He de reconocer que tras una etapa llena de creatividad, he llegado a ese punto en el que las musas me han dado la espalda y por mucho que lo intente, me da la impresión de que me he quedado sin nada que contar.
Releo clásicos,
estrujo mis recuerdos, consulto mis notas y mis apuntes….
Y nada…
La Musa de la
elocuencia, la bella Calíope, debe tener otros menesteres en los que ocuparse,
o tal vez esté entretenida en dulce plática con sus hermanas, las demás hijas
de Zeus y Mnemosine, y no se adivina que pueda tener ninguna intención de
inspirarme alguna breve idea con que deleitarme y tratar de no aburriros.
Podría, como hizo
Dante al comenzar a describir su segundo Infierno, en la Divina Comedia,
implorar a las Musas su ayuda:
Oh musas, oh
altos genios, ayudadme!
¡Oh memoria que
apunta lo que vi,
ahora se verá tu
auténtica nobleza!
Pero aunque procedo a su invocación, hoy, por lo visto, estoy condenado a su desprecio.
De todas formas, haciendo
un esfuerzo llego a la conclusión de que nuestros pensamientos, se construyen
como un rompecabezas, encajando piezas y sin soportes adicionales, y siempre
los consideramos brillantemente únicos y exclusivos, cuando realmente no lo
son.
Tal y como decía
Nietzsche:
“Lo que distingue
a una verdadera cabeza original no es ser la primera en ver algo nuevo, si no
el ver como nuevas las cosas viejas, conocidas de antiguo, vistas por todo el
mundo y no tenidas en cuenta por nadie.”
Así que hablando de mis pensamientos, que no considero ni únicos ni sublimes, debo hacer mención a la crítica que a ellos ─expresados a través de estas mis reflexiones heteróclitas─ hace uno de mis, todos muy queridos, lectores, que me critica por excesivamente partidistas.
Me dice:
“No cabe duda de que
todas las posiciones son respetables, defendibles..., pero cada uno elige
el tipo de cancha para sus juegos, incluidos los intelectuales...; yo
prefiero debates cuidadosos, lo menos personales posible; partir, en
la esfera política, de la inexistencia de verdades absolutas, ni mentiras
abrumadoras..., busco la perplejidad, disfruto con la Ciencia en sus enormes
posibilidades y tonalidades; me gustan las chispas, las intuiciones...,
los sueños, los relámpagos...”
Agradezco
enormemente la crítica, y omito su identidad, que sólo a él interesa, pero creo que se puede decir algo en relación con sus
argumentos.
Comparto, en esencia
y en su conjunto, la reflexión que me hace.
Efectivamente “Cada
uno elige el tipo de cancha para sus juegos, incluidos los intelectuales...”
pero lamentablemente yo no sé expresar “las chispas, las intuiciones..., los
sueños, los relámpagos...” provocados por mis neuronas si no es a través del
filtro de mis “principios”, de mis “Verdades Absolutas” y
consecuentemente de mis “Mentiras Abrumadoras...”, y en ocasiones no
comparto como tales las verdades o mentiras que son substrato del pensar de otros,
pero me enriquece conocer la forma en que las mismas son filtro del pensamiento
de los demás.
E incluso, en mi
proceso intelectual, en ocasiones, me planteo si mis verdades y mis mentiras no
serán menos verdad, o menos mentira, atemperadas por las verdades y mentiras
que son base de las reflexiones de otros.
En cualquier caso, las dudas que pudieran surgirme son siempre metódicas y no escépticas.
Pues como dice Descartes:
“los escépticos
dudan por dudar y hacen de su duda puro afectamiento”
Continúa diciéndome
mi querido amigo que:
“No me gustan tus
cánticos a la responsabilidad de los tuyos... frente a los desastres
izquierdistas, continuos, numerosos, ininterrumpidos... de Chaves, Evo Morales Sánchez,
Iglesias o el resto de la izquierda patria.”
Desde
la perspectiva de esas verdades-mentiras, de los “principios”, que conforman mi
base intelectual, no tengo duda alguna de que Chaves, Evo Morales, Castro, Sánchez,
Iglesias y la izquierda patria e internacional, en su conjunto, están instalados “continua,
numerosa e ininterrumpidamente” en el desastre izquierdista, pero al
mismo tiempo, y partiendo de mis raíces intelectuales de base ecléctica “conservadora”
y “liberal”, parafraseando a un viejo político del tardofranquismo y de los
principios de la democracia, siento, en ocasiones, el olfato de los “míos”
en el cogote y pienso
“Al suelo, que
vienen los nuestros”
cuyas actitudes, planteamientos, e incluso
formulaciones teórico-ideológicas, a veces instalados en el “desastre
derechista”, se apartan mucho de los que son mis conclusiones intelectuales.
Lo que más me ha sorprendido es el talante izquierdista de mi amigo, a quien tenía por un moderado liberal. Será que los años le han avinagrado, como a un mal vino, y se ha dejado engatusar por la corrección política, o acaso viva instalado a la cómoda sombra de algún chiringuito subvencionado, de modo que concluye su invectiva diciéndome:
“Me gustaría
proseguir recibiendo tus reflexiones, siempre que cumplas estas premisas...”
No sé si seré capaz de darle gusto cumpliendo sus condiciones.
Uno de los componentes peculiares de mi
carácter, que impregna incluso mi quehacer intelectual, ha sido siempre el de
la beligerancia, el de la búsqueda de la confrontación, el de la defensa, en
ocasiones vehemente, de mis verdades y de mis mentiras.
Soy un polemista
nato.
Y por lo tanto no sé
si seré capaz de realizar ejercicios intelectuales tan asépticos y elevados
como los que mi amigo me invita a realizar.
Espero su reacción
ante mi contumacia intelectual en mis próximas reflexiones, aunque supongo que
me castigará con el ostracismo borrando mis reflexiones, pues ni pienso
cambiar mi estilo, ni voy a borrarle de la lista de mis potenciales lectores.
Y concluyo como siempre con un video
musical, en esta ocasión dedicado especialmente a mi amigo crítico: “MUSICA PARA
HACER CACA” de Emma Shanahan, encontrada en YouTube
© 2022 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
Jajajaja me gusta!!!
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