El
hombre vive, en ocasiones, situaciones al límite de su capacidad y resistencia
y la proximidad de la muerte es la más paradigmática de todas esas situaciones.
La
muerte es un elemento inevitable de nuestra existencia.
A
todos nos llega y debe considerarse una situación natural en la vida de todo
ser vivo que se asienta en nuestro planeta.
Pero
su percepción previsora no es sencilla.
Chateaubriand nos dice en su obra “Memorias de Ultratumba” que es un suplicio conservar intacto el propio ser intelectual aprisionado en una envoltura material desgastada, como ahora me sucede a mí, que mantengo mi espíritu e intelecto incólumes pero un cuerpo sufriente, enfermo y desgastado, y os aseguro que Chateaubriand tenía razón.
No hay peor suplicio que ser consciente de esas limitaciones .
No
obstante lo cierto es que la vida, sin los males que la vuelven grave, es una
futilidad, luego si no queremos que nuestra vida sea baladí o intrascendente,
debemos aceptar los males que nos afecten y superarlos con decisión.
En la cultura norteamericana la canción que hoy os traigo "Knocking on heaven,s door" refleja el sentimiento de despedida y resignación ante el final de la vida, y la imagen de “llamar a las puestas del cielo” —knocking on the heaven,s door— se usa como metáfora de estar al borde de la muerte, un tema universal que toca la espiritualidad y mortalidad humana.
En
la primera estrofa, el protagonista le pide a su madre que “le quite su insignia que ya no usará más” símbolo de las responsabilidades
o poderes que va a abandonar.
La
repetición del estribillo “llamando a las puertas del cielo” enfatiza la
inminencia de los acontecimientos esperados, el encuentro final con la muerte y
la aceptación de ese destino.
"Knockin' on Heaven's Door" es una de las canciones más emblemáticas de Bob Dylan, lanzada en 1973 como parte de la banda sonora de la película "Pat Garrett and Billy the Kid". Desde su lanzamiento, la canción ha resonado rofundamente en la cultura norteamericana, convirtiéndose en un himno que aborda temas universales como la muerte, la esperanza y la búsqueda de redención.
Su significado se ha expandido y adaptado a lo largo del tiempo, especialmente en América del Norte.
El sentido de esta canción se puede entender desde varias perspectivas.
En primer lugar, el tema central de la muerte y el anhelo por una paz eterna resuena con muchas personas que han experimentado pérdidas o enfrentado su propia mortalidad.
La letra, que habla de "tocar a la puerta del cielo", evoca una sensación de vulnerabilidad y fragilidad humana.
En un continente donde las historias de lucha y supervivencia son comunes, muchos oyentes encuentran consuelo en la idea de que hay algo más allá del sufrimiento terrenal.
La canción también puede ser vista como una crítica a la violencia y el desasosiego que rodeaban a la sociedad.
La repetición del estribillo sugiere un llamado desesperado por paz y comprensión en tiempos difíciles.
La música misma, con su melodía sencilla y conmovedora, ha permitido que "Knockin' on Heaven's Door" se convierta en un clásico atemporal. Artistas de diversos géneros han realizado versiones de la canción, desde rock hasta country, lo que ha ampliado su alcance e impacto cultural.
Cada interpretación trae consigo nuevas connotaciones, lo que permite a diferentes generaciones conectarse con el mensaje de maneras únicas.
Esta canción también ha encontrado un lugar especial en momentos significativos.
Se ha utilizado en ceremonias conmemorativas y servicios fúnebres, donde su letra puede ofrecer consuelo a aquellos que están lidiando con el duelo.
La capacidad de la canción para evocar emociones profundas hace que sea elegida frecuentemente para honrar a los que han partido.
En
cualquier caso, tengamos en cuenta que el minuto presente nos pertenece, y que el
siguiente es ya de Dios, y solo Él sabe si nos dejará vivirlo, y debemos, desde
la humildad y el amor de Dios, encomendarnos a Él y dejar nuestro destino en
sus misericordiosas manos, sabiendo que Él nos protegerá a sus "corderos" frente a nuestros enemigos, por su misericordia, y no por nuestros méritos, esperando alcanzar el paraíso
gracias a ese amor y misericordia de Dios hacia sus criaturas humanas.
La versión que hoy os traifo, como conclusión de esta "Reflexión Heteróclita" es la interpretada por Eric Clapton
©2025 JESÚS FERNANDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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