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martes, 21 de marzo de 2023

NACER, VIVIR, MORIR

 


Para vivir una vida es necesario que tus padres te la inflijan.

     Después ya es más fácil, pues sólo hay que dejarse llevar por la corriente, tratando de nadar en ella conforme a nuestra voluntad, con el fin de domeñarla e ir a donde queramos.

Pero como nos dice Ortega [1], Nuestra vida empieza por ser la perpetua sorpresa de existir, sin nuestra anuencia previa, náufragos, en un orbe impremeditado. No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al encontrarnos con nosotros.

La vida nos es dada —mejor dicho, nos es arrojada o somos arrojados a ella— pero eso que nos es dado, la vida, es un problema que necesitamos resolver nosotros. Y es un problema no sólo en esos casos de especial dificultad que calificamos peculiarmente de conflictos y apuros, sino que lo es siempre.

     Gregorio Samsa el protagonista de la célebre novela de Kafka “La Metamorfosis” [2], convertido en un horrible insecto, nos dice “La vida nos es disparada a quemarropa”, y al igual que la muerte, nacer, vivir, morir, se nos presentan como un rayo imprevisto que nos domina.

 La Vida tiene mucho de improviso.

Somos, sin saber por qué, arrojados al mundo y se nos da sin “manual de Instrucciones” al que aferrarnos, no hay camino predestinado, sino que hay que ir viviendo, creando nuestro propio camino, nuestra vida,  desde el nacimiento hasta la muerte, realidades esenciales que conforman la vida de cada uno de nosotros, y por ello hemos de ser conscientes de que nacemos para empezar a morir.

Shakespeare reflejó esta dura pero cierta realidad en su frase “Lloramos al nacer porque venimos a este inmenso escenario de dementes[3].

Sin embargo, la vida que nos es dada nos permite ser una criatura maravillosa durante nuestra vida y hasta nuestra muerte, y se sublimará tras ella si somos creyentes.

Un ser que piensa y habla, que transmite sus emociones y vivencias, que construye el mundo en el que habita, que enriquece, con sus pensamientos y acciones, la vida del planeta todo que ocupa.

Como nos dice Blaise Pascal [4], el pensamiento constituye la grandeza del hombre. El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero aun cuando el universo le aplastase, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe que muere y lo que el universo tiene de grandioso sobre él; mientras que el universo no sabe nada de todo esto.

Y es precisamente esa capacidad de ser consciente del “yo” y de los otros, de la realidad de todo lo que nos rodea, o de todo lo que existe en nuestro mundo, de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones, del transcurso hermoso o atroz de nuestras vidas, lo que nos convierte en una criatura excepcional.

Criatura maravillosa que no se limita a formular la conclusión filosófica de Descartes “Cogito, ergo Sum” ―Pienso luego Existo― [5], sino que proyecta sobe los otros, sobre todo lo demás, la fuerza intelectual expansiva de ese “yo que es”, lo que le permite crear el camino sinuoso de su propia vida.   

 Y concluyamos con un nuevo video musical, en esta ocasión Gianna Nannini interpretando la canción “Meravigliosa Creatura”



© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana



[1] https://filosofaralos16.webnode.es/el-sentido-de-la-vida/estar-existir/ortega-y-gasset-vivir-es-encontrarse-en-el-mundo/

[2] Franz Kafka, La Metamorfosis, Ediciones Akaf, 2009

[3] William Shakespeare, El Rey Lear

[4] Blaise Pascal, Pensamientos, Biblioteca Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pensamientos--1/html/ff08eee4-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_1_

[5] René Descartes, Discurso del Método


1 comentario:

  1. Interesante y apasionante artículo el de hoy de D. Jesús. Escribir acerca de la vida no es tarea fácil, hay que tener un profundo conocimiento filosófico. Muchas gracias, es un placer leer sus reflexiones.

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