“Que te vote Chapote
Y ahora que le excarcelas
Que te den por el cenote.”
Así
que voy a centrar mi reflexión de hoy en meditaciones más filosóficas y
personales.
Parafraseando
a Chateaubriand, reconozco que me hubiera gustado mucho el servicio público o
militar.
Sin
embargo, mi espíritu de independencia me ha apartado de todo tipo de servicio,
pues ha provocado, en mi espíritu, una casi imposibilidad de obedecer.
Os
lo cuento porque se que siempre es grato observar a un individuo razonable en
sus excentricidades, y a un sujeto
independiente y no engreído en sus caprichos.
En cualquier caso, y ya que sólo yo seré quien sufra mi
propia muerte, dejadme vivir mi vida como yo quiera, sin imponerme formas de
actuar o pensar, sometidas al aburrimiento de la falta de originalidad,
sometidas a la manipulación y a la falta de respeto hacia mi yo individual, tal
como pretende esa izquierda manipuladora, masificadora y falsamente
igualitaria.
Entended que yo solamente soy yo cuando hago lo que
deseo, lo que considero justo y adecuado, y no lo que consideren los demás, ni
lo que desean los poderes que tratan de mimetizarme con la masa global de
siervos en que han convertido a los ciudadanos.
No es el mundo, los otros, los poderosos, quienes definen
quien y como eres; en realidad eres como decides enfrentarte a ellos y
convertirte en lo que “TÚ” decides.
Y al tiempo, recordemos a los poderosos que, como afirmó
Nietzsche, sólo hay un derecho humano básico: el derecho de hacer lo que a uno
le plazca, y con ese derecho viene el único deber humano: cargar con las
consecuencias, y por lo tanto, es intolerable la corrupción que la izquierda
extrema en el poder pretende aplicar a las masas, consistente en llamar “Derechos”
a sus anhelos personales, y “abusos” a los derechos de los demás.
En esa concepción de mi vida, única e irrepetible, llena
de la dignidad de mi propio ser, es donde quiero vivir los últimos momentos de
mi vida, tan solo obligado para con el Padre.
Y con este espíritu, espero llegar, al final,
hasta las puertas del cielo.
Y
pienso seguir haciéndolo entre mi música, mis libros y mis escritos, pues no
quiero olvidarme de que dicen que la música es el lenguaje oculto del alma,
mientras que los libros son como pájaros que se reúnen en bandadas y que anidan
en las bibliotecas y que depositan toda su sabiduría entre sus plumas, que son
sus páginas.
Por lo demás, en lo que se refiere a mis escritos, he de
reconocer que no me considero un escritor al uso, pues mi labor esencial es
moldear mi existencia, mi "yo interior", mi
"ciudadela", al tiempo que intento facilitar ideas o argumentos a los
demás para que puedan hacer lo mismo.
Los
escritores como yo, tan sólo actúan como crisol donde se funden las palabras
que tratan de permitir al lector discernir sobre la esencia y cualidades de su
propio "yo", lo que, sin sus lecturas, quizá nunca hubiese
conseguido.
Aunque también he de cuidar el no caer en la advertencia de
Voltaire, que nos decía que:
“El secreto de aburrir a la gente consiste en contarlo todo.”
©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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