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lunes, 20 de noviembre de 2023

LA MUERTE


Cuando se vive la muerte de cerca. Cuando te sopla como un toro en el cogote, empiezas a valorar las cosas de otra manera.

Y sientes que Dios esta ahí, y que te aporta una inmensa paz de espíritu.

Todo está en sus manos, tu vida o tu muerte y nada puedes hacer para evitarlo, pues como nos recordara Chateaubriand:

“El minuto presente nos pertenece, pero el siguiente ya no es nuestro, sino de Dios”

Nunca había sido consciente de que la “Parca” está ahí, esperando a darte el último golpe con su guadaña en cualquier momento.

Lo cierto es que a esa paz de espíritu contribuye no tenerle miedo a la muerte, considerando que si después de ella existe la salvación seremos eternamente felices. Mientras que si lo que nos encontramos es la nada, nada habremos de temer, pues nada sufriremos, nada añoraremos, nada nos agobiará ni entristecerá…

Siempre pensé que la certeza de la propia muerte me produciría un absoluto terror, y sin embargo me ha congraciado con el destino de una profunda sensación de aceptación y paz.

Es como si una espina de experiencia tuviese más valor que un bosque de advertencias.

Muchos me dirán: Eso es porque eres creyente.

Sin embargo no es eso, pues como dijera Montaigne, la filosofía tan sólo consiste en aprender a morir, y a ella se llega cuando se abandonan las creencias.

Y, según Albiac, nada hay en relación con la muerte sino la danza laberíntica del miedo y la esperanza.

De tal modo que es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte.

Y como en el alma hay de todo, llego a la conclusión de que en la mía prevalece la luz. Así que pienso que, en su momento, me iré como he venido, sin avisar. Sin despedirme, como hojarasca de otoño que haya caído.

Y concluyo, como siempre, con una nueva pieza musical "La mamma morta," de la Ópera Andrea Chenier de Umbertto Giordano cantada por María Calas


©2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana



1 comentario:

  1. Todos nacemos y por supuesto que moriremos, es el ciclo normal de la vida. Moriremos todos,, pobres y ricos, buenos y malos, creyentes o agnósticos. Pero yo como creyente, no imagino de ningún modo que un Dios que nos ama, no haga posible que podamos reencontrarnos con los seres que tanto amamos en esta vida. Me niego a creerlo y por supuesto que estoy convencida de que así será junto a Él que fue el autor de nuestra existencia.. En ello confío y pido mucho para que todos nosotros tengamos fe en que así habrá de ser. ESPERANZA y FE es lo que deseo a todos los lectores de este maravilloso Blog. Buen día.

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