...DE LA DERIVA DE LOS CONTINENTES, DE LOS CICLOS DE LA ACTIVIDAD SOLAR, DEL PARÓN DEL NUCLEO TERRESTRE... Y DE LA EXTINCIÓN DE LOS DINOSAURIOS.
Por estar en contra de “algo” que no quede, pues en una actitud muy “correcta políticamente”; así que deberíamos todos estar, también, en contra del hambre, de la enfermedad y de la muerte; en contra de la globalización, del desarrollo económico y de la desaparición del estado del bienestar; en contra de los siete pecados capitales —aunque realmente no sé cuáles de ellos se mantienen vigentes o han sido derogados por la progresía sesentayochista—; en contra de la propiedad privada, de la necesidad de trabajar para ganarnos el pan nuestro de cada día y del esfuerzo personal; y, cómo no, en contra de las tallas milagrosas de los modelos publicitarios, pues son una ofensa para nuestros cuerpos imperfectos... y para nuestro derecho a ser iguales.
Aunque eso sí, nuestra oposición a todo lo anterior, a fin de ser verdaderamente progresista, debería de venir adobada con un claro posicionamiento en defensa del aborto y de la eutanasia, de las políticas malthusianitas de reducción de la natalidad en el tercer mundo; del lince ibérico, del lirón pirenaico, de las mascotas urbanitas y de la pardela balear; de los alimentos no transgénicos, y de la prohibición del uso de fertilizantes e insecticidas en los cultivos, que por supuesto no deberían ser intensivos; del derribo de los embalses y de los trasvases de agua entre cuencas hidrográficas; de la okupación de las viviendas desocupadas y de la causa de los palestinos frente al imperialismo judeoamericano; y por supuesto de la bicicleta como vehículo alternativo.
Mientras tanto nadie se entretiene explicándonos como el calentamiento global es compatible con las bajas temperaturas y gigantescas nevadas sufridas este invierno por los EEUU o en Japón, ni el frio y nieve que nos ha acompañado durante el mes de enero, pues tales fenómenos atmosféricos fríos casan mal con la cantinela del cambio climático por el calentamiento global,
Tampoco nadie comenta que en Marte se está produciendo un calentamiento similar al de la tierra, sin que allí pueda echarse la culpa a factores “antropogénicos”, es decir al “descontrolado consumo energético de los países ricos”
Ni tampoco nadie comenta que el Sahel no solo no se está desertificando, sino que durante los últimos tres años su superficie vegetal ha crecido notablemente en detrimento del desierto del Sahara.
Como contrapunto al panfleto de los climalarmistas debemos tener en cuenta, por lo pronto, que lo de la “unánime opinión de los científicos” en torno a las conclusiones del IPCC, pues eso, que nada de nada...
Según el periodista de Creators Syndicate Inc. Walter E. Williams, en su artículo “El consenso se desmorona” el Washington Post afirmó el 28 de mayo de 2006 que sólo había "un puñado de escépticos" en lo relacionado con la amenaza del calentamiento global originado por el hombre. El 30 de agosto de ese mismo año Bill Blakemore decía: "Luego de una investigación exhaustiva, ABC News no ha podido dar con debate [científico] alguno" ―está como Patxi López con el Caso Tito Berni y su tajante afirmación "No hay Caso"―.
El secretario ejecutivo de la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, Yvo de Boer, dijo en su día que era "criminalmente irresponsable" ignorar la urgencia del calentamiento global.
En mayo de 2007, la enviada especial para el clima de Naciones Unidas, Gro Harlem Brundtland, dio por "zanjado" el debate y advirtió que era "completamente inmoral" el mero cuestionamiento del "consenso" científico de la ONU.
Un par de meses más tarde, Miles O'Brien, de CNN, afirmó: "El debate científico ha terminado". Previamente había dicho que los científicos escépticos solían estar "comprados y sobornados por la industria de los combustibles fósiles".
Sin embargo desde aquellas fechas hasta nuestros días, cada vez son más los científicos que están reuniendo el valor necesario para alzar la voz contra la “dictadura ideológica del calentamiento global”.
Así, Stanley B. Goldenberg, de la División de Investigación de Huracanes de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de EEUU, ha declarado: "Lo de que sólo hay un puñado de científicos que no comparte la tesis del calentamiento antropogénico es una mentira descomunal, propagada por los medios".
Más de 650 científicos internacionales disienten del discurso del calentamiento antropogénico: los científicos siguen poniendo en entredicho el consenso, puede leerse en un reciente informe de la minoría en el Senado norteamericano.
Entre esos 650 científicos se cuentan, por ejemplo, varios premios Nobel, catedráticos de distintas universidades y científicos directores de instituciones relevantes.
Muchos científicos buscan ahora la forma de distanciarse discretamente [del ecoalarmismo sin ver arruinadas sus carreras profesionales.
Lo cierto es que cada vez son más las investigaciones que sugieren que, a diferencia de calentamiento pronosticado por el IPCC podría producirse un enfriamiento global.
El geólogo Don J. Easterbrook, profesor emérito de la Western Washington University, dice: "Los cambios registrados en el Sol últimamente sugieren que podría ser [un enfriamiento] bastante severo, quizá más parecido al de 1880-1915 que al de 1945-1977. Un enfriamiento como el mínimo de Dalton y Maunder podría sumir al planeta en una nueva Pequeña Edad del Hielo, pero sólo el tiempo dirá si esto es una posibilidad".
El geólogo Dr. David Gee, presidente del comité científico del Congreso Geológico Internacional de 2008, que actualmente trabaja en la Universidad de Uppsala (Suecia), se pregunta: "¿Durante cuánto tiempo ha de enfriarse la Tierra para que nos demos cuenta de que no se está calentando?".
Es más, vaticinan que el enfriamiento dará lugar a una nueva “Mini Edad de Hielo” —similar a la ocurrida en los s XVII y XVIII— entre las décadas de 2030 y 2040.
Y en Italia, gracias a Meloni, que se está cargando la corrección política y los principios woke, 500 intelectuales y catedráticos han firmado un manifiesto contra la milonga del calentamiento de la tierra por causas antropogénicas.
Y he aquí una pregunta trascendental que los ciudadanos de los países occidentales han de plantearse:
Las leyes, una vez promulgadas, es muy difícil, por no decir imposible, echarlas abajo. Si el hielo se enseñoreara de parte del hemisferio norte, como lo hizo en tiempos remotos, a mí no me extrañaría que unos políticos fanáticos conservaran toda la legislación aprobada para prevenir el calentamiento global.
Y nos llevarían a un verdadero desastre que se que podría definirse parafraseando el aforismo de la Agenda 2030, de modo que “No tendremos nada y nos moriremos de frio e inanición”
Para concluir, hablando de frio, os traigo “Che gelida manina” de “La Boheme” de Puccini cantada por Pavarotti
© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana
Yo también estoy en contra del cambio climático, comodín éste usado y abusado en exceso por nuestros políticos “progres”. No hace falta ser un experto para darse cuenta de, hasta qué punto nos toman el pelo con el dichoso cambio climático y lo hacen suyo con toda clase de fines en su propio beneficio. Claro que la Naturaleza evoluciona y cambia como viene ocurriendo a lo largo de la historia de la humanidad y millones de siglos antes, ciego sería el que no lo viera. Pero de ahí a que sea por efecto de la mano del hombre hay un abismo. Me cuesta contestar su artículo con palabras medianamente interesantes, hoy el protagonismo queda para usted, Don Jesús por tan extraordinario y certero artículo. !Enhorabuena de verdad!
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