La
progresía mundial está empeñada en centrar los problemas de nuestro planeta en
el “Cambio Climático”
Sin
embargo, frente a ese mensaje político de carácter alarmista, oficializado por
la ONU, el FEM de Davos y la izquierda radical, existe una controversia
científica real sobre ese “Cambio”, y posicionarse contra a la teoría, “pseudo
oficial”, del origen antropogénico del cambio climático, no implica que se
expandan bulos o mentiras, como pretenden los defensores de la “corrección
política climática”, que de ese modo trata de deslegitimar la propia actividad
científica de los disidentes, en clara aplicación de su doctrina woke del
silencio y la “cancelación”.
El
clima y su evolución es un tema que interesa mucho debido a la repercusión que
tiene en nuestras vidas.
Y
aunque existe, aparentemente, un consenso científico alrededor del cambio
climático, ello no es cierto, y existen voces que aportan otras
versiones y, sobre todo, que rebajan sus consecuencias a corto plazo.
Es
el caso de Enrique Ortega Gironés, J. Antonio Sáenz de Santa María y Stefan
Uhlig, todos ellos geólogos, que siguiendo la estela del ya fallecido Antón
Uriarte, del que ya he hablado en alguna de mis reflexiones, han decidido escribir
el libro “Cambios Climáticos”, con el pretenden proporcionar una visión
diferente sobre este tema «desde la perspectiva dilatada y larguísima historia
de nuestro planeta».
Su
obra responde a la inquietud científica ante la acumulación, durante las
últimas décadas, de continuas exageraciones y amenazas tremendistas sobre el
futuro climático de la Tierra.
Los
tres han estado esperando una respuesta de las instituciones responsables de
las geociencias, y la apertura de un debate serio al respecto del clima, pero
ha sido en vano y se han decidido a recopilar en ese libro los datos publicados
por investigadores, evidenciando la situación climática real de la Tierra.
Estos
datos casi nunca llegan a la opinión pública, por lo que su objetivo ha sido
proporcionar al público no especializado una visión diferente de lo que está
ocurriendo con la temperatura del planeta.
Se
trata de una evolución natural consecuencia de ciclos de enfriamiento y
calentamiento que se han repetido cientos, miles de veces, desde que se formó
la Tierra hace unos 4.500 millones de años.
Sin
duda alguna, el clima está cambiando continuamente, pero no podemos considerar
ese cambio como una anomalía, ni como consecuencia de las actividades humanas.
Lo
raro sería lo contrario, que el clima permaneciese estable a lo largo de los
siglos.
Ha estado sometido a miles de procesos de
calentamiento y enfriamiento a lo largo de su historia geológica, y actualmente
estamos experimentando el tramo final de uno de esos ciclos, un calentamiento
que se inició hace 20.000 años, al final de la última glaciación.
Es
evidente que el hombre no puede ser responsable de estas oscilaciones,
iniciadas muchísimo antes de la era industrial.
Esto
no implica que, desde entonces, las actividades humanas no puedan tener alguna
incidencia en el actual aumento de temperatura, pero hay datos que indican que
esa incidencia no es significativa ni es el factor predominante que está
causando el calentamiento global.
La
evolución del clima depende de las fluctuaciones energéticas del Sol, que
interaccionan con la atmósfera terrestre y, sobre todo, con los océanos, que
ocupan casi el 71 % de superficie de la Tierra.
Por
otra parte, no es cierto que estemos cerca de alcanzar las temperaturas más
cálidas desde que existen registros.
Aparte
de los registros de los últimos dos siglos, se conoce la evolución de la
temperatura del planeta desde hace miles de millones de años.
De
acuerdo con ello, ahora estamos atravesando un periodo frío, con hielo en los
dos polos, algo que solo ha ocurrido en periodos de tiempo minoritarios.
Se puede
afirmar que la Tierra está experimentando un período de enfriamiento general
desde hace 60 millones de años.
La
última vez que hubo una proporción tan baja de CO2 en la atmósfera fue hace
unos 280 millones de años, y a pesar de ese contenido que hoy se está
considerando como preocupante, se registró una glaciación generalizada.
Sobre
la censura, desgraciadamente, sí existe, como ya hemos dicho, como consecuencia
de la aplicación de la táctica ultraizquierdista woke de la “cancelación” o
silenciamiento de quien no omukgye co el “Credo Progre”.
Y
mientras todo esto ocurre. La ciencia —o pseudociencia politizada— no muestra
igual preocupación por los fenómenos sísmicos o volcánicos.
Y
omite cualquier referencia al peligro real que suponen los terremotos, las erupciones
volcánicas o la deriva de los continentes como consecuencia de los movimientos
de las placas tectónicas.
No
podemos olvidar que las erupciones volcánicas han tenido un efecto durísimo
sobre el clima, con oscuridades provocadas por sus nubes de cenizas que han
enfriado la atmósfera y hambrunas consecuencia de la imposibilidad de cultivar
nada en esas condiciones.
Del
mismo modo los movimientos sísmicos, terremotos
o maremotos, tienen una influencia notable aunque no declarada por los
climalarmistas, quienes omiten toda referencia al hecho de que los movimientos
sísmicos liberan a la atmósfera gases como el metano —gas de efecto invernadero más peligroso que
el CO2— así como gases sulfurosos.
Pero
eso no vende en el mundo de la progresía, pues
¿Como
podrían los climalarmistas luchar contra el movimiento de las placas teutónicas
y la deriva de los continentes?
Todo lo cual no deja de ser sino una muestra del cinismo progre
político de los climalarmistas defensores del “Fin del Mundo” por causa del
calentamiento global provocado por el hombre
PURA
MANIPULACION Y MENTIRA
Y para concluir esta “Reflexión Heteróclita”, como es mi
costumbre os traigo una nueva pieza musical. Hoy solo
para Trompa del segundo movimiento de la Sinfonía 5 de Tchaikovsky, interpretado
por Stefan Dohr
©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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