El
Gobierno de Sánchez demuestra, día a día, su absoluta ineptitud.
Y la
culpa no es sino de su Presidente.
¿Y por
qué?
Pues
porque cada uno de sus miembros no gestiona los problemas que corresponde
resolver a sus ministerios, sino que gobiernan, exclusivamente, para mantener
al aprendiz de tirano en el poder.
El
más claro ejemplo lo es el Ministro de Transportes, el bocazas vallisoletano Óscar
Campos y el enorme problema, que por falta de gestión, sufre nuestra red
ferroviaria, mientras él, con su talante de chulo barriobajero, se dedica a
hacer oposición a la oposición en su papel de matón demagogo sanchista.
Otro
bobo que provoca crisis internacionales que ningún ministro de asuntos
exteriores haya provocado en nuestra historia, es José Manuel Albares, a quien
su estilo personal prepotente ha llevado a un conocido periodista a ponerle el
apodo de Napoleonchu, quien no alcanza el calificativo de chulo quedándose en
cursi, y que además, se implica en asuntos de política interna que no le
competen, como puro aprendiz de mamporrero del jefe del sanchismo.
Pero el ejemplo paradigmático de ineptitud lo es Salvador Illa. Que con su gesto serio casi triste, su flequillo bien peinado, su traje impecable y sus gafas de pasta, hablando con un tono de voz muy recogido y diciendo barbaridades pronunciadas con tono de máxima seriedad («la lengua es la columna vertebral de la nación catalana»).
Recordemos, por lo demás, que el ”filósofo Illa’ no es tal, sino un mero licenciado en Filosofía, que es otra cosa.
Miembro segundón del PSC durante años, Sánchez lo fichó para su Gobierno.
Su cometido real consistía en engrasar las relaciones entre Moncloa y los separatistas y cubrir parte del cupo de ministros catalufos.
La cartera era lo de menos, así que se le dio Sanidad en enero de 2020 porque parecía un ministerio florero, vacío de competencias.
Pero se cruzó una maldición, la pandemia, e Illa tuvo que ponerse a trabajar en la Sanidad, de la que sabía tanto como Rita la bailaora.
Su ineptitud, ya saben se concretó en comités de expertos que no existían, medidas tardías y equivocadas, ocultación de las cifras de muertos y mentiras con los datos, compras chapuceras de material sanitario, que ahora sabemos que además ocultaban una red de corrupción socialista. Más los ridículos constantes de Fernando Simón, la inconstitucionalidad del encierro, la propaganda atosigante… Y la cobardía de plantar el cargo al año y pasarle la patata caliente a las comunidades al verse desbordado.
Ese es Illa, el mismo personaje que iba de leal constitucionalista y ahora habla exactamente igual que un dirigente de ERC.
Y su presidencia de la Generalidad Catalana es lo que nos ha costado ls inconstitucional Ley de Amnistía y la igualmente inconstitucional financiación extraordinaria de Cataluña.
Y
este mal de no gestionar los asuntos propios de cada ministerio, sino de alagar
a Sánchez adaptándose a sus caprichos y contradicciones atacar a la oposición y mantenerse en el poder por puro hedonismo,
con independencia de los privilegios económicos que ello reporta a la banda que
nos gobierna, se ha enquistado en el alma de ese remedo del PSOE que es el
sanchismo.
Y
quienes se mantienen en el foco de sus competencias, tan solo pretenden tener
éxito en sus políticas woke ultraizquierdista, AGITOROP que quiere
desestabilizar el sistema de sociedad occidental.
Ejemplos
de ello son el Ernest Urtasun, ministro de cultura Vascocatalufo, ultraizquierdista, antitaurino, animalista,
pornógrafo, comunista y simpatizante con los movimientos separatistas, únicamente
preocupado por la destrucción de los principios de la Sociedad Occidental
tratando de forzar una revolución gramsciana.
O la
ministra de Trabajo y Vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Diaz, que presenta
como una gran novedad, demagógicamente anunciada, beneficios para el personal
doméstico, que no entrarían en vigor hasta el primero de enero de 2026, pero
que en el modelo de AGITPROP sanchista quiere aparecer como una conquista de la
izquierda, aunque largo nos lo fían.
El
PSOE sanchista, todo él, se ha convertido, en definitiva, en un patio de
monipodio, con un objetivo antidemocrático consistente no en gobernar, sino en
un patético desgobierno que confabula corruptamente para mantener en el poder a
Sánchez y mientras esté allí, enriquecerse todos y cada uno de los miembros de
la banda.
Y todo ello nos provoca lágrimas, muchas veces de tristeza y otras de las carcajadas que los despropósitos de nuestros gobernantes nos causan, lagrimas que traen a cuento el muy especial montaje de la pieza musical que hoy os reproduzco, El "Choeur Bohemiens" de la ópera la Traviata de Verdi
©2024 JESÚS FERNÁNDEZ-MIRANDA
Y LOZANA
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