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martes, 23 de abril de 2024

SUPREMACISMO CULTURAL MARXISTA



        Desengañémonos, a la izquierda marxista no le interesa la “CULTURA” entendida como el conjunto de modos de vida, costumbres, conocimiento y grado de desarrollo artístico, científico o industrial en una época, grupo social, territorio, etc.

        Lo que realmente le interesa al neo marxismo, es el uso de esa “CULTURA” como instrumento político al servicio de la meta de alcanzar la “Supremacía” gramsciana, en definitiva “el poder”, y a tal efecto se pretende limitar el acceso a la cultura a las élites incorporadas al propio movimiento marxista, sin que se extienda al pueblo, élites que deberán entregarse a la manipulación y adoctrinamiento de las masas en busca de sus objetivos

        En el fondo, si la verdadera cultura crea ciudadanos con criterio propio, con juicio crítico independiente, estaríamos dificultando aquella obsesión por alcanzar el poder, pues ya no tendríamos una masa aborregada de súbditos obedientes, sino un conjunto de ciudadanos no manipulables, y eso dificultaría de modo sustancial los objetivos del marxismo.

        Y me preguntarán mis lectores ¿alcanzar el poder sin más?

     NO, alcanzar el poder haciendo creer a las masas miserables, que el objetivo es la igualdad, el comunismo, la desalienación de los individuos y la creación del hombre nuevo, cuando lo cierto es que lo que realmente se quiere es alcanzar el poder para establecer una Dictadura de Partido, en beneficio de los miembros de su aparato y a costa del pueblo, al que se ha llevado a la indigencia intelectual y económica, donde es fácil su sometimiento, de modo y manera que el pueblo se sienta agradecido al poder, porque es ese poder quien le sustenta.

        Eso, en definitiva, es lo que ha ocurrido en todos los países donde se ha experimentado el acceso al poder de los comunistas, y el falaz argumento que utilizan, en los países aún libres en los que quieren alcanzar el poder, es que ellos si serán capaces de lograr los objetivos reales del comunismo marxista, que no se han alcanzado, en los países que lo han intentado, por culpa de la inmoralidad de sus dirigentes y no de la doctrina que propugnan.

        Frente a toda esta gran mentira, sería preciso que, desde posiciones culturales no marxistas, los intelectuales, los medios de comunicación y sus profesionales, encarasen la labor de desmontar las falacias del comunismo, y su Supremacismo cultural, logrado esencialmente mediante la compra y el apesebramiento concepto no admitido por la RAE, pero de uso cada día más extendido de otros intelectuales y profesionales de los medios de comunicación.

        Y en esa labor, es esencial entrar a fondo en la dialéctica de la contraposición teórica del concepto marxista de igualdad y el concepto no marxista de libertad.

      En mi reflexión heteróclita PORQUE SOY ANTIMARXISTA (link), ya he explicado cual es esa dialéctica y cuales los argumentos para defender el concepto de libertad como preeminente respecto del de igualdad.

    El resumen de esa reflexión podía ser el siguiente:

“El marxismo parte de la idea de que la libertad es algo indivisible y subsiste, por tanto, como tal, sólo si es la libertad de todos. Por ello, para Marx, antes que la libertad hay que establecer la igualdad. Lo que significa que para el objetivo de una plena libertad es necesaria la renuncia a la libertad individual en beneficio de la conquista de la igualdad”.

        Pero el postulado marxista es inasumible, siendo el concepto de igualdad marxista inalcanzable.

        Marx, en su “Crítica del Programa de Gotha”, manifestaba:

“En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!”

    Pero es que, en la práctica, en ninguna Sociedad en que se haya implantado el sistema Marxista, se ha logrado llegar a esa “fase superior de la sociedad comunista", y no se ha conseguido superar la fase de la “Dictadura del Proletariado”, que realmente no ha sido sino la “Dictadura del Partido”, de modo y manera que nunca, en esas sociedades, han llegado a “correr a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva”, sino que, por el contrario, han sido sociedades superadas por la miseria, el fanatismo, la represión y la falta de igualdad y libertad.

    Sin embargo, en esa lucha intelectual contra el Supremacismo cultural marxista que nos amenaza, no sólo basta con tener claros los postulados ideológicos, los fundamentos de la crítica, sino que es preciso contar con dos elementos esenciales, aunque sean complementarios o instrumentales:

        En primer lugar la decisión y valentía en los actores de esa batalla intelectual para esgrimir, publicar y difundir sus pensamientos críticos, sus argumentos racionales antimarxistas, frente a la coacción que, inevitablemente, se ejercerá contra ellos desde las filas del marxismo, con la descalificación, el insulto, el intento de privarles de sus vías de sustento, e incluso la amenaza física, que sobre ellos ejercerán tanto los peones como los intelectuales encuadrados en el aparato de AGITPROP marxista.

     Y en segundo, pero no menos importante lugar, la conformación de estructuras sociales, desde Partidos Políticos hasta Medios de comunicación, y entidades sociales, que conformen una red de influencia, apoyo y ayuda a los anteriores, lo que exigirá una compleja financiación, siempre sometida a la fiscalización y limitaciones que establezca el poder, hoy ocupado por los cómplices de la estructura de AGITPROP marxista que desea la caída del régimen Constitucional del 78 y la implantación de una Sociedad Marxista de corte populista bolivariano.

        La tarea es, pues, ingente, pero la Sociedad Española ha de ser consciente de que o se cumplen los objetivos enumerados en esta Reflexión Heteróclita, o la Sociedad que legaremos a nuestros hijos será más parecida a las dictaduras populistas hispanoamericanas, que a las democracias occidentales consolidadas.

    Para concluir, y siguiendo mi costumbre, os adjunto un vídeo, en esta ocasión el “Coro de los Esclavos Judíos” de Nabucco de Verdi, en que se canta la añoranza a la sagrada tierra perdida, con el deseo de que nunca la libertad ni la democracia hayan de ser cantadas entre lamentos de añoranza..




© 2024 Jesús Fernández-Miranda y Lozana




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