“Ofelia”, cuadro de John Everett Millais (1852) Tate Gallery Londres
A lo largo de la historia de las artes, múltiples
son las representaciones literarias o grafica de las “Locuras de amor”,
enajenaciones sufridas por consecuencia del amor, del desamor o de su
influencia sobre el alma humana.
Desde la fuga de Helena de Esparta con el príncipe Paris de Troya hasta el mal fario de amor de Lupe Sino por Manolete.
Hoy traigo a este blog la “Locura de Amor de
Ofelia”, a mi juicio en su más bella representación, que he querido iniciar con
un detalle de la obra de Millais.
Tras un largo periplo por diversas ciudades del
mundo Ofelia ha vuelto a su hogar, la Tate Galery de Londres, donde se
considera uno de los iconos esenciales de su colección.
Como detalles prosaicos podemos recordar que el
cuadro fue pintado por Millais tomando por modelo la vegetación natural de las
orillas del rio Hogsmill en Surrey, mientras que la modelo fue Elisabeth
Siddall, que posó para el cuadro sumergida en una bañera de agua caliente, con
el fin de que aguantase las horas de posado necesarias para la conclusión de la
obra
La "Ofelia" de Millais, está inspirada en el
personaje del "Hamlet" de Shakespeare: Ofelia, que después de la muerte de su padre
Polonio, por mano de su amado Hamlet ─tras confundirle con su tío el Rey
Claudio─ enloquece por consecuencia
de ser su amado príncipe el autor de tan dramática muerte y, en
su delirio, vagabundea por el bosque en los alrededores del lago.
Mientras
recoge flores, la enajenada Ofelia se sube a un sauce con intención de colgar
de sus ramas las guirnaldas de flores que ha trenzado; Por desgracia, la rama
del árbol por la que trepa se rompe y muere ahogada en las fangosas aguas de un
arroyo al que ha caído.
El
cuadro, enmarcado en el movimiento “prerafaelita” británico, de claras
influencias románticas, nos presenta a Ofelia dejándose llevar por la
corriente, inconsciente de su fatal destino, semisumergida en las aguas del
arroyo, antes de hundirse y morir.
Shakespeare
pone en voz de la reina Gertrude el anuncio de la muerte de Ofelia:
GERTRUDE: Una desgracia va
siempre pisando las ropas de otra; tan inmediatas caminan. Laertes, tu hermana
acaba de ahogarse.
LAERTES.- ¡Ahogada! ¿En dónde? ¡Cielos!
GERTRUDE: Donde hallaréis un
sauce que crece a las orillas de ese arroyo, repitiendo en las ondas
cristalinas la imagen de sus hojas pálidas. Allí se encaminó, ridículamente
coronada de ranúnculos, ortigas, margaritas y luengas flores purpúreas, que
entre los sencillos labradores se reconocen bajo una denominación grosera, y
las modestas doncellas llaman dedos de muerto. Llegada que fue, se quitó la
guirnalda, y queriendo subir a suspenderla de los pendientes ramos, se troncha
un vástago envidioso, y caen al torrente fatal, ella y todos sus adornos rústicos.
Las ropas huecas y extendidas la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a
una sirena, y en tanto iba cantando pedazos de tonadas antiguas, como ignorante
de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero no era posible
que así durarse por mucho espacio. Las vestiduras, pesadas ya con el agua que
absorbían la arrebataron a la infeliz, interrumpiendo su canto dulcísimo la
muerte, llena de angustias.
La
atormentada Ofelia, que no puede ya seguir depositando su amor en Hamlet, el
asesino ─aún por error─ de su padre, se arropa en la enajenación para asumir su
trágico destino, abandonándose a la muerte
Y concluyamos como siempre con una nueva pieza musical, hoy "Shine on tour crazy diamod" de Pink Floyd
©2023 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA
LOZANA
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