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martes, 28 de febrero de 2012

ALEMANIA




NICHT GOLD IST ALLES, WAS GLÄNZT,

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE


La política financiera restrictiva impulsada por Alemania y Francia, liderada por la Canciller alemana Angela Merkel, suscita, en otros países de la Unión Europea, más que recelos y resistencias.

Prueba de ello es la reciente carta firmada por los Presidentes de doce de los países miembros, liderados por España y el Reino Unido, dirigida a la Comisión Europea y a otros lideres de la Unión, solicitando la adopción común de:

"Medidas promotoras para el crecimiento económico y el empleo".

No se trata, desde luego, de una petición de reestablecimiento de políticas económicas Keynesianas, pero si se demanda una mayor “sensibilidad y flexibilidad” a la Unión en sus políticas restrictivas del gasto y el déficit público para los Estados miembros, en un momento en el que panorama económico va cada día a peor en Europa.

La referida carta ha encontrado concreción en el anuncio del Gobierno español de que los presupuestos que presentará para su aprobación el próximo mes de mayo prevea una cifra de déficit del 5,9/6 %, muy alejada de la exigencia del 4,4% planteado para España por los órganos competentes de la Unión.

El argumento de fondo no es otro que la consideración de que la exagerada restricción del gasto público sería otra losa sobre nuestra economía en un momento en que la economía privada (Gasto e Inversión) están estancadas y no existe flujo de fondos vía de crédito bancario, para el sector privado −a lo que sin duda ha venido a contribuir el hecho de que a diciembre de 2011 los bancos españoles hubieran acumulado la compra de casi 242.000 millones de euros de deuda pública−.

Bien está recortar el gasto superfluo, innecesario o injustificado −incluso corrupto−, que lo hay y mucho, pero hay gasto público productivo, que no deja de ser imprescindible para la reactivación del conjunto todo de la economía, idea a la que responde, por ejemplo, la decisión adoptada por nuestro gobierno, de dotar un fondo extraordinario de 50.000 millones de euros para que las administraciones hagan frente, aunque sea con quitas, a la deuda que acumulan impagada en perjuicio de sus proveedores.

Pero lo más llamativo de todo este Asunto, al menos para mi, que me confieso lego en la materia, es el hecho de que mientras España mantenía, hasta 2003, sus cifras de déficit público controladas, Francia y Alemania incumplieron reiteradamente, hasta ese año, los acuerdos de límite estructural establecidos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, (PEC) constituido en 1997.

El PEC fue el instrumento diseñado para supervisar las finanzas públicas de los países de la zona euro y para compensar la falta de una política fiscal común en el diseño de la zona euro.

En este mismo PEC se establecía que la superación del límite del 3% de déficit no implicaba automáticamente el incumplimiento del Pacto de Estabilidad. En realidad el PEC sólo se infringía cuando no se aplicaban las recomendaciones de la Comisión y del Consejo.

Sin embargo, en 2003 el PEC fue dinamitado de consuno por el canciller alemán, Gerhard Schröder y el presidente francés Jacques Chirac, quienes lograron que el Consejo no respaldara las recomendaciones de la Comisión, que exigía a ambos países, Alemania y Francia, una reducción más intensa de su déficit.

En los corrillos se aceptó que Alemania venía soportando un déficit estructural justificable por consecuencias de la incorporación de Alemania del Este al sistema económico occidental de mercado tras la unificación.

Francia, como siempre, incumplía por mera conveniencia, sin razones extraordinarias coyunturales que lo justificasen, “ça ç’est la vie

Según palabras de J.B. Donges (experto del Banco Central Alemán):

"Los argumentos expuestos para la reforma del PEC son a todas luces inconsistentes. No es verdad que el techo establecido para el déficit público (3% del PIB) y la deuda pendiente (60% del PIB) impidan una política fiscal anticíclica. Cuando una economía entra en recesión, los presupuestos estatales, si previamente han estado equilibrados, contienen un enorme margen (miles de millones de euros) para apoyar la demanda agregada mediante los "estabilizadores automáticos", que actúan por el lado de los ingresos tributarios (los disminuyen) y del gasto (lo aumenta). y La propuesta del comisario Joaquín Almunia para reformar el PEC, y su aprobación por la Comisión Europea el 3 de septiembre pasado, es un intento de legitimar a posteriori las infracciones cometidas por los países mencionados. Francia y Alemania

Y ahora nos encontramos con que la política “santificada” por la Unión Europea, impulsada por el “Sanedrín” de los “Países Sanos” −Alemania, Francia y Dinamarca esencialmente− se basa en una doble idea intocable “No al déficit”, “No a la inflación”.

En este contexto me parece francamente interesante el artículo publicado el pasado día 20 en el “New York Times” por Paul Krugman, que podríamos resumir en estas ideas:

1.- Es falsa la percepción de que los problemas económicos europeos tengan su origen en un incontrolable, por caro “Estado del Bienestar”, teoría que según el autor es la preferida por el ala más conservadora del Partido republicano, y que encuentra su precedente en 1991, cuando se justificaba la crisis financiera sufrida entonces por Suecia en el hecho de su exagerada inversión en el sistema sueco de “bienestar social”.

Según el propio Krugman en aquella ocasión el Instituto CATO (el think tank ultraliberal americano por excelencia) publicó un triunfalista informe en el que se llegaba a la conclusión de que lo sucedido en suecia implicaba el fracaso entero del sistema del “Estado de Bienestar”.

Hoy en día Suecia tiene una situación económica envidiable, mantiene su “Estado del Bienestar” y es uno de los países europeos con mayor tasa de crecimiento económico (3,5% previsto para 2012) con una tasa de desempleo del 6%

Finalmente y en relación con lo que el analista llama los países GIPSI (Grecia, Irlanda, Portugal (España e Italia) el gasto per cápita en atenciones sociales en considerablemente inferior al de Alemania, por lo que no puede considerarse que este extremo sea causante de la crisis.

2.- Por otra parte nos encontramos con lo que el analista define como la “Visión alemana de las causas de la crisis” que también considera errada.

Según esta versión la causa de la crisis se encontraría en lo que Alemania define como la “Irresponsabilidad Fiscal” de algunos de sus socios europeos lo que según Krugman sería aplicable a Grecia pero no al resto de los países europeos de mayor déficit, que históricamente han soportado situaciones de endeudamiento elevadas sin mayor problema.

El analista señala también, como ejemplos de situaciones parecidas, a los Estados Unidos, que con su ingente deuda actual paga tan solo un 2% de intereses por ella, o Japón, que arrastra una deuda infinitamente mayor que la de cualquier país europeo, incluida Grecia y que tan solo paga un interés del 1% por su deuda.

Pero lo más interesante del artículo analizado, sin perjuicio de los datos hasta ahora comentados, es su conclusión, con la que coincido plenamente:

La verdad de la historia es esencialmente monetaria. Con la introducción de la Moneda Unica, Europa ha reinventado algo similar a lo que fue el “Patrón Oro”, con todos sus defectos, que jugó un papel esencial en causar y prolongar la “Gran Depresión” de los años 20

Más específicamente, la creación del euro supuso una falsa sensación de seguridad en los inversores privados y produjo una insostenible flujo de capitales alrededor de los países periféricos de Europa. Como consecuencia de ello los precios subieron y la producción se hizo menos competitiva, y los países que habían mantenido presupuestos equilibrados hasta 1999, comenzaron a soportar déficits inesperados. La música se había terminado.”

Finalmente los países con problemas no pueden acudir al mecanismo de la devaluación monetaria para balancear su perdida de competitividad, lo que implica tener que asumir un largo periodo de alto paro y deflación

La única solución al problema es que Alemania afloje sus exigencias de restricción del gasto y acepte incrementos de inflación, lo que de momento no acepta.

Entiendo que no son malas noticias, frente a esa rigidez, que los países más perjudicados comiencen a ejercer presiones como las que implican la “Carta de los 12” o la decisión de no respetar las exigencias de déficit impuestas por la Comisión Europea, con el fin de dulcificar la situación de sus maltrechas economías ante la inexistencia de mecanismos puramente monetarios.

Se me puede tachar de injusto con la “Generosa Alemania” pero tampoco en Alemania es Oro todo lo que reluce.

Europa ha soportado las consecuencias de una política expansiva alemana cuando ello le interesaba para una pronta incorporación del Este a la economía de mercado.

Europa es el destinatario primero de las exportaciones Alemanas, pues la Europa Unida adquiere más del 53% de la producción germana.

La contribución neta de Alemania al Presupuesto de la UE fue en 2010 de tan solo 8.800 millones de Euros descontando de su aportación bruta las cantidades que Alemania percibió de la propia Unión.

Según un informe del corresponsal en Berlín del diario “LA VANGUARDIA” Rafael Poch, Alemania es cierto que es el mayor contribuyente, en términos brutos al Presupuesto de la UE, sin embargo no lo es en términos comparativos reales.

Así, en 2010, en el ratio Aportación bruta sobre PIB nacional, Alemania ocupa el puesto 6º sobre 17 países contribuyentes, incluso por debajo de España.

Si el dato se analiza porcentualmente, es decir que porcentaje del PIB aporta Alemania a la UE, su puesto se retrasa aún más, llegando a la posición 10ª. Por debajo de España

En cuanto a la aportación per cápita a la UE el primer país es Luxemburgo con una aportación de 398.- € habitante/año, muy por encima de Alemania con 265.- € por habitante/año, nuevamente en el puesto 6º. También por debajo de España

Efectivamente la cuestión merece la pena ser matizada.

La cuestión lo es, realmente, de tamaño de la economía y volumen de la población de cada país. Alemania representa el 30% de la Economía de la eurozona y tiene más de 80 millones de habitantes.

Por eso, según nos dice Poch, su depósito en efectivo al mecanismo de estabilidad del euro (21.700 millones) y sus garantías (168.300 millones) son las mayores.

Francia, con un 20% memos de población que Alemania contribuye al fondo con 16.300 millones en efectivo y 126.400 millones en garantías, Italia con 14.300 millones y 111.100 millones, respectivamente, y España con 9.500 millones en efectivo y 73.800 millones en garantías. Y en ninguno de estos países se ha producido debate nacional alguno sobre las aportaciones a la UE.

Poch concluye su crónica señalando como:

"Jürgen Habermas, uno de los filósofos alemanes más reputados, habla de una “berlusconización de Alemania”.
El filósofo presenta a la canciller Angela Merkel como una “euroescéptica” que ha erosionado la “vocación europea” de aquella “Alemania cooperativa” citada en su día por Hans Dietrich Genscher.
Ahora la canciller sólo está pendiente “del siguiente éxito electoral”, dice Habermas.
Más allá de los reproches concretos contra países particulares, la constatación es que el populismo también se abre paso en Alemania. El país no es excepción, sino norma en el actual contexto europeo."

Y ese populismo y ese creciente euroescepticismo son un dato político esencial para comprender actual crisis de la Unión Europea.

Mientras en Alemania se fomenta una actitud crítica frente al −falso− desgaste que la Unión implica para la economía alemana, lo que provoca un cada día mayor rechazo a la Unión, en el resto de los paises de la eurozona se esta produciendo un −también cada día más acentuado− malestar y resentimiento contra la intransigencia de la política económica propiciada por Alemania.

Y como dijera un castizo:

“Esto puede ser el principiose del acabose”

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