En una sociedad con hiper información, como es la nuestra,
en la que nos llegan, permanentemente, relatos de actualidad y opiniones a
través de los medios de comunicación, internet o incluso rumores pseudo informativos
procedentes de fuentes desconocidas, lo
crítico es tener criterio, saber diferenciar lo verdadero de lo falso y lo
accesorio de lo fundamental; saber lo qué
es realmente importante, dentro de la marea informativa que nos abruma y
diferenciarlo de su envoltorio, extrayéndolo el elemento esencial de lo que se
nos cuenta, vemos o escuchamos, tratando
de que solo lo cierto e importante afecte a nuestra forma de pensar y actuar.
Lao Tse ya nos advirtió que los colores atractivos ciegan
los ojos; los sonidos musicales ensordecen; los sabores exquisitos engañan al
paladar; y la lucha por la adquisición de riquezas envilece las acciones
humanas. Por eso el Hombre que desee ser un hombre justo no solamente ha de
educar sus ojos, sino que también su mente, y así, libre de la influencia de los
colores, sonidos y gustos, podrá elegir el verdadero camino de su vida.
Lo mismo debemos hacer con la información y opiniones que
nos colapsan, educar nuestro criterio para no dejarnos influenciar por sus
colores o melodías.
Sin embargo la tarea no es fácil, pues nunca sabremos donde
está el contrapunto, el matiz diferencial, la certeza de las informaciones que
nos llegan en un momento determinado.
Sobre todo si pensamos como Heráclito que “Uno no se baña nunca en el mimo rio, pues las aguas en
las que nos sumergimos nunca son ya las mismas”.
Así, el Taoismo de Lao tse, en un intento de preservarnos
frente a la información que nos asalta desde el exterior, estableció una reglas
para mantener el “sano criterio”
La primera es conocer a los demás
y conocerse a uno mismo, para alcanzar la sabiduría.
La segunda es conquistar a los
demás; pero conquistarse a uno mismo para ser invencible.
La tercera es conservar la posición que se tiene;
pensando no obstante que todo lo mundano se perderá y que nuestro objetivo real es alcanzar la
vida eterna, lo que significa morir y no perecer.
Con todo ello, continúa el maestro chino, el hombre llegara
a ser “Justo” y su comportamiento se caracterizará por ser cauteloso como el
que atraviesa un río en pleno invierno; vigilante como si temiera la actitud de
los que le rodean; ceremonioso como si estuviera de visita; discreto como el
hielo que se disuelve; sincero como la madera virgen; acogedor como un valle;
turbulento como las aguas turbias de un río caudaloso.
Sin embargo la frenética hiperactividad de nuestro mundo
contemporáneo nos cierra, en muchas ocasiones, la posibilidad de tomarnos el
respiro necesario para reflexionar sobre nosotros mismos y el mundo que nos
rodea, al modo que las viejas lecciones recomiendan, solucionando los conflictos
entre las cuestiones opuestas que se nos planteen mediante una solución que no dé
lugar a otros conflictos mayores.
Y frente al relativismo, que en este punto quiero
representar con una poética frase de Paul Desjardins: “Ya está el bosque
sombrío, pero azul sigue el cielo”, no olvidemos que son los árboles los que no
nos dejan ver el bosque, ni la luz del sol, que por encima de sus copas, aún
brilla majestuoso.
Y tampoco nos dejemos despistar por los “déjà vù”,
esas sensaciones, que nos vienen ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo,
haciendo o viviendo, ya lo hemos vivido, dicho o hecho antes, en una época
remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y
circunstancias, como si no viviésemos una situación nueva para nosotros, sino
que la recordásemos, pues en ocasiones la información recibida nos parece
repetición de otras previas, aunque los supuestos sean diferentes y por lo
tanto las conclusiones que de los mismos se deriven hayan de ser, forzosamente,
diferentes.
Mi recomendación: No creamos nunca la primera “verdad”
que nos llegue, contrastémosla con otras versiones de la misma “verdad y
saquemos nuestras propias conclusiones.
Y, por desgracia, seamos mal pensados, llegando a la
conclusión que todas las fuentes quieren transmitirnos no “La Verdad” sino “su
verdad” y no dejemos manipularnos.
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