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viernes, 14 de febrero de 2025

EPPUR SI MUOVE

 

«Grabado Flammarion», 1888, 

Desde que Galileo Galilei formulase, hipotéticamente, la famosa frase que encabeza esta “Reflexión” y que significaría “Y sin embargo se mueve”, después de abjurar de su visión heliocéntrica del universo que afirmaba, ya desde Copérnico, que la tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol, la concepción del universo ha variado absolutamente hasta nuestros días.

Con anterioridad a Galileo imperaba la concepción geocéntrica del Universo según la cual todo él giraba alrededor de la Tierra, que era su centro.

Hoy sabemos que el infinito Universo no gira ni alrededor de la Tierra ni alrededor del Sol.

En la actualidad, la cosmología sugiere que el universo no tiene un «centro» definido.

Desde el Big Bang, el universo se expande en todas direcciones, similar a la superficie de un globo que se infla; cada punto en esa superficie se aleja de los demás sin que ninguno sea central.

El universo, con su vastedad y complejidad, sigue siendo un enigma para la humanidad.

Uno de los mayores misterios es el origen del cosmos, que la teoría del Big Bang sugiere comenzó hace unos 13.800 millones de años.

Sin embargo, lo que ocurrió antes de este evento sigue siendo desconocido.

Aunque la creencia en la existencia de un “Dios Creador” permite pensar que antes del Big Bang.

Tan solo existía Dios, que como dice el Geénesis 1:1

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.


Así, creemos que Dios habla, y las cosas que no existían antes, surgen, comenzando con el universo mismo.  

La creación es un acto exclusivo de Dios.

No es un accidente, ni un error, ni el producto de una deidad inferior, sino que es Dios en Su expresión de Sí mismo.

    Tesis que se refuerza en Juan (1,1-18):

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho”

Lo que nos lleva a la conclusión de que NO hubo un «antes» del Big Bang, que marcó un comienzo absoluto, y que fue voluntad de Dios.

Alejándonos de cuestiones teológicas, lo cierto es que el conocimiento del Universo, respecto de mediados del s.XVII de Galileo, es, asombrosamente, avanzado, gracias al trabajo de los astrónomos y los grandes telescopios terrestres y viajeros.

Y no sólo en matera de imágenes, sino también en cuestiones como los ecos y sonidos de los cuerpos celestes, e incluso de la “Materia Oscura” intergaláctica.

Y cuestiones dudosas, como los agujeros negros —de masa y atracción incalculablemente altas— van conociéndose con mayor detalle.

Y ese conocimiento no solamente lo es en cuanto al espacio lejano, sino que, por el contrario, tiene un gran desarrollo en relación con los objetos potencialmente peligrosos para nuestro planeta por su riesgo de colisión.

En esta materia se considera que estos objetos entrañan cierto riesgo de colisionar con la Tierra causando daños que pueden oscilar entre pequeñas destrucciones locales y grandes extinciones.

Cada varios cientos de miles de años, asteroides de más de un kilómetro causan catástrofes globales.

De los aproximadamente 800 objetos registrados como potencialmente peligrosos, hay uno que resulta especialmente preocupante, el asteroide Apofis.

Se trata de un objeto de grandes dimensiones —entre 250 y 400 metros de longitud— que en diciembre de 2004, algunas observaciones indicaban una probabilidad relativamente alta de colisión para el 13 de abril de 2036, que era de 1 en 4500.

La NASA y la Agencia Espacial Europea, están investigando métodos de intercepción de esto objetos PHA  por sus siglas en inglésPotentially Hazardous Asteroid .

Y ya se han realizado algunas pruebas muy elementales.

Debemos tener en cuanta que los impactos de meteoritos han sido permanentes a lo largo de la vida de nuestro planeta, algunos, como en el Pérmico que extinguió a los dinosaurios y a numerosas especies animales y vegetales.

Otras han sido menores, pero, como en el caso del “Cráter Barringer”, qaue chocó contra la tierra hace aproximadamente 50.000 años, presentan una imagen impresionante, con sus 1200 metros de diámetro y casi 170 metros de profundidad, y rodeado por un borde que se eleva 45 m sobre el nivel de las planicies vecinas.


Por lo demás, la exploración del Universo por los telescopios Hubble y el James Webb nos han acercado a imágenes impactantes como las siguientes, que tan sólo son una pequeña muestra

 


    Y para concluir esta breve “Reflexión Heteróclita” os incluyo, siguiendo mi costumbre, una nueva pieza musical, en esta ocasión “Zarathustra Odisea en el Espacio” de Strauss

 

©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

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