A diferencia de Chateaubriand hablo frecuentemente de mis intereses, de mis emociones, de mis trabajos, de mis ideas, de mis afectos, de mis alegrías, de mis tristezas, sin pensar en el profundo tedio que el francés temía causar a los demás hablandoles de si mismo.
En el mes de julio escribí un post
sobre la CENSURA, que hoy quiero ampliar y mejorar.
El Gobierno del Tirano Sánchez quiere imponer la
censura con una nueva Ley Audiovisual que pretende regular los
contenidos que se difundan en base a unos criterios establecidos por el propio ejecutivo,
para asegurarse de que no incumplan el lenguaje de lo políticamente correcto ni
los criterios ideológicos de la agenda política que defienden el PSOE
y Podemos.
Así, el Gobierno del Tirano de España, convertido
en Juez y Parte, ya no dejaría ni que te puedas expresar libremente.
Según el proyecto de Ley,se multará a
aquellos que difundan información considerada por los estamentos reguladores
como falsa, algo que afectará de lleno a todos los protagonistas de canales que
disienten de los dogmas progres que pretende implantar el Gobierno de España
entre la sociedad vía imposición ideológica.
El proyecto, a mi juicio es inconstitucional,
pues restringe los derechos fundamentales a la libertad de pensamiento y de
expresión.
Una manifestación más de la deriva totalitaria en
la que se ha instalado el Gobierno del Tirano Sánchez.
Y si le consentimos que prosiga avanzando por el
camino de la Tiranía, acabaremos esclavizados, privados de libertad y
condenados a una vida miserable.
En la UE se está apostando por más
libertad frente a la censura que busca la Moncloa para los medios de
comunicación que ponen blanco sobre negro las lagunas de su gestión, critican
sus pactos de investidura o denuncian la presunta corrupción que rodea a Sánchez
y a una buena parte del PSOE, como la compra de mascarillas sin control
durante la pandemia; el presunto tráfico de influencias que afecta a la
mujer de Sánchez, Begoña Gómez, o los escándalos que rodean a
la contratación de su hermano, Pablo, por la Diputación de Badajoz.
Sánchez ha anunciado la aprobación de
una norma reguladora de los medios de comunicación, y ha asegurado que en las normas
comunitaria se plantea que los ciudadanos deben conocer las fuentes de
financiación de los medios de comunicación, el nombre de sus accionistas y las
cifras de audiencia de forma honesta, para evitar fraudes en la inversión
publicitaria por parte de gobiernos de nuestra democracia lo cual es FALSO.
Sin embargo, omite cómo el Reglamento
Europeo de Libertad de los Medios de Comunicación se adoptaron medidas
para proteger a los periodistas y a los prestadores de servicios de
comunicación de las injerencias de los poderes públicos de turno como más
«transparencia, independencia, pluralismo y seguridad». O cómo, quien ha
situado a un ex secretario de Estado de comunicación en la agencia
EFE de noticias o a una militante socialista en la Presidencia y Consejo
de Radio Televisión Pública (RTVE) de todos los españoles es,
precisamente, quien hoy por hoy está incumpliendo en gran medida el contenido
de dicho texto.
Sánchez ha defendido la necesidad de limitar
la financiación de las administraciones públicas para que no haya medios
de comunicación que tengan más financiadores públicos que lectores y asegurar
que no haya partidos políticos que compren líneas editoriales con el dinero de
todos los contribuyentes.
Pero, al mismo tiempo y acto seguido
anunciaba un paquete de 100 millones de euros para la digitalización de
los medios de comunicación, en una era en la que, todos ellos, se ha adaptado
al formato de las «páginas web» a las que Sánchez señalaba como creadoras de
los 'bulos' que, sin embargo, nunca ha llegado a desmentir.
También ha afirmado en el Congreso que
Las fake news o bulos, no son causadas por accidente, hay
alguien que las fabrica para deteriorar la democracia y sus instituciones
y están directamente ligadas con el voto a la ultraderecha. “Es un vínculo
probado”, ha asegurado, mintiendo de nuevo, mientras paga publicidad en redes
para culpar a Mazón de la mala gestión de la DANA y señalar a periodistas
críticos con Moncloa.
Entre los planes de Sánchez, están
poner en marcha mecanismos para evitar «la concentración de medios de
comunicación en pocas manos» y proteger el derecho de los ciudadanos frente a
los medios y las grandes plataformas digitales de recibir información veraz.
El líder del socialismo sanchista, ha
concretado, además, que ampliará las funciones y capacidades de la Comisión
Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para garantizar la
supervisión y el cumplimiento de todas sus propuestas, es decir que será vigilante
de lo que son o no bulos contra el sanchismo, genéricamente, a un organismo de
pendiente del propio sanchismo.
Así que, creo apropiado para concluir
esta “Reflexión Heteróclita” el video musical del “Coro de los Esclavos” de
Nabucco de Verdi.
Hoy no soy yo quien os escribe, sino mi padre Torcuato, cuyo 109 aniversario de su nacimiento celebramos en esta fecha.
Y lo hago a través de un folleto en el que se recoge una preciosa conferencia por él pronunciada en 1963, hace ya 61 años, y cuya lectura os recomiendo.
El ensayo/conferencia en cuestión se llama "ALBERT CAMUS Y EL TESTIMONIO DE LOS CRISTIANOS" y podéis abrirlo para su lectura, a quien le interese, presionando con el ratón en la frase que aparece resaltada.
Ahora bien, para daros acceso a ALBERT CAMUS Y EL TESTIMONIO DE LOS CRISTIANOS, el procedimiento utilizado ha sido el de crear un enlace a Google Drive, y como es la primera vez que lo hago, no se como funcionará.
Así que si no podéis abrirlo, y si tenéis interés en leerlo, solo tenéis que pedírmelo a través del email de contacto o de mi WA que aparece en la columna lateral de esta bitácora, que se abre pinchando en la línea, al final, que dice ver en versión web y estaré encantado de enviárselo a quien lo quiera y por el procedimiento que me indique.
Espero que os resulte interesante.
Y para terminar, os traigo la bellísima "Canzonetta Sull'aria" (Sobre la brisa) de la ópera "Las Bodas de Fígaro" de Mozart.
Nunca entenderé la necrofilia imperante en la izquierda
radical, su apetito por saquear y profanar tumbas, preferentemente de
religiosos, me parece algo de los más innoble que pueda hacerse, y en ello se ha
deleitado el Presidente Frankenstein, Pedro Sánchez (Pedro el Sepulturero) que
inició su mandato en 2020 profanando la tumba de Francisco Franco como
conquista política, que no es más que otra demostración de esa necrofilia que
afecta a la izquierda social comunista, que se ha mantenido durante 2022 con la exhumación de los restos del General Queipo de Llano y su esposa del Basílica de la Macarena de Sevilla, con la connivencia del hermano mayor de su Cofradía propietaria, conocido mamporrero social comunista pese a su tufo a meapilas, o "capillita", como dicen en Sevilla.
El propio Azaña, en su artículo “Quintana en
la infausta remoción de sus huesos”, en la revista “La Pluma” ya en el año 1922,
hace exactamente 100 años, decía:
“No hay duda,
desenterrar a los muertos es pasión nacional.
¿Qué incentivos
tienen para los españoles los horrores de ultratumba que no se satisface con
ponderarlos a solas y ha de ir a escarbar en los cementerios a cada momento? ¿Vocación
de sepultureros, realismo abyecto, necrofagia?
De todo hay en
esta manía. Aquí la hemos denunciado más de una vez”
Ya he publicado algunas reflexiones dirigidas contra una
determinada izquierda, la marxista intolerante y montaraz, desde la que nunca
he recibido ─y me remonto hasta mi época de universitario políticamente
comprometido─ argumentos que rebatan razonadamente los míos, u opiniones
fundadas que me hagan dudar de mis planteamientos, sino meros exabruptos y
destempladas descalificaciones.
Otros intelectuales de las llamadas izquierdas sociológicas,
no marxistas, menos dogmáticos y sin embargo en ocasiones incluso más radicales
en sus planteamientos de base, han influido de forma más efectiva sobre mi
concepción del mundo, de la justicia o de los derechos de los hombres, e
incluso me han llevado a ser crítico con determinadas posturas de la llamada
“derecha”.
Esto me hace parafrasear a Cicerón, con frase perfectamente
aplicable a esa izquierda:
“Quosque tandem “izquierda intolerante” abutare patientia
nostra?”
“¿Hasta cuando “izquierda intolerante” vas a abusar de
nuestra paciencia?”
Creo sinceramente que la única reacción frente a ese
hartazgo no puede ser otra que la misma protagonizada por Cicerón en sus “Catilinarias”.
La crítica y la oposición frontales; la "Guerra Cultural" que no batalla, pues batallas serán muchas.
Y que conste que no soy una excepción en la crítica que
realizo.
Por ejemplo, y salvando naturalmente las
distancias, pues toda comparación sería pretenciosa por mi parte, Gustavo
Bueno, al que respeto cada día más, a medida que leo sus escritos, y pese a su
insufrible carácter, tiene algunas perlas intelectuales que constituyen una
crítica mucho más feroz que las que yo pueda realizar frente a las actitudes de
la llamada “izquierda”.
Naturalmente, desde esa izquierda a la que
critica, el Profesor Bueno es catalogado como un “fascista”.
La irritación de esa izquierda es comprensible ante
manifestaciones formuladas por Bueno como este que reproduzco, referente a la
tan, tristemente de moda, “Memoria Histórica”:
“En la Segunda República
española, el PSOE llevó la iniciativa de la sangrienta revolución de octubre de
1934 contra la «República burguesa» (obviamente, su ala izquierda, aunque
Besteiro, conocido como «marxista de cátedra», en su discurso de toma de
posesión como miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, a los
pocos meses de la Revolución del 34, no se atrevió a «condenar la salvajada de
octubre» como nos recuerda el diario Informaciones del martes 30 de abril de
1935)”
Argumentos que
descalifican desde luego la beatífica visión que, de la “legalidad” de la II
República y su apoyo y defensa por el “Frente Popular”, se nos trata de vender
desde las posiciones favorables a la recuperación de la “Memoria Democrática”.
Pero que no se preocupen los
fanáticos partidarios de esta corriente de “comportamiento” más que de
“pensamiento”,ya que los historiadores
de la izquierda oficial, aglutinados en torno al sectario movimiento “Foro por
la Memoria” se encargarán de realizar un ejercicio de“recuperación”, nuevamente, de la “Memoria
Histórica” y de presentar aquel intento de alzamiento revolucionario y
sangriento de 1934, como un mero intento de “profundizar en la democracia”,
tratando así de mitificar lo que realmente fue un sangriento movimiento
“revolucionario bolchevique” y “antidemocrático” pilotado por el PSOE.
Por cierto, el propio Bueno nos
dice en relación con el mito de la recuperación de la “Memoria Histórica”
“La memoria histórica
sólo puede aproximarse a la imparcialidad cuando deje de ser memoria y se
convierta simplemente en historia.”
Lo que nos recuerda las palabras del Bachiller Sansón Carrasco en El Quijote:
«El
poeta puede contar las cosas, no como fueron, sino como debían ser, y el
historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin
añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.»
Durante la “Transición” como se llama al período de formación de nuestro Estado Democrático desde la muerte de Franco hasta la aprobación de la Constitución, y durante los primeros años de su andadura, los distintos partidos políticos optaron por la vía de la superación del conflicto civil subsiguiente a la II República, en un intento de enfocar el futuro con superación de los rencores del pasado, todavía latentes en gran parte de nuestra Sociedad.
Por el contrario, en nuestros días pareciera que el mayor esfuerzo de nuestros gobernantes se centrase en revolver la Historia, falsearla, presentarla desde el filtro de su ideología y recuperar un clima de confrontación social y el enfrentamiento que a nada, salvo al rencor y a la fractura social, puede conducirnos.
¿A que responde
esta actitud de la izquierda?
Gustavo
Bueno publicó en su día, en Internet, concretamente en una revista digital llamada "EL CATOBLEPAS, una
serie de muy interesantes artículos referentes al Maquis, en los que nos aporta
algunas claves que podrían explicar esta actitud.
Según este autor, la actitud de “Recuperación de
la Memoria Histórica” por parte de los partidos de
izquierda en la España Contemporánea encuentra
su justificación en:
Sic: “la necesidad de «recuperar» las llamadas
«señas de identidad» originarias que las izquierdas habían asumido en su «lucha
contra el franquismo». Esta recuperación no podía tener otra salida que la
identificación del adversario (de la «derecha», del PP) con el franquismo. De
este modo, la recuperación de la «memoria histórica» se convirtió, cada vez
más, en instrumento del enfrentamiento electoral de los «partidos de
izquierdas» contra los «partidos de derecha», considerados por aquellos como
herederos vergonzantes del franquismo o del fascismo.”
El ejercicio de recuperación
de la “Memoria Histórica” sería pues, un ejercicio estratégico contra los
adversarios políticos.
Se trata de recordar a todos
aquellos que, conforme a la leyenda ensalzada, lucharon contra el régimen de
Franco, y por lo tanto, representan, idealizadamente, la lucha contra la
derecha representada hoy por el PP, como heredera vergonzante del franquismo.
Y al tiempo de ocultar, enmascarar o maquillar, los sangrientos sucesos protagonizados por la izquierda más
intolerante ─socialistas, comunistas y anarquistas─ durante la misma etapa de
nuestra historia.
No olvidemos que, según los más serios estudios
históricos, el fracaso de la II Republica no se debe al llamado “Alzamiento
Nacional”, sino que este fue una consecuencia de aquel fracaso, fracaso que
encuentra sus causas en el intento de la izquierda revolucionaria (PSOE, Comunistas
Y Anarquistas) agrupada en el llamado “Frente Popular” de crear un estado “soviético”
derrocando lo que ellos consideraban una “Republica Burguesa” ─sobre todo a
partir de la victoria electoral de la derecha en las elecciones Generales de
1934─ y los desmanes, desorden social, persecución religiosa ─recordemos que
durante el período 1931-1939 fueron asesinados en España 12 Obispos, 1
administrador apostólico, 4.184 clérigos seculares, 2.365 religiosos y 283
religiosas─ y violencia indiscriminada desatada desde allí contra todo lo que
no eran ellos mismos, en el más sanguinario del estilo revolucionario.
Prueba de lo dicho es, que tras el Golpe Militar del 18
de julio de 1936, inicialmente fracasado, la represión de la sublevación no se
encomienda al ejercito, sino que se arma a las turbas populares, constituyéndose
el llamado “ejercito popular”, en una maniobra más, pilotada desde el “Frente
Popular” para lograr la instauración de su soñada “Dictadura del Proletariado”.
Y ahora, a todo
esto, lo llaman “la más importante experiencia democrática de nuestra Historia”.
Como diría Trillo... “Manda huevos”
Por su parte, hoy
en día, la “derecha” critica esta actitud de la izquierda, la tacha de
irresponsable y sectaria, ataca la poca cordura de quienes se recrean en la
rememoración de episodios históricos de nuestro dramático pasado
guerracivilista, y se niega a entrar en la dinámica de enfrentamiento
histórico.
Y todo ello no
porque no le sobren argumentos para realizar esa labor, si no porque esa ha
sido su actitud desde siempre, y en esto si son herederos de la derecha franquista,
puesto que no deberíamos olvidar que durante el franquismo, represión aparte, y
a partir de los años 60, no se conocen campañas socio-culturales que recuerden
los desgraciados acontecimientos, los dramáticos excesos, protagonizados por la
izquierda durante la década de los 30 del s.XX.
Pero la
contumacia de la izquierda en recordar lo que les interesa, maquillado desde sus
posiciones, puede desempolvar también la memoria de las llamadas derechas, y
entraríamos en una dinámica peligrosa.
Y me dirán ustedes:
¿A que viene esta
remembranza de los desvíos de la izquierda radical ocurridos hace más de 80
años?
Pues la
contestación es fácil, y la encontramos en un cúmulo de hechos recientes y por
ello, si cave, más insólitos.
Pablo Iglesias, líder del comunismo radical de Unidas Podemos, acuso a VOX, dirigiéndose
a su portavoz en la mal llamada “Comisión Parlamentaria para la Reconstrucción”,
de
“Tener la intención de dar un golpe de Estado, aunque no se
atrevan a ello”
Palabras
reiteradas por la “Ex Ministra de Igual Da”, pareja de hecho y madre de los hijos
de “El Chepas”, luciendo una pulsera con la bandera republicana pese a haber jurado
hace tan solo 4 meses su “lealtad” a la Constitución.
Campaña que ha
encontrado eco en todos los plumillas subvencionados, mamporreros de esa
izquierda anti democrática que nos gobierna, aunque algunos periodistas "desafectos" siguen diciendo verdades como puños, y así, como nos dice Ignacio Camacho
en el ABC del 31.05.2020:
“Tal vez consciente de la delicadeza del momento (por la
amenaza de actuaciones judiciales contra el Gobierno), Sánchez se ha replegado
dejando que su aliado (Iglesias) carbonice el debate público con su matonismo
desafiante e incendiario que recuerda la peor fase del periodo republicano…
… El líder podemita es un desestabilizador nato cuyo
instinto huele la oportunidad de sacar rédito de un ambiente inflamado…
… El espectro del chavismo puede parecer una hipérbole propia
de un país desasosegado, pero hay una campaña contra la oposición, contra la
Corona, contra el Poder Judicial, contra las Fuerzas de Seguridad, contra todos
los contrapesos democráticos…
…Para tratarse de una exageración, este largo Estado de
Excepción exhala demasiados efluvios Bolivarianos.”
No olviden, por tanto,
los partidos de la derecha, que si no quieren ver el éxito de las maniobras desestabilizadoras
podemitas, deberán articular una oposición seria que denuncie los abusos del
Gobierno, y como dice Cayetana Álvarez de Toledo” en la entrevista publicada el
mismo día en el mismo diario:
“Se acabó el pedir perdón a los totalitarios anti demócratas,
la izquierda lleva años en una escalada de agresión, deslegitimación y
demonización de la derecha y los demócratas”
En definitiva, habremos de "atarnos los machos" y aplicar la frase atribuida a Julio
Cesar
“Si vis pacem para bellum”
“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”
"Guerra meramente intelectual, entiéndase..."
Para concluir quiero hacer referencia a unas recientes declaraciones del ex Presidente socialista Felipe González. Que acaba de decirnos que:
"El funcionamiento actual del PSOE liderado por Pedro Sánchez es comparable al de «los (años) 30» del siglo pasado."
Y llegados a este punto, busquemos un video que nos permita rematar esta reflexión, intención que cada día me resulta más difícil, pero que me lleva a colgar, en esta ocasión, "La mamma morta" aria de la ópera "Andrea Chénier" de Umberto Giordano, cantada por la Calas
Los primeros
lugares públicos que servían café, apareciéron en el mundo árabe, y no fuesino hasta comienzos del siglo XVII, que Venecia
introdujo los cafés en Europa que se extendieron por Italia, Austria y Francia.
En
España la introducción del café considerándolo tanto como consumición como por establecimiento,
estuvo unido a la mentalidad ilustrada del siglo XVIII. Junto a los Salones y
los Clubes, los Cafés fueron medios de difusión de ideas ilustradas y científicas
y lugares de sociabilidad que respondían a las nuevas costumbres y demandas de
las altas clases sociales españolas.
El
antecedente de los cafés españoles parece estar en los mentideros, remontándonos
para ello al siglo XVII, pero el antecedente más claro es la botillería –Casa o
tienda, a manera de café, donde se hacían y vendían bebidas heladas o refrescos
(según definición del DRAE)—
A
diferencia de ésta, el Café tuvo a comienzos del siglo XIX un carácter más permanente
y no transitorio. A. Bonet los define como centros de reunión y discusión que
acaban convirtiéndose en verdaderos Clubes con gran influencia en la opinión pública
y en los Gobiernos .
A
mediados del siglo XIX se produjeron varios cambios en los Cafés: se
reconstruyeron los viejos y se construyeron nuevos Cafés por influencia de
París, fueron el marco idóneo para la
burguesía y se abrieron a las mujeres. Después en los años noventa del mismo siglo
se dejó sentir la influencia del modernismo en las estructuras de los Cafés, predominando
ahora la arquitectura de hierro y la uniformidad espacial.
El
mayor esplendor de los Cafés madrileños, de produjo a fines del siglo XIX y
primer tercio del siglo XX.
Este
esplendor vino dado por la aparición por estos Cafés de las figuras de la
llamada Edad de Plata de la literatura española, la Generación de 1898 tal y como la definía el propio Azorín el 19 de Mayo
de 910 en el ABC; definiéndola generación de 1896 y posteriormente en 1913 como
del ‘98, que germinó en el Café de Madrid, sito en la Calle de Alcalá.
Las
posteriores generaciones de 1914 y de 1927, parte importante del pensamiento y
del sentimiento de los contertulios venía de un grupo de tertulianos amantes de
la vida bohemia.
Para
ellos era el único recurso ante la situación de hostilidad del medio social que
según ellos sufrían. Atravesaban por todo tipo de penurias, hambre frío...
Solían
dormir en los Cafés o en los bancos o en la calle durante el verano y en el invierno
tenían que ingeniárselas para cubrirse en soportales, casas de cartón, debajo de
los puentes... sin más capital que lo justo para un café y una media tostada
durante todo el día que en algunos casos pasaban a engrosar un cifra de débitos
en el café.
El
escaso trabajo que les venía de su vocación como escritores o artistas les
reportaba pocas perras gordas con los que poder malvivir. Dependían de los
escasos recursos que les enviaban las familias como en el caso de Cornutty,
francés amante de la obra de Paul Verlaine, empeñado en escribir sus naderías
dolorosas. También Bargiela vivía de los envíos familiares, sobre todo por el
empeño que tenía su padre en que aprobara las oposiciones a la carrera
consular, que siempre suspendía, hasta que aprobó una de las muchas a las que
se presentó y desapareció.
Esto
da pie a entender la vida bohemia como una doble forma, el que lo es por
necesidad y el que lo es por amor a la vida bohemia.
La
vida bohemia fue siempre recurso de la autoridad para buscar entre ellos a agitadores,
rebeldes, subversivos y lo peor que se podía ser en la época para la autoridad:
anarquista.
Julio
Camba, periodista gallego fue detenido por su presunta relación con Mateo
Morral, autor del intento de regicidio en la boda real de Alfonso XIII, siendo
detenido con cargos falsos.
Otro
que fue tomado por anarquista fue el autor de un cuento que ganó un premio en
el periódico El Liberal, desde su catre de la prisión de Ocaña. Detenido por
lanzar vivas a la República, el culto agente de la ley lo tomó por anarquista y
fue mandado apresar, cuando para sorpresa de todos empuñó un arma y se lió a
tiros.
Detenido
unos días después fue encarcelado, siendo excarcelado tras la concesión de su
premio y nombrado por este periódico corresponsal en Marruecos donde continuó
con su vida bohemia.
Pero
no todos los tertulianos se daban a la vida bohemia, muchos fueron personajes importantes,
e incluso, influyentes en su época, como Marañón, Ramón y Cajal, Manuel Azaña,
el consagrado Juan Ramón Jiménez, Ramiro de Maeztu...
La
fórmula del protector y la venta de pequeños artículos o libros, escribir en
revistas que ellos mismos producían en los Cafés e, incluso, trabajar para
otros escritores consagrados era práctica habitual entre los bohemios, pero no
la única.
Otros,
en cambio, se dedicaban al engaño y al timo entre sus propios compañeros de
tertulia y con extraños, para sacar un poco de allí, engañar a otro por aquí y
sacar pingües beneficios que les permitían una vida más sosegada.
En
otros casos empujados por la compasión de algún personaje influyente pasaban a
engrosar la lista de funcionarios de la corrupta administración, que no tenían
nada que hacer más que cobrar cada final de mes.
Estas
Generaciónes son las tres que le darían la gran época de esplendor a las tertulias
en los Cafés. Se discutía de arte, literatura, política, según le conviniese al
público que acudía a participar en las tertulias.
Estas
nunca eran fijas, al menos en esta primera fase.
Eran
tertulias desenfadadas, donde no había establecido un día para acudir ni un
tema sobre el que hablar, todo era espontáneo, eran menos ritualizados que en
las generaciones posteriores, eran más cotidianas, más del presente, del día a
día. En palabras de algún bohemio se atacaba la vida frívola y estúpida de la
sociedad española.
Otro
fenómeno que influyó en las tertulias es la guerra europea que dividió los
bandos de los contertulios entre germanófilos y aliadófilos, prevaleciendo
estos últimos.
Esto
supuso la irrupción en las tertulias de la discusión política que supondría el
fin del Cafés como el de Levante.
El
tercer fenómeno fue la aparición de nuevas corrientes literarias durante y tras
la guerra que supusieron un nuevo modo de expresar la realidad reflejada en la
literatura y un enriquecimiento en la discusión de las tertulias literarias.
Ramón
Gómez de la Serna instauró la tertulia más importante y más seguida de Madrid y
donde en su nacimiento se prohibió hablar de la guerra, sirviendo como refugio
de todos aquellos que se hartaron de otros Cafés donde sólo se hablaba de eso.
Se estableció los sábados por la noche, después de la hora de cenar. En el
viejo sótano se reunían incluso hasta las 3:00 de la madrugada.
La
luz que alumbraba el Café era de gas, sin calefacción, decorado por espejos con
anchos marcos, algunos de caoba y otros dorados. La imagen de la Virgen del
Carmen figuraba como patrona. En las tertulias se sentaban sobre una larga
mesa, todos con sombreros de copa. Al fondo una escalera de caracol. Un buzón donde
dejar las cartas a Ramón Gómez de la Serna. Divanes rojos, banquetas de terciopelo
y cortinillas en la puerta completaban la ornamentación del espacio.
La
tertulia de Pombo fue asentándose paso a paso durante sus dos primeros años de vida,
se recreció durante la guerra y, al término de ésta, entró en su sazón, que culminaría
con la gran influencia que tuvo en la segunda década del siglo y primeros años
treinta.
Los
años de la Dictadura no pusieron en peligro la vitalidad de los Cafés, pero se
oían desde allí voces que se alzaban contra el régimen Primorriverista.
Valle-Inclán recogió el testimonio del gran inconformista y se dedicó a
vociferar en los Cafés contra la situación política, contra el Dictador e
incluso contra el Rey, siendo finalmente detenido.
Las tertulias
se volvieron cada vez más políticas, y es que la sociedad del momento vivió grandes
convulsiones políticas y sociales que imprimían en las tertulias y en la
literatura del momento.
Esto
hizo que algunos desertasen, mientras otros, pensando en que la vitalidad de
las tertulias residía en su continuidad, no se pararon ante la adversa situación
de ausencia de constitucionalidad y clamaron a voces la vuelta al marco constitucional.
Esto hizo que muchos tertulianos
participasen en varias tertulias cuyo mayor ejemplo es Melchor Fernández
Almagro.
La
Dictadura Primorriverista tocó a su fin dando paso al Gobierno de transición de
Berenguer.
Retornaron los exiliados y se respiraba un
entusiasmo en las tertulias cafeteriles.
Posteriormente
con el advenimiento de la II República encontramos como muchos personajes
tertulianos adquirieron poder político o participaban de instituciones políticas
o culturales, dando paso a lo que algunos autores han denominado la República
de las Letras.
Los
años de la República estuvieron señalados por un florecer cultural. Mientras
los del ‘98 culminaron su obra y empezaron a desaparecer de las tertulias, la
generación del ’14 mantenían una actividad política a la que sólo se resistió
Ramón Gómez de la Serna. La generación del ‘27 prosiguió el fragor tertuliano.
Las
Misiones Pedagógicas, inspiradas por la Institución Libre de Enseñanza, comenzaron
a funcionar con el deseo de llevar la cultura no sólo a la calle, sino también a
pueblos y ciudades de España, llevándose consigo el ambiente cafeteril. En
estas Misiones fueron dos tertulianos los principales actores, Alejandro Casona
y Eduardo Vicente.
Con
el Ministerio de Fernández de los Ríos, en Instrucción Pública, Lorca y Ugarte
montaron La Barraca, para llevar a los pueblos la cultura que hasta entonces
sólo era accesible en Madrid o Barcelona.
Así
llegamos al advenimiento de la guerra que supuso un trauma para la cultura española,
el exilio de una parte muy importante de los intelectuales y hombres de letras de
España y de las tertulias cafeteriles.
De
este modo se apreciaron tertulias al principio de la guerra, pues no era
demasiado preocupante la situación, pero a medida que avanzó éstas se pierden,
las tertulias se politizaron, al igual que los tertulianos que en su mayoría
tomaron partido. En la Zona nacional se pretendió continuar con las tertulias
de Café, pero con un público más empobrecido culturalmente.
Finalmente
se apreció una recuperación del esplendor de las tertulias tras la guerra en 1945.
Y para concluir esta "Reflexión Heteróclita" os traigo, como siempre, una nueva pieza musical, en esta ocasión la "Cantata del Café" BWV 211 de J.S. Bach
Todos
conocéis mi amor por la soledad, en gran medida explicada por la influencia que
encuentro en autores como Kant, Schopenhauer, Chesterton. Kierkegaard, Jung, o
Rilke, que me van a servir de inspiración para escribir esta “Reflexión”.
Pero
en esta ocasión tan sólo voy a hablar de la soledad querida, buscada, deseada,
lo que yo llamo “Mi Castillo”, donde nadie más que yo puede entrar, salvo
invitados que considere de interés y tan solo durante breve tiempo y que
procura la sanación de las heridas sufridas en el corazón o la mente.
Y ¿a qué se debe ese mi amor por la soledad? entre otras
cosas porque la intolerancia llega a tal nivel que las personas inteligentes tienen
prohibido pensar para no ofender a los imbéciles.
Y no podemos olvidar que lo que más odia el rebaño es a aquel
que piensa de modo distinto, no tanto por su opinión en sí misma, sino por la
osadía de querer pensar por sí mismo, algo que ellos no saben hacer.
De todos modos, al abordar esta reflexión sobre la
soledad, me pregunto de qué me sirve contar mi soledad al mundo si solo
aquellos que también amen la soledad podrán comprenderme, aunque es principio
inviolable de mi pensamiento que quien se haga amigo de la soledad, y llegue a
amarla, habrá adquirido una mina de oro.
Y, para ello, he empezado a intentar vivir más seriamente
por dentro, lo que, además, me permite empezar a vivir más sencillamente por
fuera.
No en balde, el hombre inteligente busca una vida
tranquila, modesta, defendida de infortunios, y si quiere llegar a ser un
espíritu superior, escogerá la Soledad.
Como consecuencia de ello, no lamento las personas que he
perdido con el tiempo, sino que lamento el tiempo que perdí con ciertas
personas porque las personas no me pertenecían, pero el tiempo sí, y además, no
me preocupa que aquellas hayan tratado, en alguna ocasión, de robarme mis
ideas, lo que reamente ne preocupa que no las tenga propias
.
Algunos autores clásicos como Schopenhauer o Nietzsche,
consideran que una persona no puede ser completamente ella misma, sino cuando
está sola, y si no ama la soledad es porque no ama la libertad, pues únicamente
se es libre cuando se está solo.
Por otra parte, no olvidemos que la tristeza es causada
por la inteligencia, pues cuanto más entiendes ciertas cosas, más desearías no
comprenderlas, al tiempo que nos hacemos más solitarios a medida que conocemos
bien a la gente, en cualquier caso no hace falta vengarse. La mala gente se
destruye sola.
Lo que me lleva a la conclusión de que no todo el que
sonríe es feliz, existen lágrimas en el corazón que no llegan a los ojos.
Lo que uno es para sí, lo que le acompaña en la soledad y
que nadie puede darle o quitarle, es manifiestamente más esencial que todo lo
que posee o lo que pueda ser a ojos de los demás, por ello no le tengo miedo a
la soledad. La gente es infinitamente más peligrosa.
Así que no me subestiméis, sé más de lo que digo, pienso
más de lo que hablo y me doy cuenta de mucho más de lo que creeís.
Soy de la vieja escuela, vivo en base a principios y
códigos, donde la conciencia no se compra. Y la seriedad y la lealtad son
prioridad.
Hasta que no te sientas cómodo estando solo, nunca sabrás
si estás siendo elegido por alguien, por amor o por soledad.
Aprender a estar solo es el primer paso hacia la libertad,
no hay amor propio sin soledad porque en ella nos revelamos el ser que
realmente somos.
En cierta ocasión me dijeron que era una persona
peligrosa, les pregunté por qué y su respuesta fue porque no necesitaba a nadie para hacer las cosas, ni para ser feliz, yo solamente sonreí, y pensé
que igualmente peligroso es dar una espada a un loco o el poder a un depravado y no me puedo resistir a que Sánchez me venga a la memoria.
La izquierda, en contra de mis apreciaciones, es
totalitaria e intolerante, y se cree con la superioridad moral suficiente para
marcarnos lo que tenemos que hacer, a quién tenemos que votar, a cuántos
inmigrantes en los lugares recibir y ya lo último como y cuando debemos morir.
De este modo, la intolerancia llegará a tal nivel que las
personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles.
Pensar diferente no es un delito, es un derecho y a veces
un gran privilegio, aunque cuando no te dejas pisotear, la gente comienza a
decir que tienes un carácter difícil.
Al final, los
verdaderos lujos son el tiempo, la salud, la buena compañía, una mente
tranquila y la libertad de elegir qué quieres hacer.
En esta estúpida y tediosa época lo más excéntrico que uno
puede hacer es tener cerebro y memoria, pero no, no sufro de amnesia, solo me acuerdo de
lo bonito y de lo que quiero acordarme. Se llama memoria selectiva y es muy
saludable tenerla.
La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes,
y concede al hombre dotado de grandes cualidades intelectuales, una doble
ventaja, primero le proporciona la posibilidad de estar consigo mismo y
segundo, la de no estar con los demás.
Por eso estoy siempre conmigo, y es este yo quien me
atormenta, aunque encuentre más soportable estar siempre solo que no poderlo
estar nunca.
Lo que hace a los hombres sociales es su incapacidad para
soportar la soledad, y con esta, su propio yo, y es su vacío y desencanto
interiores la que los motiva a buscar la compañía ajena.
Las personas buscan estar acompañadas porque no se
encuentran bien consigo mismos. Necesitan compañía para salir el aburrimiento
que se preocupa se fijan mucho. En lo que hacen los demás y se preocupan por lo
que opinan de ellos.
Al final, los hombres vulgares han inventado la vida de
sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
Así que si es triste no tener amigos, más triste
debe ser no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga es señal de que no tiene
ni talento, que haga sombra ni valor que le teman, ni honra, que le murmuren,
ni bienes que le codicien, ni cosa buena que le envidien.
De este modo, los hombres insignificantes luchan
continuamente por llamar la atención. Los realmente importantes tratan de pasar
desapercibidos.
¿Qué belleza guardan aquellos que no encuentran su lugar
fácilmente entre tanta gente? Tal y como está El Mundo es un privilegio. ¿Porque
no encajan?
En todo caso mi soledad no depende de la presencia o
ausencia de personas. Al contrario, odio a quien roba mi soledad sin, a cambio,
ofrecerme una charla profunda o que te haga ver cosas que tú no ves. Que te
enseña a mirar con otros ojos..
Entendedme. No soy de un mundo ordinario. Tengo locura.
Vivo en otra dimensión y no tengo tiempo para cosas que no tienen alma. Mi
manera de pensar es tan diferente, que por eso no encajo con casi nadie.
Solo los locos y los solitarios pueden permitir ese el
lujo de ser ellos mismos, porque los solitarios no necesitan complacer a nadie
y a los locos no les importa ser comprendidos.
Se necesita ser una persona muy fuerte. Para sentarse a
solas y calmar sus tormentas.
Cuando realmente somos nosotros mismos, muchas personas
se alejan, pero esto crea el espacio necesario para que la gente adecuada
llegue.
Tenemos que aprender a estar en soledad y entender que el
silencio no es siempre tristeza, sino que a veces es paz. Incluso los genios
más destacados hacen uso del retiro, de modo que la nostalgia es generada por
su ausencia los vuelve más estimados.
Estaba buscando la carga más pesada y me encontré a mi mismo.
Nadie vivió mi vida ni lloró mis lágrimas, entonces nadie
tiene derecho a juzgar mi forma de ser.
Tienes que estar dispuesto a caminar solo. No todo el que
empieza a caminar contigo acabará el paseo a tu lado.
Que no te engañe mi tranquilidad, te mostraría el
infierno si quisiera; sólo aquellos árboles cuyas raíces han tocado el infierno
pueden crecer hasta el cielo.
Todo aquel que se complace en la soledad es o una bestia
salvaje o un Dios y yo acepto que se me encasille en cualquiera de las dos opciónes
Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es
fácil. Lo difícil es criar un hijo. Regar el árbol, y que alguien lea el libro.
Ama tu soledad. Y soporta el sufrimiento que te causa.
Si te molesta lo que hago con mi vida, te ofrezco mis más
hipócritas disculpas.
Y para concluir esta Reflexión, como siempre, os traigo una nueva
pieza musical, hoy, por su belleza, Barcarolle de la obra “Les Contes
d'Hoffmann” interpretada por Anna Netrebko & Elīna Garanča – Offenbach
Es preciso replantearse cual deba ser el papel de las “elites” sociales e intelectuales en el mundo contemporáneo.
Desde luego ya ha pasado el tiempo en que las declaraciones de los intelectuales o de los dirigentes sociales, de las élites en definitiva, tenían el efecto inmediato de crear opinión en la sociedad o de modelarla conforme a sus formulaciones teóricas.
Una de las razones por las que esas élites intelectuales no gozan ya del predicamento social de antaño es su substitución por lo que podríamos definir como “castas” sociales.
El concepto tradicional de “élite” responde a la idea de “excelencia”. En esta línea cabe la definición de élite elaborada por el sociólogo italiano Vilfredo Pareto:
“Hay hombres con cualidades extraordinarias ---más allá de la calidad ética o la utilidad social de dichas cualidades--- que se diferencian de la mayoría de la población por la capacidad óptima que tienen en cada rama de la actividad humana. Se puede formar una clase con aquellos que tienen las calificaciones más elevadas en el ramo de su actividad, y a ésta le da el nombre de elite.”
Sin embrago dudo que hoy en día subsista esa vinculación de los conceptos de élite y excelencia.
O al menos si existiese, no se trataría ya de excelencia cultural, científica o ideológica, sino meramente práctica: la excelencia en los mecanismos de acceso y mantenimiento en los resortes del poder en un proceso endogámico y autoalimentado. Lo que podríamos llamar excelencia en la praxis política.
Efectivamente, en nuestra sociedad la capacidad de “influencia” y de control del poder no corresponde ya a grupos de excelencia cultural o intelectual cuyas opiniones se consideren indiscutibles o al menos superiores, sino que las masas responden a otros parámetros de conformación de su forma de pensar y de actuar.
Los modelos de influencia social no son los intelectuales, no importa el conocimiento o la cultura, sino que los referentes son los “triunfadores” que alcanzan el reconocimiento social.
Tienen así mayor capacidad de alterar los comportamientos de la sociedad, el joven inculto, iletrado, pero triunfador en cualquier “reality show” o programa-concurso televisivo de gran audiencia, la estrella mediocre, de moda transitoria, que brille en el firmamento retratado por las revistas de papel couché, cualquier figurante del mundo de la “cultureta mediática” tan en boga, o el más inculto e iletrado de los políticos, con tal de que maneje adecuadamente los resortes de aquella “praxis política”, por encima de cualquier profesor universitario, pensador culto y profundo, o intelectual o ideólogo serio y trabajador, a quienes la moda social imperante tachará de “aburridos”.
Y eso se debe a que el destinatario de los menajes intelectuales es una mayoría social invertebrada, carente de inquietudes culturales, masificada y mecanizada en sus actos-respuestas.
Efectivamente el problema no es de clases sociales.
Es cierto que el proletariado, término que procede del latín “Proletarii” ---concepto que San Agustín utiliza en su “La Ciudad de Dios” y que aparece también en la “Republica” de Cicerón, para referirse a esa masa miserable e inculta de ciudadanos que formaban la clase social más baja de la antigua Roma a quien, por su incapacidad económica y cultural para asumir otras funciones políticas, económicas o militares, correspondía el duro trabajo físico y la multiplicación de la prole, no es ya, hoy en día, esa clase miserable y paupérrima, sino que está formada precisamente por su prole engendrada, urbanizada, autosatisfecha y pretenciosa, a la que el sistema educativo, en muchos casos incluso universitario, ha dotado de “instrumentos” de progresión laboral y económica, aunque no cultural, y por lo tanto carece de inquietudes intelectuales.
Pero lo mismo ocurre con las clases medias y altas de nuestra sociedad, quienes, en teoría deberían considerarse de mayor nivel cultural- intelectual, pero que no lo son.
Todas estas clases sociales en que tradicionalmente se dividía la sociedad, están hoy más preocupadas por garantizarse una situación económica desahogada, incluso lujosa, que por el pensamiento, las ideas o el conocimiento, homogeneizándose todas ellas en sus planteamientos vitales, de modo que nuestras sociedades están formadas por individuos que, pese a su diferente capacidad económica, responden a parámetros materialistas muy similares, conformando en definitiva una única “clase”, la de los “ciudadanos”, que solo se diferencian entre ellos por su dispar poder adquisitivo, no por sus planteamientos vitales.
Y esta nueva mayoría sociológica “desclasada”, poseedora no de “cultura” sino de “formación general básica”, como el sistema educativo en que se ha formado, no precisa de “sabios” miembros de una élite intelectual que le abra las “puertas de la sabiduría”, que le oriente a través del camino vital que debe transitar, sino que los mensajes necesarios los percibe y los asimila desde otros canales, esencialmente mediáticos.
Todo lo cual conectaría, haciéndolo más universal, con el concepto orteguiano de “rebelión de las masas” y de desprecio a “los mejores”, a quienes se da la espalda.
Algunos autores consideran que nos encontraríamos así ante una expresión críticamente al límite de lo que el italiano Vilfredo Pareto vino en denominar “circulación de las élites” consecuencia, esencialmente, de la evolución de los sentimientos colectivos de la población, que suele darse bajo la forma de ondas o ciclos.
Esos ciclos serían tendencias cambiantes de gran amplitud ―sentimientos de fe o desconfianza, de optimismo o pesimismo― que hacen que la gente acepte los argumentos y acciones que están de acuerdo con la tendencia y rechace los contrarios, determinando así la nueva élite que se constituiría en grupo social dirigente, que no responde ya al concepto de excelencia propio de las élites clásicas, sino al de “castas” o grupos sociales cerrados que asumen el rol de dirigentes de la sociedad con independencia de su poso cultural, ideológico o intelectual.
Y así, en atención al último “ciclo” de tendencias sociales las “elites” han sido substituidas por lo que yo he preferido denominar “castas”, para significar su carácter precisamente no “elitista”, no “excelente”, pues lo que sí es cierto es que la sociedad precisa de esos grupos dirigentes que asuman el poder director de la propia sociedad ―a través de los procedimientos político-sociológicos imperantes en cada sociedad, ya democráticos ya despóticos―.
El problema radica en saber cuales son los sentimientos, las tendencias que, en estos momentos, están dando lugar a esa aparición de una clase dirigente en forma de “casta”, de élite social vacía de contenido cultural.
Y más aún, determinar cual haya de ser el papel de aquellas élites culturalmente excelentes, que pese a serlo no juegan ya el papel de grupo dirigente, ni tan siquiera referente, de la sociedad.
Lamentablemente, si llegamos al convencimiento de que el hombre moderno, la mayoría social, se acomoda en su comportamiento y en sus ambiciones a la mera satisfacción de sus necesidades fisiológicas, desde las más elementales ―alimentación, vestido, vivienda y salud― a las más elaboradas ―confort, servicios, mejora de las condiciones de trabajo, etc…― lo que se traduce el la llamada “sociedad del bienestar”, completada por su “necesidad de divertirse”, habremos de llegar necesariamente a la conclusión de que el quehacer cultural, ideológico o intelectual viene a ocupar un papel secundario en las sociedades contemporáneas, salvo que identifiquemos el concepto de “cultura” con el conjunto de mecanismos creados por las sociedades desarrolladas para satisfacer aquella necesidad de divertirse a que nos hemos referido.
Volviendo al sociólogo italiano Vilfredo Pareto, y a su discípulo y recensor Georges Bousquet, nos encontramos con que la “circulación de las élites” ía un fenómeno que se produce con independencia de la calidad moral o ética de las cualidades que adornen a la élite (la casta) emergente.
Lo fundamental no es el conjunto de aquellas cualidades, cuya trascendencia social era evidente en el s.XIX, sino la capacidad del grupo, de la “casta”, para acceder y mantenerse en el poder.
Así, pese a que en el “Manifiesto Comunista” se nos diga que “A lo largo de la historia todos los movimientos sociales han sido, hasta el presente, movimientos de minorías en beneficio de las minorías” y que eso solo puede cambiar a través de la revolución del proletariado pues:
“El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa”
Todas estas manifestaciones ideológicas comunistas son falsas.
Lo cierto es que tal y como escribe Bousquet, las luchas históricas entre patricios y plebeyos, senadores y caballeros, jacobinos y aristócratas, socialistas y burgueses, etc…, no han sido nada más que luchas entre minorías sociales ―élites o castas― que se disputaban el poder, por mucho que se trate de encontrar y admirar en sus conflictos la lucha siempre renovada, nunca definitiva, de las masas contra los privilegiados, pues, en definitiva la élite emergente procederá de la masa oprimida y destruirá, para substituirla, a la élite preexistente, a los antiguos privilegiados.
Como dijera el propio Pareto:
“La Historia es un gran cementerio de aristocracias”
Llegados a este punto podemos distinguir, pues entre élites político-sociológicas, participantes en la cotidiana lucha por el poder de la sociedad, con independencia de la calidad de sus cualidades intelectuales, lo que hemos venido en denominar “castas”, y élites culturales que responden al concepto de “excelencia” intelectual, con independencia de que en ellas se den o no las cualidades practicas, las habilidades políticas, que permiten, a las primeras, el acceso y mantenimiento en el poder.
Ambos grupos sociales “privilegiados” cumplen diferente papel en las sociedades contemporáneas.
Si la cultura es, según el antropólogo francés Maurice Godelier, la parte ideal de lo real; la política podría ser definida como “la parte práctica de lo real”.
Así, desde el punto de vista de la praxis política, la cualidad esencial del hombre es la de ser capaz de contar con los instrumentos, las habilidades, que le permitan acceder al poder y utilizarlo para el cumplimiento de sus fines.
Por el contrario, el hombre espiritual, el intelectual, parte de considerar que la característica esencial del hombre sería la de su capacidad de poder tender a la racionalidad, más que el hecho mismo de ser racional, y participar, desde esa premisa, en la elaboración de las formulaciones teóricas que permitan explicar el mundo, la sociedad, sus realidades y sus proyecciones, anticipando la solución de sus problemas y anticipando también su destino, por el mero placer de encontrar respuesta a las preguntas que vienen atormentando al “alma” humana desde que el hombre es tal y responde, en su vida al aforismo agustiniano:
“Primum vívere, deinde filosofare” “Primero vivir, después filosofar”
y por lo tanto su inestimable papel, minoritario pero imprescindible, habrá de ser el de continuar respondiendo a la: “inquietud" derivada de ver desvanecerse ese afán gracias al cual los hombres on y no sólo están en el mundo; ese ansia por la que expresan toda su dicha y su angustia, todo su júbilo y su desasosiego, toda su afirmación y su interrogación ante el portento del que ninguna razón podrá nunca dar cuenta: el portento de ser, el milagro de que hombres y cosas sean, existan: estén dotados de sentido y significación”, tal y como se expresa en el “Manifiesto contra la muerte del espíritu y la tierra” lanzado desde las páginas de “el Cultural” de El Mundo por Ruiz Portella.
En definitiva, abrir las puertas del conocimiento, acceder al espacio cerrado de los desconocido y por conocer, en un intento de enriquecer el propio yo, el propio espíritu, y al mismo tiempo tratar de facilitara los demás los instrumentos de tal enriquecimiento.
La tarea es grandiosa, y digna de todo respeto y devoción, aunque en nuestra “desespiritualizada” sociedad occidental contemporánea pueda parecer fútil.
Y concluyamos esta "Reflexión Heteróclita" con una nueva pieza musical, hoy "Las Puertas del Walhalla" de la Ópera El Anillo de los Nibelungos de Wagner.