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viernes, 7 de febrero de 2025

ALARMAS CLIMÁTICA Y SÍSMICA

 


La progresía mundial está empeñada en centrar los problemas de nuestro planeta en el “Cambio Climático”

Sin embargo, frente a ese mensaje político de carácter alarmista, oficializado por la ONU, el FEM de Davos y la izquierda radical, existe una controversia científica real sobre ese “Cambio”, y posicionarse contra a la teoría, “pseudo oficial”, del origen antropogénico del cambio climático, no implica que se expandan bulos o mentiras, como pretenden los defensores de la “corrección política climática”, que de ese modo trata de deslegitimar la propia actividad científica de los disidentes, en clara aplicación de su doctrina woke del silencio y la “cancelación”.

El clima y su evolución es un tema que interesa mucho debido a la repercusión que tiene en nuestras vidas.

Y aunque existe, aparentemente, un consenso científico alrededor del cambio climático, ello no es cierto, y existen voces que aportan otras versiones y, sobre todo, que rebajan sus consecuencias a corto plazo.

Es el caso de Enrique Ortega Gironés, J. Antonio Sáenz de Santa María y Stefan Uhlig, todos ellos geólogos, que siguiendo la estela del ya fallecido Antón Uriarte, del que ya he hablado en alguna de mis reflexiones, han decidido escribir el libro “Cambios Climáticos”, con el pretenden proporcionar una visión diferente sobre este tema «desde la perspectiva dilatada y larguísima historia de nuestro planeta».

Su obra responde a la inquietud científica ante la acumulación, durante las últimas décadas, de continuas exageraciones y amenazas tremendistas sobre el futuro climático de la Tierra.

Los tres han estado esperando una respuesta de las instituciones responsables de las geociencias, y la apertura de un debate serio al respecto del clima, pero ha sido en vano y se han decidido a recopilar en ese libro los datos publicados por investigadores, evidenciando la situación climática real de la Tierra.

Estos datos casi nunca llegan a la opinión pública, por lo que su objetivo ha sido proporcionar al público no especializado una visión diferente de lo que está ocurriendo con la temperatura del planeta.

Se trata de una evolución natural consecuencia de ciclos de enfriamiento y calentamiento que se han repetido cientos, miles de veces, desde que se formó la Tierra hace unos 4.500 millones de años.

Sin duda alguna, el clima está cambiando continuamente, pero no podemos considerar ese cambio como una anomalía, ni como consecuencia de las actividades humanas.

Lo raro sería lo contrario, que el clima permaneciese estable a lo largo de los siglos.

 Ha estado sometido a miles de procesos de calentamiento y enfriamiento a lo largo de su historia geológica, y actualmente estamos experimentando el tramo final de uno de esos ciclos, un calentamiento que se inició hace 20.000 años, al final de la última glaciación.

Es evidente que el hombre no puede ser responsable de estas oscilaciones, iniciadas muchísimo antes de la era industrial.

Esto no implica que, desde entonces, las actividades humanas no puedan tener alguna incidencia en el actual aumento de temperatura, pero hay datos que indican que esa incidencia no es significativa ni es el factor predominante que está causando el calentamiento global.

La evolución del clima depende de las fluctuaciones energéticas del Sol, que interaccionan con la atmósfera terrestre y, sobre todo, con los océanos, que ocupan casi el 71 % de superficie de la Tierra.

Por otra parte, no es cierto que estemos cerca de alcanzar las temperaturas más cálidas desde que existen registros.

Aparte de los registros de los últimos dos siglos, se conoce la evolución de la temperatura del planeta desde hace miles de millones de años.

De acuerdo con ello, ahora estamos atravesando un periodo frío, con hielo en los dos polos, algo que solo ha ocurrido en periodos de tiempo minoritarios.

Se puede afirmar que la Tierra está experimentando un período de enfriamiento general desde hace 60 millones de años.

La última vez que hubo una proporción tan baja de CO2 en la atmósfera fue hace unos 280 millones de años, y a pesar de ese contenido que hoy se está considerando como preocupante, se registró una glaciación generalizada.

Sobre la censura, desgraciadamente, sí existe, como ya hemos dicho, como consecuencia de la aplicación de la táctica ultraizquierdista woke de la “cancelación” o silenciamiento de quien no omukgye co el “Credo Progre”.

Y mientras todo esto ocurre. La ciencia —o pseudociencia politizada— no muestra igual preocupación por los fenómenos sísmicos o volcánicos.

Y omite cualquier referencia al peligro real que suponen los terremotos, las erupciones volcánicas o la deriva de los continentes como consecuencia de los movimientos de las placas tectónicas.


No podemos olvidar que las erupciones volcánicas han tenido un efecto durísimo sobre el clima, con oscuridades provocadas por sus nubes de cenizas que han enfriado la atmósfera y hambrunas consecuencia de la imposibilidad de cultivar nada en esas condiciones.

Del mismo modo los movimientos sísmicos,  terremotos o maremotos, tienen una influencia notable aunque no declarada por los climalarmistas, quienes omiten toda referencia al hecho de que los movimientos sísmicos liberan a la atmósfera gases como el metano  —gas de efecto invernadero más peligroso que el CO2— así como gases sulfurosos.

Pero eso no vende en el mundo de la progresía, pues

¿Como podrían los climalarmistas luchar contra el movimiento de las placas teutónicas y la deriva de los continentes?

      Todo lo cual no deja de ser sino una muestra del cinismo progre político de los climalarmistas defensores del “Fin del Mundo” por causa del calentamiento global provocado por el hombre

PURA MANIPULACION Y MENTIRA

 

      Y para concluir esta “Reflexión Heteróclita”, como es mi costumbre os traigo una nueva pieza musical. Hoy solo para Trompa del segundo movimiento de la Sinfonía 5 de Tchaikovsky, interpretado por Stefan Dohr



   ©2025 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA

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