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viernes, 18 de octubre de 2024

LO QUE OCURRE ES KAFKIANO



    Hace algún tiempo, al atardecer en mi casa, descubrí una extraña forma que, al contraluz, formaba un centro decorado con plantas.

        ¡Era Él! Dante Alighieri

    Y su presencia me inspiró el comienzo de    esta reflexión heteróclita.

    Y digo el comienzo porque, como suele ocurrirme, mi imaginación va pergeñando mis escritos, vinculando unas a otras ideas, como si del hilo de Ariadna se tratara, que me permitiese no perderme en el laberinto de mi bullente cerebro.

    Al final, cada lector debe encontrarse a sí mismo mediante la reflexión sobre su propio yo.

   Los escritores tan sólo pretendemos ser crisol donde se funden las palabras que permitan al lector discernir sobre la esencia y cualidades de ese “yo”, lo que, sin sus lecturas, quizá nunca hubiese conseguido.

    Y si lo logramos habremos tenido éxito en nuestro empeño.

    Para cualquier ciudadano medio, con algo de sindéresis, lo que está ocurriendo en España es, cuando menos, kafkiano.

    La tercera acepción de dicho concepto según el DRAE sería “Dicho de una situación: Absurda, angustiosa”.

    Y precisamente es eso, absurdo y angustioso, lo que está haciendo el bolchevique Sánchez para mantenerse en Moncloa.

    Su última pirueta ha sido ceder a BILDU, herederos de los terroristas de ETA, la derogación de la Ley de Orden Público, así como establecer la excarcelación de asesinos etarras que ni se han arrepentido de sus traicioneros ataques, ni han colaborado con las Fuerzas de Seguridad para esclarecer más de 300 atentados de los que se desconoce su autoría.

    Pero volviendo a Dante, un recordemos este pasaje del Canto II 

"¡Oh, musas! ¡oh alto ingenio! Ayudadme ahora. ¡Oh, mente que escribiste lo que vi! Aquí se demostrará tu valía."

    Reflexión que todo escritor, de una y otra forma, realiza cada vez que se sienta ante un papel en blanco, o peor, no concluido por falta de inspiración o porque sus recuerdos no son capaces de trasladarse a su escritura.

    Al final, escribir es el infierno de todo escritor, que al decidir serlo pasó por una puerta en cuyo frontón aparece escrito, según el propio Dante en el canto III de su “Divina Comedia”, está advertencia 

“Abandonad toda esperanza, vosotros, los que entráis aquí»

    Y digo que es un infierno porque exige tiempo. concentración, dedicación, inspiración y pluma, y muchas veces estudio previo, virtudes que no están al alcance de todos y que sólo se adquieren con la reiterada práctica.

    Y no sólo, sino, que en muchas ocasiones, debe soportar la infravaloración, la incomprensión, la crítica, el desprecio, incluso, de sus lectores, lo que le hace plantearse si escribir le merece la pena.

    Ya nos decía Albiac que:

“No hay escritura que no sea otoñal, que es preciso que el tiempo de la luz quede pasado –y recordado– para que, exorcizada su ausencia en la liturgia del que escribe, acceda a su herrumbrosa pretensión deífica: crear de la nada un mundo, allá en donde hubo una vez el mundo que no retornará nunca, porque nada en el tiempo retorna.”

   Para continuar afirmando que:

“Pero escribimos. ¿Por qué? Nada que no sea melancolía se obtiene de este oficio, en el que uno, día a día, va dejándose trozos de alma a modo de repetido epitafio. Pero, ¿qué otra cosa podría hacer aquel que sabe, al menos, que no sabe ni ha sabido, ni sabrá jamás hacer otra cosa?”

    Y concluyamos esta Reflexión Heteróclita como de costumbre con una pieza musical, hoy "La máquina de escribir" de Leroy Anderson, que aporta un poco de alegría ―muy necesaria― a este POST.

 


©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA 

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