Me
llega un WA el que se me cuenta lo siguiente:
“El reciente desastre en Valencia, donde lluvias
torrenciales arrojaron entre 400 y 500 litros de agua por metros cuadrados, ha dejado
una huella devastadora.
Pero planteemos un escenario aún más oscuro:
¿qué habría pasado si todos esos vehículos atrapados en la riada hubiesen sido
eléctricos? Valencia habría enfrentado un infierno de fuego en cadena,
explosiones y gases tóxicos que habrían convertido el rescate de los
supervivientes en una misión suicida y la ciudad en un área de peligro por
décadas.
La contaminación de agua, tierra y mar habría extendido sus efectos mortales, dejando
tras de sí un ecosistema devastado y una comunidad herida para generaciones.
Un Infierno en la Riada: Fuego en Cadena y
Nube Letal de Gases Tóxicos.
1. Fuego en Cadena: Reacción Destructiva
y Mortal.
Si las baterías de los coches eléctricos atrapados
en la riada hubieran comenzado a romperse, la ciudad habría sido escenario de
un fuego en cadena imposible de controlar. Al comprimirse y romperse en las condiciones
de inundación y presión, cada batería de litio alcanzaría temperaturas
superiores a 1,000 °C en una “fuga térmica”, una reacción descontrolada que
genera calor y fuego. Con miles de coches apilados y el fuego propagándose de
uno a otro, Valencia habría visto cómo una línea de llamas y humo negro cubría
sus calles, mientras el aire se llenaba de gases tóxicos letales.
2.
Emisión de Fluoruro de Hidrógeno:
Una
Nube Mortal
La rotura de las baterías liberaría fluoruro
de hidrógeno (HF), un gas corrosivo y mortal. Cada coche emite hasta 600 gramos
de HF en una fuga térmica; con 5,000 vehículos, estaríamos hablando de 3
toneladas de HF en el aire. Al ser inhalado, el HF destruye los pulmones en
minutos y, en contacto con la piel, penetra hasta los huesos, provocando una
muerte dolorosa y desgarradora. Los rescatistas y supervivientes habrían tenido
que enfrentar un aire letal, donde cada aliento podría ser el último.
3.
Rescate en Medio del Infierno: Riesgo para los Supervivientes y Equipos de
Emergencia.
El rescate de los atrapados en el desastre
habría sido una misión suicida. Los equipos de emergencia, al intentar llegar a
las víctimas, se habrían expuesto a la nube de HF y otros gases tóxicos que
llenaban las calles. Cada intento de apagar el fuego con agua habría acelerado
la fuga térmica de más baterías, generando una reacción en cadena aún peor. Las
altas temperaturas, el humo negro y la dispersión de químicos habrían convertido
las calles de Valencia en una trampa mortal, donde cada paso para salvar vidas
podía costar la suya propia.
3.-
Un Legado de 30 Años de Veneno: Agua, Tierra y Mar Envenenados.
3.a. Agua Contaminada Fluyendo Hacia el Mar:
Un Ecosistema Devastado Con los materiales tóxicos de las baterías esparcidos
por el agua, toda el área de la riada habría quedado envenenada, y el agua
contaminada se abriría camino hacia el mar Mediterráneo. Las praderas de posidonia,
fundamentales para la biodiversidad marina, habrían quedado devastadas al
absorber los metales pesados, eliminando el hábitat de numerosas especies y
acelerando la erosión costera. La fauna marina, incluyendo peces, moluscos y crustáceos,
absorbería los tóxicos, contaminando toda la cadena alimentaria y generando un
mar desprovisto de vida en un radio extenso.
3.b. Tierra y Aguas Subterráneas Contaminadas:
Un Veneno Permanente.
Al descomponerse, los componentes de litio,
níquel, cobalto y manganeso habrían filtrado al suelo y las aguas subterráneas
de Valencia. Los estudios muestran que estos metales pesados son bio acumulativos,
persistiendo en el ambiente durante décadas sin posibilidad de degradarse. Se
estima que, con 5,000 coches eléctricos, al menos 20 toneladas de metales pesados
se habrían liberado en la ciudad, envenenando la tierra y el agua para
generaciones.”
De
este texto deberíamos sacar algunas conclusiones.
La
UE controlada por un asombroso pacto entre conservadores y socialistas, apoya,
sin fisuras, las políticas “ecolojetas” de los verdes, que en conjunto apoyan
al paisaje con olvido absoluto del paisanaje.
Es
decir, que sus políticas, en la que los asesores progres vaticanos han
implicado incluso al Papa Francisco, desean una ultra protección de la naturaleza
de consecuencias negativamente inútiles, con absoluto desprecio y omisión del bienestar
y derechos de los ciudadanos.
Apoyan
los coches eléctricos, conocedores de las desastrosas consecuencias en caso de
graves desastres como los relatados en el texto que he recibido, con defensa
corrupta de los intereses de la industria del automóvil.
Apoyan
la destrucción de presas y pantanos con la disculpa de que hay que recuperar
los cauces naturales de los ríos, sin contemplar el desastre que ello implica
en caso de inundación.
Prohíben
la explotación de las riquezas mineras con la disculpa de su impacto en la naturaleza,
despreciando el beneficio no tan solo empresarial, sino de creación de empleo
que esa explotación implicaría.
Y
todo ello amparado en la política de la “Agenda 20 30”, aprobada por la
Asamblea General de la ONU, cuyos 17 objetivos, inicialmente, pueden parecer
loables, pero que estudiados a fondo, a través de sus 169 propuestas, son una
imposición totalitaria y antidemocrática del modo de vida que quieren imponer a
los ciudadanos convertidos en súbditos.
Como
dice la fundación NEOS, es un “caramelo envenenado”.
Vayamos a ese análisis.
La AGENDA, tiene
sus orígenes son una serie de tratados internacionales, compuesta por 17
ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y 169 artículos en los que se
desglosan diversos propósitos y se detallan los indicadores que medirán su
cumplimiento.
Los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible y que son son los pilares estratégicos de la AGENDA son:
1.Fin de la
pobreza: aumentar el acceso a los recursos y ofrecer ayuda a las
comunidades más afectadas por conflictos o desastres naturales.
2.Hambre
cero: asegurar la inversión en la infraestructura y la tecnología
necesaria para mejorar la productividad agrícola.
3.Salud y
bienestar: reducir la desigualdad y garantizar una buena salud para todas
las personas.
4.Educación
de calidad: promover una educación inclusiva y de calidad para que todos
los niños y niñas finalicen la educación primaria y secundaria.
5.Igualdad
de género: garantizar derechos igualitarios, así como acceso universal a
la salud reproductiva.
6.Agua
limpia y saneamiento: asegurar el acceso universal al agua potable y
proporcionar instalaciones sanitarias adecuadas para mantener una correcta
higiene.
7.Energía asequible y no
contaminante: mejorar la productividad energética, invirtiendo
en fuentes de energía limpia.
8.Trabajo
decente y crecimiento económico: estimular el crecimiento económico
sostenible aumentando la productividad y la inversion en tipos de innovación.
9.Industria,
innovación e infraestructura: reducir la brecha digital y
promover industrias sostenibles, aumentando la inversión en investigación e
innovación.
10. Reducción de las desigualdades: mejorar la
regulación de los mercados y promover la migración y movilidad de las personas.
11. Ciudades y comunidades sostenibles: garantizar
el acceso a viviendas seguras e invertir en transporte público y en gestión
urbana.
12. Producción y consumo responsable: satisfacer
las necesidades de consumo creando cadenas de producción más eficientes y
reduciendo el desperdicio de alimentos.
13. Acción por el clima: adoptar medidas para
reducir el riesgo de desastres naturales y evitar el aumento de la temperatura
media global.
14. Vida submarina: proteger los ecosistemas
marinos y costeros de la contaminación terrestre.
15. Vida de ecosistemas terrestres: reservar los
hábitats naturales y la biodiversidad.
16. Paz, justicia e instituciones sólidas: dialogar
para encontrar soluciones duraderas a los conflictos y promover los derechos
humanos.
17.
Alianza
para lograr los objetivos: promover la cooperación y apoyar el comercio
internacional para conseguir un sistema universal que beneficie a todos.
Inspirada por ecologistas como
José María Vigil para quien;
“En la actualidad el género
humano resulta disfuncional para el planeta, y su proliferación resulta una
plaga, como un cáncer que va destruyendo las bases de la vida; si el cáncer no
es extirpado acabará con el equilibrio y con la vida del planeta, y consigo
mismo. Es urgente que evolucione, o que ceda el puesto a otra especie que sea
funcional a la supervivencia y al florecimiento de la vida.”
¿Qué tipo de político es aquél
que promete de aquí al 2030 terminar con el hambre, la pobreza, la desigualdad,
las enfermedades tropicales, además de asegurar el acceso universal a la
educación, la salud, el crecimiento y al agua potable para todos? ¿No le suena
a populismo puro?
Lo más increíble es que
pretenden lograrlo a través de la igualación no sólo de los ciudadanos al
interior de los Estados, sino, además, entre los diversos países. ¿Se imagina a
Chile igualado por la fuerza de la ingeniería social de los organismos internacionales
a Luxemburgo o a Haití?
Antes de profundizar en
quimeras tan absurdas, permítaseme plantear otras preguntas: ¿de qué corriente
política procede el anhelo de la igualdad universal? ¿No es esa la cualidad
esencial de la utopía comunista?
La igualdad de resultados siempre
que se ha promovido, ha tenido como consecuencia natural la asfixia de la
libertad y el empobrecimiento radical de la población.
El típico y cruel juego
populista que crea expectativas incumplibles para avanzar propósitos
inconfesables y la pretensión de igualdad que se extrema al punto de hablar de
una “ciudadanía mundial”, la que naturalmente, implica el fin de los
estados-nación.
En este marco se explica la
promoción de la inmigración tanto del gobierno actual como del anterior en
nuestro país.
Surge inmediatamente el
siguiente interrogante: ¿Quién de nosotros desea cambiar la ciudadanía española por una mundial que nos iguale con franceses, mongoles y saudíes? Y, ¿quiénes
cree usted, van a estar encargados de garantizar los derechos de una ciudadanía
universal?
Por supuesto, sobre esto no
hay duda, un gobierno mundial que hoy habita en la ONU y suele estar compuesto
por miembros de la extrema izquierda.
Quienes hemos estudiado
historia sabemos que la primera de las libertades es la republicana, es decir,
aquella que se asegura los derechos ciudadanos única y exclusivamente en el
marco del estado- nación.
Durante siglos los seres
humanos hemos luchado en defensa de este tipo de libertad que implica la
no-dominación de un agente extranjero. Ningún demócrata o liberal puede estar a
favor de la pérdida de dicha libertad. De ahí que llame la atención el
apoyo de sectores de derecha a una Agenda que liquida la soberanía y establece
un aparato de control gigantesco sobre todas y cada una de las acciones a nivel
nacional, local e individual, bajo la excusa de controlar la huella de carbono.
Por supuesto, nadie controlará
a los controladores, pero podemos esperar la emergencia de un aparato
burocrático dantesco, cuya entidad visible tendrá la forma de
“un observatorio regional de planificación para el desarrollo sostenible”.
¿Se imagina cuánto le va a
costar esta nueva maraña de agentes de los Estados post nación midiendo desde
su huella de carbono hasta el número de hijos por familia que tiene cada
ciudadano de este gobierno global?
¿Qué aspectos de su vida van a
ser controlados por esta red kafkiana?
Según la Agenda 2030, los
planes y políticas económicas del país ya no estarán vinculados a la
realización de los proyectos individuales de cada ciudadano, sino a metas
colectivas como la provisión garantizada a todos de “los mismos derechos a los
recursos económicos y acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control
de la tierra”.
Derecho garantista sin
anestesia. Ahora usted entiende por qué es tan importante que defendamos el
Estado social y democrático de Derecho en nuestro país.
Por su parte, las “estrategias
de desarrollo en favor de los pobres” tendrán en cuenta las “cuestiones de
género para erradicar la pobreza.”
¿Qué tienen que ver ambas
variables?
Es simple, la educación con
perspectiva de género apunta a la destrucción de la heterosexualidad y sabemos
que sólo las parejas heterosexuales pueden tener hijos, por tanto, muchos
deducen que la reducción de la pobreza se logrará evitando el nacimiento de
niños tanto a través del aborto, como destruyendo las categorías «hombre/
mujer» y con ello, la familia.
La Agenda 2030 elimina la
libertad de enseñanza, la pluralidad de los proyectos educativos y el derecho y
deber preferente de los padres a educar, además de profundizar en el
desmantelamiento de la meritocracia.
En la Agenda se ordena un
control planetario del mercado de los alimentos, a través del establecimiento
de un “Indicador de anomalías en los precios de los
alimentos”.
Por su parte, nos habla de la
creación de indicadores “de salud sexual y reproductiva, incluidos los de
planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud
reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.” Lo que en el fondo
implica la defensa a ultranza del aborto .
También se crea un indicador
que establece la “proporción de la población inmunizada con todas las vacunas”,
de lo que se sigue su obligatoriedad, lo que constituye una seria violación a
la libertad individual.
Por otra parte la Agenda pretende
destruir el actual equilibrio energética.
Así, se pondrá fin de la
libertad en el consumo, la huella de carbono se medirá en términos absolutos,
per cápita y el consumo será gravado con altísimos impuestos.
Esta expoliación masiva no
cambiará el clima, sino que financiará la vida de la nueva aristocracia del
nuevo gobierno mundial no elegido por nadie. Es el fin de los derechos
políticos, la era de la post democracia.
En suma, los marxistas
obtendrán su triunfo, después de todo, gracias a una Constitución Global que
nos impondrá un tipo de vida sostenible cuyo lema reza:
“No tendrás nada y serás
feliz”.
Finalmente, se dice que todo esto será en por el
bien de la humanidad; a la luz de la experiencia histórica, permítaseme dudar,
pues lo único que han sabido hacer los marxistas de todos los tiempos ha sido
transformar el mundo humano en un gigantesco campo de concentración.
Recordemos que la dictadura
comunista soviética repetía machaconamente sus consignas para que calaran bien
en la población.
Del mismo modo, la obsesiva
repetición del término «sostenible» y la ubicua presencia del logo multicolor
de la Agenda 2030 son signos del nuevo totalitarismo que nos están colando por
la puerta de atrás en una sociedad debilitada por la Cultura del Miedo y por la
pérdida de referentes morales.
A todo lo anterior hay que
sumar el poder de la corrección política, concepto creado por el
marxismo-leninismo, la cual marca unos límites ―infranqueables bajo pena de
linchamiento u ostracismo― decididas por una misteriosa
Autoridad Superior y
transmitidas por los obedientes medios de comunicación, asfixiando el libre
pensamiento y creando un miedo generalizado a disentir.
En su conjunto, el lenguaje de
la AGENDA ofrece bastantes indicios sobre su verdadera naturaleza.
En sus
cuarenta páginas la palabra «sostenible»
aparece mencionada 223 veces y la palabra inclusivo, 23.
Por el contrario, el término
«libertad» sólo se menciona en 3 ocasiones, «familia» sólo en 1 y «propiedad
privada», ninguna.
En definitiva, la AGENDA tiene
por objetivo fortalecer la dominación universal dentro de un concepto más
restringido de libertad.
Recordemos que el abismo
existente entre unos fines aparentemente benéficos y unos medios perversos ha
sido precisamente lo que ha caracterizado a las utopías más destructivas de la
Historia.
Afirmo, así, que el utópico
programa de la AGENDA es de carácter totalitario, pues aspira a controlar la
totalidad de la vida de los individuos ―incluyendo qué y cuánto comen, y qué y
cuánto consumen―.
Como hemos mencionado, el
concepto de libertad brilla por su ausencia y es remplazado por un acérrimo
estatismo.
En efecto, la libertad
individual y la iniciativa privada son ninguneadas a favor de un constante
intervencionismo estatal al que se atribuye un carácter benéfico y una
capacidad sobrehumana de solucionar todos los problemas.
En esta línea, se compromete a
efectuar «cambios fundamentales en la manera en que nuestras sociedades
producen y consumen bienes y servicios» y formula un axioma revelador: el
crecimiento económico (sostenido, inclusivo y sostenible) «solo será posible si
se comparte la riqueza y se combate la desigualdad de los ingresos».
Así, aboga por aumentar la
progresividad de los impuestos y reforzar «la reglamentación y vigilancia de
las instituciones» desde un Estado al que se le otorga «plena soberanía
permanente sobre la totalidad de su riqueza, sus recursos naturales y su actividad
económica».
Cómo no, la Agenda 2030
defiende la ideología de género (palabra repetida 15 veces en el documento):
«la incorporación sistemática de una perspectiva de género en la implementación
de esta Agenda es crucial».
También apoya el aborto bajo
el eufemismo de «salud reproductiva de la mujer» y relega a la familia a un
puesto secundario en un mundo caracterizado por la relación de servidumbre
entre el amo (el Estado omnipotente) y su siervo, un individuo aislado y solo,
ninguneando a la familia como unidad fundamental de la sociedad y como sujeto
de derechos previos a la existencia del Estado.
Naturalmente, la Agenda 2030
propone aumentar la proporción de energías renovables para lograr un suministro
de energía «asequible, fiable y sostenible» y «duplicar» la eficiencia
energética.
El problema es que las
energías renovables a las que implícitamente hace referencia (eólica y
fotovoltaica) nunca serán ni eficientes, ni fiables ni asequibles al ser
intermitentes y depender de la existencia de suficiente viento o radiación
solar, que sólo se dan en determinadas latitudes, estaciones u horas del día.
Así, las fuentes renovables
exigirán siempre un respaldo de energías térmicas tradicionales, lo que implica
una cara redundancia de sistemas de generación o, en su defecto, una vida
vivida entre apagones intermitentes.
Con similares contradicciones,
la AGENDA asegura querer poner fin al hambre y duplicar la productividad
agrícola mientras propone medidas que promueven justo lo contrario, es decir,
que crearán hambrunas.
Así, bajo la habitual coartada
medioambiental el texto supone una verdadera declaración de guerra al campo, lo
que ha llevado en muchos países a una justificada reacción de ganaderos y
agricultores que luchan por su supervivencia, que es la nuestra.
En el caso de los ganaderos,
la guerra toma la forma de una grotesca demonización del ganado como emisor de
metano y de una inmoral campaña contra el consumo de carne y proteína animal,
clave para la salud.
En el caso de los
agricultores, se quiere imponer una reducción en el uso de agua, fertilizantes
y pesticidas.
Con su hipocresía habitual,
afirma querer «aumentar el uso eficiente de los recursos hídricos», pero a la
vez obliga a «restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos
los ríos» (es decir, destruir presas), lo que merma la capacidad de riego.
Asimismo, con el pretexto de
reducir la contaminación marina, propone primero controlar las «actividades
terrestres», incluyendo «la polución por nutrientes» (es decir, los
fertilizantes), y luego reducir «la liberación de productos químicos a la
atmósfera, el agua y el suelo» (es decir, los pesticidas).
Sin agua para alimentar las
plantas, sin fertilizantes para nutrir la tierra y sin pesticidas para eliminar
las plagas, ¿cómo se va a mejorar la productividad agrícola?
En definitiva, y bajo el
bonito manto de unos fines aparentemente nobles, la AGENDA oculta un programa
empobrecedor y misántropo y nos dirige hacia un mundo con permanentes cartillas
de racionamiento.
NEOS, movimiento de la sociedad civil que defiende la
recuperación de los fundamentos del humanismo cristiano como respuesta a una
crisis generalizada y una sociedad que ha perdido el rumbo, presenta su documento 'Desenmascarando la Agenda
2030', realizado por el grupo de trabajo de Amenazas Globales bajo la
coordinación de Jorge Soley, presidente de European Dignity Watch,
vicepresidente de la Fundación Burke y patrono de la Fundación ProVida de
Cataluña.
Jaime Mayor Oreja, en el
prólogo del documento, compara la Agenda 2030 con «un caramelo envenenado
revestido de una envoltura atractiva y seductora».
Cuando un caramelo está envenenado, no es procedente dedicarse a
elogiar la belleza del envoltorio. En el envoltorio nunca está la verdad. Es
en la raíz, en el núcleo, donde reside su auténtica naturaleza, sus
verdaderos objetivos. Quedarte, por tanto, en la superficie, en el envoltorio,
constituye un profundo error que no solo desconcierta, divide y separa a
muchos, sino que, además, constituye un elemento de distracción que anestesia
el significado auténtico de la Agenda. Descubrirán en este texto que el
objetivo principal de la AGENDA es el reemplazo, la sustitución y la
destrucción de los fundamentos cristianos de nuestro actual orden social, como
reiteramos permanentemente en todos los actos de presentación de NEOS.
Esta agenda constituye el mejor resumen y compendio de la estrategia
de una moda dominante en la sociedad de hoy. Esta moda dominante es nueva y
más retorcida que nunca. Constituye una asociación entre el marxismo
cultural, el dinero, el materialismo y el relativismo, la comodidad, la crisis
de la persona. Pero, en el fondo, es lo que ha sucedido muchas veces en nuestra
historia: una obsesión enfermiza de destrucción de los fundamentos cristianos.
El Propio Papa Benedicto XVI descubrió en sus escritos el reemplazo de
la verdad y la moralidad a manos de la ideología y la corrección política.
Añadió una terrible y certera premonición: «una vez que las ideologías
y las concepciones políticamente correctas, basadas en la praxis, reemplazan a la verdad, la universidad deviene
mera máquina para elaborar y promover dichas ideologías».
Los objetivos, los fundamentos y la estrategia globalista de esta AGENDA
están ya provocando un inequívoco y letal desorden en el corazón de nuestra
sociedad. Europa, Estados Unidos, la sociedad occidental, padecen un desorden
indiscutible, como no habíamos sufrido desde las últimas guerras mundiales,
cuyo origen no se puede atribuir a la siempre socorrida «Institución culpable»
por naturaleza, —esto es, según los dogmas de la izquierda radical pseudo comunista—
la Iglesia Católica, dogma para quienes impulsan este nuevo orden social.
Esta agenda no es un instrumento más, alumbra el debate político y
social del futuro.
El debate se va a producir entre quienes queremos y necesitamos unas
referencias permanentes, quienes creemos y necesitamos creer, frente a aquellos
que no creen en nada o en casi nada, en el puro pragmatismo, que es exactamente
la naturaleza de la Agenda 2030.
Este debate que es de adaptación o no al espíritu de esta Agenda,
está en pleno apogeo y se manifiesta de forma clara, incluso en el seno de la
Iglesia Católica con la muy controvertida vanguardia cismática que se vive en
Alemania.
Pese a que existe partes
de la AGENDA más discutibles que
discutibles, la AGENDA no permite observaciones ni una aceptación parcial, tal
y como se repite con insistencia en su redacción:
«Los Objetivos y las metas son de carácter
integrado e indivisible».
El peligro de esa
intangibilidad de la AGENDA es que, aprovechando sus iniciales buenas
intenciones, se incluye la aceptación de cuestiones mucho más polémicas como la
extensión del aborto o la desnaturalización del matrimonio como
condición sine quanon para acceder a ayudas de
organismos internacionales.
Y finalmente, se refiere
al cambio climático usándolo como excusa para imponer
políticas restrictivas de libertades y limitadoras del desarrollo, son solo
claves de la pretensión totalitaria de limitación de los derechos y libertades
de los ciudadanos.
Y, como siempre, para
finalizar esta larguísima “Reflexión Heteróclita”, que al menos espero que haya
resultado esclarecedora para mis lectores, os traigo una nueva pieza musical, en esta
ocasión el “Canto a la libertad” de Labordeta Clásico”, que nos inspira la
defensa de la libertad que la AGENDA 2030 quiere robarnos.
©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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