Una de las más decoradas puertas de la Catedral de Salamanca es la
llamada puerta de Ramos, o puerta norte.
En su esplendida factura destacan las cenefas de adornos, en piedra
tallada, que la enmarcan.
Pero algo nos sorprende cuando examinamos las tallas detenidamente y no
es sino la aparición de una figura absolutamente fuera de contexto como es la de un
astronauta.
Efectivamente en la cenefa izquierda de adorno de la puerta,
según miramos la misma, podemos ver
perfectamente, a unos tres metros de altura, la figura de un astronauta, con su
escafandra y su traje espacial. ¿Cómo es posible esto cuando estamos hablando
de un edificio construido entre los siglos XVI y XVII?
No se trata de ninguna adivinación del picapedrero
renacentista, ni de ningún misterio, sino tan solo de una broma de uno de los
artesanos, el cantero Miguel Romero, durante los trabajos de restauración de esta parte de la catedral en
1992, que quiso dejar su firma en esta original manera.
Tan sencillo y original como eso.
Según los expertos no es este el único ejemplo de “broma”
realizada en nuestro país por los restauradores de monumentos, así, en la
Catedral de San Antolín de Palencia del s XVI, en una de las restauraciones
realizadas, concretamente en los años 20 del siglo pasado, una de sus gárgolas
se restauró representando a un hombre sosteniendo una cámara fotográfica, o el
escudo del Club de futbol Atlético de Bilbao en un capitel de la Torre Julia de
la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo del s. XVII. Caprichos de
picapedrero…
Artículo publicado en el suplemento dominical de LA GACETA "ESTILO G" del 3 de febrero de 2013
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