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lunes, 26 de abril de 2010

A VUELTAS CON EL VELO ISLÁMICO

Los medios de comunicación más progresistas han puesto el grito en el cielo porque a una estudiante musulmana de un Instituto de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, no se le permite asistir a clase con su Velo Islámico, en estricto cumplimiento del reglamento de régimen interno del propio Instituto, que prohíbe a los alumnos asistir a clase con la cabeza cubierta —ni velos, ni gorras, ni boinas de clase alguna son admitidas—.
Los mismos medios que han protestado airadamente porque la presencia de crucifijos en las aulas supone la imposición de símbolos religiosos a los alumnos, ataca al centro educativo en cuestión por comportamiento discriminatorio, por motivos religiosos, hacia la alumna musulmana.
Al igual que piensan otros muchos, considero que el velo musulmán, —en genérico y aglutinado en ese concepto el “chador”, el “Niqab” el “Hijab”, el “Burka” o cuantas otras variedades de velo, que sea como se llamen, se imponen a la mujer en las sociedades musulmanas más integristas— se considera en Occidente machista, discriminatorio y generador de desconfianza, sin que podamos admitir la falacia integrista —disfrazada de liberal— de que dicho velo sea un elemento de discreción, honor o protección de la mujer en las sociedades musulmanas y por supuesto no estoy de acuerdo en que el velo islámico, en sus distintas manifestaciones, sea un fenómeno de “blindaje identitario” de las mujeres musulmanas en un contexto, el europeo, “considerado hostil” por los defensores de la prenda en cuestión, pues si aceptásemos que el ambiente social europeo es hostil a los musulmanes, deberíamos también de aceptar que lo es en la medida en que los movimientos radicales islámicos se han convertido, en los últimos años, en una verdadera amenaza para los valores esenciales de lo que entendemos por “Mundo Libre”, o sociedad occidental.
Baste como apunte que acredita ese “talante” radical, el ejemplo dado por un grupito de musulmanes austriacos que, en plena Semana Santa Católica, se empeñaron en realizar sus oraciones a Alá en la mezquita de Córdoba, cuyo propietario —La Iglesia Católica— ha prohibido otros cultos que no sean los suyos propios, y que tuvieron que ser desalojados del templo por la policía y a la fuerza, ante la contumacia de su pretensión.
Por otra parte recordemos que otros países de nuestro entorno han dictado leyes para prohibir estos símbolos religiosos en lugares públicos, incluso en las escuelas.
En Francia el mayor conflicto surgido en relación con el velo islámico ha sido por razones de defensa del principio de “Escuela Laica” que inspira el sistema educativo público francés, nacido de la Revolución francesa, y que impide la presencia de cualquier tipo de signo externo de carácter religioso en la escuela, ya cristiano, ya judío, ya musulmán.
Recuerdo ahora, con ocasión de esta polémica, una entrevista publicada por ABC al líder de la comunidad musulmana norteamericana, Ahmed Younis, abogado de origen egipcio y Director del Consejo de Asuntos Musulmanes de los Estados Unidos, quien realiza algunas manifestaciones que merecen la pena ser comentadas.
El entrevistado se va por las ramas en todas sus contestaciones, de las que se desprende que, a su juicio, toda realidad musulmana incómoda —como sean el terrorismo yihadista salafista, Arabia Saudí, el régimen de los Ayatolas, o los ortodoxos integristas islamistas— no representa al verdadero Islam, y que todo aquel que es amenazado o vituperado por los musulmanes radicales lo será por su propia culpa, pues el entrevistado considera que todos ellos —v.g. Ratzinger— han actuado equivocadamente y por lo tanto están pagando sus errores.
Por su parte, y en relación con el velo, que es lo que ahora nos interesa, realiza la siguiente manifestación:
“Es ridiculo decir que el velo es un símbolo del choque de civilizaciones. Es completamente ridículo y no está basado, ni remotamente, en el conocimiento de la realidad. Yo puedo añadir que no es obligatorio llevarlo según la Ley Islámica. Pero yo defiendo el derecho (de las mujeres) a llevarlo, si quieren”
Me sorprende que la conclusión del entrevistado sea que
“Los occidentales enjuician el velo sin ningún conocimiento al respecto.”
o que
“Las apreciaciones de los occidentales respecto del velo son ridículas”
Frente a tales afirmaciones se me plantea una duda: Si eso que dicen fuese cierto, si efectivamente existiese libertad de decisión a cerca del uso del velo por la mujer musulmana, y por tanto su uso no fuera una muestra de discriminación y sometimiento de la mujer al hombre, sino una opción cultural e identitaria voluntaria ¿porqué será que dos mujeres musulmanas no islamistas, la diputada holandesa de origen somalí Iris Ali, y la diputada alemana de origen turco Ekin Deligoez, han sido amenazadas por los militantes islamistas de sus respectivos países por manifestarse contra la imposición, sino ya legal si cultural, del velo a la mujer en las sociedades musulmanas?
Finalmente no olvidemos que el GAN para la Alianza de la Civilizaciones en sus conclusiones presentadas en Ankara a sus paladines Rodríguez, Erdogan y Annan, hace un par de años, se hace referencia a la realidad de las mujeres en el mundo musulmán de pasada, mientras se hace hincapié en que “en materia de derechos de la mujer hay muchas mejoras que introducir… ¡¡¡en los países occidentales!!!”
Así se escribe la Historia.

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