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martes, 28 de julio de 2020

LA CRUZ DE BORGOÑA


    La “Cruz de San Andrés” o “Cruz de Borgoña” es un distintivo heráldico del Ducado de Borgoña, cuyo Santo Patrón era San Andrés, que fue crucificado hasta su muerte en una cruz en aspa, y fue utilizada por primera vez por el Duque Juan I Sin Miedo de Borgoña en la Guerra de los cien años, en torno a 1400.

       La llegada a España de este emblema se produce con Felipe I de Habsburgo, Duque de Borgoña, casado con Juana I de castilla, que llegó a la península en 1502, con un importante séquito, en el que se encontraba su guardia personal o “Guardia Borgoñona” cuyo emblema era la Cruz de San Andrés en rojo sobre fondo blanco.

       Del mismo modo, Felipe I vinculó a la Corona de España no sólo el ducado de Borgoña y su Cruz de San Andrés, sino también la Orden del Toisón de Oro, instituida en 1429 por el duque de Felipe III de Borgoña, así como la condición de Gran Maestre de la Orden que hoy en día ostenta S.M el Rey Felipe VI en su condición de Duque de Borgoña.


Y aquí quiero hacer un inciso, pues en mis hijas se da una condición única en la historia, cual es la de ser descendientes en línea directa del Primer Toisón de Oro concedido por S.M. Don Alfonso XII tras la reinstauración de la Monarquía en la dinastía Borbón, después de la I República y el efímero reinado de Amadeo de Saboya, en la persona del padre de su tatarabuelo, Pedro Gómez de la Serna y Tully, y del primer Toisón de Oro concedido por S.M. Don Juan Carlos I después de la reinstauración de la Monarquía en la Dinastía Borbón. tras la II República y el franquismo, en la persona de su abuelo, mi padre, Torcuato Fernandez-Miranda y Hevia.

Pero volviendo a la Cruz de Borgoña, recordemos que, con la dinastía de los Austrias, a su vez Duques de Borgoña, la Cruz se adoptó como elemento común para las banderas españolas de la época y los estandartes militares.

En tierra, esta bandera ondeó probablemente por primera vez como insignia española del ejército de Carlos I en la batalla de Pavía, en 1525.

 Posteriormente se convirtió en la más característica de las utilizadas por los tercios españoles y regimientos de infantería del Imperio español durante los siglos XVI, XVII, XVIII y comienzos del XIX.

Dado que el paño blanco con el escudo del Rey era propio de la Casa de Borbón, se utilizó en el siglo XVIII como Bandera Nacional por las distintas ramas de los Borbones que reinaban en Francia, Nápoles, Toscana, Parma o Sicilia, además de España, por lo que Carlos III decidió cambiar el pabellón nacional por la actual bandera rojigualda en el año 1785, en su génesis solo para la Armada, con la finalidad de diferenciar mejor sus naves de las de  estas otras naciones, y que, sin embargo, no comenzó a utilizarse por el ejercito de tierra hasta 1843.

En cualquier caso, la Cruz de Borgoña seguiría muy presente en la vexilología patria.

Muchas banderas, guiones y estandartes actuales de unidades del Ejército español siguen presentando este emblema.

 Un claro ejemplo lo constituyen los guiones y estandartes de la Guardia Real, así como el Escudo de Armas del Rey Juan Carlos I, aunque no así el de Felipe VI.

A nivel aéreo, el símbolo fue adoptado en el Ejército del Aire poco tiempo después de la creación de esta fuerza en España a partir de 1939, cuando se creó el Ministerio del Aire.

Los aviones militares españoles aún incluyen en su cola la cruz de San Andrés en Negro sobre fondo blanco, además de la escarapela rojigualda, como puede verse en esta fotografía.



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