LA IZQUIERDA OCCIDENTAL Y LOS ASESINOS PALESTINOS

Me parece indignante la reacción de la juventud de izquierdas occidental frente al conflicto Israel/Palestina, apoyando a los asesinos palestinos de Hamas, cuyo injustificado y repugnante ataque con más de 1.000 víctimas) con asesinato hasta de bebes y rapto de rehenes, dio lugar al conflicto que comentamos y atacando a la victima que se defiende que es Israel.

Hay no obstante razones que pueden explicar esta reacción antisemita de la juventud de izquierdas.

La primera sería la expuesta la intelectual rusa Nadiezhda Madelstam al decirnos que:

"La atracción de los comunistas por el islam no es casual. El determinismo, la disolución del individuo en la sagrada militancia, el orden que aplasta al individuo. Todo esto le atrae al comunismo más que las doctrinas judías o cristianas del libre albedrio y el valor de la personalidad humana"

 La segunda ha sido expuesta por Albiac en su columna de el Confidencial del pasado 11 de mayo, en que nos dice:

"Sólo una sugerencia: Mientras apuráis vuestra última cervecita (estrictamente prohibida en el territorio de Hamás) pensad en que país del Cercano Oriente os sería posible un modo de vida europeo sin ser fulminados como transgresores de la Ley Divina. O en que país de esa zona, sobre todo, puede una mujer vivir tan libremente como un hombre sin ser fulminada por esa Ley. Ese país existe y se llama ISRAEL. No es nada del otro mundo."

  Mientras tanto una ministra española, haciendo suyo el discurso de Hamás, y antes de la OLP o de Egipto, afirmó recientemente, que Israel debe ser destruido "desde el rio hasta el mar". O dicho de otro modo, volviendo al principio de la "Solución Final" Nazi, que los 10 millones de judíos que viven allí, deben ser exterminados.

Lamentablemente la izquierda occidental se ha convertido en el primer peligro antisemita de Europa, sin que la UE lo denuncie, entretenida en el discurso antiderechista de esa propia izquierda, derecha a la que imputa todos los males de occidente, pese a que la decadencia que sufrimos es fruto de la perpetuación del socialismo y socialdemocracia en el poder durante los últimos 20 años.

Y ¿A que se debe este antisionismo?

La respuesta no es fácil.

Pero tal vez para ello merezca la pena recordar que los Nazis eran Socialistas (Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes) diferenciándose del Comunismo tan solo en el hecho de que el Comunismo es Internacionalista y el Nazismo es Nacionalista.

Es decir, que el Comunismo intenta imponer el Socialismo internacionalmente sobre la base de principios y estrategias únicas, mientras que el Nazismo pretende imponerlo en consonancia con las particularidades de cada Nación en que quiera implantarse.

Pero ambos se caracterizan por el absoluto desprecio a la individualidad humana, a su libertad y a su dignidad.

Recientemente la UE ha establecido una condena única para los crímenes del Comunismo y el Nazismo, pero, en la práctica, el comunismo sigue siendo más consentido que el nacismo.

¿Porqué?

Sin embargo, pese a todo ello, pese a la constatación evidente de los errores del Marxismo, la fascinación que ejerce su “promesa” liberadora del ser humano oprimido, sigue teniendo gran multitud de seguidores en nuestros días, tal y como manifiesta el italiano Marcelo Pera en su Libro “Porqué debemos considerarnos cristianos”. En el que nos dice: 

“Recordamos continuamente los crímenes del nazismo, del fascismo o del franquismo, y con mucha más facilidad olvidamos los del comunismo. Los intelectuales de izquierda siguen pensando que la idea en que se inspiraba el comunismo era buena, pero que en la práctica se realizó mal. La utopía sigue obrando dentro de la cultura de izquierda, aunque no produce ninguna idea nueva.”

Y es precisamente ese desierto intelectual de la izquierda, en la que todo intento de nueva formulación no hace sino caer en los mismos errores que desde su origen afectaron al marxismo, esa utopía marxista que sigue anidada en las mentes infértiles de la intelectualidad progresista, lo que debemos combatir firmemente, con la propagación de nuestras ideas y nuestros principios.

Y concluyamos como siempre con música, hoy el "Canto a la Libertad" del Nabucco de Verdi

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