En los siglos XVI y XVII eran signo de
poder o de lujo en el vestir, tanto femenino como masculino.
Hoy en día las puñetas son los bordados y puntillas colocadas en las
bocamangas de las togas que utilizan los miembros de la judicatura y de la
fiscalía, así como los catedráticos y doctores universitarios.
La confección de cada puñeta requería un largo y
entretenido trabajo, por lo que mandar a alguien a hacer puñetas era sinónimo
de quitárselo de encima durante un largo tiempo.
Algunas fuentes indican que el lugar donde se
confeccionaban las puñetas era en los conventos apartados, por lo que se le
estaba mandando a un sitio alejado y durante mucho tiempo.
Otras fuentes apuntan a que hubo un tiempo en el que este
laborioso trabajo lo realizaban las presas, motivo por el que al mandar a hacer
puñetas a alguien se le deseaba que fuera a la cárcel por un largo tiempo.
Así que mandar al Fiscal General del
Estado a hacer puñetas es tanto como desear que se vaya, e incluso que sea
encarcelado.
Y motivos para ello sobran, pues quien se
presume que debe ser “Defensor de la Legalidad” se ha convertido en un peón más
del sanchismo, como demuestra:
1.- El hecho de que Sánchez declarase en
su día en una entrevista televisiva “¿Quién nombra al Fiscal General del
Estado?... Pues eso?
2.- Su implicación en el delito de
desvelación de secreto en relación con el novio de Isabel Ayuso, con la
intención de hacer daño a esta última.
3.- La defensa a ultranza de la
inconstitucional Ley de Amnistía.
Por ello y por su
total desempeño partidista y politizado de su cargo, contaminando de su
implicación ideológica sanchista a la Fiscalía toda, merece nuestro desprecio y
nuestra conminación a que se vaya a hacer puñetas.
Pero, aunque lo
importante es lo relatado hasta el momento, lo peor es su carácter “chulesco”
con la afirmación de que no presentará su dimisión ni siquiera aunque el
Tribunal supremo —ante el que está aforado— le impute los delitos por los que
puede ser denunciado, lo que no es sino muestra del hecho de su confianza en la
impunidad a la que juega todo sanchista, olvidando que la posición que adopte
la fiscalía en ese procedimiento no sería tomada en cuanta por el Tribunal
Supremo, al saberse trufada de influencia del propio Fiscal General del Estado
y el dictadorzuelo de Sánchez.
Desde posiciones
tiránicas, el sanchismo, el nuevo frentepopular, ha iniciado una cruzada contra
Jueces y Magistrados y Periodistas y medios independientes, contra todos aquellos,
en definitiva, que se oponen, y no acatan servilmente, la doctrina socialcomunista
de ese sanchismo.
Si no somos
capaces de limitar y defenestrar al sanchismo del poder, mucho me temo que
volvamos a vivir una trágica situación parecida a la del período 1931/1939.
Dios no lo
quiera.
Y concluyamos
esta “Reflexión Heteróclita”, como siempre, con una nueva pieza musical, hoy,
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