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lunes, 8 de enero de 2007

ANGELUS vs SALAT

Hay una casa en la calle de Céa Bermúdez de Madrid que, tal y como podéis contemplar en la foto que os adjunto, es pura fachada, al igual que pura fachada, cartón piedra vacío de contenido, es el empeño de Rodríguez de profundizar en su “Alianza de Civilizaciones”.
En uno de mis primeros escritos (Calabobos) relativos a este asunto, hacía referencia a la estrategia de determinados grupos islámicos de gran poder económico, de crear en Europa un tejido de instituciones islámicas que impregnen nuestra sociedad de cultura islámica, en vez de fomentar el desarrollo ---imprescindible si se quiere su desarrollo y evolución que les permita abandonar su integrismo--- de los países de mayoría musulmana que se debaten en la miseria, el subdesarrollo y la incapacidad del cambio.
El Jeque Sultán III Ibn Muhammad Al-Qasimi, soberano del emirato de Sharjah, uno de los ocho que conforman los llamados “Emiratos Arabes Unidos”, parece ser uno de los contribuyentes financieros de “Medinnat Assalam”, el proyecto que impulsa la Asociación de Musulmanes de Córdoba y que se concreta en la idea de construir una réplica de la Mezquita de los Omeya de Córdoba, un hotel y dos escuelas coránicas en un terreno de 11.000 metros cuadrados en las afueras de la ciudad.
El emir Al Qasimi ---que ya ha financiado la mezquita de Granada y la de La Puebla de don Fadrique y que es uno de los inversores en la de Los Bermejales de Sevilla, paralizada por la protesta de los vecinos--- es quien, este mismo año, abanderó el boicot a los productos daneses en los paises musulmanes, después de la publicación de unas caricaturas de Mahoma en un periódico de ese país nórdico, pero no se conoce que contribuya al desarrollo económico de los países musulmanes que necesitan salir de la miseria.
Mientras tanto el PSOE acaba de aprobar un documento sobre laicismo en nuestra sociedad, del que destaco este párrafo: “Los fundamentalismos monoteístas o religiosos siembran fronteras entre los ciudadanos. La laicidad es el espacio de Integración. Sin laicidad sería difícil evitar la proliferación de conductas nada acordes con la formación de conciencias libres y críticas y con el cultivo de las virtudes cívicas
Es decir que el PSOE vuelve a los viejos argumentos laicistas trasnochados:
La religión es el opio de los pueblos” ó “Solo sin religión habrá conciencias libres
que harán posible la utopía marxista del “Hombre Nuevo”.
Menos mal que el PSOE, en su congreso extraordinario celebrado en Madrid en septiembre de 1979, bajo el lema “Forjando el Socialismo”, renunció al marxismo como ideología oficial del partido, aunque, por supuesto, y según las conclusiones de aquel mismo congreso: “la mantiene como instrumento crítico y teórico”.
El documento del PSOE sobre laicismo termina mezclando churras con merinas, al afirmar que: “Sin laicidad no habrían nuevos derechos de ciudadanía y serían delitos civiles algunas libertades como la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio entre personas del mismo sexo,…”
Sin embargo yo me pregunto:
¿De que habla el PSOE, de laicismo o de anti catolicismo? pues lo cierto es que mientras el mismo PSOE y su gobierno hacen manifestaciones de laicismo, aplauden que se censure la tradición de los belenes en los colegios públicos y promueven la retirada de crucifijos de las aulas o suprimen la asignatura de religión (cristiana), al mismo tiempo, insisto, no se oponen al uso del velo islámico en los mismos colegios públicos, fomentan el estudio de la religión musulmana multiplicando por cien el número de profesores contratados en el sistema educativo público para enseñar la fe de Mahoma, y no ponen reparo alguno a la inversión multimillonaria del jeque Al-Qasimi en sus instituciones islámicas.
Y no penséis que la idea de controlar estas inversiones es un ocurrencia solo mía, pues el gobierno italiano se ha empezado a mover en este sentido, tal y como se desprende de las recientes manifestaciones de su Ministro del Interior Guliano Amato, recogidas en la prensa española.
Ah ¡¡¡, pero se me olvidaba…
La actitud de nuestro Gobierno no puede parecerse a la italiana, pues toda iniciativa en esta materia debe estar puesta en relación con la “Alianza de Civilizaciones”, que al final, si hurgamos detrás de la fachada, veremos que no es otra cosa que un instrumento más para acabar con los principios del llamado “humanismo cristiano” propios de nuestra sociedad, en la línea propia de las reminiscencias marxistas del “progresismo dogmático” de nuestro Gobierno y su partido.
En definitiva el jeque Al Qasimi no es sino la muestra viva de que esos inmensos poderes económicos musulmanes ven en la inmigración desde los países subdesarrollados islámicos hacia occidente, un claro instrumento de islamización de nuestra sociedad, y así, no solo no contribuyen a financiar el desarrollo de aquellos países musulmanes subdesarrollados, lo que frenaría la emigración hacia occidente, sino que financian con decisión las instituciones islámicas que fomentan su credo y sus costumbres sociales en nuestra sociedad.
No olvidemos, por lo demás, que en el emirato de Sharjah, dominado por el clan Al Qasimi, impera el “wahabismo”, una de las corrientes integristas islámicas más fundamentalistas, por mucho que, políticamente, sean pro americanos, al igual que lo son sus vecinos los “wahabistas” Saudíes.
Así que vuelvo a plantearme otra pregunta:
¿Por qué financiamos proyectos de desarrollo económico en países islámicos subdesarrollados y aceptamos que el integrista Al Qasimi no haga lo mismo e invierta en instituciones islamistas en España?
Pues porque el ministerio de Asuntos Exteriores español, con Moratinos a su cabeza, está más ocupado con el proyecto “Zapaterista” de la “Alianza de Civilizaciones” que en promover soluciones realistas a los problemas de desarrollo de los países tercermundistas musulmanes, lo que contribuiría a la solución, también realista, de la inmigración musulmana a Europa.
Sin embargo “realismo” y “Zapaterismo” parece, contumazmente, que no van de la mano.
Mientras que el demonizado Aznar, errores a parte, intentó aupar a España al Club de “Los Grandes”, jugando la baza de nuestra incorporación al llamado “G8”, cuyo numero hoy sería 9, el “Zapaterismo” se empeña en aliarnos con los países musulmanes, las dictaduras populistas americanas, el club de los “no alineados” y el régimen cubano de “El Comandante”.
Y en la política europea se inclina hacia las posiciones francesas, olvidando que Francia es históricamente nuestro peor enemigo.
Baste en tal sentido recordar la política impulsada por Jacques Chirac desde el Eliseo en Marruecos, tendente a minimizar la presencia española en el reino alauita.
Pero como nuestro Presidente del Gobierno demuestra diariamente que es un gran amante de los decorados de cartón piedra ---de las fachadas sin trastienda--- tendremos “Alianza de Civilizaciones” para rato.
Aunque las consecuencias del “gran montaje” sean duraderas y perniciosas para el futuro de nuestra credibilidad internacional y de nuestro prestigio entre las potencias del mundo desarrollado occidental, las únicas que parecen no interesar demasiado a Moratinos y a su jefe Rodríguez.
Gracias a Dios, nunca mejor dicho, leo con emoción contenida, la nota de Prensa publicada el 27 de diciembre por el Obispo de Córdoba, Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, a quien tuve el placer de conocer en su etapa de Secretario de la Conferencia Episcopal Española, contestando a la pretensión de la “Junta Islámica de España”, dirigida por su Secretario Mansur Abdussalam Escudero ---un psiquiatra cordobés, ex comunista y convertido al Islam--- de transformar la Catedral de Córdoba en “templo ecuménico” compartido por el culto religioso de cristianos y musulmanes.
Las razones expuestas en dicha nota para oponerse a la pretensión de los musulmanes son, esencialmente las siguientes:
1.- La consideración de que no ayudaría al diálogo interreligioso el uso compartido de templos y lugares de culto, que sólo generaría confusión en los fieles, dando pie al indiferentismo religioso.
2.- El convencimiento de que el Obispado de Córdoba y su Cabildo tienen títulos jurídicos fehacientes para mantener el uso exclusivo de la Catedral por la Iglesia Católica, a quien aquella fue donada por Fernando III en 1236. De tal modo que si la mezquita fue templo musulmán durante 500 años lleva siendo templo católico los últimos casi 800.
3.- La existencia de títulos históricos incontestables al efecto, pues las excavaciones arqueológicas dirigidas por el arquitecto Félix Hernández en 1930 demostraron la existencia en el subsuelo de la actual Catedral de todo un complejo episcopal cristiano visigótico, que puede datarse entre los siglos IV y VI, dedicado a San Vicente Mártir, que fue destruido tras la invasión musulmana en el año 711, construyéndose sobre sus ruinas la mezquita.
4.- En la Catedral de Córdoba, como en todas las catedrales cristianas, está el Señor en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Este dato fundamental hace inviable celebrar la oración de otra tradición religiosa en su recinto.
5.- Los católicos cordobeses quieren vivir en paz con los creyentes de otros credos, pero no desean estar continuamente sometidos a presiones que no contribuyen a la concordia.
Como afirmara en el mes de mayo de 2004 el Arzobispo Filtzgerald, ex presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, a raíz de una solicitud idéntica de la Junta Islámica: “Es difícil promover la convivencia entre cristianos y musulmanes remontándose a la historia o queriendo revanchas. Es necesario aceptar la historia y seguir adelante”.
Mientras tanto el comunista Gaspar Llamazares ha manifestado su apoyo a la propuesta de Mansur Escudero, con estas singulares palabras: “en una instalación religiosa tan importante como esta no debería existir ningún problema para que, desde una posición abierta, la confesión musulmana, junto con la católica, tuviera un ámbito de participación
Ante la retórica nauseabunda del comunista Llamazares, deberíamos recordar que un templo católico no es una “instalación de participación” sino un “lugar de culto” en el que según recordaba Monseñor Asenjo, los Católicos creemos que está presente Dios en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Por lo demás, y como complemento a las prudentes manifestaciones del Obispo de Córdoba, quisiera también recordar que el “ecumenismo” que se promueve desde las posiciones islámicas no es sino un falso ecumenismo, pues lo que pretende es la cesión de occidente frente a las demandas de reconocimiento y respeto a todo lo musulmán, sin que ese respeto reclamado venga acompañado de un respeto recíproco otorgado a los cristianos.
Ya lo he dicho en ocasión anterior.
Si a un cristiano en Arabia Saudita se le ocurriera reclamar a la máxima autoridad religiosa saudí, el Rey Abdullah, o bien a la siguiente autoridad religiosa del país, el "mufti" Abdelaziz al Sheik, que se permitiese el rezo del “Angelus” en la Mezquita de Masjid Al Haram de la Meca, en cuyo gran patio central se encuentra la Kaaba, no me cabe la más mínima duda de que el osado sería inmediatamente decapitado por blasfemo y provocador.
Por ello me congratulo con la posición adoptada por el obispo de Córdoba, que introduce un innegable elemento de sentido común en esta cuestión, asumido por la propia Conferencia Episcopal Española, según se desprende de las palabras de Monseñor Gonzalez Montes, Obispo de Almería y Presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, quien además de manifestar su absoluta sintonía con el Obispo Asenjo, denunció las manipulaciones retóricas de Mansur Escudero, quien, a su juicio:
"tiene muy claro que su petición no será aceptada puesto que en vez de dirigirse a la propietaria de la Catedral, la Iglesia católica de Córdoba, ha preferido recurrir a otras instancias que no tiene sentido que se pronuncien al respecto".
Asimismo, aseguró que la misiva remitida por Mansur Escudero al Vaticano introduce una “interpretación confusa y peligrosa del vocablo ecumenismo”, que debe entenderse como diálogo entre iglesias cristianas y no entre religiones "como parece interpretar la Junta Islámica" cuando se refiere a la conversión de la Mezquita en un "templo ecuménico". Mientras tanto el radical y provocador Escudero ha protagonizado un nuevo “espectáculo mediatico” con la oración celebrada el día 28 de diciembre en la calle, ante la puerta de la Catedral de Córdoba, reclamando su derecho a rezar el “Salat” en el interior del templo, y por supuesto no deberíamos olvidar que toda la campaña del mahometano Escudero se ha producido en plena “Navidad”, fiesta grande en que los Cristianos celebramos la encarnación de Dios en la persona de Jesús.
¿Será casualidad o ánimo de provocar el enfrentamiento?
Veremos, porque esto no ha hecho más que empezar.

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