El lenguaje es en una herramienta de
manipulación muy usada por los Gobiernos autócratas o dictatoriales.
Así,
por ejemplo, y bajo el título “El secreto de la libertad” y en reunión con los futuros
sacerdotes de su diócesis de Roma, dedicó a los seminaristas una de esas
lecciones memorables, sin papeles, en las que vibra alegre la sinfonía del
pensamiento y el lenguaje del Papa Ratzinger.
Arrancó
de las palabras de San Pablo a los Gálatas,
“habéis
sido llamados a la libertad”,
reconociendo que,
precisamente la libertad, ha sido en todos los tiempos, pero especialmente en
la edad moderna, el gran sueño de la humanidad.
Y
así las diversas filosofías e ideologías políticas han trazado sus programas
para conseguir ese ansiado bien, que termina escapándose entre las manos.
Pero
¿qué es la libertad y cómo podemos vivir en ella?
Esta
es la interesante provocación, Benedicto XVI encuentra la clave en las palabras
de San Pablo:
“que
esta libertad no se convierta en pretexto para vivir según la carne, sino que
mediante la caridad estéis al servicio los unos de los otros”.
En
seguida se apresura el Papa a aclarar que ese vivir según la carne; no se
refiere al cuerpo sino que significa hacer del yo un absoluto, un yo que piensa
no depender de nada ni de nadie y que así imagina poseer realmente la libertad.
A
renglón seguido entra de lleno en la crítica del núcleo duro de la cultura
tributaria de los mitos del 68, que hacían de la disolución de todos los
vínculos (tradición, familia, religión) el camino hacia la plena libertad.
Ese
yo convertido en absoluto, advierte Benedicto XVI, se traduce en degradación
del hombre, no es la conquista de la libertad sino su fracaso.
Por
el contrario, como señala San Pablo con sagacidad, la libertad se realiza paradójicamente
en el servicio:
“Llegamos
a ser libres en la medida en que nos hacemos servidores los unos de los otros”.
Y es
que el hombre absoluto, capaz de autodeterminarse aislado de cualquier vínculo,
es ante todo una mentira, simplemente no somos así.
Y
con ello el Papa entra en la segunda gran polémica que establece respecto de la
cultura dominante:
Según
él, la verdad del hombre es ser criatura, y por tanto dependiente de su
Creador.
Según
las diversas formas del ateísmo ésta sería la principal dependencia de la que
liberarnos, pero como explica el Papa, esa lucha contra el Creador sólo sería
comprensible si éste fuese un tirano al estilo de los tiranos humanos, pero no
si es el Dios-amor.
Por
el contrario, el Dios que nos ha revelado su rostro en Jesucristo y que nos ama
hasta el don de sí mismo en la cruz, nos hace comprender que la libertad
consiste en estar en relación con Él, una relación que satisface nuestro deseo
y nos hace gustar la alegría de vivir juntos.
Continúan
Benedicto XVI afirmando que la libertad humana es, por una parte, estar en la
alegría y en el espacio amplio del amor de Dios, pero que implica, también, ser
una sola cosa con los otros y para los otros.
Aquí
aparece la idea tan querida para Benedicto XVI de que sólo una libertad
compartida puede ser verdadera libertad humana, sólo insertándonos en una red de
dependencias que nos hace una sola familia, estamos en camino hacia la
liberación común.
Una
liberación que sólo puede darse en el respeto a la verdad del hombre, porque si
no se reconoce esa verdad, la libertad se convierte en puro arbitrio, en
violencia y lucha de poder.
Después
de esta aproximación vertiginosa a la gran cuestión de la libertad, el Papa
quiso comentar otro fragmento de la carta de San Pablo a los Gálatas y
aplicarlo a la actualidad de la Iglesia.
Es
aquel en que el apóstol amonesta con palabras duras a los miembros de esa
comunidad, diciéndoles que si se muerden y devoran unos a otros terminarán destruyéndose
mutuamente.
Según
Benedicto XVI esas polémicas nacen allí donde la fe degenera en intelectualismo
y la humildad es sustituida por la arrogancia de creerse unos mejores que los
otros.
Es
así como nace una caricatura de la Iglesia, que debería ser una sola alma en un
solo cuerpo.
No
hay duda de que el Papa pensaba en las polémicas destructivas que han sacudido
a la Iglesia en los últimos tiempos, aunque todas ellas tienen raíces muy
viejas.
Sobre
todo llama la atención la denuncia de lo que denomina la arrogancia intelectual
en relación con la fe, una arrogancia típica de los que se consideran sabios y expertos,
frente a la supuesta torpeza de los apóstoles y sus sucesores.
Sí,
tan viejo como una historia de dos mil años.
La medicina
para esta enfermedad, dicho con el lenguaje del Papa, sólo puede ser la
conversión, insertarnos con humildad en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia,
entrar en la obediencia de la fe que nos abre el espacio de la libertad, del
amor y de la alegría.
Y no podemos olvidar que la Confederacion Episcopal española, a través de su documento "El Dios fiel mantiene su Alianza", presentado por el Obispo Munilla, ha abordado los mismos problemas que enfrenta Benedicto XVI, pero sin la sensibilidad y matices que le son propios al Papa, sobre la auténtica libertad del hombre y la crisis que afecta no sólo la Iglesia sino a la Sociedad toda.
Y concluyamos esta “Reflexión
Heteróclita” según mi costumbre, con una nueva pieza musical, hoy “You Crazy Diamond” de Pink
Floyd interpretado por la Mandolin Orchestra Shine .
©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
No hay comentarios:
Publicar un comentario