Cuando no de los intereses de grupos sociales de conformación de opinión pública, que actúan exclusivamente en defensa de sus intereses corporativos, ya sean partidos políticos, sindicatos, asociaciones, fundaciones, lobbies, etc…

Nace así, de esa manipulación, el “pensamiento políticamente correcto” la “verdad incontestable”, que se impone como LEY pese a su origen generalmente VULGAR, término que quiero utilizar, en su acepción etimológicamente más pura, como lo perteneciente o relativo al “vulgo” o sea al  común de la gente.

Donald Trump, respecto del cual puede tenerse una opinión negativa o positiva, lo mismo me da, ha sido uno de los primeros líderes mundiales que se ha atrevido a poner el dedo en la llaga, acusando a lo que él llama el “establishment” demócrata, de hondas raíces socialdemócratas, de ser el paradigma de ese proceso de manipulación y de creación de aquella “verdad correcta” sobre la base de la falsedad el infundio y la manipulación.

Y claro, en cuanto que ataca el poder establecido durante decenios en beneficio de aquellos a quienes critica, el partido demócrata (socialdemócrata) y los medios de comunicación, y centra su foco de atención en la mayoría silenciosa de los ciudadanos, que se han visto perjudicados por la tendencia de la “verdad correcta” a centrarse en la defensa de las minorías y los marginados, con olvido de sus intereses, aquel poder establecido cruje, se rebela y contraataca, pero lo hace tan burdamente, que su efecto bumerang les perjudica más.

Al final la corrección política llega a imponer su “verdad incontestable” por el simple procedimiento de repetir tantas veces una mentira que la gente acaba considerando que es la verdad.

Y cualquiera que discrepe de esa “verdad incontestable” es inmediatamente calificado, socialmente, de reaccionario, insolidario o totalitario. En el “argot” de la corrección “un facha”.

Esta idea de que el pensamiento vulgar se ha hecho Ley, lo expresa admirablemente Armando Pego Puigbó, en un artículo entrevista elaborado por Daniel Capó Laisfeldt, recientemente publicado en el número 160 (Enero 2017) de “Nueva Revista”

En sus "Escritos Corsarios" Pasolini lo anticipó con una gran valentía y lucidez.

Es una pretensión tiránica intentar relegar al ámbito privado la disconformidad de los ciudadanos ─con la verdad incontestable─ por razones morales y/o religiosas, obligándoles a un asentimiento público por acción u omisión.

Y lo es sobre todo en una época cuya ideología dominante está tejiendo un entramado legal que intenta imponer la "transparencia" -como cumplimiento del ideal ilustrado?- hasta en la intimidad del hogar, que se quiere identificar, de manera gnóstica. como un ámbito de oscuridad y de freno al progreso.

En cualquier caso, lo más interesante que está ocurriendo, concretamente en Europa, tanto en los partidos que se definen como conservadores, pero que en realidad se pliegan con dulzura a los postulados socialdemócratas, como en los partidos de la izquierda moderada, también socialdemócratas, y naturalmente en los medios de comunicación que están al servicio de aquellos y en las comunidades y círculos adoctrinadores de la red, es que la discrepancia con lo que podríamos llamar “EL CREDO DE LOS PODERES ESTABLECIDOS”, que en la mayor parte de los casos se centra en la crítica a las políticas migratorias, las políticas LGTBI, y las políticas financieras de los Gobiernos de la mayoría de los países de la CE, se tacha, automáticamente y con ánimo de descalificación, de POPULISMO, ISLAMOFOBIA, HOMOFOBIA o NEOLIBERALISMO.

Sin embargo, lo que está ocurriendo es que los ciudadanos europeos están siendo muy críticos con esas políticas, por razones muy respetables, que van, desde la oposición a la colonización cultural islámica, con peligro para los fundamentos cristianos de la Sociedad Europea Occidental, a la exigencia de recuperar la seguridad pública que se ha perdido, o la exigencia de que sea respetado el derecho de los padres a elegir la educación moral de los hijos, sin que se les imponga la ideología de género, por presión de los lobbies Gay.

Y todo este movimiento no responde a consignas de signo “POPULISTA”, sino al deseo de conservar nuestras sociedades, libres y democráticas, frente al acoso al que la “mayoría silenciosa” de los ciudadanos está siendo sometido, por los poderes establecidos con su foco puesto, no en la defensa de los intereses de esa mayoría, si no en defensa de las minorías étnicas, religiosas o de índole sexual.

A partir de este momento declaro que acepto “pulpo” como animal de compañía y que la caterva de los “correctos” me llamen “facha”, porque, desde la discrepancia ejercida consciente y libremente, ni lo uno ni lo otro.


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