A diferencia de Chateaubriand hablo frecuentemente de mis intereses, de mis emociones, de mis trabajos, de mis ideas, de mis afectos, de mis alegrías, de mis tristezas, sin pensar en el profundo tedio que el francés temía causar a los demás hablandoles de si mismo.
Mientras se es joven, se suele disfrutar de la velocidad y de la emoción que produce.
Sin embargo, al envejecer y adquirir más sabiduría, también se aprende a valorar el confort y la tranquilidad, que no deben ser subestimados.
A esto se refieren los ingleses con el acrónimo SOS, de: Slower, Older, Smarter (más lento, más viejo, más inteligente).
El sosiego pasa así a ser el valor más apreciado por quienes ya han disfrutado de la gran mayoría de las descargas de adrenalina que excitaban sus instintos.
A lo largo de mi vida he compartido mi trabajo y la dedicación a mi familia con mis aficiones intelectuales y con distintos deportes, la mayoría de los cuales ―esquí, equitación y caza de montaña, principalmente― tenían algún punto de riesgo, pues como nos decía Nietzsche
“Los espíritus valientes necesitan, de vez en cuando, algo de peligro, porque si no, la vida se les hace insoportable”.
Hoy, por culpa de mis años y algunas graves lesiones, me he centrado en mi vida intelectual, y el deporte que practico —más bien juego— es el cróquet, en que el mayor riesgo existente es que otro jugador te dé con una bola en un tobillo, y en el que según el fair play británico —que en él impera— se prohíbe que los jugadores expresen su disgusto con palabras peor sonantes que “disgusting”, aunque definan este juego como
“Un juego con bolas, imposiblemente dificil, sujeto a reglas incomprensibles y jugado por personas malintencionadas que manifiestan su disgusto perdedor con rumores ininterpretables”
Juego que en las mismas Islas Británicas consideran, con sorpresa, que puede incluso jugarse con sol.
Pero no crean ustedes que les hablo de un juego simple, pues hasta el Dalai Lama lo practica, y algo tendrá cuando desde 2012, año en el que había apenas 200 jugadores federados, hemos pasado a casi 2.500 federados en el año 2022, según la Memoria de la Federación Española de Cróquet (FEC) fundada en Somió-Gijón, mi pueblo, allá por los años 90 del s. XX, en donde, que yo recuerde, hay más de 10 campos de cróquet, cifra muy similar a la de Madrid.
De hecho, se trata de un juego en el que la pericia técnica del jugador debe venir acompañada de una estudiada estrategia, para evitar que una bola del contrario quede en posición de poder cruzar un aro en su turno, lo que permite desahogar la malicia o mala intención —la mala leche, vamos— de los jugadores, sin daños efectivos ni colaterales.
Por otra parte en edades provectas, un partido de cróquet permite que sea un sustituto del paseo diario, mucho más entretenido que el simple hecho de andar.
Y tras el partido diario, retomar las lecturas, música y pluma, u otras dedicaciones con mayor sosiego y disfrute.
El mayor experto español en Historia del Cróquet es, sin duda, Don Luis de Gortázar Rotaeche ―cuya fotografía a punto de embocar un aro inicia esta reflexión―, de cuyo enorme archivo gráfico me he servido en esta reflexión, y que remonta, al menos, al s.XIV la más antigua referencia a los antecedentes de este apasionante juego.
Sólo decir que quien se inicia en este juego se "engancha", convirtiéndose en contumaz croquetista, tal vez porque es entretenido y permite desahogar los más bajos instintos sin empacho, ya que al final no es más que un juego.
¿O no...?
Y para terminar, como siempre, os acompaño un vídeo con la "Canción del Cróquet de Alicia" compuesta, interpretada y grabada por Javier López Álvarez para la adaptación teatral de la obra de Lewis Carroll.
Curioso artículo y muy ilustrativo. A decir verdad nunca supe lo que significaba SOS, siempre pensé que eran unas siglas para pedir ayuda o socorro pero veo que tiene más acepciones. Me encantó conocer algo sobre este, al parecer fascinante, mundo del Croquet y espero que siga usted disfrutándolo muchos años más. Ah, y ganando premios también pero enfadándose poco claro……!!!
Curioso artículo y muy ilustrativo. A decir verdad nunca supe lo que significaba SOS, siempre pensé que eran unas siglas para pedir ayuda o socorro pero veo que tiene más acepciones.
ResponderEliminarMe encantó conocer algo sobre este, al parecer fascinante, mundo del Croquet y espero que siga usted disfrutándolo muchos años más. Ah, y ganando premios también pero enfadándose poco claro……!!!