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viernes, 20 de octubre de 2023

MELANCOLÍA EN CUERPO Y ALMA

 


Melancolía - Edward.Munch

 Cuando el alma se refugia en la melancolía solitaria, suele ocurrir que la situación física del cuerpo que la alberga, o del propio alma melancólica, se encuentran en situación "sufriente".

     Y ese refugiarse en el "castillo" ―tan humano y tan masculino― para restañar las heridas, físicas o espirituales, del "yo interior", es una constante reiterada en el hombre, más que en la mujer, y se concentra ensimismado en su soledad y su silencio, en el deseo de analizar su sufrimiento y tratar de encontrar el remedio sanador que necesita.

     Remedio que anhela sea su propio "bálsamo de Fierabrás", ese que D. Miguel de Cervantes menciona en su Don Quijote con estas palabras:

"-Todo eso fuera bien excusado si a mi se me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna. Y ansí, cuando yo le haga y te le de, adminístramelo cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo (como muchas veces suele acontecer), bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sotileza, antes que la sangre se yele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo igualmente y al justo; luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y veras me quedar mas sano que una manzana."

     Ese bálsamo de Fierabrás, es un ungüento que según la leyenda sirvió para embalsamar a Jesucristo y tenía un poder extraordinario de sanar las heridas. 

    Según la leyenda, Fierabrás fue un gigante mítico sarraceno a quien ya se refieren los poemas épicos franceses del s.XII.

  Y ese es el bálsamo milagroso que el hombre "melancólico" desea encontrar para curar todos sus males.

    En el libro "Porqué los hombres no escuchan, y las mujeres no saben leer un mapa" del matrimonio inglés Pease, se nos explica esa actitud de retiro del hombre, diciéndonos:

"Los hombres no evolucionaron para ser comunicadores, sino cazadores. Para la caza utilizaban una serie de señales no verbales y, a menudo, se sentaban silenciosos a observar su presa durante horas, sin hablar ni reunirse. Hoy en día, podemos observar que a pesar de que los hombres se reúnan para cualquier actividad, pueden pasar horas y horas separados sin decirse nada. Eso no significa que no se lo estén pasando bien, sino que no necesitan expresarse con palabras."

Los hombres se desarrollaron como cazadores, guerreros, protectores y responsables de solventar los problemas que surgían en el hogar. Sus tendencias mentales y los condicionantes sociales les impedían mostrar temor o inseguridad. Por eso, si le pide a un hombre que solucione un problema, seguramente dirá: «Ya pensaré en la solución», y eso es exactamente lo que hace, pensar en ello silenciosamente, con cara inexpresiva. Solo hablará cuando tenga la respuesta y sea capaz de comunicarla. 

Cuando un hombre está mirando por la ventana pensativo, está manteniendo una conversación consigo mismo, pero la mujer, al observar al hombre mirando al infinito, asume que está cansado o aburrido e intenta hablar con él o mandarle hacer algo. En ese momento, el hombre se enfada porque le ha interrumpido. 


En conclusión, el hombre se refugia en su castillo para acometer la solución de los problemas que le acucian y lo hará sobre la base de tener un cerebro más racional, menos intuitivo y menos emocional que las mujeres, aunque sea menos inteligente que ellas.

    Ya lo decía Khalil Gibran:

"El espíritu afligido encuentra relajación en la soledad. Aborrece a la gente, como un ciervo herido abandona la manada y vive en una cueva hasta que se cura o muere." 

Pero la respuesta que el hombre suele recibir de las mujeres por su atávica actitud ―pues no reconocen diferencia alguna con los hombre más que la de la fuerza física la plasma, magistralmente, está viñeta de Snoopy

olvidando que toda sombra surge de la luz, y que sólo quien haya conocido luces y sombras, conflictos y armonía, éxitos y fracasos, realmente habrá experimentado la vida.

    Y concluyamos nuevamente con un video musical, hoy el "Coro de Cazadores" de la Ópera "el Cazador Furtivo de Weber" que refleja la felicidad de los cazadores.


© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana

      

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