Según Benedicto XVI, en su mensaje dado en el Escorial en la mañana del 19 de Agosto:
"En la sociedad actual se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza”
La declaración del Pontífice tiene más calado del que de las propias palabras pronunciadas pudiera deducirse.
Efectivamente en la segunda mitad del siglo XX los países occidentales han sufrido la más profunda transformación ética de su Historia, que encuentra su punto álgido en los años 60 con la revolución francesa de “Mayo del 68” y en los movimientos progresistas de las Universidades americanas bajo el principio de la “corrección política”.
Las revueltas de “Mayo del 68” en Francia han sido siempre tratadas con un matiz de añoranza y simpatía por la intelectualidad europea de finales del s.XX y principios del XXI, que omiten siempre su trasfondo ideológico marxista, pues no podemos olvidar que el efecto de aquellas revueltas constituyen el mayor éxito estratégico/ideológico del marxismo a lo largo de toda su existencia.
Y digo esto porque el efecto del “Mayo del 68“ no fue sino el de inculcar en las mentes de la burguesía bienpensante europea los principios del “Manifiesto Comunista”, pero no en forma de insurrección social, sino a través del más sutil método de la modificación de los hábitos y convenciones sociales.
Así el matrimonio dejó de ser considerado pilar básico de la sociedad, generalizándose el divorcio, introduciéndose hábitos de libertinaje sexual, y recalcando el concepto de liberación de la mujer mediante el mero reconocimiento del “derecho” al aborto.
Por otra parte se “superaron” los conceptos éticos tradicionales cristianos con un feroz relativismo y racionalismo ateos, se arrinconaron los conceptos de “justicia”, “libertad” y “amor al prójimo”, arrasados por los más “progresistas” de “justicia social” “laicismo” e “igualdad” y se atacó y puso en la picota el sistema occidental pero sin aportar soluciones realistas, sino amparandose, el movimiento social todo, en frases vacuas como “La imaginación al Poder” o “Democracia Real”, que nada concreto aportan a la solución de los problemas de la Sociedad contemporánea.
Por su parte, en las Universidades Americanas se vivió, por las mismas fechas, el fenómeno de la “corrección política” y el giro a la izquierda del partido demócrata.
Efectivamente en los años 60 y al amparo de los movimientos sociales pacifistas contra la Guerra de Vietnam, surgieron muchos grupos de activistas de izquierda en ambientes universitarios y académicos norteamericanos, cuya máxima expresión fue el llamado movimiento “hippie” y la corrección política, falso progresismo intelectual desenmascarado más tarde por diversos autores, entre los que destaca Peter Schweizer con su obra “Do As I Say (Not As I Do): Profiles in Liberal Hypocrisy” [Haz lo que yo diga (no lo que yo haga): Los perfiles de la hipocresía liberal”] y que ha dado lugar a las expresiones IZQUIERDA CAVIAR o GAUCHE CHAMPAGNE, para identificar a los actuales progresistas de los países occidentales, instalados en una mezcla éxotica de relativismo ético y de los lujosos hábitos sociales de la más tradicional oligarquía económica, mientras predican austeridad e igualdad y critican a “los poderes económicos”.
Realmente a esta izquierda del champagne y el caviar, no le debe ser nada fácil vivir la contradicción entre "la lucha por cambiar el orden social" y el gusto por la buena vida y el lujo obsceno.
Me remito en este punto al post “Sarkozy y la izquierda radical” publicado en este Blog en Mayo de 2007 que formula, en palabras del Presidente francés una de las más acertadas críticas a esa IZQUIERDA CAVIAR nacida en Mayo del 68.
Será esupendo que las palabras del Papa en estas jornadas nos ayuden a reflexionar y, aunque no tengamos tu talento para sintetizar los reflexionado, a sacar conclusiones tan interesantes como las que expones en tu escrito de hoy.
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