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lunes, 21 de octubre de 2024

DE LEONES Y VENADOS



    El león, que muchos llaman africano, en realidad también habitaba en gran parte de Europa y en Asia.

    Los escritos de Aristóteles comentan la presencia de leones en Grecia en fecha tan reciente como el año 300 a. C., y los cruzados se encontraban con frecuencia a leones en sus viajes por Oriente Medio, considerándose su extinción en Siria hacia 1900.

    Es famoso el bajo relieve mesopotámico de la leona herida, del palacio de Asurbanipal en Nínive y hoy custodiado en el Museo Británico.


    En nuestros días su presencia se centra en el continente africano desde las sabanas subsaharianas hasta Sudáfrica, aunque en Asia queda una pequeña población, que se estima de unos 250 ejemplares, al noroeste de la India, en el bosque Girya.


    Su gran tamaño, unido a su fortaleza, y su voracidad, hicieron del león un animal mítico en todas las civilizaciones que con él convivieron.

    Así la caza del león era una actividad reservada a los Faraones Egipcios, y reyes Babilonios, mientras que en la actualidad todavía es pieza deseada por los jóvenes Massai en sus ritos de acceso a la madurez.

    Tradicionalmente el león representaba las virtudes del valor y la fortaleza, pasando a formar parte de los estandartes de diversas legiones romanas y de ahí pasó a convertirse en elemento mítico de la heráldica medieval europea, muy utilizado desde el siglo XII. Ya en 1148 aparece en el escudo de Alfonso VII Rey de León.

    Pese a su fama de fiero y expresión de las virtudes heráldicas que representa, el león no deja de ser un animal salvaje y sanguinario.

    Es perfectamente conocido por los naturalistas que cuando un león adulto vence al ya viejo y hasta entonces macho dominante de la manada, el nuevo “jefe” mata a todos los cachorros menores del macho adulto vencido, garantizándose así el pronto acceso a las hembras de la manada, que al cuidado de sus crías no permitirían al macho aparearse con ellas hasta que aquellos, ya suficientemente crecidos, se independizaran.

    Este tipo de “infanticidio” ha sido también detectado entre hipopótamos, lo que determina un parecido entre el fiero león y el gordo hipopótamo que nada bueno dice a favor del primero.

    Sin embargo, y aunque parezca mentira, el León no es tan fiero como lo pintan, pues el mayor número de victimas humanas no se le puede adjudicar al león, sino a su colega en prácticas infanticidas, el hipopótamo, que estadÍsticamente es el animal salvaje que más muertes humanas provoca en África.


    La ciudad de León, que no se llama así por el animal en cuestión sino por la Legio VII Gemina, cuyo asentamiento primitivo en el año 74 a.C. determinó el nacimiento y desarrollo de la urbe tardorromana y medieval, ha dado lugar, también a especimenes zoológicos curiosos.

    No conozco ningún personaje leonés relevante conocido por su apodo; solo los reyes de la dinastía astur leonesa y los de la castellano leonesa se conocen por sus apodos: “el Jorobado” (Alfonso Froilaz) “El Monje” (Alfono IV) El Craso” (Sancho I) “El Malo” (Ordoño IV) “El Gotoso” (Bermudo II), “El Noble” (Alfonso V), “El Grande (Fernando I), “El Fuerte” (Sancho II), “El Bravo” (Alfonso VI)  “el Emperador” (Alfonso VII), etc...

    Sin embargo a nadie poderoso se le había apodado cervatillo, muñeco o “Bambi” hasta llegar a nuestro ex Presidente del Gobierno Zapatero. Por algo será, pese a que el ciervo, animal bello y muy hispano, no es tampoco el muñequito de peluche que todos nos imaginamos por influencia de la película de Walt Disney.


    En las dehesas es conocida la tozudez, el cegamiento de la poca inteligencia del venado, en sus luchas de apareamiento, y no son extrañas las historias de enormes ejemplares muertos en estas peleas que tienen lugar durante la “berrea”; incluso se ha llegado a casos en que los contendientes se enredan de tal forma con sus cuernas que son incapaces de separarse y acaban muriendo, ambos, por agotamiento.


    Debe de ser la referencia a esta contumacia de morir en el intento, a este no apartarse de la lucha aunque el error ─la muerte segura─ sea el destino final, a su capacidad de enredarse hasta el infinito, lo que justifique la bondad de este apodo aplicado a Zapatero en sus horas de joven militante leonés del PSOE.

    Aunque la verdadera intención de sus correligionarios instigadores del apodo fuese la de definir a un blando, algo bobo y sinsubstancia muñeco de peluche.

    En defensa de aquellos debo reconocer que la realidad, en este caso, ha superado a la ficción.

    Peor es, no obstante, el apodo de “Antonio El Sepulturero” con el que pasará a la Historia nuestro actual Presidente del Gobierno, también Socialista y más malo que tonto, Sánchez, po vir razones en que no voy a detenerme, pues ya han sido tratadas en otros de mis POST.

    Concluyamos pues esta reflexión zoológica con un vídeo del león mas conocido de la historia



© 2023 Jesús Fernández -Miranda y Lozana

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