El cinturón de Orión es un asterismo perteneciente a la constelación de Orión –El Cazador--.
Toma esta denominación por ser el cinturón de esa constelación, correspondiendo a su parte central, y está formado por tres estrellas: Alnitak, Alnilam y Mintaka.
Es una de las constelaciones más conocidas, pues es visible tanto en el hemisferio norte como en el sur, aunque se encuentra a 1344 años luz de la tierra.
El cinturón de Orión ha sido objeto de atención por escritores, musicos y cineastas.
Por otro parte no deja de tener un atractivo especial debido a su características.
Así. Se asocia con la Santísima Trinidad, o se recuerda que las pirámides de Keops, Kefren y Mikerinos, están alineadas con las tres estrellas que conforman el cinturón.
Pero si traigo hoy está reflexión es en honor de una de las escenas cinematografícas que está entre mis preferidas. Y que narra la muerte de Roy Batyy “replicante” --hombres artificiales creados en laboratorio mediante biotecnología y con una duración de vida determinada--.
Entre estos replicantes protagoniza la película Roy Batty. Un soldado de élite que ha venido a la tierra para tratar de buscar solución a la limitación temporal de su vida y que es perseguido por el Blade Runer interpretado por Harrison Ford
Pero una de las cuestiones que plantea este monólogo es: ¿Qué hay más allá de Orión?
Las palabras del “replicante” Roy Batyy, redactadas por Rutger Hauer arreglando un texto que no era suyo, no sospechaba que pasaría a la historia por ello, son las siguientes:
“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”
Son apenas un puñado de letras, pero se han grabado a fuego en la memoria de millones de espectadores. Las palabras redentoras de un moribundo que paladea más que nunca el valor de su propia vida. El trazo que termina de difuminar la frontera entre los replicantes y nosotros, haciéndoles más humanos que los humanos. Son ellas quienes acaban de dar forma a Roy Batty y en cierto modo, las responsables de que Blade Runner siga siendo un icono del cine.
Y, sin embargo, por muy evocadora que pueda ser la cita, nadie la entiende. ¿Qué son la “Puerta de Tannhäuser y los “rayos C”? Es sorprendente que unas líneas tan vacías nos puedan llenar tanto, porque nada de esto existe en la realidad.
Aunque, lo cierto es que podría haber una pizca de verdad en las palabras del replicante. La constelación de Orión es real, pero ¿Qué hay más allá de ella?
Si nos fijamos en las dos esquinas superiores de la constelación, avanzando hacia el norte y otras dos estrellas en dirección sur, formando su base. Sin embargo, es complicado saber a qué se refiere Roy con “más allá de Orión”
E la versión original de la película, Roy no dice “más allá de Orión” sino “en el hombro de Orión”. Una ligera diferencia que lo cambia todo, porque su hombro derecho es la estrella Betelgeuse, una supergigante roja.
Su radio equivale (según algunos estudios) a unas 5 veces la distancia entre el Sol y La Tierra. Es tan enorme que si la sustituyéramos por nuestro astro rey engulliría a Júpiter.
Pero el tamaño no es lo más sorprendente de Betelgeuse. Su historia es extraña porque fue eyectada del lugar donde nació.
Es lo que se conoce como una “estrella fugitiva” que cruza el medio interestelar especialmente rápido. De alguna manera recuerda al mismo Roy, porque tanto él como Betelgeuse han pasado su vida huyendo.
Una vida que ha sido corta para una estrella y que promete terminar pronto. Betelgeuse tiene apenas 8,5 millones de años, y los expertos calculan que no faltan más de 100.000 para que muera como una supernova, lo que, para una estrella, sigue siendo bastante corta, apenas una centésima parte de lo que vive una como nuestro Sol, algo que nos recuerda las palabras del creador de los replicantes.
"La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo, y tú has brillado mucho, Roy." (Dr. Eldon Tyrell (Blade Runner))
Una estrella fugitiva, con una vida fugaz y cuya muerte será tan brillante que competirá con la Luna durante meses, luciendo en pleno día y proyectando sombras en la oscuridad de la noche. Podemos sospechar que el paralelismo entre Betelgeuse y Roy Batty es algo más que pura casualidad, que nombrar “el hombro de Orión” en su monólogo cerraba una analogía casi perfecta.
Pero sí os he traído hasta aquí a través de asterismos y estrellas gigantes para decirte lo que ya sospechabas, que una de las frases más bellas del cine tiene todo lo que puedas pedirle menos sentido.
Aunque lo he hecho por un motivo, para mostraros que una frase puede ser bella por lo que transmite, sin tener que buscarle justificación alguna.
Hay cosas que simplemente merecen ser, como esta cita o como la propia ciencia.
Y termino como siempre con música. En esta ocasión el “Tema de Amor” de la banda sonora de “Blade Runner” de Vangelis
© 2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA Y LOZANA
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