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martes, 14 de marzo de 2023

EL FUTBOL - INCONGRUENCIA EXISTENCIAL

 


Uno de mis problemas es que he tenido demasiadas aficiones y entretenimientos a lo largo de la vida.

Bien que la lectura y la escritura, junto con la música clásica, sean mis aficiones prioritarias, pero también me gustan los museos y exposiciones, la ópera, el cine y el teatro, así como los viajes, preferentemente si tienen contenido artístico, gastronómico o cultural; y tradicionalmente he practicado, con mayor o menor pericia, diversos deportes como la caza, el esquí, la equitación, el pádel, el golf y ahora, más intensamente, el croquet, juego que me apasiona, aunque sea todavía principiante; me gustan los juegos de naipes y me considero un buen gourmand muy aficionado a la buena mesa y al vino, bebida sagrada en nuestra cultura, sin el cual no podrían celebrarse los ritos esenciales de mi fe.

Ya Blaise Pascal explicaba la necesidad de los entretenimientos o divertimentos, al decirnos en sus "Pensamientos" que:

"El hombre, por muy lleno de tristeza que esté, si se puede obtener de él que se embale en algún divertimiento, helo feliz durante este tiempo; y el hombre, por feliz que sea, si no está divertido y ocupado por alguna pasión o por alguna diversión que impida desbordarse al aburrimiento, pronto estará triste y desgraciado. Sin divertimiento no hay alegría, con el divertimiento no hay tristeza."

    Aficiones todas ellas que no evitan que me siga refugiando en mi castillo, en mi guarida, entre mis plumas y mis libros al son de mi música, pues volviendo a Pascal, no quiero que por ser incapaz de quedarme quieto en mi habitación me alcance la infelicidad;  mientras que, como el protagonista del pasado efímero de Machado, me inclino a ser melancólico, taciturno y algo hipocondriaco, me aburre verme como un prisionero en la Arcadia del presente, y que en mi serio rostro sólo el humo del tabaco simule algunas sombras.

En cualquier caso, y como dice una canción de Los Secretos, la realidad es que en el fondo “Solo soy un simple chaval que se vuelve vulgar al bajarse de cada escenario.”

    Y como tal, os tengo que reconocer que, entre otras cosas, sigo en TV la temporada de Formula 1 y la Liga de Futbol americano, y soy, también, muy futbolero y forofo del Real Madrid, lo que constituye para muchos —aunque no para mi—, una incongruencia existencial.

Y desde esa popular afición me indigna, aunque no me extraña, el escándalo de corrupción de los trencillas, amparados todavía hoy por su capo Medina Cantalejo, bajo el paraguas de Rubiales, escándalo personificado por Negreira y el Barcelona.

Pero es que, siendo madridista, es difícil considerar que hoy no exista corrupción arbitral, pues eso me llevaría a pensar que nuestros árbitros no son unos golfos, sino unos incompetentes, y no sé qué sería peor.

Hay una evidencia clara de lo que digo y no es sino el magnífico y profesional trato lo lo arbitral que el Madrid recibe en la Champions League y el habitualmente penoso que recibe en las competiciones nacionales.

Y el desastre arbitral tiene dos manifestaciones claras.

La primera es que el Madrid es habitualmente castigado con penaltis que no lo son y no se le pitan a su favor los que si lo son .

La segunda es la constante persecución a sus delanteros —especialmente a Vinicius Jr.— por los defensas contrarios, con faltas permanentes que no son castigadas con tarjeta, pese a que cortan jugadas prometedoras y son violentas en muchas ocasiones y que se saldan, siempre, con tarjetas al jugador madrileño por sus razonables protestas ante el desamparo arbitral que sufre.

En definitiva, el Madrid sufre jornada tras jornada, en los partidos de las competiciones nacionales, la sucia violencia de sus contrarios, consentida por los árbitros, que provocan resultados injustos, como si hubiese un acuerdo no escrito entre las instancias arbitrales y federativas, para que el Madrid no gane más Ligas o Copas del Rey.

Los aficionados manifiestan cada vez con más ardor, sus protestas e indignación, pero la Directiva de nuestro Club mantiene su silencio al respecto, y se equivoca al no actuar con contundencia frente a esta situación con la disculpa de un “señorío” mal entendido.

Y mientras tanto, el Barcelona sigue recibiendo favores arbitrales, cometiendo penaltis que no son pintados, o con penaltis que se pitan a su favor sin serlo.

Pero basta de lamentaciones.

Pese a todo el Real Madrid continúa ofreciendo un gran espectáculo con su juego.

Y concluyamos esta reflexión con un nuevo video musical, que no puede ser otro que el “Hala Madrid y Nada Más”, himno del Centenario o de la décima Copa de Europa —y ya van 14—, cantado a capela por más de 70.000 espectadores en el Estadio Santiago Bernabéu.




© 2023 Jesús Fernández-Miranda y Lozana


1 comentario:

  1. Emocionante y magnífico el Himno y espeluznante lo que se empieza a descubrir en el fútbol. Pero lo más triste de todo es que desde que el mundo es mundo la corrupción campa a sus anchas en este nuestro pequeño mundo. Al menos hasta ahora nos parecía que el deporte se libraba, por eso del respeto, la afición y el compañerismo. Pero D. Jesús en este artículo viene a corroborar lo que todo el mundo sospechaba y todos escondían, de nuevo la corrupción tiene los tentáculos muy largos. Paciencia y ánimo a los amantes del Fútbol, no merecemos esto. Buen artículo!!

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