Una de las cuestiones que se plantean en nuestra Sociedad con bastante reiteración es el de la inadecuada legislación electoral vigente, como consecuencia de las distorsiones que provoca en la representación parlamentaria, primando a grupos minoritarios a nivel Estatal, como son los nacionalistas y castigando a otros grupos de representación nacional que tienen un número de escaños injustificadamente bajo en relación con el número de sufragios obtenidos en cómputo nacional, como sucede, por ejemplo con Izquierda Unida.
El origen de todo ello se encuentra en la aplicación del metodo D’Hondt, cuyo inventor fue Victor D’Hondt (1841 - 1901) un jurista y matemático belga, profesor de derecho civil y de derecho fiscal en la Universidad de Gante, cuya fotografía ilustra este post.
El método, que puede definirse como “Sistema de reparto de escaños por cocientes y asignación de restos” es suficientemente conocido, y está suficientemente analizado que no merece la pena detenerse mucho en él —quien lo desee pude consultar en la web centenares de artículos explicativos del mismo— sino en sus consecuencias.
No obstante y en primer lugar creo que la crítica al método no lo es al método en si mismo, sino a su incorporación a nuestra Constitución y legislación electoral, lo que le otorga un carácter casi inamovible, sobre todo cuando no existe voluntad política para su modificación.
Así el Artículo 68.2. establece que para las elecciones al Congreso de los Diputados:
La circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un Diputado.
Mientras que su párrafo 3º establece que: La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional.
La Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, en su artículo Ciento sesenta y tres, establece dos reglas generales para la atribución de los escaños en el Congreso y en función de los resultados del escrutinio:
1. No se tienen en cuenta aquellas candidaturas que no hubieran obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos en la circunscripción.
2. La aplicación de los escaños por aplicación del método D’Hondt, aunque no lo mencione por su nombre.
En atención a ello la modificación del sistema electoral podría llevarse a efecto respetando siempre la norma constitucional que exige, de modo genérico, la aplicación de “criterios de representación proporcional” para las elecciones al Congreso de los Diputados.
Por su parte el Artículo 81 de la Constitución establece:
1. Son Leyes orgánicas las relativas al […] régimen electoral general […].
2. La aprobación, modificación o derogación de las Leyes orgánicas exigirá mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el conjunto del proyecto
Es decir, que para modificar el régimen electoral, la aplicación del criticado método D’Hondt, se precisaría una votación favorable de la mayoría absoluta del Congreso.
Si existiese voluntad política de modificación no sería excesivamente difícil su modificación, pero es precisamente esa falta de acuerdo la que le otorga su inamovilidad.
Visto lo anterior, la siguiente cuestión es la de determinar cuáles sean los efectos negativos del método, que podríamos enumerar en la forma siguiente;
1.- La existencia de representantes parlamentarios que pese a superar el 3% de los votos en su circunscripción provincial, no llegan ni tan siquiera al 0,25% en cómputo nacional. El caso paradigmático es el de Nafarroa Bai, coalición independentista Vasco-Navarra que logró en las elecciones generales de 2008 62.073 votos, 18,53% del electorado de Navarra, lo que le permite mantener un escaño en el Congreso de los Diputados con una representación del 0,24% de los votos a nivel nacional.
2.- La discriminación entre partidos nacionalistas y nacionales por el efecto de la proporcionalidad y su juego en circunscripciones regionales, de lo que es ejemplo también paradigmática la comparación de los resultados de IU que con un 4,96% de los votos a nivel nacional (1.284.081 votos) logró 5 escaños y los de CIU, que con el 3,23% de los votos (835.471 votos) alcanzó una representación de 11 escaños.
3.- La dependencia de los grandes partidos de los votos parlamentarios de partidos que con representaciones inferiores al 3% a nivel nacional condicionan el juego de la mayoría parlamentaria que apoya al Gobierno, y que en la práctica lo hipoteca.
Y todo ello sobre el total de votos emitidos, pues los cómputos no se realizan sobre el total del censo, que en 2008 superó los 34 millones de votantes, con un porcentaje de votos válidos del 75,32% del censo.
Así, los partidos que tienen menos del 3% de los votos válidos emitidos a nivel nacional, representan en su conjunto un 4% de los escaños de la Cámara con un porcentaje de votos del 1,87% sobre el censo.
Esto, a la fin y a la postre, hace que los partidos con una representación inferior, en cómputo nacional, del 3% de los votos válidos emitidos, representen porcentajes aún menores en computo de censo global.
Es decir, que volviendo al caso de Nafarroa Bai, vemos como esta formación política disfruta de un escaño en el Congreso con un porcentaje del 0,18 % del censo, es decir, de los votos posibles en cómputo nacional.
Finalmente solo decir que los 169 escaños del partido socialista, más los 14 de estos partidos, suman 183 escaños, cuando la mayoría absoluta son 176.
Y ahora viene la anécdota.
En 1976, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas durante el proceso de Transición, se eligió el método D’Hondt por indicación del entonces Presidente de las Cortes, mi padre, Torcuato Fernandez-Miranda, al entonces presidente del Gobierno Adolfo Suarez, a quien, según las memorias de Fernandez-Miranda, le costó un buen rato entender su funcionamiento y las razones de su recomendación, lo que logró solo a medias, aunque confió en el olfato del Presidente de las Cortes y acordó la aplicación de este sistema.
Cuando las Cortes constituyentes establecieron sin opción la imposición de un sistema electoral proporcional y se mantuvo el sistema electoral con el método D’Hondt, mi padre manifestó por escrito a Suarez, y posteriormente a la comisión constitucional del Senado, sus dudas acerca del método elegido, pues este había sido escogido para las primeras elecciones, tratando de anticiparse a una situación política incierta y procurando obtener un efecto que se logró: la presencia parlamentaria de dos grandes grupos rodeados de pequeños que permitiesen un “Consenso Constitucional”.
Sin embargo Torcuato consideraba que no era un método adecuado a la normal vida de una democracia con vocación de “permanencia”, al igual que se opuso al sistema de autonomías por la peligrosa deriva a la que podría conducirnos, y que a la larga, pensemos que sus reservas se formulaban en 1976-77, le han dado la razón.
La primera contestación recibida de Suarez fue un poco chusca: “¿Cómo quieres que cambie el sistema con lo que me ha costado aprenderme este?
La segunda fue ofensiva, pues ante la insistencia de Torcuato en sus posiciones, públicamente manifestadas en el Senado, Suarez ya no le contestó, sino que pidió al portavoz de UCD en el Senado, Antonio Jiménez Blanco, que le transmitiese su mensaje “Torcuato, de parte de Suarez, que o te callas o te vas” lo que llevó a mi padre a pasar del Grupo de UCD al Grupo Mixto y abstenerse de la votación de la Constitución —a la que, por lealtad al Rey no podía oponerse formalmente— y a no firmar, con los restantes Diputados y Senadores Constituyentes, el ejemplar oficial de la Constitución.
Esa contestación por parte de Adolfo Suarez, a través de Antonio Jiménez Blanco, la contó el propio Torcuato a ABC, en una entrevista que se publicó el día 3 de agosto de 1978 y que se anunciaba en la propia portada del diario, que más arriba reproduzco.
Volviendo al tema concreto que nos ocupa, anécdotas a parte, la pregunta esencial es, en definitiva:
¿Por qué no se modifica el sistema electoral?
Pues esencialmente porque ninguno de los dos partidos mayoritarios ha tenido demasiado interés en ello.
Pensemos que el primer Gobierno de Aznar se constituyó con los apoyos parlamentarios del PNV, CIU, UPN y nacionalistas Canarios, a la mayoría minoritaria del PP.
En la actualidad, radicalizadas las posiciones de los nacionalismos y de los partidos republicanos presentes en el Congreso, PNV, CIU, UPN, ERC, Nafarroa Bai, Canarios, etc…, a quien le interesa mantener el sistema es al minoritariamente mayoritario PSOE.
Y de esos polvos vienen estos lodos.
Y estos lodos, la ingobernabilidad de España por el permanente chantaje de estos grupúsculos minoritarios, es lo que la Sociedad Española demanda, cada vez con mayor intensidad, que sea resuelta, a lo que se unen la demanda de apertura de las listas electorales, y la limitación de los poderes de las Autonomías, aunque estos asuntos deberán ser objeto de otros posts.
En cualquier caso, aquel enfrentamiento entre Torcuato y Suarez, tomado un poco a guasa por los más íntimos colaboradores de Torcuato, desembocó en que uno de ellos, Juan Sierra y Gil de la Cuesta, no solo colaborador sino gran amigo de mi padre, le regalara un disco con el tango “Cambalache”, que aunque haya sido publicado, no hace mucho en el blog de mi amigo Jaime, aquí os lo reproduzco en video por mi montado.
CAMBALACHE, CANTADO POR CARLOS GARDEL, EN MONTAJE DEL AUTOR DEL BLOG
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